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En el infierno de Dortmund, Leipzig tuvo carácter

Fue el partidazo que esperábamos, que imaginábamos. Con un ritmo fuerte, con mucha intensidad y con un dominio sostenido, sobre todo en el primer tiempo, por parte de Borussia Dortmund, que en esos 45′ iniciales le hizo sentir al RB Leipzig, la revelación de Alemania, todo el peso de las tribunas del Signal Iduna Park y el infierno de su juego dominante y enloquecedor.

El Dortmund salió de entrada a demoler a su oponente. Propuso un ataque feroz, voraz, con la velocidad de Sancho como principal argumento. Un delantero, el inglés, que mezcló rapidez y habilidad para encabezar cada ataque, siempre acompañado por Reus y Hazard, el hermano menor del delantero de Madrid. Borussia era más también porque Hakimi y Guerreiro desbordaban con fluidez por las bandas y cuando tenía una pelota quieta en ataque a favor, subían las torres del fondo que generaban mucho peligro.

Así dispuso de muchas situaciones claras para convertir. A los 14′ Hummels metió un buen cabezazo que Gulacsi desvió con esfuerzo al corner. Era la primera punzante del local, que acentuó su dominio. Hakimi armó una gran jugada individual a los 21, que Gulacsi sacó al corner, tras un potente remate al primer poste.

Era una catarata de ataques del local; a los 22′ Sancho se metió de la derecha al centro, ingresó sólo y su tiro fue rechazado por el arquero. Hasta que a los 23′ se rompió el maleficio; tras el rebote, la pelota derivó en Weigl, quien sacó un disparo largo que Gulacsi no pudo controlar: 1 a 0 para Dortmund.

Recién a los 30′ tuvo su primera llegada clara la visita: Poulsen ingresó solo al área, pero su remate se fue arriba del travesaño.

Pero Dortmund tenía más fuego en sus manos y lo haría explotar en el área contraria. Enseguida aumentó el marcador; muy buena maniobra colectiva por izquierda, Brandt recibe dentro del área de espaldas al arco rival, gira con una rápida media vuelta y de cara a la salida del arquero visitante clava un tiro cruzado para señalar el 2 a 0 a los 33′ de juego.

RB Leipzig, que venía con un ritmo arrollador en el torneo, estaba aturdido. Golpeado, confundido. Porque no solo estaba abajo en el marcador, sino que no encontraba la pelota, no podía hacer pie en el encuentro.

Recién en el cierre de la primera parte encontró oxígeno y un poco de esperanza. Dos situaciones de gol le devolvieron la fe, la confianza de que podía meterse en el partido. A los 45′ Poulsen cabeceó muy fuerte y el arquero Bürki la sacó al corner. De ese tiro de esquina, a los 46′, Timo Werner metió otro tremendo cabezazo alto que el arquero local volvió a desviar con mucho esfuerzo. Se cerraba así el primer período y RB Leipzig sentía que podía achicar diferencias, que habían sido muy amplias en los 44′ de juego anteriores.

Una salida apresurada de Bürki apenas empezado el segundo tiempo le permitió a Leipzig meterse en el juego. El arquero fue muy lejos de su área grande a buscar un pase largo, falló con el cabezazo que le quedó servido a Timo Werner y este, con el arco vacío, metió el descuento a los 46′. 2 a 1 para Dortmund y otro partido comenzaba bajo una fría lluvia.

Pero Dortmund parecía no conformarse con un solo obsequio. Muy pronto Julian Brandt intentó un pase atrás sin advertir la presencia siempre peligrosa del destacado delantero visitante, Timo Werner. Para este fue recibir solo en ataque, encarar al arquero y meter un tiro abierto y marcar el 2 a 2 cuando iban 53′.

Dortmund fue a fondo y volvió a desequilibrar. Reus abrió a Hakimi, este se la devolvió al vacío, por derecha y Reus metió el centro al corazón del área para Sancho. El inglés se acomodó y sacó un tiro alto, que se metió en el ángulo derecho de Gulacsi, para quedar 3 a 2 a los 55′ del partido.

El partido se hizo dramático. Dortmund le oponía garra a la reacción de la visita. Hakimi enorme para abrir el juego por derecha, para ser una suerte de conductor desde la banda. Y Werner, del otro lado, para amenazar en cada pique. Abierto e imprevisible.

El joven Schick a la cancha por el partido errático que tuvo Poulsen, y a vestirse de héroe. Apareció Cunha en reemplazo de Sabitzer para conducir a RB Leipzig; Un error defensivo del local, el rebota que le queda al ingresado Schick y el empate 3 a 3 a los 77′, en un partido que no dejaba de entregar emociones. Hacía rato que se había ido Sancho reemplazado y el local se quedaba sin nafta al final, mientras el Leipzig ya veía con buenos ojos un empate que era más que un premio.

Porque el partido fue un infierno; el que propuso Borussia con su juego y el peso de su público en Dortmund. Pero RB Leipzig mostró de qué está hecho y por qué es la revelación de la temporada. La mano venía pesada, mal barajada, el juego no aparecía. Pero no sucumbió. Mostró carácter, personalidad, aprovechó cada obsequio del local y gritó bien fuerte el punto que se llevó a casa para alimentar la ilusión.


Hernán O’Donnell

Sevilla fue una sombra y no aprovechó los empates de los punteros.

Una multitud lo acompañó como siempre en el “Ramón Sánchez Pizjuán”. Con la ilusión de sumar tres puntos y arrimarse a los punteros, a los dos gigantes de España y del planeta fútbol, que tropezaron al empatar sus respectivos partidos e hicieron más dolorosa la caída de Sevilla. Pero la fantasía de su gente se deshizo muy pronto, pues si bien nadie podía prever las igualdades de Barcelona y Real Madrid en sus respectivos partidos, el público sevillista tenía esperanzas en ganar en su casa y mantener las expectativas. Ahora habrá que ver que sucede en el gran derby del miércoles, pero los tres puntos perdidos se lamentarán durante mucho tiempo.

A los 12′ llegó el tiro de esquina de Gaspar que abrió el partido tras el cabezazo de Albiol. 0-1 para la visita y una jornada que prometía ser complicada.

Sevilla salió y buscó a través del manejo de Ever Banega, pero no tuvo el equipo, en general, una tarde lúcida. Vazquez intentaba su habitual juego verticla, mientras que Munir era la prenda de ataque que más se mostraba. No fue buena la tarde de De Jong, mientras Villarreal era más astuto. El submarino amarillo tuvo paciencia en el primer tiempo y en el complemento jugó con los nervios del local.

Cuando Munir El Hadadi marcó el empate con una gran media vuelta a los 61′ de juego, el estadio explotó y entendió (y todos los que lo seguimos desde todos los rincones del mundo) que la reacción continuaría y el Sevilla mostraría una prepotencia futbolística que lo llevaría al éxito.

Pero se quedó, se enredó en su propia impericia y cuando se empezaba a desinflar le llegó el golpe de gracia.

El gol de Ekambi a los 74′ resultó un mazazo para el local. Es verdad que el equipo aún con la igualdad, no aparecía. Que estaba desteñido, sin fuerza. Sin pimienta en ataque y con poco volumen de juego.

Villarreal no tuvo más que empujar con un poco de paciencia e inteligencia para derrumbar a un Sevilla que se desmoronó como un castillo de arena en una playa.

Una enorme pena, pues resignó tres unidades que le hubieran permitido estar más cerca del Barcelona y Real Madrid, para darle forma un sueño que empezó a vivir esta temporada el equipo de Andalucía, pero con estos tropiezos empieza a parecerse a una utopía.


Hernán O’Donnell

Inter se distrajo al final, perdió dos puntos y ahora comparte el primer lugar

Al final pagó muy caro el Inter de Milán la distracción final, la desatención en el cierre del encuentro, el bajar la guardia y no pensar…Lo pagó muy caro, porque en la agonía del encuentro, cuando todo parecía sentenciado y había hecho un muy buen partido con sobrados méritos para llevarse la victoria y los tres puntos, cuando ya sejugaba el tiempo adicional Fiorentina, que nunca se dio por vencido, acertó un pleno y se llevó un empate que sabe a mucho para el local y a nada para el visitante.

Inter salió a buscar el partido y dominó las acciones desde el inicio del juego. Con una buena presencia de volantes, donde se destacó Borja Valero, el equipo se adueñó del balón con el trajín de Matías Vecino, el despliegue de Brozovic, la dinámica de Biraghi y la potencia de los dos tanques del ataque: Lukaku y Lautaro Martínez. Así llegó la apertura del marcador, con una buena jugada por izquierda, la aparición de Valero en el fondo y su remate cruzado que sentenció a su ex equipo por el cual no celebró el gol que puso el 0-1 a los 8′ de juego.

Fiorentina opuso el ímpetu de Pulgar, el buen juego de Castrovilli y la peligrosidad de Boateng. Pero era poco ante el entonces líder de la Serie “A”. No era suficiente para emparejar las acciones. Más aún, el Inter contó con un par de oportunidades claras para aumentar el marcador que no fueron consagradas por el buen accionar del arquero Dragowski, como el cabezazo que le tapó a Lukaku cuando terminaba el primer tiempo.

En el complemento se acentuó el dominio visitante. Durante los primeros 15 minutos del complemento tuvo un par de situaciones para sumar más en el marcador, pero no tuvo puntada final y el arquero local se encargó de cortar varias chances.

Fiorentina no se entregaba, aunque no encontraba soluciones en el juego. Por ahí había ingresado Dusan Vlahovic, pero los minutos corrían y su figura tampoco aparecía en el partido. Antonio Conte propuso variantes y el Inter perdió control en la mitad de la cancha, sobre todo con la salida de Borja Valero.

Ya había sido reemplazado Lautaro Martínez y el visitante, que mantenía el control, había extraviado el norte, no se acercaba tanto al arco, aunque la película llegaba a su fin.

Y ahí vino la maravilla del fútbol, esas sorpresas que siempre están agazapadas, listas para aparecer cuando la trama parece resuelta. Inter dominaba y atacaba, sin demasiada profundidad pero lejos de su arco. Para algunos, ya entrado en el tiempo adicional, un riesgo innecesario, pues volcaba futbolistas en zonas de ataque mientras se desprotegía en un amplio sector de su campo. Y así llegó el contraataque fatal, a los 90+2′ de juego cuando Dusan Vlahovic captó un largo pelotazo, se fue en una buena corrida hasta el arco de Handanovic y con un remate cruzado marcó el 1 a 1 inesperado por todos.

Pero así es el fútbol, está lleno de misterios y sorpresas que nunca dan por acabado un resultado, que siempre tiene alguna sinrazón para aparecer y que mantiene la incógnita y el suspenso en cualquier partido y hasta el último instante. En Florencia se escribió un nuevo capítulo de su fascinante historia. Inter había hecho todo para ganar, pero se distrajo en el final, y en un momento inesperado la Fiorentina le dio un golpe que le sacó dos puntos y la exclusividad del dominio del torneo.


Hernán O’Donnell

RB Leipzig, la aplanadora alemana

Es así. La aplanadora alemana. El equipo sensación, el que mejor impresión ha causado en este primer semestre de la Bundesliga 2019/20 y el que no deja de asombrar por su fútbol práctico, rápido y contundente. Pasó por Düsseldorf y dejó una estela de buen fútbol y contundencia de principio a fin.

Apenas había pasado 1′ de juego cuando llegó la apertura del marcador. Salida veloz desde el fondo, apertura hacia la derecha, el desborde por el lateral de área a área, toda una corrida rápida con tres toques, el desborde de Werner, la aparición de Schick por el medio y su remate rasante para abrir el arco local cuando la gente aún se acomodaba en sus asientos. 0-1 para el visitante, para este RB Leipzig, una verdadera topadora que salió desde el primer instante a comerse el partido.

Con la dinámica de Sabitzer, la velocidad de Schick, el talento de Timo Werner, el visitante se adueñó del balón y del partido. Controlaba las acciones y nada hacía pensar que su victoria iría a correr peligro. El Fortuna Düsseldorf intentaba imponer orden con una firme línea cinco, dos laterales de esa línea listos para salir rápido, cuatro volantes de trabajo y Kownacki como punta de lanza para pivotear los ataques.

Nada de eso sirvió. RB Leipzig era más preciso con el balón, más inteligente para conducirlo y en cada movimiento amagaba con terminar de derrumbar al conjunto local y sellar la historia.

El primer tiempo se cerró sin demasiadas novedades y el complemento tuvo unos minutos de dominio local, hasta que llegó otra buena maniobra colectiva visitante, el remate que dio en el brazo del defensor Bormuth y el VAR que certificó la pena máxima. Fue Timo Werner el encargado y con un remate seco, fuerte y esquinado señaló el 0-2 cuando iban 57′ de juego.

RB Leipzig anunciaba el fin del encuentro cuando quedaba más de media hora por jugarse. Se paró en tres cuartos de campo, no resignó posesión ni terreno y controló las acciones a voluntad.

No le quedaban más cartas en la manga al Fortuna Düsseldorf. Apenas la voluntad para pelear el partido, para correr detrás de la bola y ver como su adversario le manejaba el control de juego en sus narices.

Así llegó el tercero, tras otra brillante jugada colectiva, el centro hacia atrás y la zambullida de Mukiele en forma de “palomita” para ampliar a 0-3 el marcador cuando estábamos en los 75′ del partido.

La visita paseó toda su potencia. Se adueñó del juego de principio a fin, mostró su poder de fuego desde el nacimiento del partido y maniató a su rival hasta convertirlo en un digno sparring, en un actor de reparto donde los principales papeles se los dividieron sus figuras: Schick, Timo Werner, Cunha cuando ingresó igual que Mukiele, Laimer, Nkunku, Sabitzer…

Fue demasiado para el Düsseldorf. Una aplanadora de fútbol que tuvo una jornada exultante y que mira desde lo más alto en la tabla de posiciones de una Bundesliga que promete una temporada para recordar.


Hernán O’Donnell

Liverpool avanza y alimenta los dos sueños de su gente

Cuando terminaba el primer tiempo, ya se jugaba el minuto adicional, Keita entró solo frente al arco de Stankovic, guardameta de RB Salzsburgo, y su remate se estrelló en el pecho del arquero, rebotó en él y la pelota se perdió por el fondo. Era, al cabo a los 45+1′ de juego, la situación más propicia para el visitante, tras una buena habilitación de Salah.

Había sido un primer tiempo intenso. El local salió decidido, listo a jugarse el todo por el todo. Con la presión de Junuzovic en la mitad de la cancha, buscó cortar en el medio el toque conocido del visitante y salir rápido hacia el arco de Alisson Becker.

El local mostraba sus uñas. No se resignó al papel de simple acompañante y salió decidido. Por eso lucía intenso, agresivo, audaz. Liverpool le respondía con su habitual juego desplegado, veloz y ofensivo. Y así tuvimos un primer tiempo vibrante, sin demasiados lujos ni situaciones claras, pero con mucha intensidad y con el marcador incierto, porque el equipo austríaco se la jugaba por una victoria que le permitiera clasificarse y a la vez dar el batacazo de eliminar al último campeón de la Champions League.

Liverpool extrañaba a Fabinho. Sin el brasileño, no tenía la habitual cadencia en el juego, ni el orden en la salida de la jugada. Era un poco más anárquico de lo habitual.

Y el primer tiempo se cerró con el marcador en blanco, donde la chance más clara fue la del visitante al final, aquella que le comentábamos al inicio de la crónica.

La ráfaga de fútbol, aceleración, juego y goles, la desató Liverpool cuando se reanudó el partido. Ya se presumía que era más el visitante, y en ese lapso confirmó la superioridad, la plasmó en el campo y liquidó el pleito. Una corrida fantástica de Mané por izquierda, el desborde y el centro atrás, preciso, para el cabezazo de Keita que aprovechó la salida ancha del arquero que intentaba tapar el centro de su compañero; por ende, el arco quedó descubierto y así marcó el 0-1 a los 57′.

No hubo tiempo para el RB Salszburgo. No hubo tiempo para acomodarse, reaccionar. Porque apenas sacó del medio, fue a buscar, se lanzó a ver si podía llegar a la igualdad, se la quitaron en la puerta del área y desde el fondo partió el pelotazo largo para el pique veloz de Mohammed Salah, quien le ganó en velocidad a su marcador, se abrió del centro a la derecha, gambeteó la salida presurosa del arquero y desde un ángulo muy cerrado sacó un derechazo que se metió pegado al segundo poste. Un golazo de Salah para que LIverpool aumentara 0-2 a los 58′.

Ahí se acabó el partido. Ya no tuvo chances el local. Se advertía, cuando aún restaba media hora de juego, que el final había llegado. La salida de Haaland, el joven revelación de esta Champions y carta goleadora de RB Salszburgo, selló la suerte del local.

Liverpool se dedicó a cuidar el balón, a tocarlo, a rotar posiciones y mantener la distancia para poner la cabeza en lo que vendrá: la continuidad de la Champions League y ese sueño de Premier que su gente espera con tanta ilusión.


Hernán O’Donnell

Diego Armando Maradona, el mito viviente encanta al bosque de La Plata

Fue la tarde calurosa del 8 de Diciembre de 2019. Una multitud que se congregó en el estadio Zerrillo, como siempre, para acompañar al equipo y a la magia que se desprende del banco de suplentes; una constelación de periodistas, de todos los rincones del planeta, siempre pendientes de sus pasos. Curiosos y simpatizantes de otro equipo. Y el homenaje habitual del adversario de turno, esta vez Central Córdoba de Santiago del Estero.

Diego Armando Maradona tuvo otra tarde de gloria. Otra más. Una más en su larga leyenda de conquistas. Se hablaba mucho de su equipo y la imposibilidad de ganar de local. De los partidos acumulados y la negación de encender el Bosque. De no poder cantar victoria. Del choque permanente con una realidad preocupante y angustiosa que se conoce como los “promedios del descenso”. Una tarde de sol agobiante, el pueblo tripero volvió a convocarse para invocar a su Dios y orar para el milagro.

Banderas, bombos y cantos para el recibimiento. Y el partido que comenzó mal, con un adversario que llegaba con un equipo con pocos titulares, reservados para la final de la Copa Argentina ante River en Mendoza el próximo viernes 13, pero que sin embargo se las ingenió para apoderarse del balón, manejar el encuentro con el talento de Melivillo, y provocar llegadas a través de la potencia de Joao Rodríguez y el “Trencito” Valencia, mientras Galeano luchaba en el mediocampo.

Así llegó el gol de Rodríguez a los 12′, tras una buena maniobra colectiva y una exquisita definición. El Lobo arrancaba 0-1 cuando se jugaban los primeros instantes y todo parecía resumirse a una tarde típica de dos equipos que pelean la permanencia y se encuentran en una “final” por subsistir. Infracciones, roces, juego brusco y puntapiés al por mayor. En uno de esos cruces, Matías García chocó al defensor visitante Salomón y se llevó la peor parte; tal es así, que muy pronto debió abandonar el campo para permitir el ingreso de José Antonio Paradela, un duende que el “Dios” del fútbol tenía reservado en el banco de suplentes.

Gimnasia se fue preocupado al final del primer período. No había encontrado el juego, se chocaban entre sí, y no surgían oportunidades, salvo por algunas señales que el joven Paradela envió en los minutos finales: lucha, entrega, disputa vehemente del balón y cierta creatividad en ataque.

Central Córdoba se fue conforme. Había arriesgado poco y se llevaba un triunfo parcial que le permitía mirar con optimismo la gran final del viernes.

Reaccionó el local en el complemento. No sabemos si el mensaje de Diego fue la señal del camino. Pero resultó llamativo el cambio, en actitud, en juego y en la búsqueda del partido. Como si una fuerza externa emanara desde la silla de Diego, el equipo fue por todo. Y enseguida empató, tras haber elaborado varias situaciones. Iban 51′ cuando Tijanovich desbordó por la izquierda, lanzó un centro al corazón del área chica y Nicolás Contín igualó de cabeza. 1 a 1.

El ánimo cambió. Las caras largas y la sensación de frustración trocó por una sonrisa de alegría y optimismo. Y no se conformó, fue por más, en el intento de saciar esa sequía que dominaba al corazón del Bosque de La Plata.

Ya no había piernas en los santiagueños, y Gimnasia se contagiaba del carisma de su DT. El Estadio empujaba y el ruego al cielo parecía tener respuesta en ese arranque de Paradela por izquierda, el desborde luego de una veloz corrida, el arrebato hacia adentro, el centro rasante y Contín que vuelve a derrotar a Cavallotti, para revertir el resultado y dejarlo 2 a 1 cuando iban 75′ de juego.

Ahí estaba el equipo de Maradona. Daba vuelta el marcador y acariciaba el éxito tan esquivo. Después fue cuestión de correr, luchar, jugar y pensar. Atacar un poco, para ver si aumentaba el marcador o por lo menos para mantener lejos los fantasmas del empate, que Central proponía en su despertar tardío en el partido.

El final fue el racimo apretado, unido, victorioso. El equipo de Diego había alcanzado una estrella más de las que le gustan alzar a su entrenador.

Con el caer de la tarde, el alivio llegó a la mitad de la ciudad que vive y sufre por los colores azul y blanco. No había podido ganar de local a lo largo de todo el campeonato con Diego en el banco. Pero el hombre está hecho de milagros, grandes y pequeños, y no iba a dejar más tiempo sin lavar esa posibilidad.

Gritó los goles desaforado, levantó los brazos al cielo, saludó a los hinchas más cercanos al banco y cuando estaba por llegar al túnel para despedirse del partido, se arrodilló y agradeció, ante el alarido de los fieles que sienten devoción por él, más allá de cualquier resultado. Diego Armando Maradona había alcanzado, una vez más, a torcer una historia descarriada, una calurosa tarde de Diciembre de 2019.


Hernán O’Donnell

Bensebaini fue el héroe para que Mönchengladbach siga abrazado a la punta

El menú de cada fin de semana ofrece muy buenos partidos en el fútbol de Alemania. Encuentros llenos de interés, con partidos atractivos, equipos ofensivos, generosos, con ambiciones, y que buscan objetivos superadores. La lucha por la punta de la tabla está encarnizada. Ya no es un equipo que domina de modo unilateral, le saca una amplia ventaja sus competidores y a partir de allí se juega un torneo previsible, aburrido.

Este año, es diferente. Hay muchos equipos que pelean en lo más alto. Y elegimos Borussia Mönchengladbach vs Bayern Münich para ver, un partido que reunía al primero de la tabla y al candidato eterno. Tuvimos que dejar al gran animador RB Leipzig por coincidencias de horarios, pero era el partido que prometía.

El primer tiempo comenzó dividido; el local intentó hacerse de la pelota, manejarla, empujar hacia el arco rival. Con Stindl y Hofmann como organizadores, los primeros minutos tuvieron su control. Después se acomodó la visita, con el peso específico de sus figuras, sobre todo de la mitad de cancha hacia arriba: Thomas Muller, Goretzka, Coman, Lewandowski…Uff! Pesos pesados del fútbol que, entre el valor de sus nombres, la importancia de la camiseta y algunas maniobras bien elaboradas, dejaron una mejor imagen final cuando se acababa la primera etapa.

Esa mejor imagen se afianzó con el inicio de la segunda parte. Nos habíamos quedado con un Mönchengladbach que, de alguna manera, le había pesado el partido. No podía prevalecer, no lograba someter al rival y confirmar al mundo que era el puntero, el líder. No profundizaba en ataque; al contrario, en el primer tiempo sus llegadas se diluían muy rápido.

Y Bayern facturó enseguida cuando se reanudó el partido. Iban 48′ cuando Perisic, que había ingresado por Tolisso, recibió en el área, tras una buena salida colectiva, y de media vuelta sacó un remate que venció las manos del arquero local Sommer y abrió la cuenta. Bayern se ponía 0-1 de visitante.

Herido en el orgullo, Mönchengladbach salió. Fue a buscar; desató las bandas, abrió el campo e insistió en el ataque hasta forzar varios tiros de esquina. Cuando estábamos en los 60′, llegó la igualdad, tras un tiro de esquina desde la derecha y el cabezazo del lateral argelino Rami Bensebaini selló el 1 a 1.

Bayern Münich, que había sido más a lo largo de la hora de juego, se encontraba como estaba al principio. Y debía ir de vuelta por todo, para poder llevarse el premio mayor y buscar posiciones altas en la tabla.

La otra variante de Bayern Münich fue el ingreso de Javi Martínez por Boateng, lesionado. En el local entraron Herrmann, Embolo y Raffael, este brasileño de larga trayectoria en Alemania que iba a influir en el ataque local.

Todo parecía cerrarse en el empate. Bayern chocaba con Sommer y la baja potencia de su ataque. El local, ofrecía contras, pero parecía estar satisfecho con la igualdad. Al cabo, era un punto que lo mantenía en las expectativas.

Así estaban las cosas cuando pasamos el tiempo reglamentario y ya cuando sólo quedaba aguardar por el final, una corrida de Thuram, su ingreso en el área y Javi Martínez que lo cruza abajo, de modo imprudente y el referí que no duda en sancionar el penal. Iban 90’+1, cuando Bensebaini marcó su segundo gol y el de su equipo, para revertir el marcador y pasar al frente por 2 a 1.

Mönchengladbach estaba liquidado. Se recuperó, mostró vergüenza deportiva y alcanzó el empate. Y cuando todo terminaba, se llevó el premio mayor que le dio la alegría del triunfo y mantener la primera ubicación en la tabla de la fabulosa Bundesliga, por esos duendes que siempre rodean al fútbol y una tarde convirtieron en héroe a un lateral argelino que sueña con triunfar en este bendito deporte.


Hernán O’Donnell

Resbaló Inter y la Serie A se enciende en la lucha por la punta

Los últimos año tuvieron un único dominador. Un dueño absoluto, un monarca indestructible. Un equipo que monopolizó el campeonato, en algunos casos de punta a punta y con definición varias fechas antes de su finalización. La Serie A italiana se vio dominada por la Juventus en los últimos 8 años, que ganó los títulos en fila, sin despeinarse en algunos casos, con algún sobresalto, en otros. Pero nadie pudo hacerle demasiada sombra en ese tiempo. Esta década se vio en manos de la “Vecchia Signora”, y por primera vez parece que el Inter, otrora dueño de todas las ligas entre 2005 y 2010, en un lustro destacado, puede romper la hegemonía.

El equipo de Milano salió a buscar el partido, con enfásis y ganas. A sabiendas que la victoria lo dejaba solo en la punta y con una ventaja que le daría presión a la Juve. Se topó con un cuadro duro, combativo en la mitad y rápido para salir de contragolpe.

A partir de la contención de Matías Vecino y la pujanza de Brozovic, el local alimentaba a Martínez y Lukaku, pero los principales argumentos para abrir el score partieron de errores de la defensa de la Roma. No pudieron ser capitalizados; el más claro lo tuvo Brozovic tras una buena habilitación de Lukaku, pero el remate se fue arriba del travesaño.

Roma le opuso velocidad en la contra, con el manejo de Perotti por izquierda y la conducción de Pellegrini por el frente de ataque. Le faltó, en ese primer tiempo, un poco de profundidad y potencia en sus llegadas al área local. El marcador quedaba en 0 y todo abierto para el complemento.

Fue más intenso el segundo tiempo. Tuvo un ritmo más alto, como si los dos equipos se hubieran puesto de acuerdo para acelerar y buscar con más enjundia. Inter tuvo que hacer una variante obligada con la salida de Candreva y el ingreso de Lazaro. Roma se acercó más a partir de la dinámica de Zaniolo en el frente de ataque, que abría pasillos para que llegaran Pellegrini, Perotti y Diawara. Después, con el ingreso de Dzeko por el argentino Diego Perotti, el libreto cambió. Menos juego y más centros.

El local creció en intensidad a medida que los minutos pasaban. la búsqueda constante a sus dos puntas de lanza chocaba con una defensa sólida, sostenida por el esfuerzo de Mancini. Smalling también metía, por eso costaba producir situaciones. Y las que hubo, siempre encontró la mano salvadora de Mirante, quien cerró el arco visitante.

La deseperación también le ganó el cuerpo al equipo local; el murmullo de la gente, los gestos del DT Antonio Conte que veía que el partido se escurría, Godín que tomaba la lanza e impulsaba a sus compañeros. y nada. Nada aparecía para abrir el resultado.

Se le escaparon dos unidades claves al equipo de Milano; dos puntos que pueden ser duros si Juventus logra ganar en el Estadio Olímpico de Roma ante la Lazio. Habrá que esperar.

Para Internazionale, un viernes con sabor agridulce. Un empate que resultó lógico por la oposición de la Roma, y el primer puesto que quedó en peligro, pero recién van 15 fechas y todavía hay mucha cinta para que ruede en esta película.


Hernán O’Donnell

Diciembre nos espera con definiciones en la Champions League

La segunda parte de la nota que comenzábamos ayer está referida a los cuatro grupos restantes, que no habíamos analizado y que nos queda ahora por hacerlo.

Liverpool es candidato y de los principales. Pero, de modo pardójico, aún no tiene cerrada su clasificación. Le alcanzará un empate en su visita a Salszburgo, pero debe conseguirlo. Si gana queda primero de la zona “E”, pero si pierde deberá aguardar el resultado de Nápoli que recibe en el San Paolo a Genk. La teoría dice que Liverpool y los italianos deberían avanzar a la próxima fase, pero el fútbol es una hermosa caja de sorpresas y todo debe ratificarse en el verde césped.

Barcelona ya se aseguró el primer lugar del grupo “F”. Visita en Milano al Inter, que comparte el segundo lugar con Borussia Dortmund con 7 unidades cada uno. Para el equipo de Lautaro Martínez y Lukaku no parece haber más alternativas que la victoria, pues el conjunto alemán recibe al Slavia Praga y las presunciones indican que es factible que consiga las tres unidades. Todo lo sabremos el 10 de Diciembre.

El grupo “G” está abierto para todos. Las matemáticas dicen que cualquier equipo puede clasificarse y cualquiera puede quedar afuera. RB Leipzig (con 10 puntos) visita a Olympique Lyonnais, que tiene 7. Benfica, con 4 unidades, recibe a Zenit, que tiene 7.

Los alemanes tienen un gran juego, son uno de los grandes animadores de la Bundesliga y tienen muchas chances de pasar. Pero si pierden, y Zenit gana en Portugal, quedarían RB Leipzig, OL y Zenti con 10 puntos y la diferencia de gol empezaría a jugar su partido. Y podría llegar a aquedar afuera el puntero.

Así como el último, Benfica, puede clasificarse si gana de local y vence RB Leipzig. Ahí quedarían tres segundos: Olympique Lyonnais, Zenit y benfica con 7 puntos. La diferencia de goles será el pasaporte para uno.

Todo puede pasar, y por eso será el grupo más emocionante el día martes 10 de Diciembre próximo.

Algo parecido sucede en el grupo “H”. Ajax va puntero con 10 unidades y recibe a uno de los segundos, Valencia, que tiene 8. Un empate le alcanzará para avanzar, pero si llegara a perder, dependerá del resultado de Chelsea, también con 8 frente al Lille, con 1 punto y ya eliminado de toda competencia; si gana el equipo de Londres, avanzará, si no, tendrá que ver que pasa en el encuentro de al lado. Todo está por verse.

Así están las cosas en Europa. Todo apretadito, con muchas expectativas, con muchos partidos interesantes, candidatos que ya se ganaron un lugar y otros que buscan los últimos boletos disponibles.

Empieza Diciembre, el último mes del año, con todo un año de esfuerzo acumulado y muchas expectativas todavía abiertas para disfrutar a pleno.


Hernán O’Donnell

Europa se prepara para su semana de definiciones

La UEFA Champions League, la competición más importante del mundo a nivel clubes, por lo menos la más trascendente, la de mayor relieve, la que concita el interés en todos los rincones del planeta, en los lugares más pudientes y más inhóspitos; el campeonato que el mundo del fútbol sigue con devoción, ingresa en la semana clave de definiciones. Los días martes 10 y miércoles 11 se jugarán los últimos partidos de la clasificación y todos esperan ese desenlace para vivir la etapa consagratoria con las mejores expectativas.

En el Grupo “A” se han clasificado París Saint Germain y Real Madrid. Los dos equipos son poderosos y candidatos. PSG va por el asalto al a la gran corona. Por el golpe en la mesa que tanto espera dar, para sacarse el mote de equipo que no “llega a las finales”, y para saborear una alegría que siempre parece tener cerca y lejos a la vez. Real Madrid es candidato por antonomasia, por historia, peso y camiseta. Y por presente, también. es el cuadrazo que siempre asusta en esta competición, el candidato eterno.

Del Grupo “B” han entrado Bayern Münich y Tottenham Hotspur. Un gigante de Europa y el subcampeón de la última Champions. Vale el mismo concepto anterior. El conjunto alemán, con dificultades en la Bundesliga marcha sin inconvenientes en la competición continental. El equipo londinense renovó la expectativa con la llegada del célebre José Mourinho, un DT que despierta pasiones más allá del equipo en el que esté. Que nunca deja a nadie indiferente. Le pasa lo mismo que al Bayern. Bien en la Champions, empieza a recuperar terreno en la Premier League.

Manchester City, el equipo de su “clásico” rival como DT, Pep Guardiola, también pasó la fase con cierta holgura. Es candidato por la impronta de su DT. Y porque tiene un libreto aprendido y que respeta bajo cualquier circunstancia.

En esa zona, la “C”, tendrán que pelear por el segundo cupo Shaktar Donesk, Dínamo Zagreb y Atalanta. están separados por dos puntos. Tienen 6, 5 y 4 de modo respectivo. El segundo juega con el cuarto de local, si gana se clasifica. Si vence el equipo de “Papu” Gómez, deberá esperar que en Zagreb no gane el local ante el City. Es la zona con más alternativas y más variantes de clasificación de acuerdo a los resultados finales.

En el grupo “D” entró Juventus y se perfila como serio aspirante. Tiene juego y jugadores. Figuras como Ronaldo, Higuaín, Manzukic, Dybala, Cuadrado, Bernardeschi, Pjanic…una constelación de estrellas mezclada con el catenaccio de su defensa.

Atletico de Madrid tiene 7 puntos y juega contra el Lokomotiv el miércoles 11 en el “Wanda Metropolitano”. Si gana, se clasifica sin problemas. Si empata, depende del resultado de Bayer Leverkusen (con 6 puntos) ante Juventus, en Alemania. Para el Cholo Simeone, un pleno es el pasaporte directo, sin esperar “visas” de terceros.

En la próxima nota, analizaremos el resto de los grupos. Es una semana especial, un Diciembre lleno de sorpresas y regalos que el fútbol siempre nos depara, y más a esta altura del año.


Hernán O’Donnell