México presenta a su nueva estrella: Jaime Munguía

Jaime Munguía abre los corazones mexicanos. Ahora que aparece la oportunidad, ahora que trepa en las carteleras, que su nombre empieza a adquirir el brillo esplendoroso de las estrellas, que abraza el Título del Mundo a los 21 años, ahora que algunos compatriotas  dudan del Canelo, porque no lo terminan de adoptar como ídolo o porque confiesan que lo vieron mal  (perder) en las dos peleas ante Gennady Golovkin, o porque tiene un tamaño más grande que el tradicional del boxeador azteca, por su altura, lo cierto es que ahora empieza a meterse en el corazón de todos los mexicanos…

Jaime Aaron Munguía Escobedo nació en Tijuana, México el 6 de octubre de 1996. En esa zona tan caliente y característica de Baja California donde siempre se mezcla la cercanía y la rivalidad con Estados Unidos, el pequeño Jaime supo desde su edad muy temprana que iba a ser boxeador. Su padre lo había sido, y él sentía que ese iba a ser su destino.  A los dos años ya tenía los guantes puestos.

“Siempre me gustó el boxeo, sabía que lo iba a hacer y a mi padre le gustó la idea”, manifestó en una entrevista para la TV de su país. “El me cuidó mucho, y ahora yo lo cuido a él”, señaló entre risas. Su madre no suele ir a sus peleas, sufre como toda madre “y hubiera preferido que estudiara, pero me da todo su apoyo”, afirmó. Y tiene una hermana que completa el círculo familiar. En edad de preparatoria dejó los estudios para dedicarse al boxeo por completo. “Pocas cosas me hacen tan feliz como boxear. Es una sensación única, se percibe en el corazón. Es duro, claro, puedes recibir golpes y si boxeas, sabes que algo vas a recibir, pero siempre es mejor dar que recibir”, supo expresar sobre su relación con el pugilismo.

Debutó como profesional el 13 de julio de 2013, con el resultado que lo iba a compañar en cada una sus siguientes presentaciones: el triunfo.  En esa oportunidad venció a su compatriota Manuel Mora por KOT 2 en el Foro Tecate de Tijuana. A partir de allí, una larga cadena de victorias se sucederían para alcanzar el título Mundial Superwelter del Consejo Mundial de Boxeo primero, y luego de la Organización Mundial de Boxeo.  

Luego de un recorrido donde enfrentó a un gran número de pugilistas mexicanos, logró el título superwelter del CMB ante el argentino José Carlos Paz, el 10 de febrero de 2018 en Cancún. Y la consagración llegaría en Verona, estados Unidos ante Sadam Alí, para lograr el cinturón del peso superwelter de la OMB.

“Todos los boxeadores soñamos con ser campeón del mundo, esto que vivo es un sueño hecho realidad. Hoy siento más la obligación de poner más ganas para representar bien a mi país y a Tijuana, y poder defender  este título por muchos años”, declaró tras esa jornada consagratoria. Hasta entonces, Munguía no era un nombre muy conocido en las grandes luminarias, y tenía el peso y la responsabilidad en un combate estelar. No se aguardaba demasiado de él, sobre todo en cuanto a repercusión mediática, taquilla, asistentes del pay per view. Pero los números finales arrojaron una buena cantidad de televidentes, un reconocimiento por el estilo del boxeador y las mieles que siempre desatan un triunfo, aún más ante un hombre (Sadam Alí) que había derrotado y despedido a Miguel Cotto. Pero se encontraron con un pugilista lleno de condiciones.

Su dominio del combate fue claro desde el inicio. Atoró a Alí desde el primer asalto, lo tumbó dos veces en ese round, supo combinar el jab y un uppercut y cuando se agachó pudo entrarle de lleno. “Creía que no iba a salir en el tercero”, confesó, pero supo mantener la paciencia y la serenidad y en el cuarto se terminó el pleito.  Una tarea de demolición que lo llevó a la cima del reconocimiento.

Había alcanzado la gloria. Esa que perseguía al emular a dos grandes campeones como Julio César Chávez y Juan Manuel Márquez.

“Estoy muy contento de traer este título a México y espero poder retenerlo durante muchos años” expresó en una entrevista con TV Azteca.

Después llegó la mandatoria con Liam Smith, en Las Vegas, Nevada, y otra vez alcanzó el triunfo en decisión unánime. Esta vez sintió la responsabilidad y se mostró atado en los primeros rounds. Con el correr de la pelea se soltó y dominó en cada vuelta, pero le faltó precisión y experiencia para llegar al Knock Out. Su rival tuvo palabras duras: “Tiene condiciones, pero todavía no está listo para enfrentar a Canelo. No quiero faltarle el respeto, ganó, ok. Golpea fuerte, pero no tanto como el Canelo”, señaló el británico.

Luego vino la victoria sobre el canadiense Brandon Cook. Sería la segunda defensa, pero lo más trascendente es que ya iba a estar programado en la cartelera más importante del año. Sí, el nombre de Jaime Munguía se metía en la marquesina colosal del choque Canelo-GGG. “Estoy muy feliz de participar en un festival tan importante, con nombres tan conocidos, lleno de estrellas. No puedo predecir que va a pasar en cada combate, yo tengo que enfocarme en el mío”, señaló días antes del gran evento.

Había dicho que la pelea con Smith le dejó enseñanzas y lecciones para aprender. Que le sirvió de experiencia. A estar tranquilo, no desesperarse, saber enfocarse en su tarea. Y vaya si lo aprendió. Su tarea ante Cook fue demoledora. Estuvo muy cerca de sacarlo en el primer round, pero el tiempo fue aliado del canadiense. En el segundo lo volvió a desbordar y en el tercero cerró la contienda: Una combinación de  ganchos al hígado, un upper potente y varias derechas a la cara del canadiense lo derribaron. Cuando intentó levantarse, ya no tenía sentido y el referí Tony Weaks detuvo la pelea.

“Quiero pelear con los mejores, demostrar que puedo, que soy el mejor”, expresó tras la victoria.

Su sueño era concreto. Entrelíneas, quería decir que desea medirse con Golovkin, tal vez Canelo. Pero a sus 21 años, aún tiene tiempo. E iba a aparecer, este año, otro tremendo boxeador en su horizonte.  Takeshi Inoue.  Al cabo, fue un combate mucho más complicado de lo previsto. El enfrentamiento de dos escuelas grandes del boxeo, la mexicana y la japonesa, aunque ambas se caracterizan por el espíritu guerrero de sus boxeadores, su alma, y su coraje.


Inoue fue duro, puso la cara y se plantó en el cuadrilátero, pero Munguía supo sacar y conectar los mejores golpes. El japonés empujaba, buscaba avanzar, siempre con la cabeza hacia adelante y arriar al mexicano contra las cuerdas.  Munguía lo frenaba con golpes al cuerpo y podía mantener el control. “Que no entre, mantenlo afuera”, era la orden del rincón. “Echalo para atrás, sácalo de esa zona”. Le costó un poco, él mismo se reconoció un poco lento para los movimientos laterales.

 Fue muy dura y así lo reconoció al final: “Tuve un adversario muy fuerte, lo felicito. Creo que fue una buena pelea y me deja muy buenas experiencias”, señaló el mexicano.

El futuro se llama Dennis Hogan, un irlandés duro, que reparte su corazón y su tiempo entre Australia y la República de Irlanda; ya están notificados los equipos de trabajo de ambos boxeadores, deberán organizar el combate y si el 2 de marzo no hay un acuerdo homologado, la pelea irá a subasta.

También asoman las grandes figuras en su horizonte; piensa subir a las 160 libras el año próximo, combatir durante muchos años, llenar estadios y ser el ídolo máximo de México.

Ahora es el tiempo de disfrutar las mieles, de gozar del amor del pueblo mexicano y meter su nombre en las grandes carteleras. De acariciar la cima, de sentirse una estrella y de seguir la huella de sus ídolos, Julio César Chavez y Juan Manuel Márquez, de ser un ídolo de los mexicanos y demostrarle al mundo que puede ser el mejor entre los mejores.



Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)






La selección comienza el año

Ya estamos en el año de una de las más importantes competiciones que tiene la selección nacional. Una de las más tradicionales. La querida Copa América. El viejo torneo que nació hace más de 100 años, cuando se organizó en 1916 un torneo sudamericano para celebrar los 100 años de la independencia de la República Argentina, ocurrida el 9 de julio de 1816. Entonces sólo cuatro naciones participaron de un certamen que nacía como conmemoración de una fecha patria, pero no se sabía cuanto iba a durar…

Pues bien, el tiempo pasó y el torneo se prolongó al paso de los años. Y en este 2019 se jugará una nueva edición, nada menos que en Brasil.

Para la Argentina, toda una prueba. Un equipo que cuenta con un jugador extraordinario para cualquier época, pero que no puede lograr un campeonato con la albiceleste, más allá del oro olímpico. Messi es el as de espadas, pero el mazo no acompañó hasta el momento y toda la expectativa se vuelca al nuevo certamen.

Y todo está puesto en este torneo.


La fe, la esperanza, las ganas de ganar. La selección ya empieza su trabajo. El DT ha visto al sub 20 en el sudamericano de Chile, ha sacado sus conclusiones y empieza a trascender la lista de los próximos convocados. La gira está muy cerca, a la vuelta de la esquina: La Argentina jugará dos partidos amistosos en Europa: el viernes 22 de marzo frente Venezuela en el Estadio Wanda Metropolitano de Madrid y el martes 26 en el Grand Stade de Tánger, en Marruecos, frente al seleccionado local.

Así estamos. Creemos que no deberían faltar Messi (obvio), Higuaín, Aguero y Di María. Tal vez resistidos por un sector del público, pero de condiciones innegables, sobresalientes para cualquier equipo del mundo. Está en el cuerpo técnico la decisión de incluirlos o no.

Veremos. La Argentina tiene un objetivo grande este año, porque más allá de la bandera de llegada que es la Copa del Mundo de la FIFA-Qatar 2022, el año tiene un atractivo impar, algo más que un banco de pruebas, el deseo de llegar a lo más alto como tantas veces sucedió con la querida Copa América.



Hernán O’Donnell

Un italiano suelto en Buenos Aires

La sonrisa lo decía todo. Marco Cecchinato venía de levantar el trofeo correspondiente al Argentina Open 2019 y no dejaba de expresar su alegría. “Sabía que hacía mucho tiempo que no ganaba un italiano en Argentina, estoy muy feliz”, dijo en la rueda de prensa.

“Hoy sabía que me esperaba un partido muy duro, con toda la gente que apoyaba a Diego, pero me concentré, me enfoqué bien en mi juego y pude hacerlo bien. Estuve concentrado, saqué bien y fui agresivo”, señaló.

“Después del torneo de Río de Janeiro voy a ir a casa, porque la gira fue muy larga y tengo que descansar. Creo que la semana fue muy buena, aunque al principio no juegué tan bien, recién pude alcanzar un buen nivel en la semifinal.; el año es largo, así que hay que esperar y ver como se desarrolla. Ahora estoy bien de la cabeza, con la mentalidad fuerte, y pienso que puedo ir a ganar en cada torneo”, agregó.

“Me siento capacitado para jugar en cualquier superficie. Además siento que puedo ganar aunque a veces juegue mal, y eso es bueno. el tenis italiano está en un buen nivel”, amplió.

Aljaz Bedene, de Eslovenia, fue su verdugo en Río de Janeiro, al ganarle 7-5 y 7-6 en primera ronda.

El cansancio, el agotamiento y la gira dura le habían pasado un precio. Había dejado todo en Buenos Aires, ahora es el tiempo de descansar y pensar en un año a pleno.



Hernán O’Donnell

La Superliga entra en la zona de fuego

La gran victoria que consiguió Racing ayer por la noche le agregó una leña más al fuego de la definición de la Superliga. La Academia salió a la cancha cuando ya buena parte de la jornada se había disputado y se ubicaba, después de mucho tiempo en la cima, en el segundo lugar del Campeonato.

La victoria que había conseguido Defensa y Justicia en La Plata ante Gimnasia le había arrebatado el lugar de privilegio. Y si por si hacía falta un poco más de presión, Boca había derrotado a Lanús el domingo y empezaba a acechar…

Con todo en contra Racing salía a la cancha; sin embargo, no falló. Tuvo el temple necesario para buscar la victoria y alcanzarla ante el siempre temible Godoy Cruz.

A los 29′ Lisandro López aprovechó un buen pase de Darío Cvitanich y abrió la cuenta. Con más tranquilidad, el equipo encontró la diferencia en los goles de Zaracho. 3 a 0 que le permite mantener intacto el sueño de Campeón.

El mismo sueño que tiene Defensa y Justicia. Un equipo que se muestra como tal. Que sabe lo que quiere y que juega como le gusta a su entrenador. Y que cuenta con un aliado insospechado: el reloj siempre está a su favor. y no lo detiene el tiempo, ni lo pone nervioso el correr de los minutos. Hasta el último instante sabe que puede convertir y llevarse un buen resultado.

Con San Martín de Tucumán revirtió el 0-1 a un 2 a 1 a favor en los últimos diez minutos; incluso el segundo gol llegó en el tiempo adicionado.

Igual que la victoria frente a San Lorenzo, cuando ya se habían pasado los 90′, logró el gol para ganar por 1 a 0.

Lo mismo ocurrió ante Argentinos Juniors, el tanto de Alexis Castro para sellar el 2 a 1 llegó en el tiempo de descuento. Suma y sigue. En silencio, está en la discusión.

La Superliga está que arde. Porque Atlético Tucumán también sueña: Si le gana a Boca el partido que aún adeudan, por qué no soñar?

Racing, Defensa y Justicia…Un poquito más atrás Boca y Atlético Tucumán. Hagan cálculos y analicen posibilidades. Sumen y resten, hagan sus pronósticos y disfruten en paz de una emocionante definición del torneo del querido fútbol argentino.



Hernán O’Donnell

Marco Cecchinato, un jugador para todas las superficies

Para aquellos que sólo lo recuerdan por haber hecho semifinales de Roland Garros en la última edición. Para aquellos que pensaban que sólo era una semana fantástica en un torneo de ensueño. Marco Cecchinato cambió su mente, se adaptó al sistema y tras esa formidable actuación se metió en la discusión importante y comenzó a cosechar buenos resultados en distintas superficies: césped, cemento, indoor, y por supuesto en tierra batida.

“Cambié mi mentalidad y ahora voy siempre a ganar, en cualquier lado”, afirmó cuando ya la tarde le reglaba la primera gran alegría de 2019.

Tuvo una semana buena, de menor a mayor, que consolidó con una final impecable, intratable, indomable ante un Diego Schwartzman que sucumbió por 6-1 y 6-2, y se llevó el título del Argentina Open 2019.

Fue demoledor de principio a fin. El italiano dominó todos los aspectos del juego, fue sólido desde el inicio, tuvo un revés formidable y un servicio muy eficaz. Luego del 1-1 inicial empezó a imponer condiciones, tras el 2-1 quebró e inició una larga serie de juegos ganados, para llevarse la manga por 6 a 1 y enseguida ponerse 2-0.

Poco pudo hacer Schwartzman, quien se lució tenso, tal vez por la presión de la localía y no encontró variantes en el juego. El “Peque” no pudo meterse en el partido, arrastraba un cansancio lógico y se vio desbordado por un jugador que se mostró concentrado y confiado desde el primer punto.

Lo de Cecchinato fue formidable. No se amedrentó con la hinchada (“Me parece normal que el público aliente a su jugador, a mi no me molesta y me concentro en el juego”; declaró), mantuvo la serenidad y cada vez que el “Peque” amagaba con una reacción volvía a tener el mando del juego.

En el segundo set no se desesperó. Llegó el 1-2 del peque, el 2-3 que Schwartzman quiso aprovechar para ver si se arrimaba y mantuvo su servicio, el italiano, para alcanzar el 4-2. El quiebre del séptimo game fue decisivo. Cuando fueron a sentarse en el descanso del 5-2 el silencio y la resignación habían envuelto al Buenos Aires Lawn Tennis Club.

El final lo encontró con un grito de desahogo, el desplome habitual a modo de festejo sobre el polvo de ladrillo del court central y un aplauso respetuoso de toda la gente.

Se había llevado el premio mayor a base de un juego creciente, sólido, firme y variado. Marco Cecchinato encontró la fórmula, y en Buenos Aires le anunció al mundo que habrá que tenerlo muy en cuenta.



Hernán O’Donnell

La última función de David Ferrer en Buenos Aires

Corrió, luchó y se entregó como siempre. Dejó jirones de tenis, de fuerza y de esfuerzo, además de talento y brillo. Fue el mismo David ferrer de siempre, el que conoció y reconoció el público argentino, al que adoptó como uno de sus favoritos.

A fuerza de esforzarse, de lucir siempre un espíritu de lucha tan proclive al paladar argentino para cualquier deporte, a fuerza de mostrarse siempre humilde, dispuesto y amable en el trato, se ganó ese lugar de privilegio, donde en cada partido era el preferido de la gente y lo alentaban con fervor y devoción en apoyo a su búsqueda del triunfo.

David Ferrer con su transparencia conquistó el cariño del público argentino. Y se ganó los aplausos, desde el primero de sus partidos hasta el último, que sucedió hace un momento. Fue otra demostración de entereza, entrega y amor propio, tan requeridos y valorados en la competencia deportiva. Enfrente, Albert Ramos Viñolas, un español que creció al influjo de su ídolo.

Y David que dejó otra actuación llena de grandeza. Se impuso en el primer set por 6-4. Y empezó a encaminar el partido.

En la segunda manga se adelantó 4-2 y con el servicio a su favor. Pero no pudo aprovechar esa ventaja, y Ramos Viñolas lo emparejó en 4, hasta llegar al 6 iguales y la definición en el tie break, donde Ferrer dispuso de dos match points. Faltó precisión, y Ramos Viñolas se lo llevó para forzar el tercer set.

Ahí la ventaja se estiró muy rápido para Albert. Enseguida se puso 5-0. Entonces llegó lo mejor del partido. El empuje, la fuerza, la verguenza deportiva mezclada con ráfagas de talento lo llevaron a ganar 3 juegos consecutivos y colocarse en un expectante 3-5, que era más un premio a su jerarquía que las posibilidades reales de torcer la historia. Y no alcanzó, Ramos Viñolas ganó 6-3 el tercero y marcó la última función de Ferrer en nuestras pistas.

“Os echaré de menos”. dijo apenas terminó el partido, mientras recibía premios y homenajes de la organización.

“Ganar tres torneos seguidos es hermoso, pero mucho más es el cariño del público argentino. Estoy seguro que alguien ganará tres torneos, o más, aquí, pues hay grandes tenistas. Pero si tengo que elegir un día, elijo este, pues los trofeos son muy lindos, pero son eso: trofeos. En cambio, el cariño de la gente es incomparable”, señaló.

Se fue envuelto en aplausos, en un atardecer casi otoñal para esta parte del año, con una brisa fresca, el sol que se perdía entre sus últimos rayos y la calidez de un público que lo despidió con el afecto de quien se ha ganado su corazón, a base de esfuerzo, brillo y humildad.



Hernán O’Donnell

Los frutos de la Liga Nacional de Básquetbol

El deporte tiene historias maravillosas. Historias que nacen por casualidad (o no tanto, sino por un montón de causalidades) que desembocan en encuentros maravillosos, en situaciones llamativas, en emociones que merecen ser contadas. Y muchas veces van al margen del capítulo deportivo que seguimos; muchas veces están ahí, presentes, bien al alcance de la vista, pero mezclados en la vorágine de la coyuntura, el encuentro y el resultado, perdemos de vista algunas historias que merecen ser contadas.

Hace unos días, el viernes 8 de febrero, para ser más exactos, se enfrentaron en Mar del Plata los equipos de Quilmes (el local) y Atenas de la provincia de Córdoba. El partido no convocó a una multitud ni mucho menos, en definitiva se enfrentaban dos de los conjuntos de más bajo rendimiento en lo que va de la temporada regular. Sin embargo, el juego fue atractivo, tuvo buenas acciones y los dos equipos lucharon por la victoria con entusiasmo y armas nobles.

Pero una historia, o dos en realidad, se cruzaban en el suelo del Polideporivo “Islas Malvinas”.

En el local, un joven que inicia su carrera llevaba la camiseta número 10. Juan Esteban de la Fuente, apenas 18 años, y una carrera que ya empieza ser conocida. Fue uno de los puntales del equipo de basketball 3×3 en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, que obtuvo la medalla dorada. Se ganó allí el (re)conocimiento del gran público.

Con cara aún de chico y un futuro promisorio, el hijo de Esteban de la Fuente, jugador de extensa y exitosa trayectoria en la Liga Nacional de Basquetbol y de la selección nacional, desde hace unos años se sumó al plantel de Quilmes y su nombre se relaciona muy seguido con las convocatorias a los seleccionados juveniles.

La otra noche comenzaba el partido con muchas ganas, y de a poco se convertiría en la gran figura de la noche. Su primer intento de triple quedó corto, pero en cuanto entró en calor y sus manos entraron en ritmo de partido, tuvo una actuación descollante, llena de aciertos en el aro hasta convertirlo en el goleador del partido.

Enfrente suyo, sentado durante gran parte del juego, estaba Walter Herrmann. “El Conde”. Un jugador distinto, de grandísima trayectoria, miembro conspicuo de la “generación dorada”, una camada de basquetbolistas que le dieron lustre y gloria a la selección, al basquetbol y al deporte en general. Una generación de deportistas ejemplares, serios, humildes, sacrificados y capaces, que lograron objetivos históricos como la medalla dorada en los Juegos Olímpicos Atenas 2004, el subcampeonato del Mundo Estados Unidos 2002, y tantos títulos y medallas en Campeonatos FIBA Américas y Campeonatos Sudamericanos.

“El Conde” Herrmann fue uno de ellos; amén de su trayectoria en equipos importantes de Argentina, Europa y la NBA, donde fue figura de Toronto Raptors, Charlotte Bobcats y Detroit Pistons.

Allí estaba aquella noche Walter Herrmann. En el banco, le daba aliento a sus compañeros, atendía las indicaciones del entrenador, felicitaba y consolaba de acuerdo al resultado. Sumaba, con un sentido del equipo, de la identidad y de la pertenencia, admirables.

Le tocó entrar cuando promediaba el tercer cuarto. Con el marcador abajo, y la noche que se hacía cuesta arriba, aportó lo suyo: su primer tiro al aro fue un triple; luego, su segundo intento fue un doble. Y enseguida le cometieron una infracción que tradujo en la suma de dos simples. En definitiva, sus primeros lanzamientos al aro significaron 7 puntos para su equipo. Como si se pidiera cédula para jugar y demostrar sabiduría…

La noche de Mar del Plata encontró dos frutos de la Liga Nacional. Dos joyas, dos diamantes. Como para reafirmar el acierto de su creación y las historias que fluyen, que en definitiva son la base de la riqueza del deporte argentino. Sucedió una noche de verano, cuando la rutina nos presentaba un partido más y de pronto advertimos que frente a nuestros ojos estaban la historia y el futuro de nuestro básquetbol.



Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires)

Jaguares ante la misión de repetir un gran rendimiento

La temporada 2018 reflejó un cambio notable en el desempeño de la franquicia argentina en el Super Rugby. Luego de dos torneos con mas frustraciones que alegrías, en la edición pasada Jaguares eclipsó esa imagen y mostró una versión mejorada. Se impuso ante rivales de peso tanto de local como también de visitante, consiguió acceder a la ronda de playoffs por primera vez, y por ello la vara quedó muy alta de cara al futuro.

Bajo la conducción de Gonzalo Quesada como flamante Head Coach, el equipo tendrá la misión de mantener y seguir construyendo el camino logrado la campaña anterior, un objetivo que de movida es todo un reto por la dificultad que implica meterse en la ronda final, dejar afuera a rivales con la misma meta o dar la talla en esos partidos mano a mano.

Además del desafío de repetir los buenos resultados cosechados, también el reemplazo de un puesto tan relevante como el del apertura se presentó como una obligación para el nuevo Staff a partir de la ida de Nicolás Sánchez al rugby francés. El tucumano fue clave en la organización de juego y fue de los puntos más altos el año pasado. Por ello, una decisión importante que se deberá tomar es la de quien ocupará su vacante. Joaquín Díaz Bonilla tuvo la oportunidad como titular en esa posición en el primer amistoso del 2019 ante Uruguay (victoria 61-0 a favor de Jaguares), y se perfila para ser el nuevo portador de la camiseta número 10, aunque también está la posibilidad para Domingo Miotti, que tuvo experiencia en Argentina XV y Pumas 7s, o para Santiago González Iglesias. Pero también Emiliano Boffelli y Juan Cruz Mallía pueden ser otras alternativas, ya que si bien se desempeñan más como fullback o wing, tienen atributos para ser considerados para el puesto. 

Otra modificación que se realizó fue la designación de un nuevo capitán. El elegido fue Jerónimo De la Fuente, centro titular que a base de buenas actuaciones, con criterio para atacar y coraje para defender, se ganó el reconocimiento y tendrá la tarea de liderar al equipo este año. 

Una novedad favorable para Gonzalo Quesada y su equipo es que podrán contar con Joaquín Tuculet, que fue baja gran parte del 2018 por una rotura de ligamentos cruzados. Esto también implica otra decisión que deberá tomar el staff, si incluir nuevamente a un jugador que solía ser titular o mantener a Emiliano Boffelli como fullback, donde se desempeñó con éxito. 

El próximo 16 de febrero Jaguares dará inicio a una nueva participación en el Super Rugby, cuando reciba a Lions en el estadio José Amalfitani, y con el objetivo de realizar nuevamente una gran temporada y que las metas sean cada vez mayores. 


Martín O’Donnell

Los goles de Gaich iluminan el camino de Argentina

En realidad, hay muchos futbolistas que encienden el sendero del seleccionado nacional sub 20 que busca el pasaje a la Copa del Mundo Sub20 de la FIFA-Polonia 2019. Son muchos los arquitectos de la obra, muchos marineros que conducen el barco de Fernando Batista. Tanto, que entre todos lograron una valiosa victoria frente a Venezuela, a priori uno de los grandes candidatos, y le permitieron a Adolfo Gaich tener su noche mágica de reencuentro con el gol.

El partido fue más complicado de lo que indica el resultado final. El primer tiempo fue muy duro, parejo, pero la albiceleste mostraba algunas cualidades que se irían a otenciar en el complemento.

Venezuela fue un equipo ofensivo y con los argumentos que sostiene desde hace un tiempo en estas categorías. En ese lapso el partido fue equilibrado y a la Argenina le costaba elaborar juego.

“Sabíamos que íbamos a enfrentar a una Selección muy buena, que viene trabajando hace tiempo”, dijo el “Bocha” Batista al final del partido. Era un rival que imponía respeto, y que obligaba a dar lo mejor. Entonces apareció el fútbol, de la mano de Sosa, Julián Alvarez, Moreno. Gaich quedaba liberado para definir, para cerrar las jugadas. Y en una ráfaga certera, llegó una hermosa catarata de goles. Primero aprovechó una habilitación volcado de modo leve hacia la derecha, ganó el dominio de la pelota en la lucha cuerpo a cuerpo, y con un tiro cruzado abrió el marcador. Iban 58′ y la Argentina encontraba las primeras respuestas.

El segundo vino tras un centro desde la derecha, Gaich apareció por izquierda y convirtió de cabeza.

Y el tercero lo logró con un pique en diagonal, para vencer al arquero con un remate cruzado cuando el venezolano daba el paso al frente.

Una victoria importante, elaborada con la paciencia de encontrar las claves del juego. Faltan un par de fechas y los rivales que quedan no son sencillos: los dos cláscios del continente que tiene la selección. Primero, Uruguay; y en la última fecha, Brasil.

El torneo es duro, y nada está dicho. pero Argentina empezó a encontrar el camino, ese que se iluminó con los goles de Adolfo Gaich.


Hernán O’Donnell

El Sub 20 argentino empezó a acomodarse

Fue difícil, más por el resultado apretado que no dio respiro ni tranquilidad hasta el final, que por el propio desarrollo del juego. Argentina logró tres puntos muy importantes ante Colombia, en una tarde de mucho calor en Rancagua, Chile, donde demostró superioridad a lo largo de los 95 minutos que se jugaron, pero no pudo plasmarla en el marcador.

En el primer tiempo, Colombia tuvo alguna aproximación, pero siempre chocó con el arquero Roffo, la defensa y algún rebote inesperado. Pero en cuanto Julián Alvarez, Moreno, Maroni y Adolfo Gaich encontraron espacios y oportunidades, la Argentina empezó a construir la victoria.

Tuvo una chance Gaich, que peleó una pelota por izquierda, se metió en el área y su remate rebotó. Lo alcanzó Maroni ese rebote, pero la pelota se fue desviada.

Después, un cabezazo de Gaich tras un buen centro, se fue apenas desviado. Hast que llegó el gol, tras una jugada preparada y muy ingeniosa: Julián Alvarez amagó ejecutar como zurdo, saltó la pelota y pareció desentenderse de la jugada. Moreno se acercó de modo lento, como si midiera el centro que iba a ejecutar…volvió Alvarez tras hacer una media vuelta y metió un derechazo al arco, que entró ante la incredulidad, la sorpresa y la desatención de la defensa colombiana.

1 a 0 sobre el cierre del primer tiempo.

En el complemento, la imagen permaneció con la misma nitidez. Argentina mostraba que podía aumentar el marcador, pero resolvía mal en la última parte, o la decisión final no era la más acertada. Así se perdió muchas chances; alguna fue por cuestiones casuales, como esa que tuvo Gaich, rebotó, luego Maroni, también la sacó un defensor colombiano muy cerca de la línea…

Podía haber una gambeta de más, un amague innecesario o un poco de mala suerte. Pero el equipo de Fernando Batista mostró buenas intenciones y tuvo oportunidades para subir el resultado.

Al final, se sufrió un poco. Sobre todo en esa jugada que rebotó varias veces en el área de Roffo y derivó en un corner. Era la última angustia.

La Argentina se abrazó a la victoria. Justa y merecida. Pero el hexagonal no da tregua, y para ganarse el boleto a la Copa del Mundo Sub 20 de la FIFA-Polonia 2019 deberá mantenerse alerta, concentrada y enfocada en cada partido, para llegar al objetivo soñado.

   

Hernán O’Donnell