Argentina ganó un clásico caliente tras la cordillera

El clásico del Río de la Plata se mudó tras la Cordillera de Los Andes. Allí, en la hermosa ciudad de La Serena, argentinos y uruguayos dirimieron otra vez el honor de uno de los clásicos más antiguos del fútbol. Al primer tiempo le sobró pierna fuerte y le faltaron ocasiones de gol. Las más claras las tuvo Uruguay con dos cabezazos de Rolan, aunque Argentina tuvo la posesión en mayor número de tiempo, jugó mejor y también tuvo un par de ocasiones claras.

En ese lapso, Javier Pastore fue importante por su movilidad y prestancia. Intentó juntarse con Angel Di María y Leo Messi. Se mostró para recibir y para descargar. Enfrente, Nicolás Lodeiro lo imitaba.

Arg vs Uru IIEl partido no sobresalía en cuanto a relieve técnico, pero sí tenía la intensidad y el fragor típico de estos clásicos. Y hasta tuvo el clásico entredicho y patoteadas entre futbolistas, en este caso con Maxi Pereyra y Javier Mascherano a la cabeza.

Pero no hubo mucho más en ese primer tiempo que se cerraba con el 0 a 0…

Arg vs Uru IIIEl complemento se inició con la misma tónica. Argentina dominante, ofensiva, paciente. Crecieron Biglia en la recuperación y Messi en la creación. pero Godín respondía. Y costaba quebrar la férrea defensa uruguaya.

Pero a los 55 minutos una gran maniobra de Argentina, encabezada por Pastore, se prolongó por derecha con una habilitación a Zabaleta y el centro perfecto lo encontró en el área chica a Sergio Aguero y de palomita marcó el 1 a 0.

Arg vs Uru IVUn resultado más acorde al desarrollo; Argentina era más y lo demostraba en el marcador. Lo merecía el equipo del Tata que se había ido expulsado a los pocos minutos del primer tiempo.

Y después fue luchar, correr, meter. Se encendió el clásico, porque Uruguay salió a llevarse a la Argentina por delante, a empujar hacia el arco de Romero…Y hubo que arremangarse: Banega por Pastore, para batallar en la mitad de la cancha. Luego Tévez por El Kun Aguero. Y al final, Roberto Pereyra por Di María, para armar dos líneas de cuatro y Messi-Aguero en el ataque.

Hubo que poner el corazón, porque Uruguay fue y vendió cara su derrota. Y tuvo el empate en un remate seco y potente que desvío, brillante, Sergio Romero.

La Argentina se encontró a sí misma. No deslumbró con su juego, pero mostró temple, ganas y un enorme corazón para construir una victoria justa y necesaria.

Hernan en Estadio Kempes II

 

Hernán O’Donnell