Todo el mes, reducido a un domingo. Toda la competición, lo dura que fue la Copa Mundial Sub 20 de la FIFA-Chile 2025, sintetizada en un partido. El esfuerzo, el sacrificio, las ganas y el fútbol que aportaron la Argentina y Marruecos los condujo a la Final del Campeonato, pero todo quedó envuelto en esos minutos de juego, en ese fervor de juventud, con la presión y el desafío de afrontar, a los veinte años, un juego que defina el premio mayor. A todo o nada.
Y así salió el partido. Todo para Marruecos, nada para Argentina. El equipo africano fue superior en lo anímico, estratégico y táctico. Tuvo un plan de juego, lo llevó a cabo con suficiencia, confianza y seguridad. Liquidó el partido en el primer tiempo, lo controló en el segundo y se abrazó al título de Campeón Mundial Juvenil con justicia, tras un 0-2 que refleja la diferencia que hubo en la final.

Argentina formó con Santino Barbi; Dylan Gorosito, Juan Manuel Villalba, Tobías Ramírez y Julio Soler; Tomás Pérez, Milton Delgado y Valentino Acuña; Maher Carrizo, Alejo Sarco y Gianluca Prestianni
El equipo de Marruecos alineó a Ibrahim Gomis; Ali Maamar, Ismaël Baouf, Ismail Bakhty, Fouad Zahouani; Naïm Byar, Yassine Khalifi, Hossam Essadak; Othmane Maamma, Gessime Yassine y Yassir Zabiri.
A los pocos minutos de juego, el partido se le abrió a Marruecos. Iban 7′ cuando Zabiri se filtró de contragolpe por el medio, salió lejos el arquero Barbi y le cometió una falta que el juez no advirtió pero sí el VAR pedido por el entrenador del conjunto africano. La resolución del juez fue amarilla a Santino barbi, y tiro libre para el equipo marroquí. Lo ejecutó Yessir Zabiri, a los 11′, de manera magistral, y puso el 0-1 a favor de Marruecos.
Argentina cambió el esquema inicial de tres centrales, adelantó a Tomás Peréz al medio campo, donde mejor rinde, y tuvo la pelota. Un poco porque las circunstancias lo llevaban, otro poco porque Marruecos se la cedió.
Pero le costaba mucho lograr profundidad y poder romper la defensa de los africanos, que se ordenaron muy bien en su campo y salían rápido de contragolpe.
Para colmo, a los 27′ otra contra encabezada por Maamma, quien fue incontrolable para la defensa argentina en el primer período, fue seguida por el desborde y el centro pasado, que no cortó Barbi ni fue seguido por la defensa argentina, y por el lado izquierdo apareció Zabiri para poner el 0-2 a favor de Marruecos.
Entonces, Diego Placente, el entrenador argentino, decidió hacer una modificación, y a los 32′ Mateo Silvetti entró por Valentino Acuña.
Fue Silvetti el que generó la llegada más clara de la albiceleste en ese tiempo, cuando se escapó por derecha y definió cruzado, muy cerca del palo derecho del arco marroquí. Iban 44′ y parecía que Argentina podía reaccionar, pero otra gran jugada de Maamma, a los 45+3′, cuando desacomodó a dos defensores y sacó un tiro que salvó Villalba en la línea, volvió a sembrar dudas en el equipo argentino.

Para comenzar el segundo tiempo, Placente hizo dos variantes más: Santiago Fernández entró por Juan Villalba, y Tobías Andrada reemplazó a Tomás Pérez.
Pero no varió mucho el desarrollo del juego. Marruecos cedió la pelota y buena parte del campo, para ahogar a la Argentina en sus avances, y salir rápido de contragolpe, con muchos espacios para cubrir. Así, a los 47′ Zabirí tuvo otra chance, con un remate que pasó muy cerca.
Visto, esto, Placente efectuó el cuarto cambio en Argentina cuando iban 59′ de juego. Ian Subiabre entró por Alejo Sarco. En el equipo africano, los cambios llegaron más pausados. A los 61′ Saad El Haddad entró por Khalifi, y cuando iban 73′ Boumassaoudi reemplazó a Maamma, la figura del partido y balón de oro del campeonato.
El juego ya era una Argentina con la pelota, que intentaba llegar con juego asociado, pero no lograba profundidad ni claridad para definir. En ese contexto, el partido de Prestianni fue lo más destacado, porque siempre quiso el balón, lo utilizó bien, abrió espacios con gambetas y pases, pero no encontró eco en sus compañeros, amén de la telaraña defensiva planteada por Marruecos, que cerró todos los caminos.

Argentina se jugó la última carta a los 86′, con el ingreso de Teo Rodríguez Pagano en lugar de Dylan Gorosito. Pero nada se modificó. Marruecos hizo dos cambios a los 83′. Younes El Bahraoui ingresó por Yessir Zabiri, y Taha Majni reemplazó a Gessime Yassine.
Un cabezazo de Silvetti, a los 90′, fue la llegada más clara de la Albiceleste en el complemento. No hubo más, al margen de la posesión del balón y la presencia territorial. Porque esos indicadores no significan demasiado si no se logra profundidad y eficacia. La Argentina no tuvo esas materias, aunque el esfuerzo de los chicos fue encomiable y el torneo que hicieron merece un aplauso y reconocimiento.
Lo mismo para Marruecos. Un gran campeón, que realizó un campeonato destacado, y tuvo, en el partido final, una noche brillante, ambiciosa y contundente, que le hizo merecedor de un título mundial, el primero de una historia que promete tener continuidad.

Hernán O’Donnell
(Enviado Especial a Santiago, Chile)