Argentina perdía, ganaba, perdía y ganó!

…Y todo eso en New Jersey, ante más de 80.000 personas, en un clásico gigante frente a Brasil, donde siempre hay algo en juego, aún en un amistoso como éste que celebraron en Estados Unidos.

Argentina encontró la sonrisa y la victoria a partir del enorme talento de su mega estrella, Lionel Messi. Mientras el seleccionado busca su fisonomía, y su identidad, “Leo” crece a niveles inalcanzables para el resto de los jugadores. Hasta pareciera que el seleccionado se desinfla en su juego, mientras el de Messi no para de crecer. Y con eso le alcanza para ganar.

Argentina festejó en New Jersey

Un partido intenso, lleno de emociones. Argentina tuvo una tarde ciclotímica, a pesar de la fiesta final. Y así lo entendió el entrenador Alejandro Sabella: “Fue un partido emotivo, vibrante, de ida y vuelta. Muy cambiante en el resultado, a uno le gusta ver un partido más controlado en el resultado; un partido así, a los técnicos nos ponen nerviosos. Brasil empezó mejor y creo que cuando podía ponerse 2 a 0, nosotros lo dimos vuelta. Y cuando íbamos 2 a 1, creo qeu estábamos mejor, para hacer el tercero. Y, sin embargo, ellos lo revirtieron. Por suerte, al final lo ganamos.”

El análisis es claro y contundente. Además de honesto. Brasil jugó un buen primer tiempo, dominó y concretó. Y hasta hizo méritos para aumentar. Tuvo media hora de muy buen juego, con Neymar como figura central.

Hasta que apareció El. El heredero del reino. El que lleva la bandera de Don Alfredo Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona. “Leo” Messi entró a la cancha cuando se jugaba media hora; en cinco minutos dio vuelta el resultado, y encaminó a la Argentina.

 De modo que el equipo de Sabella se encontró tranquilo cuando comenzó el complemento. Y tuvo varias ocasiones para ampliar el marcador. Sin embargo, los desacoples defensivos lo desacomodaron en el resultado: Una buena pared entre brasileños y el cierre tardío de Clemente le posibilitó el empate en dos tantos. Un error del arquero Sergio Romero, le permitió pasar al frente: 2-3 y volver a empezar.

Pero Messi continuaba en la cancha. Y con la camiseta argentina puesta. Faltaban 15 minutos pero no estaba escrita la última palabra. Un corner, un buen salto de Federico Fernández y el empate en tres. Y ahí, todo abierto hasta el final.

Pero la mejor escena estaba reservada para el cierre del match. Para que el “Muchachito” se llevara los aplausos que envuelven al héroe. Una corrida fantástica por izquierda, un zurdazo maravilloso, el ángulo derecho del arco brasileño que se sacude por el balón que se incrusta preciso, potente, certero. Un golazo para cerrar la tarde.

Argentina tuvo un andar irregular. Pudo perder, empatar o ganar. Pero con Messi en la cancha, la victoria siempre puede ser una dulce compañera.

 

Hernán O’Donnell