El partido para Argentina…los penales para Brasil

Las emociones llegaron al final. Habían pasado más de 80 minutos anodinos, pobres, con escasas jugadas elaboradas y apenas dos situaciones de gol más o menos claras: Una de Neymar, en el primer tiempo, quien definió sobre la salida de Oríon de emboquillada y su remate se elevó para caer en el techo de la red. La otra la tuvo el “Burrito” Martínez en el segundo tiempo, pero no pudo doblegar la valla de Cavalieri.

En esas dos oportunidades estuvieron los equipos cerca de abrir el marcador. Pero no hubo mucho más en esos 80 minutos. Apenas para repasar el comienzo de Brasil, el respeto por la pelota, el espirítu de Argentina, el crecimiento en ese primer parcial, el buen trabajo de Walter Montillo y el dominio global de la primera parte.

Luego llegaría el equilibrio en el complemento, el gran trabajo de Arouca en la mitad de la cancha, la firmeza de los centrales y el peligro latente que siempre lleva Neymar…

Argentina llegó a abrir el marcador a los 36, cuando Martínez entraba al área y lo derribaron: El penal lo ejecutó Scocco y la gente celebraba el 1 a 0…en eso estaban, porque Brasil acalló el grito apenas 2 minutos después: Fred aprovechó un centro largo y decretó la igualdad.

Parecía que el partido se cerraba con la igualdad; pero una jugada de Montillo, mezcla de habilidad y coraje para pelear le permitó dejar bien posicionado a Scocco para que a los 44 del segundo tiempo marcase el 2 a 1 final.

Argentina, en esos 15 minutos finales electrizantes, se llevaba la victoria, por el mismo marcador que Brasil lo había derrotado en Goiás. Por lo tanto, habría penales.

Cavalieri le detuvo a Martínez el primero y se empezó, ahí mismo, a sellar la suerte. Faltaban 9 ejecuciones y, sin embargo, había una sensación en el estadio de que el encuentro estaba definido. Si hay algo que caracteriza al jugador brasileño es la precisión y excelencia en sus remates de pelota quieta, tanto penales como tiro libres.

 Los dos aciertos de Brasil ponían el 0-2 y poco para esperar. Apenas, el suspenso que le agregó Orión cuando detuvo el tiro de Carlinhos y convirtió el suyo.

El último penal le quedó a Neymar; lo silbaron, el público sabía que estaba ante el mejor jugador adversario. En esos chiflidos había un tácito reconocimiento, el mismo que le prodigaron unos cuantos dentro de la cancha cuando se fotografiaron con él.

Tomó carrera para un lado y para otro, cambio en el trote varias veces el perfil y logró engañar a Orión: Mientras el arquero iba a su izquierda el remate, bajo, entró junto al palo derecho.

El partido había sido de Argentina; los penales le dieron la Copa a Brasil…

 

Hernán O’Donnell