Brasil también se renueva

Es tiempo de secar las lágrimas, dejar atrás el mal trago y empezar a construir el futuro. Es tiempo de olvidar aquella ilusión, que de tanto perseguirla, se convirtió en una quimera. Es tiempo de borrar esa sed de revancha por el mundial perdido en 1950 y la presión insostenible que significó querer ganar el 2014 a toda costa. Y más como una cuestión de honor por vengar aquel viejo “Maracanazo”, que por disfrutar el presente. Brasil vivió un Mundial muy duro en lo deportivo, que lo llevó, al final, a sufrir una verdadera pesadilla, cuando al principio eran todos sueños…

Hoy es momento de empezar la reconstrucción. Para eso, Dunga. Un DT que tiene experiencia, que salió Campeón del Mundo como jugador y no pudo como técnico, aunque ganó una Copa América y una Copa Confederaciones y sabe de que se trata ir a un Mundial.

Dunga I

Un técnico ganador, de enorme personalidad, que hace mucho hincapié en la construcción de un equipo fuerte, corto, solidario. Que pase muy rápido al ataque, y vuelva a posiciones defensivas con la misma velocidad. Que actúe en bloque.

Para eso llamó a Kaká, quien hacía casi dos años no actuaba en el conjunto verdeamarelho. Pero que volvió gustoso a dar una mano. “Sevir a la selección brasileña siempre es un placer”, afirmó el volante apenas arribado a China. También retornó Robinho, del Santos, y se quedaron afuera Thiago Silva (por lesión), Hulk y Maicon. La lista completa la integran los Arqueros Jefferson (Botafogo) y Rafael Cabral (Napoli), los defensores David Luiz (Paris Saint Germain), Marquinhos (Paris Saint Germain), Miranda (Atlético de Madrid), Gil (Corinthians), Mario Fernandes (CSKA Moskva), Filipe Luís (Chelsea), Danilo (Porto) y Dodo (Inter); los volantes Fernandinho (Manchester City), Luiz Gustavo (Wolfsburg), Elias (Corinthians), Ramires (Chelsea), Everton Ribeiro (Cruzeiro), Oscar (Chelsea), Willian (Chelsea), Ricardo Goulart (Cruzeiro) y Philippe Coutinho (Liverpool) y los delanteros: Diego Tardelli (Atlético Mineiro), Robinho (Santos) y Neymar (Barcelona).

Un equipo que mezcla experiencia y renovación. Que busca reconstruirse después de la amargura deportiva vivida en su mundial. Y que quiere dejar atrás ese pasado cercano que lastima tanto y empezar a mirar el futuro.

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Hernán O’Donnell

El SuperClásico, en China

Ya faltan muy pocas horas. Será el próximo sábado. En un lugar inédito, Beijing, China. En un horario poco habitual para estas latitudes: las 9.05 am. Argentina y Brasil disputarán otra versión del SuperClásico de las Américas en el Estadio Olímpico de Beijing, conocido comúnmente como nido de pájaro, debido a la red de acero de su exterior. El recinto fue sede de las ceremonias de inauguración y clausura, las pruebas de atletismo y la final de fútbol en los JJ. OO. de Beijing 2008. Tiene 330 metros de largo, 220 m de ancho y 69 m de altura. Está equipado con un sistema de energía solar y de recogida de agua de lluvia para su riego y limpieza.olympic_park. Beijing, China

Mientras, las dos selecciones se preparan para un partido importante, porque empieza a trazar el rumbo a la Copa del Mundo FIFA-Rusia 2018.
Por eso, los dos ponen muchas cosas en juego.
Brasil tiene ya la mano de Dunga, el entrenador que quiere devolverle la fe: los primeros entrenamientos fueron en espacios reducidos, prácticas constantes de fútbol en dimensiones pequeñas , para armar un equipo compacto.
El aspecto que más remarcaba el entrenador es la velocidad en ataque y la rapidez en el retroceso a posiciones defensivas: insistía Dunga en la importancia de la rápida transición entre una fase y la otra. Para eso convocó a Kaká, aquel de los rápidos traslados y de la verticalidad en las transiciones. Brasil quiere volver a ser Brasil.
Kaka
Brasil tiene una deuda consigo mismo luego de su mala actuación en la Copa que organizó en su país. Y quiere empezar a saldarla.
Enfrente, la Argentina de Gerardo Martino. Que ya trabaja con intensidad, que ya ganó en su primera presentación y nada menos que ante el Campeón del Mundo, Alemania, en su casa.
Pero esta ya es otra historia. Un partido que siempre, como todo clásico es diferente. Distinto. Que no toma en cuenta antecedentes ni presentes. Es un cuento nuevo cada uno de los enfrentamientos.
Y en Beijing, tan lejana al Clásico del Atlántico, se escribirá un nuevo capítulo.
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Hernán O’Donnell