Es una de las cenicientas del Mundial. Llega en silencio, sin expectativas desmesuradas, sin grandes ambiciones, con un objetivo de base: clasificar, por primera vez a los octavos de final de una Copa del Mundo.
No va a ser una empresa sencilla. Tiene una zona muy complicada para ese objetivo: el seleccionado belga es un claro favorito y se cree que entre Rusia y Corea del Sur se disputaran la segunda plaza.
Esto no hace mella en el conjunto africano.Su esperanza está intacta. Su sueño es continuar por el camino del progreso. Crecer. Jugó tres mundiales: España 1982, México 1986, y Sudáfrica 2010. En todos detuvo su marcha en la fase de grupos. No pudo avanzar más allá. Y en las Copas Africanas de Naciones de las últimas ediciones, tampoco fueron demasiado buenos los resultados.
Esta vez quiere algo más. Con un equipo atildado, veloz, pero con escaso poder ofensivo (la falta de gol es su principal déficit), Argelia quiere crecer en la Feria Mundial del fútbol. Sus argumentos están a la vista; la clasificación la lograron tras eliminar a Egipto en la repesca. Un motivo más para darle paso a la esperanza.
Hernán O’Donnell