El dolor del fútbol, la solidaridad de su gente

Han pasado varios días y aún conmueve la noticia. Cuando el martes por la mañana Sudamérica amanecía para comenzar un nuevo día de trabajo, las noticias que emitían las cadenas de TV, los portales de internet, las estaciones de radio, y todos los medios de comunicación, estremecían: sobre el filo de la noche del 28 de noviembre, pasadas las 22 hs, el avión que transportaba al plantel de Chapecoense, a su cuerpo técnico, dirigentes allegados y muchos periodistas, había sufrido un accidente gravísimo, del que sólo 6 personas pudieron sobrevivir y 71 fueron víctimas fatales. Las noticias corrían  con la gravedad del hecho, y lastimaban de un modo profundo, lacerante.

El fútbol todo se vió envuelto en un sentir de consternación y pena. El mundo todo se sacudió por un hecho tan doloroso, y evitable. Porque la tragedia sucedió a partir de fallas que se pudieron haber eludido. Pero por razones que aún se investigan, lo que parece ser el motivo del siniestro se vincula a negligencia y desgracias injustificadas.

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Todas las horas que sucedieron al accidente fueron de una angustia y una pena inconmensurable. Sorpresa, dolor, indignación por la desgracia sufrida y el sueño de un equipo humilde interrumpido por la peor pesadilla imaginada. Toda la ilusión de una institución humilde y trabajdora de una localidad pequeña del sur de Brasil que viajaba hacia la conquista de un trofeo muy importante. Iban a jugar a Medellín, Colombia, la final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional, un grande del continente.

Y tras esa noticia conmocionante, la respuesta del mundo del fútbol. Plena, solidaria, emocionante: desde la primera decisión de los adversarios de la final que pidieron a la CONMEBOL declarar campeón al equipo brasileño, a la institución, el apoyo de su gente y la respuesta generosa de muchos clubes del mundo.

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Dsede el dinero de la recaudación del clásico Barcelona-Real Madrid, hasta la oferta de futbolistas de muchos equipos del mundo. Desde la solicitud de los clubes brasileños de prestarle la máxima ayuda a la entidad y los familiares de las v´citimas, hasta la respuesta de tantos equipos argentinos.

En medio del dolor y la consternación, la respuesta de la gente del fútbol reconforta y alivia el alma. El dolor de hoy es muy grande, la pena parece indomable, pero esos gestos, esa reacción nos abre la esperanza por el futuro. Que esta tragedia no quede impune, que no se olvide. Que sirva para construir un fútbol mejor, en paz, para vivir con ese sentimiento generoso y humano que afloró en un momento tan trágico, cruel y doloroso.

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Hernán O’Donnell