Como todas las ligas del mundo, la Serie A italiana tiene la gran atracción en la lucha por el título, pero a su vez, hay un espacio de interés muy grande en quienes pelean en el fondo de la tabla, para no descender de categoría. Es una zona apasionante por la tensión, la presión y todo lo que conlleva ese andar donde el objetivo siempre es sumar y esperar que otros pierdan para escalar en la tabla y a fin de temporada saber que se va a continuar en la máxima división. Y en esa competencia Parma le ganó un partido clave a Monza, en el que sufrió mucho al comienzo, se le fugó el primer tiempo y recién en el complemento levantó para llevarse el juego.
El local, Parma, formó con Zion Suzuki; Antoine Hainaut, Lautaro Valenti, Botond Balogh y Woyo Coulibaly; Simon Sohm, Lamine Keita, Dennis Man, Hernani y Valentin Mihaila; Matteo Cancellieri.
Monza comenzó con Stefano Turati; Armando Izzo, Pablo Marí, Andrea Carboni; Danilo D´Ambrosio, Warren Bondo, Alessandro Bianco, Samuele Birindelli, Patrick Ciurria y Gianluca Caprari; Daniel Maldini.
El visitante tuvo un inicio auspicioso: metió a Parma en su arco, lo peloteó y durante diez minutos no lo dejó cruzar la mitad de la cancha. Al minuto de juego llegó un centro de la derecha, que remató Maldini, desviado. Cuando iban 2′ Patrick Ciurria remató con precisión al arco, pero el VAR no convalidó el tanto, pues registró que la pelota había salido antes de recibir el delantero.
Era total el dominio de Monza. Parma estaba atrapado en su área, y recién pudo cruzar la mitad de la cancha, y llegar, a los 9′, cuando disparó Mihaila y el arquero Turati la sacó al corner.
Pero era más el Monza. Y volvió a llegar cuando iban 20′, a través de un rápido pelotazo, se escapó Caprari por derecha y el arquero Suzuki la desvió al corner.
Y Monza cerró su dominio inicial con otra chane. Iban 45′ y Samuele Birindelli se fue por la derecha, remató y otra vez Suzuki manó la pelota al tiro de esquina.

Fabio Pecchia, entrenador de Parma decidió hacer dos cambios para comenzar el segundo período. Emanuele Valeri entró por Matteo Cancellieri, y A.Y. Bonny reemplazó a Mandela Keita; y le dio resultado, porque Parma mostró otra imagen.
Más adelantado, más ofensivo, el equipo local llegó a la apertura del marcador cuando Pablo Marí le propinó un fuerte “planchazo” a Coulibaly,, a los 50′. El VAR advirtió la situación, convocó al juez Federico La Penna, y este cobró el penal. Además, amonestó a Pablo Marí, que ya tenía una amarilla, así que se fue expulsado. El penal lo tiró Hernani cuando ya iban 55′ de juego; puso el 1-0 para Parma y Monza se quedó con diez futbolistas.
Milan Djuric entró por Daniel Maldini en el equipo visitante, a los 56′. El Parma, que ya tenía el control del juego, se replegó un poco, y trató de manejar el reloj con una suma de cambios. A los 67′ Drissa Camara reemplazó a Hernani. Cuando iban 71′, Adrian Benedyczak entró en lugar de Dennis Man. En la visita, a los 73′ Stéfano Sensi reemplazó a Warren Bondo.
Era la tarde del VAR, porque La Penna sancionó otra pena máxima a favor del local, por un leve agarrón de Birindelli, pero el VAR le hizo desistir de aquella sanción.
El partido seguía 1-0, y el cierre traía lo mejor. Iban 82′, y Monza efectuó dos variantes. Pedro Pereira ingresó por Patrick Ciurria, y Kevin Martins reemplazó a Birindelli. Y los dos ingresados elaboraron la igualdad.
Desbordó Martins por derecha, la pelota cruzó el área local, y por izquierda apareció Pedro Pereira, quien puso la igualdad. 1-1, cuando iban 84′ de juego.
Parma se jugó una última carta. A los 88′ realizó su quinta modificación; el sueco Almqvist entró por Antoine Hainaut. Y le dio mucho vértigo y velocidad a la banda derecha. Así, el local forzó ataques en el tiempo agregado.
Hasta que llegó el minuto final, el último tiro de esquina, desde la izquierda de su ataque y la cabeza (y el hombro) de Lautaro Valenti, que marcó el tanto y dejó el 2-1 final para Parma.
Celebró muy fuerte el equipo local la victoria. porque le costó mucho, sufrió bastante y la tomó al final, para alejarse un poco de la zona peligrosa y ganar en tranquilidad.

Hernán O’Donnell