El “Tata” Gerardo Martino empezó su tarea. Ya se puso al frente del seleccionado. Se acabaron las formalidades, las gratitudes a los futbolistas que completaron el ciclo anterior, el “premio” a los mundialistas, y se puso manos a la obra.

La selección nacional de fútbol comienza una gira importante: llegan los amistosos del 11 de octubre ante Brasil, en Beijing, y del 14 del mismo mes en Hong Kong ante el seleccionado local, y el técnico ya le puso su sello. Su impronta y su personalidad. La victoria ante le campeón del mundo, Alemania, sirvió como carta de presentación. Como bienvenida. Ahora es tiempo de iniciar el nuevo ciclo, el que tiene como objetivo llegar a la Copa del Mundo FIFA-Rusia 2018, con algunas paradas intermedias, como la Copa América Chile 2015 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Martino convocó por primera vez al arquero Nahuel Guzmán, a los zagueros centrales Santiago Vergini y Mateo Musacchio y a los mediocampistas Roberto Pereyra y Javier Pastore.

Algunos, como Guzmán y Vergini son viejos conocidos de Newell’s. Musacchio es una sorpresa; el “Tucumano” Pereyra, quizás no tanto. Se suman jugadores que merecían estar: Nicolás Otamendi, Javier Pastore. Y siguen los “nuevos” Nicolás Gaitán y Erik Lamela.

Pero el DT ya dio otra clara señal: adiós a aquellos futbolistas que ya no tenían un lugar muy claro en el equipo, y que, incluso, se los veía más relacionados a un buen vínculo con el DT anterior que por rendimiento individual. tales los casos de Basanta, Andújar o Campagnaro. Y habrá que ver que pasa con Ezequiel Lavezzi, aunque creemos que debería continuar en el plantel.

Martino podrá llamar a alguno más del ámbito local. Suenan los nombres de Vangioni, Maidana, Scocco, Mancuello…pero siempre estará en el aire el nombre de Carlos Tévez, el gran ausente de la última Copa del Mundo y el que todos piensan, tarde o temprano, estará en el equipo.

 

Hernán O’Donnell