La selección viajó a Resistencia, Chaco. Allí se medirá con Brasil, el miércoles 3 a las 22.00 hs, en el partido desquite del Superclásico de las Américas. Un partido siempre difícil, ante uno de los más tradicionales adversarios de la albiceleste. Un partido que define la II edición de esta copa, cuya primera ya ganó Brasil y además el primer chico de esta versión también fue para la verdeamarelha por aquel penal de Neymar en los últimos segundos de juego…
La práctica de ayer fue elocuente: El equipo hizo fútbol, por alrededor de una hora, y el entrenador Alejandro Sabella dispuso la misma formación que jugó en Goiania; luego, ingresó Walter Montillo en lugar de Lisandro López. Un poco más de audacia, aunque vale reconocer que el técnico entiende que a Brasil se le juega de una manera, tanto de local como de visitante: Cinco defensores, dos de ellos laterales con proyección, y tres centrales firmes y de buen cabezazo. Tres volantes de recuperación, uno de ellos que se pueda desprender y dos delanteros.
Sirve si está convencido. Y parece que lo está; por lo que planteó en las prácticas y por lo que afirmó en la conferencia del viernes. Sabella cree que ésa es la manera correcta de enfrentar a Brasil.
“Me genera mucha alegría que Alejandro (Sabella) me tenga en cuenta, y ojalá me toque jugar en Chaco. Porque para nosotros no hay amistoso, por el rival, porque nos jugamos una final, la oportunidad de pelear por estar en la lista de las Eliminatorias. Por eso, a Brasil queremos ganarle, pasarlo por arriba. Hay que demostrarlo, dejarlo todo”, afirmó el zaguero Lisandro López en declaraciones a la web de Olé.
Una mezcla de ansiedad, confianza y estímulo por enfrentar al clásico rival.
Argentina viajó a Chaco, con la ilusión encendida y la esperanza de siempre.
Hernán O’Donnell
(Enviado Especial a Resistencia, Chaco)