La Selección de Basketball dio el primer paso en la búsqueda del nuevo objetivo

Había que dar el primer paso. Mirar para adelante y empezar a trazar el camino rumbo a la FIBA AmeriCup Nicaragua 2025. Y el primer escalón significó medirse con Chile, aquí en el Estadio Polideportivo “Islas Malvinas” de Mar del Plata.

Un día caluroso, que se transformó con el correr de las horas. Una mañana nublada, un mediodía a pleno sol y los nubarrones de la llegada del atardecer, que se transformaron en una fuerte lluvia a la hora en que la gente salí para el estadio.

Pero nada detuvo el ímpetu, las ganas y la pasión de la gente del Basketball, que sigue al equipo donde juegue. Más allá de resultados y derrotas, el público argentino cuando aparece la celeste y blanca, está. Más en esta ocasión, en la que se estrenaba una camiseta que rendía homenaje a la generación dorada.

El complejo empezó a llenarse. Porque mas de dos horas antes del inicio del juego ya había una buena cantidad de gente alrededor del Polideportivo. Y con los minutos, era incesante el público que llegaba a la cancha.

Argentina comenzó con Facundo Campazzo, Leandro Bolmaro, Nicolás Brussino, Marcos D’Elía y Gabriel Deck. La formación inicial de La Roja fue con Franco Morales, Sebastián Carrasco, Sebastián Herrera, Felipe Haase e Ignacio Carrión.

El local empezó muy bien, con Facundo Campazzo como figura central y muy pronto sacó una ventaja de 7-0, con un amague y un doble del mjor argentino. Chile se acercó con un 11-7, y fue el momento en que un triple de campazzo trajo la tranquilidad del 14-7. Un triple de Nicolás Brussino amplió a 17-7, que enseguida se escapó a 26-12, y el cuarto se cerró con un 30-15 amplio.

Sin embargo, Argentina iba a bajar el ritmo y la eficacia en el segundo cuarto, mientras que Chile apretó los dientes y con la destreza de Ignacio Carrión, y el peso ofensivo de Manny Suárz y Felipe Haase hizo un buen cuarto, que ganó por 28-20, para que el primer tiempo finalizara a favor de Argentina por un exiguo 50-43. Se había quedado la Argentina. Fue el momento más complejo de la noche marplatense, en el que la defensa perdió solidez y el ataque no tuvo eficacia. La visita tuvo su mejor cuarto y llegó a estar a seis puntos de diferencia.

En el segundo tiempo, todo cambió. Argentina se ordenó, aceleró y sacó una diferencia en el tercer cuarto que iba a ser clave para el desarrollo del partido. El equipo fue otro. Más parecido al del comienzo, con un Nicolás Brussino muy eficaz en el ataque, la recuperación del juego y una sensible mejoría en la zona defensiva. El equipo de Herman Mondale retomó el control del juego, y volvió a poner condiciones. Muy rápido amplió la ventaja a diez puntos, al ponerse 57-47. Y cerró el cuarto con un tranquilizador 72-59, en lo que había sido un parcial claro de 22-16. Chile se vio otra vez dominado, pero no se entregaba, y entre Suárez, Sebastián Herrera y Felipe Haase, sumaban puntos que le permitían mantener una esperanza. El partido ya había quedado para la albiceleste, pero no estaba quebrado. Claro que la noche de Facundo Campazzo era espectacular y todo su potencial en ataque era acompañado por una estela de fintas, amagues, asistencias y un nivel de confiabilidad del manejo del balón que resultaron determinantes en la victoria local.

El último cuarto resultó un poco más parejo en el marcador. Al cabo, la visita lo ganaría por un punto, 18-19. Pero no le alcanzó, más allá de estar en un momento 76-63, y un terrible triple de Campazzo aumentó a un sanador 79-63. Fue el momento de la presentación de la sangre nueva en la selección. Juan Ignacio Marcos hizo su debut con el equipo nacional, y fue muy aplaudido por la gente, de hecho su doble de presentación resultó una de las canastas que mayor ovación despertaron en el público. Lucio Redivo contó con más minutos en cancha, compartió momentos con Campazzo, y Lucas Giovanetti y Juan Bocca también pudieron actuar cerca de un minuto.

La diferencia de jerarquía, experiencia y rodaje de ambos equipos se vio en el “Islas Malvinas”. Sobre todo en el primer cuarto, en el que la selección nacional sacó una buena ventaja en el marcador, adornada con jugadas admirables y creativas. Tuvo una leve caída en el segundo cuarto, volvió a ser el equipo que se esperaba en el tercero, y en el cuarto ya reguló con el marcador casi asegurado. Fue una noche positiva, que dejará algunas cuestiones a corregir, pero que en el balance permite recuperar la sonrisa, la esperanza, y la ilusión. Se le devolvió a la gente del Basketball un triunfo necesario, tras las caídas de 2023 en este escenario y en Santiago del Estero.

Fue la noche del reencuentro con la gente y con la victoria. La noche necesaria, en la que se empezó un nuevo camino.

Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina)