La Argentina se perdió en la altura

La jornada no podía comenzar peor. Con la confirmación de la suspensión a Leonel Messi, a pocas horas del partido, toda la carga emocional que tiene siempre un encuentro por la Competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 se veía aumentada por la geogarfía siempre traumática de la altura de La Paz y un cimbronazo mayor con las 4 fechas de suspensión al capitán argentino.

Entonces, la ansiedad fue en aumento: los rumores de la destitución del entrenador Edgardo Bauza, el partido ante Bolivia, los efectos de la altura y la suspensión de Messi. Todo junto en unas pocas horas.

Con toda esa carga emocional, la Argentina salió a jugar. Le costó hacer pie. Porque al factor altura se le agregó el muy mal estado del campo, que hacía que la pelota no circulara con precisión y se perdiera en piques indescifrables. Así, el dominio, el control del balón se tornó un tema más a las preocupaciones ya descriptas. Le costó a Banega parar la pelota; pifió Funes Mori dentro del área…a la Argentina se le dificultaba el partido. Aún así, contó con alguna oportunidad, en contragolpes que elaboraron Di María con su velocidad y Angelito Correa con su habilidad. Un desborde de Di María no encontró conexión con Pratto y una gran jugada de Correa habilitó a Di María, pero su remte lo tapó el arquero local, Lampe, con la cara.

A los 30 llegó el gol de Bolivia. Un resbalón de Sergio Romero previo al centro de la derecha, lo dejó descolocado. Cuando Arce conectó de cabeza al arco, “Chiquito” se reincorporaba; no estaba en su mejor posición y no pudo evitar el gol. 1 a 0 y a sufrir aún más el partido.

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Argentina contó con un par de centros, el ingreso de Matías Caruzzo por el lesionado Funes Mori y no hubo mucho más. A decansar, barajar y dar de nuevo. Se había jugado un primer tiempo correcto, pero una desgracia deportiva le permitió al local ponerse en ventaja.

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El gol de Marcelo Moreno Martins a los 7 minutos del segundo tiempo cerró el partido, aunque le restaban más de 40 (incluído el tiempo adicional) para que finalizara el horario reglamentario. Perdió Facundo Roncaglia la marca en el sector derecho, el desborde y el centro que encontró a Morneo Martins sólo y la definición implacable.

2 a 0 y partido liquidado. Argentina nunca tuvo la convicción como para ir a buscar el descuento y el eventual empate. es cierto que la altura jugó un factor preponderante, pero el seleccionado no transmitió una imagen de rebeldía, de empuje, creencia. No. Atacó por inercia, buscó porque así lo demandaba el resultado, y avanzó, también, porque Bolivia decidió replegarse y mantener el resultado.

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Agüero ingresó por Correa, pero mostró muy poco; Marcos Acuña entró por Enzo Pérez, e insinuó más participación, más compromiso y más influencia en el desarrollo. Un cabezazo de Lucas Pratto se fue bastante desviado cuando la posición era más que factible. Y poco más.

La Argentina se perdió en la altura. No contó con su principal estrella, no encontró respuestas físicas y le faltó convicción. Así como le alcanzó con muy poco para vencer a Chile, también a Bolivia le fue suficiente aprovechar dos errores para llevarse la victoria. No estuvo muy por encima de “La Roja” ni muy por debajo de Bolivia en La Paz. Pero en el balance y en el resultado, la Argentina dio un paso atrás.

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Hernán O’Donnell

 

 

Un partido brillante

El rostro adusto, serio. El tono firme, convencido. Edgardo Bauza “enfrentó” a la prensa, tras el trabajoso triunfo ante Chile por 1 a 0, y uno de sus primeros conceptos fue rotundo y polémico: “No creo que hayamos tenido un partido flojo, al contrario para mí jugamos un partido brillante”; y acto seguido, cuando le consultaron que aspectos del equipo no le habían gustado, respondió: “Me gustó todo”.

La medianoche se aproximaba y el DT argentino le ponía un cierre a una jornada larga, intensa, controvertida.

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Una catarata de fuegos artificiales recibió al equipo argentino (ya se ve la mano de Marcelo Tinelli), una recepción ruidosa y alegre, que transmitía un clima de fiesta y optimismo.

La Argentina arrancó con buen ritmo, mucha movilidad y algunos encuentros interesantes entre los hombres de arriba. Higuaín mostró despliegue, sacrificio y buena conectividad; Agüero insinuaba con ataques punzantes y Messi ofrecía mucho de su repertorio. Por la izquierda, Di María corría por toda la banda. En un ataque inventó una falta, el árbitro brasileño Ricci “compró” y sancionó un penal que no había existido. A los 17 minutos, Leo Messi abrió el marcador y ya no se modificaría.

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Después, el partido empezó a transformarse. La selección tuvo una chance en Di María, que quiso  picársela a Claudio Bravo y el portero chileno resolvió con eficacia. Y la última fue sobre el cierre de la primera parte, cuando Nicolás Otamendi no pudo conectar una pelota en el área chica y su remate se fue por arriba del travesaño.

Pero el final del primer tiempo ya mostraba indicios de lo que iba a ser la continuidad del juego. La Argentina perdió presencia, se desdibujó en la cancha y cedió las riendas del partido. Chile se animó, a partir de la tenencia de la pelota, la buena circulación y la movilidad de Alexis Sánchez. Con el ingreso de Jorge Valdivia el control de Chile se acentuó, e incluso el “Mago” le agregó fantasía a la posesión del balón.

Un tiro libre de Alexis se estrelló en el travesaño y congeló a la multitud presente en Nuñez. Enseguida, una jugada muy bien elaborada terminó en las manos de Sergio Romero con suspenso.

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Y un instante más tarde, la selección de Juan Pizzi tuvo una tercera posibilidad, con una llegada por izquierda, el centro atrás de Beasejour y el joven Nicolás Castillo desvió su remate desde una posición inmejorable.

Fueron momentos largos de dominio visitante y una Argentina que se empeñaba en la defensa y en la lucha del partido. Ese es un punto a valorizar; en una coyuntura difícil, el equipo se puso el overol y trabajó el encuentro. Se sumó Banega, y todos dijeron presente a la hora de correr y de marcar.

Por eso se sostuvo la victoria. Por aprovechar al máximo una mínima chance, por comprometerse con la camiseta y por dejar hasta la última gota de sudor para conservar el resultado. A la selección le alcanzaron esos argumentos para sumar tres puntos, crecer en la tabla y mirar el futuro con más tranquilidad. Pero que, Bauza también lo sabe, no alcanzan para creer que jugó un partido brillante.

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Hernán O’Donnell

 

A las puertas de una noche decisiva

Edgardo Bauza le saca dramatismo. Declara con su habitual tranquilidad y una pizca más de audacia. Saltea la importancia del partido del jueves 23 a la noche en el Estadio de River Plate y proyecta su ilusión de consagrarse en Moscú una tarde de julio de 2018. Suena paradójico, pero para el entrenador el partido inmediato parece no inquietarlo demasiado. Tiene un objetivo mayor en el horizonte, aunque para llegar a esa meta debe sortear con éxito el enfrentamiento con Chile.

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Pero el técnico está confiado. Y la Argentina luce serena, aunque sabe el plantel que está frente a un partido clave.

Poco tiempo de entrenamiento, pocas horas de estar juntos. Apenas el martes por la mañana, un ensayo que insinuaba un equipo con Romero; Mercado, Otamendi, Rojo y Mas; Mascherano y Biglia; Messi, Agüero y Di María; Higuaín. Sólo la posibilidad de incluir (parece difícil) a Paulo Dybala en reemplazo del Kun asoma como una duda en la selección.

Del resto, no hay inquietudes.

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Enfrente, Chile. Con todo lo que eso significa. La rivalidad, la historia deportiva reciente, con dos finales entre ambos en las que (por penales, hay que recordarlo) “La Roja” se llevó la gloria.

Un equipo que parece haberle tomado la mano a la Argentina. Un seleccionado que creció mucho en los últimos tiempos. Con un arquero de experiencia, como Claudio Bravo, y jugadores como Medel, Paulo Díaz, Hernández, Silva, Valdivia, Alexis Sánchez, Eduardo Vargas…

“En lo emocional, vuelvo a un estadio donde jugué un año. Y tengo amigos en la Argentina. Pero en lo deportivo, no me altera nada, en absoluto”, dijo el DT Pizzi. “No se puede comparar este partido con la última final jugada; es otro contexto, otra ciudad, otra competencia. Incluso, jugar en Buenos Aires da otro contexto”

Y agregó, el DT argentino que dirige a Chile: “Estoy contento, ilusionado, orgulloso y agradecido del plantel que me toca dirigir. Hemos conseguido en este año cosas que eran difíciles de conseguir. Podemos disputar de aquí en adelante muchas cosas y nuestra mente debe estar focalizada en que podemos seguir consiguiendo cosas”.

“No se si es un clásico, pero si me atrevo a decir que no hay en esta eliminatoria un partido del nivel de Argentina y Chile, con jugadores que están entre los mejores del mundo. Si es un clásico, o no, no me parece relevante”.

Ahí está la clave. Clásico o no, un partido diferente. de jerarquía y por tres puntos de oro.

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Hernán O’Donnell

 

Ante una semana decisiva…

La agenda del fútbol está marcada por la actividad diaria. No va más allá, no puede ir más allá. Hoy se habla de lo que hoy es tema: La Copa Libertadores, ahora denominada CONMEBOL Libertadores Bridgestone, los partidos de la semana, la convulsionada AFA y las empresas que tendrán los derechos de televisación. Esa es la agenda y de eso se habla. Aunque estamos a una semana del gran choque entre la Argentina y Chile, la reapertura de la Competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018. Ya estamos al borde de dos partidos muy importantes (luego del partido del 23 en el estadio Monumental, el 28 la Argentina se mide en La Paz frente a Bolivia), y sin embargo, poco se dice al respecto.

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Hace una semana que Ezequiel Lavezzi se entrena en Ezeiza. Hace varios días que el DT está en línea directa con varios futbolistas, para empezar a vivir el clima del partido; ya se contactó el nuevo secretario de selecciones nacionales, aunque aún no se haya oficializado en su nuevo cargo; hace varios días que la gente arrasó con las entradas, a la espera de una recuperación de la selección nacional.

Hace una semana que Juan Antonio Pizzi definió que Jorge “El Mago” Valdivia regrese a la selección de Chile. El entrenador entiende que puede ser muy importante; los hinchas especualn con sus pelotazos y sus posibles habilitaciones a Alexis Sánchez, un delantero de temer, y a Eduardo vargas, un centroforward para respetar.

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La cuenta regresiva está en marcha, aunque no nos demos cuenta. La Argentina tiene armada su semana. Los entrenamientos serán lunes a la tarde, abierto a la prensa, martes en doble turno y cerrado, miércoles cerrado, luego conferencia del DT Edgardo Bauza y el jueves a la cancha.

Pizzi también tiene su organigrama definido: ” Es una oportunidad para ganar en Buenos Aires. Nunca lo hemos hecho, así que si uno pretende buscar algo especial, ese sería el punto. Ilusionarnos con competir y disputar el partido de igual a igual”.

Bauza dice que “lo único que se me cruza hoy por la cabeza son los dos objetivos que tenemos: primero clasificar, después llegar a la final del Mundial”, según le afirmó a es.fifa.com, la página oficial de la FIFA, y en la cuál agrego: “Yo no diría que es una final, sí un partido determinante. Debo sacar al equipo del pensamiento de las últimas dos finales que jugaron y no perdieron, sino que perdieron por penales. A la rivalidad con Chile, que siempre existió, tendremos que reducirla a este partido, que es importante y ante un rival directo. Sólo debemos pensar que si ganamos los pasamos”.

Es que se juega mucho del presente y sobre todo, del futuro. Por eso parece extraño que se hable muy poco de este encuentro, al que le falta sólo una semana y del que mucho de lo que vendrá se juega en él.

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Hernán O’Donnell

Chile se pone en marcha

La competición preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 pone en marcha una nueva jornada, ya en el año final de las famosas “eliminatorias”. Entramos en el año decisivo, los partidos ahora tienen un valor superlativo y para la Argentina se empieza a achicar el margen de error. El equipo está en la zona de repechaje, esto es, cuenta con una posibilidad de llegar al Mundial, pero no debe distraerse ni perder puntos imprescindibles. Ya llega el enfrentamiento con Chile, duro, difícil, complejo y con antecedentes que obligan a prestarle atención.

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Esos antecedentes hablan de dos finales perdidas (las dos por penales, es cierto), dos partidos decisivos donde la selección nacional no pudo hacer la diferencia, ni siquiera quebrar el marcador. Dos empates en cero, que a la hora de resolver un ganador, “La Roja” tuvo más serenidad, más puntería o más suerte, como quiera usted definirlo. Pero lo cierto es que ganó Chile las dos veces.

Y eso, pesa. por lo menos ahora, que encuentra a la albiceleste en un momento donde no puede fallar. La Argentina sabe ( lo saben Bauza y los jugadores), que es un partido clave: para llevarse los tres puntos. ¿Y enfrente que piensan?

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Pizzi piensa que la ausencia de Jorge Díaz y Arturo Vidal es importante, pero el conjunto lo puede reemplazar, aún cuando cree que son dos jugadores muy importantes.

“Nunca ganamos en Argentina y creo que es una buena oportunidad para hacerlo. Podemos jugar de igual a igual e intentar el triunfo. El rendimiento nuestro nos invita a pensar que podemos hacerlo”, afirmó Juan Antonio Pizzi.

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Ya está decidido que se sumen Carmona y Jorge Valdivia. Dos futbolistas con experiencia. Y que la pueden hacer valer. ¨No puedo decir como vamos a jugar, eso sería darle información al rival, pero todos sabemos que será un partido de ritmo alto, de intensidad”, dijo el entrenador.

Una semana que ya se empieza a vivir. La Argentina y Chile, un duelo que lleva más de tres puntos incluído.

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Hernán O’Donnell

El fútbol argentino, enredado en su laberinto…

Por estas horas, nadie puede decir si el fútbol argentino retoma su calendario. Nadie puede asegurar si se juega la fecha, cuando se juega, en que horarios, si es sólo con público local, si de ése público local sólo pueden concurrir socios y abonados, si se permite el acceso de los simpatizantes visitantes, o si se los disfraza de “neutrales”; si los futbolistas continúan el paro o lo levantan; si los clubes presentan equipos juveniles, amateurs o pierden los puntos en la cancha…nadie puede asegurar nada. Ni tampoco la cadena de TV que se haga cargo de las transmisiones en la próxima temporada, ni cuando se elegirá presidente o se modifica o no el artículo 87 del nuevo estatuto.

Un caos absoluto. Nadie sabe nada. y el socio aún paga su cutoa social, y los abonados a plateas ya han pagado su asiento para todo el año, y en muchos casos el estacionamiento. Pero no hay respuestas para ellos.

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El fútbol argentino está enredado en su laberinto. Las luchas intestinas de poder dejan golpeados y heridos que no se resignan cuando una batalla parece terminar: contragolpean por otro lado. Cuando parecía que el reordenamiento entre los dirigentes tenía una posibilidad de solución, cuando parecía que el organigrama para elegir presidente podía armarse, cuando la rescisión del Fútbol para Todos se votaba para dar paso a una nueva cadena de TV que comprar los derechos audiovisuales del fútbol, aparece un nuevo conflicto: el dinero adeudado a los futbolistas, que de modo legítimo reclaman lo que les corresponde.

Y todo vuelve a fojas cero: no hay fútbol por ahora, y no se sabrá cuando habrá. Pero cuidado. Que en esta lucha intestina e interminable no terminen por liquidar a la gallina de los huevos de oro. Que este fútbol nuestro, tan querido, hermoso y valioso por lo que las cadenas están dispuestas a pagar, que no lo terminen matando. La gente hace rato que ve muchas ligas (atractivas, competitivas y de calidad) cada fin de semana por TV. Más allá de la nostalgia, no hay demasiada queja del espectador común, el que consume, paga y siempre pone de su bolsillo para sostener el espectáculo. Tiene cada fin de semana una oferta muy grande por TV. Que los que están dentro del “negocio” del fútbol no se equivoquen, y no liquiden al fútbol. Lo van a extrañar más de lo que se imaginan.

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Hernán O’Donnell

Dolgopolov se adueñó de Buenos Aires

Y habría que decir de la Argentina toda. Porque el ucraniano Alexandr Dolgopolov fue el dueño del torneo de la ATP que Buenos Aires organiza, sin interrupciones, cada febrero desde 2001. Y ya es más que el abierto de la Ciudad. Desde hace un par de temporadas se lo denomina Argentina Open, con reminiscencias de lo que fue un glorioso e histórico Abierto de la República, que durante muchísimos años engalanó el tenis vernáculo.

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El ucraniano no falló. Ya había tenido una semana brillante, donde mostró una solidez y un juego muy efectivo. Arrancó con Tipsarevic, en un encuentro de primera ronda muy atractivo. Ganó con autoridad por 6-3 y 6-3. Después dio cuenta del uruguayo Pablo Cuevas por 6-3 y 7-6. En cuartos fue el turno de Melzer, quien no pudo aguantarle el ritmo en un viernes caluroso y muy húmedo: 7-5 y 6-4.

Ya era el candidato de la gente, porque si bien el torneo estaba armado en derredor de David Ferrer y Kei Nishikori, estas figuras no alcanzaron la dimensión de dominantes de la escena. Ferrer se fue en el debut y el japonés arrancó bien y comenzó a apagarse a  medida que pasaba las rondas, hasta ser sometido por el dominio del ucraniano en la gran final.

Dolgopolov crecía en cada encuentro y tuvo una semifinal muy buena ante Carreño, que terminó con un 7-5 y 6-2. Y llegó a la final entonado y con buen ritmo.

Ni el calor, ni la pesada humedad, ni la figura respetable del número 5 del mundo inhibieron al europeo. Salió decidido, jugó cada tiro a “matar” y fue muy certero en cada golpe: un servicio brillante, con un movimiento cortito, fuerte y preciso, acompañado de “winners” y “drops” bien ejecutados.

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El primer set fue parejo, aunque Dolgopolov siempre lució más sólido. Ganó sus servicios con más amplitud de lo que el japonés pudo hacer con los suyos; además se hizo rápido del tie break ya que sacó para 1-0, y tras la igualdad de Nishikori, quebró para 2-1. Mantuvo sus dos servicios: 4-1. Nishikori ganó los suyos siguientes: 4-3 para Dolgopolov, quien ganó los dos siguientes servicios (6-3), y tras el saque de Nishikori (6-4), otro quiebre del ucraniano selló el 7-4 del desempate.

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Pareció que en el segundo set, el asiático se metía en el partido. Ganó su saque, se puso 1-0 y apretó a al ucraniano en el segundo game. Pero era la tarde de Dolgopolov, y más cuando tenía su servicio. Igualó en 1, luego Nisihikori mantuvo, 2-1. Igualó Dolgopolov en 2, se adelantó el japonés y el ucraniano igualó en 3. No encontraba soluciones Kei. Intentó ser más agresivo en la defensa, responder el saque de su oponente más adentro de la cancha y atacar, pero no funcionó. Y Dolgolpolov aprovechó su chance: quebró en el séptimo para llegar a un 4-3 promisorio. Sacó con potencia y precisión, 5-3. Nishikori mantuvo su servicio: 5-4. Arrancó el ucraniano con alguna duda y un 0-15 que pronto remedó: fue 6-4 y partido.

Se lo llevó quien lo fue a buscar. Alexandr Dolgopolov mostró su garra desde el primer partido, creció en cada encuentro de la semana y fue el dueño de la tarde del Domingo 19 de Febrero de 2017. Un campeón justo y merecido.

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Hernán O’Donnell

 

El tenis de Fognini inclinó la balanza para Italia

“El balance dice que hicimos una buena serie, jugamos todos los partidos, luchamos hasta el final, dejamos todo, pero Italia jugó un poco mejor y por eso se llevó el match”. En la síntesis que hizo el capitán argentino, Daniel Orsanic, está el resumen de lo que fue el fin de semana largo de Parque Sarmiento. Argentina no era favorito para esta serie; al contrario, la “cátedra” decía que Italia tenía muchas chances de pasar y sin sufrir como al cabo sucedió.

Porque si algo hay para rescatar del equipo argentino fue la entrega, el compromiso, el no guardarse nada y dar pelea aún cuando el viernes había sido muy desfavorable. El 0-2 en los puntos presagiaba una tormenta mayor a la que se desataría en buena parte del país.

Pero el equipo se sobrepuso a esa situación incómoda y no se dio por vencido. Descontó en el dobles, y Charly Berlocq estiró la esperanza la tarde larga del domingo.

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Y en un lunes atípico, Guido Pella peleó todo lo que pudo ante un Fabio Fognini que comenzó errático, tenso, apagado, pero que luego de ceder los dos primeros sets, se consolidó en el tercero, se adelantó 4-3, quebró, ganó con su servicio y después ya fue el italiano que conocemos en su mejor versión: Sólido, lúcido, con un tenis rico y variado, en el cuarto set tras el 1-1 inicial quebró el servicio de Pella se adelantó 3-1 y si bien en el 3-2 Guido tuvo una chance de acercarse, fue Fognini el que se llevó el juego 4-2. Y lo ganó por 6-4.

En el juego definitivo, un clima enrarecido ya había invadido al Parque Sarmiento. La idea de abrir las puertas y que entrara la gente gratis era interesante en la teoría y en la práctica resultó contraproducente: mucha gente se acercó, estuvo en una larga hilera y tardó un tiempo en enterarse que ya no había más lugar. Otros, menos civilizados, rompieron un alambrado, ingresaron a toda velocidad al predio y se metieron a las corridas.

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Los insultos a Fognini, los silbidos, las agresiones inaceptables, impropias de una  conducta humana cerraron una tarde que no merecía pasar por esa vergüenza. Igual que el entredicho entre algunos miembros del equipo local y del visitante; algo que no se vincula con el deporte, ni los valores que debe transmitir.

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Una pena terminar con esas imágenes, porque lo de Argentina en la serie había sido digno. Y cayó ante un rival que fue mejor, tal como lo dijo Orsanic. No sólo se es grande en la victoria; aceptar la derrota ante un rival superior, reconocer lo que sucedió en la competencia, también hace a la grandeza deportiva. El equipo argentino dio un ejemplo cuando se cerró este largo fin de semana de tenis.

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Hernán O’Donnell

 

 

…Y la historia aún continúa

Empezó pocos minutos después de las 11 de la mañana y finalizó pocos minutos antes de las 8 de la noche. Fue una batalla larga, épica, cortada y cambiante. Arrancó Paolo Lorenzi a toda orquesta, se llevó la primera manga por 6-4 cuando la lluvia ya había anunciado su protagonismo. Porque el italiano tuvo mucho ritmo y precisión para ponerse 4-2 arriba, pero cuando el clima se iba a meter de lleno en la jornada, las cosas cambiaron. 4-4, interrupción, luego la reanudación para Lorenzi y el partido ya entraría en el terreno de lo atípico.

Pero Charly ya había dicho que tenía un plan. Que sabía lo que tenía que hacer, como jugar el partido. Y empezó a volcarlo para su lado. Con la iniciativa, tratando de dominar el juego, más allá de la elaboración. Así lo torció a un 6-4 en la segunda manga y en el tercer set se fue muy rápido 6-1 arriba.

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Pero el partido iba a tener más interrupciones. Viento, lluvia, humedad. Todo complicado para jugar al tenis. Y Lorenzi que recuperó el partido con un 6-3 muy luchado, y un fallo controvertido que pudo sacar a Berlocq de la concentración necesaria.

Pero era su tarde. Se adelantó con un quiebre muy rápido, porque ganó su servicio (1-0), empató Lorenzi (1-1), ganó Charly (2-1), quebró (3-1) y mantuvo (4-1)!

Después fue cuestión de mantener el saque para sellar un 6-3 final con sabor a gloria.

Falta un paso más. Se perdía 0-2 y se llegó a un 2-2 que deja todo para que se defina en un “SuperLunes” que promete ser muy atractivo.

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Hernán O’Donnell

 

Argentina puso el alma y estira la definición

La desazón de Simone Bolelli, el fastidio de Fabio Fognini y la serenidad del capitán Corrado Barrazzutti en la conferencia de prensa posterior al match, eran la imagen del equipo que no sólo había perdido un partido increíble y cambiante, sino que había dejado pasar una oportunidad magnífica para cerrar la serie y avanzar a la ronda siguiente.

La emoción de Leo Mayer, el optimismo de Carlos Berlocq y la sensatez del capitán Daniel Orsanic un rato más tarde, en la misma sala de prensa, eran la cara del vencedor. Un equipo que sigue abajo en el marcador, pero que conquistó un punto que le permite llegar al domingo con posibilidades.

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Leonardo Mayer y Carlos Berlocq jugaron con el alma y el corazón. Tuvieron dos sets muy buenos, donde aprovecharon las dudas de Simone Bolelli y los errores de Fognini, que recién se enchufó en el tercer set, en un momento clave: perdían 3-4 y 0-30 con su servicio y se afiló para revertir e igualar la manga en 4. Sacó Charly, que venía de dos sets muy buenos y falló. 5-4 para Italia, defensa sólida de su saque y obtención del tercer set. Otro partido comenzaba.

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Con la confianza por las nubes, los italianos se llevaron 6-2 el cuarto set. Igualados. Como regla general en el tenis, en los partidos a cinco sets, cuando se llega al quinto, la historia dice que puede pasar cualquier cosa.

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Y pasó de todo. Paridad hasta el 3-3; un dominio de Argentina; un match point con el score 5-3. El equilibrio de Italia en 5. La igualdad en 6 y a sufrir en el tie break…¿Sufrir? Argentina se puso muy rápido 4-1; y enseguida, 6-2. Todo parecía definido…Bueno, esto es tenis. Y nada está dicho hasta la última pelota. Italia tuvo frialdad para descontar cuatro match points y llegar al heróico 6-6. Y eso no fue todo. Se puso 7-6 para ganar…Pero Fognini erró una pelota no complicada, le picó mal y le dio en el marco, y Argentina igualó y ya no se detuvo: 9-7 el infartante tie break.

Todo está en juego. La Argentina se acordó del campeón, puso el alma y forzó la serie hasta el último día.

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Hernán O’Donnell