Llegó la hora. Hoy comienza la Copa América Chile 2015, un torneo tradicional, histórico, convocante. Y en esta edición se muestra muy atractivo, tal vez como hacía tiempo no se lo veía. Porque durante mucho tiempo, cuando las copas se jugaban cada dos años, el anterior y posterior a un Mundial, quedaban ensombrecidas para la cita ecuménica. Estaban un poco tapadas por los Mundiales, ya que el año posterior aún se hablaba del evento mayor y el año previo, directamente, no se lo atendía como correspondía en función de la ansiedad que ya ganaba la Copa del Mundo.
Ahora es bien distinto. Se juega cada cuatro años y tiene un valor especial. Tan es así, que hasta algunos lo ven como un desquite del Mundial. Además, esta edición presenta selecciones de gala como hacía tiempo no se veía.
Brasil reúne los dos requisitos mencionados: Tiene un plantel rico, con algunas estrellas planetarias y va por el desquite del Mundial.
Las figuras son conocidas; Neymar, principal actor, tricampeón con Barcelona, figura estelar del equipo que conmueve al mundo. Dani Alves, también destacado del equipo catalán se incorpora por el lesionado Danilo. Los defensores Thiago Silva y David Luiz. Los volantes Willian, Elías, Fred…También el delantero Robinho. Hombres de experiencia y jerarquía. Y una camiseta muy pesada.
El equipo debe recuperarse. Volver a ser. Borrar esa imagen impiadosa, dura, hiriente, del 1-7 en una semifinal del mundo y de local. Brasil había organizado el mundial 2014 y se había fijado una obsesión: Salir Campeón del Mundo, borrar, tal vez para siempre, la afrenta del Maracanazo de la Copa de 1950. Y fue peor el remedio que la enfermedad: Al sinsabor de aquella primera Copa le sumó la peor derrota de su historia. Dos mundiales para lamentar.
Ahora puede ser el tiempo del desquite. Un gladiador de mil batallas los conduce. Brasil va por la gloria perdida. Se levanta el telón de la Copa América Chile 2015. Asoman los candidatos y los pronósticos. Allí, asomado entre todos está Brasil. Cuidado.
Hernán O’Donnell