Las series semifinales de la UEFA Champions League 2024/25 vinieron tan cargadas de fútbol que es difícil imaginar todo lo que pueda suceder en la Gran Final. Luego de una serie electrizante entre Inter y Barcelona, llegó el turno del desquite entre París Saint Germain y Arsenal, con el resultado inicial favorable al equipo francés por 0-1 en Londres, que le dio la tranquilidad necesaria para plantear un partido de espera, salida rápida y contragolpe eficaz, receta perfecta para liquidar a su rival por 2-1, y así sellar la clasificación a la final de Münich.

París Saint Germain formó con Gianluigi Donnarumma; Achraf Hakimi, Marquinhos, Willian Pacho y Nuno Mendes; João Neves, Vitinha y Fabián Ruiz; Bradley Barcola, Désiré Doué y Khvicha Kvaratskhelia.
El equipo londinense arrancó con David Raya; Jurriën Timber, William Saliba, Jakub Kiwior y Myles Lewis-Skelly; Martin Odegaard, Thomas Partey y Declan Rice; Bukayo Saka, Mikel Merino y Gabriel Martinelli.
Arsenal salió con una clara postura ofensiva y a los 2′ llegó a través de un cabezazo de Declan rice que pasó muy cerca del palo derecho de Donnarumma. Mantuvo el dominio territorial en el primer cuarto de hora, hasta que el local le metió un contragolpe, a los 16′ en el que Khvicha Kvaratskhelia estrelló un disparo contra el poste izquierdo de Raya.
Volvió a avisar PSG con otra contra a los 22′. Aprovechó un pase cortó de Saliba, salió en velocidad, y el tiro de Desiré Doué fue controlado por Raya.
Y a los 26′ abrió el marcador. Contó con un centro, el rebote le quedó a Fabián Ruiz, quien se acomodó hacia el medio cuando bajó la pelota con el pecho y sacó un fuerte tiro bajo y al ángulo izquierdo de Raya, que se transformó en el 1-0 para París Saint Germain.
Arsenal sintió el golpe, y fue otra vez, pero más aturdido y con menor confianza. Encima, a los 29′ otro contragolpe del local dejó solo a Barcolá, quien metió un tiro que el arquero visitante sacó al corner.

En el segundo tiempo, decayó el ritmo. El local se encontró cómodo y confiado; el equipo inglés, confundido. Recién a los 63′ tuvo una chance con un tiro de Saka que desvió Donnarumma, y a los 65′ el VAR le advirtió al juez alemán Felix Zwayer, que había habido una mano de Lewis-Skelly en un remate de Hakimi, y sancionó penal para el local.
Antes de ejecutarse, Mikel Arteta hizo dos variantes en la visita: Riccardo Calafiori entró por Myles Lewis-Skelly, y Leonard Trossard reemplazó a Gabriel Martinelli.
Del penal se hizo cargo Vitinha, pero su tiro debil y anunciado, fue desviado por Raya, cuando iban 68′ de juego.
Luis Enrique decidió refrescar a su equipo, y a los 69′ determinó una variante: Ousmane Dembelé entró por Bradley Barcolá.
Fue el momento de las grandes emociones del partido, porque enseguida, a los 71′. Hakimi sacó un gran remate de afuera del área, y puso el 2-0 a favor de París Saint Germain. Y pronto llegó otra modificación en el equipo francés; Lucas Hernández entró en lugar de Desiré Doué, cuando iban 73′.
El cambio pretendía cerrar el partido, pero el fútbol demuestra que no es fácil eso de “cerrarlo” y que siempre tiene abierta la puerta para las sorpresas. Cuando PSG quiso acomodarse en una defensa cerrada, Arsenal llegó al descuento, a través de Bukayo Saka, quien anotó a los 75′ y el encuentro quedó 2-1 para el equipo parisíno.
Ni que hablar la pelota que no pudo conectar Saka, cuando el centro de la izquierda superó al arquero local, y el tiro del delantero se fue alto. Iban 79′ y Arsenal perdía una buena chance.

Respondió el local con una llegada de Dembelé, a los 80′, que atrapó Raya, y luego tuvo un tiro libre que ejecutó Hakimi y el disparo salió muy cerca.
En el cierre, llegaron más variantes: a los 83′ B. White entró por J. Timber en Arsenal, y a los 87′ Gonzalo Ramos reemplazó a Nuno Mendes. Luis Enrique entendía que era más negocio atacar que defenderse, y así como había sacado a un delantero por un defensor, ahora optaba por sacar a un defensor por un delantero.
Y París Saint Germain explotó de alegría y felicidad cuando llegó el final. El equipo había superado un duro escollo, y la chance abrazar a la deseada “orejona” quedó a un partido de distancia.

Hernán O’Donnell