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La selección empieza a mostrar su alma

En unos días jugará un partido que es algo más que un amistoso. Es el encuentro que marcará el inicio a la cuenta regresiva de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018. Tiene aroma a presentación del Mundial, a la apertura de las puertas de Rusia hacia el mundo. El equipo local, el que inaugurará el torneo el 14 de junio del año que viene en ese mismo escenario, el Estadio Luzhniki, ante uno de los conjuntos más poderosos de la Tierra, con el jugador más cotizado y célebre de estos tiempos: Leo Messi.

Este partido es más que un amistoso. Es la entrega de la selección argentina ante el mundo: la presentación de un gran candidato, que sufrió para llegar, pero ahora dice presente y voy por mucho más.

Este partido es el que comienz a mostrar el alma de la selección albiceleste. El que empieza a definir el juego, la forma y los intérpretes. Es el inicio del sueño. Comenzar a desandar el camino.

La Argentina lo toma como lo que es: la presentación en el “Teatro de los Sueños” de 2018. Allí se jugará el partido inaugural, y allí se disputará la gran final del domingo 15 de julio.

Por eso la preparación intensa y el trabajo dividido por sectores: La defensa trabajó en Acortamiento de espacios; postura de línea defensiva; balones cruzados y corridas transversales.

El ataque se entrenó en demarcación combinada, a través del juego, amenaza al marcador central con movimiento y, lo más importante para nosotros: Definición.

Hoy se repite el doble turno, igual que el jueves 9 y el viernes 10.

Pero el frío de Moscú dejó un tiempo para algunas confesiones de invierno; en una larga y jugosa entrevista con la señal de TV TyC Sports, Lionel Messi habló de muchos temas, en un clima de intimidad que hacía tiempo no se le veía.

“Se demostró que todo lo que se dice es mentira. La última es que decíamos que no queríamos a Mauro (Icardi). Jamás puse y saqué un jugador, esas no son mis formas”.

“Sufrimos las críticas, pero las que más sufre es la familia, ellos quieren más que nosotros que ganemos; creo que merecimos, por lo menos, ganar dos de las tres finales perdidas. Y si ganamos el Mundial camino de Arroyo Seco hasta San Nicolás”.

“Jorge Sampaoli es una persona muy inteligente, que sabe bien lo que quiere de sus equipos. Di María, Agüero, Higuaín , Mascherano son todas figuras en los equipos más importantes del mundo. es una falta de respeto hacia ellos y hacia mí que se diga que juegan porque son mis amigos.”

“Quisiera evitar a España en el grupo del Mundial, porque es un rival muy díficil; ellos, más Alemania, brasil y Francia son los candidatos a la Copa del Mundo”.

Habló de la familia, de los amigos, de que con Dybala no tiene que aclarar nada y entendió lo que quiso decir, de los campeonatos de truco, la convivencia en las concentraciones con el Kun, el deseo de tener una hija para completar la familia, de las historias de mate y la vuelta feliz de Quito…

Lionel Messi abrió el alma de la selección. Cuando se viene un partido que es mucho más que un amistoso: es el comienzo del trabajo hacia la conquista del Mundial.

 

Hernán O’Donnell

Argentina llega a Rusia para empezar a vivir el Mundial

El equipo que comanda Jorge Sampaoli ya llegó a Moscú; ya está en Rusia, para jugar un partido que, si bien tiene el carácter de amistoso, es esperado por el mundo entero, porque tiene todos los condimentos para significar algo así como el puntapié inicial del camino hacia el inicio de la Copa del mundo de la FIFA-Rusia 2018.

Porque se presenta Leo Messi, una suerte de Dios futbolístico adorado por millones de personas que siguen a este deporte en todo el planeta, sin distinción de nacionalidades ni banderas; porque visita Rusia, un país que lo idolatra desde su Presidente Putin hasta el más humilde de los trabajadores; porque juega el local, Rusia; y porque se reinaugura el mítico Estadio Luzhniki

Este escenario que se construyó en 1956, en pleno dominio de la Unión Soviética. Hoy se lo conoce como el Gran Estadio Deportivo del Complejo Olímpico Luzhnikí, pero nació bajo el nombre de Estadio Central Lenín.

Luego de la construcción, 20 años después, hacia 1976 comenzaron las obras de aconidionamiento para los Juegos Olímpicos Moscú 1980. Fue el escenario principal de esas competencias deportivas, tal es así que allí se realizaron las ceremonias de Apertura, Clausura y las competencias de Atletismo.

Después tuvo un uso mayoritario en el fútbol. Las grandes potencias del país supieron utilizarlo; el Lokomotiv, CSKA y el Spartak han actuado allí en numerosas ocasiones. también se lo recuerda por ser la sede de la final de la UEFA Champions League de 2008, entre los conjuntos ingleses de Chelsea y Manchester United.

Ahora es el momento de ver a las estrellas argentinas que comanda Leo Messi. Allí va la Argentina; allí estará presente en unos días para conocer el estadio que el próximo 14 de junio albergará a Rusdia para la presentación de la Copa del Mundo, y soñará, la albiceleste, con volver a presentarse el domingo 15 de julio para jugar la gran final.

 

Hernán O’Donnell 

La noche mágica de Leo Messi lleva a la Argentina al Mundial

Cuando Ibarra marcó el tanto de Ecuador y el reloj no había marcado aún un minuto de juego, un escalofrío recorrió las espaldas de cientos de argentinos en Quito, y millones en el país y muchos desparramados por todo el mundo.

Apenas la gente se acomodaba para ver el partido crucial, y ya se empezaba a sufrir. Había un aliciente; el reloj. Porque si bien la cosa empezaba complicada, quedaban 89 minutos y el descuento para revertir el marcador.

Y apareció Messi. En toda su dimensión. Para ponerse el equipo al hombro, para decir (gritar) ¡Presente! en la noche que más se lo necesitaba.

A los 11´ armó una jugada bárbara, se fue por izquierda, combinó con Di María y, tras recibir la pared del rosarino, definió seco, con un cachetazo rasante y contundente.

A los 19´ desniveló el juego para la selección: fue a apretar al zaguero, se quedó con el rebote y cuando entraba al área sacó un zurdazo al ángulo derecho del arquero ecuatoriano.

Con el 1-2 a favor del visitante, el partido tomó otro ritmo. Y hasta pareció, ya, en ese momento, que no se modificaría el resultado. Quiero decir, que podía haber más goles, pero que no variaría el ganador. Nos invadió una sensación de seguridad, de confianza y de tranquilidad que la Argentina tenía el partido controlado. La imagen era la de un seleccionado que mandaba con absoluta autoridad.

Sostenido por la jerarquía de Messi y el despliegue de Enzo Pérez, la Argentina se mostraba como dueña del juego. No retrocedía. Estaban firmes los defensores, corrían Salvio y Di María, se multiplicaba Lucas Biglia en el esfuerzo. No era menor la tarea de los argentinos.

En la segunda parte, el equipo se tiró un poquito más atrás. Pero siempre sostuvo el control. No perdió las riendas ni pasó sobresaltos.

Y hubo tiempo y lugar para una nueva joya de Messi. La paró con el pecho de espaldas al arco, rival, giró, aceleró y cuando comenzaban a rodearlo defensores, picó el remate para sellar el 1-3.

Todo lo que quedaba era para gozar; para emocionarse, para disfrutar, para dejar caer las lágrimas de un equipo que siempre ofrece una nueva oportunidad. Un grupo de muchachos que contagió emoción con el festejo final, con los abrazos y el desahogo manifestado en cada canto, en la entrega de las camisetas a los fieles que los acompañaron, en la sensatez de dejar atrás la veda con la prensa y retomar el diálogo en paz, sin rencores y con la mirada sincera.

Un equipo que dejó el alma en el partido crucial, pero que fundamentalmente se reencontró con su fútbol, con su capacidad, con el desequilibrio que siempre genera Messi y con el arco.

Un seleccionado que hizo honor a su historia, rica y envidiable, esa que habla de presencias constantes en la Copa del Mundo, que levantó dos veces el máximo trofeo, jugó cinco finales, y puso en marcha, de cara a Rusia 2018, una nueva ilusión.

 

Hernán O’Donnell

 

Millones de sensaciones ante un encuentro crucial

Sólo se habla de EL partido. De Ecuador y la Argentina; del encuentro  que sostendrán dentro de unas horas, del partido que puede dejar a la Argentina clasificada (o en carrera) para participar de la Competición Preliminar de la Copa del mundo de la FIFA-Rusia 2018, o afuera de la cita máxima del fútbol mundial, en un escenario que nadie quiere imaginar.

Pero esto es lo que nos toca. Sumar y restar; hacer cuentas y responder una y otra vez “que si ganamos, como mínimo vamos al repechaje; ¿seguro? ¿no depndemos de si Paraguay gana o…? No; si Argentina gana, tiene el repechaje asegurado y puede clasificar directo; lo mismo si empata. Y puede ir al repechaje, aún con una derrota.”

Bueno, esto lo repetimos hasta el cansancio en cada diálogo en los bares, la Universidad, los colegios, las oficinas. En todos lados se habla del partido. Y más que del partido, se habla de los resultados, las combinaciones y las posibilidades. No se conversa sobre el equipo, cómo está, quienes van a jugar, como será el planteo en un escenario complicado por la altura sobre el nivel del mar…todo eso está casi en el olvido.

Al márgen de todas las especulaciones, la Argentina tiene que jugar un partido de fútbol, en la altura de Quito que alcanza los 2850 metros sobre el nivel del mar. Un adversario que cuenta con Jorge Célico, entrenador argentino que estuvo en las inferiores de Huracán, dirigió a la primera y obtuvo un resonante triunfo en el Monumental por 2 a 1 sobre River y cayó 4 a 0 en el estadio Pedro Bidegain en un clásico ante San Lorenzo.

Ese Ecuador, que arrancó muy bien este ciclo de clasificación al mundial, luego tuvo un corte en su desarrollo, y los problemas internos derivaron en una caída que lo llevó a perder puntos, sobre todo de local, que lo alejó de la posibilidad de llegar al mundial de Rusia 2018.

La salida de Quinteros, el recambio generacional, y la incógnita sobre como va a actuar un equipo nuevo, que es posible quiera lucirse ante su público son los puntos que se observan en este conjunto.

Ecuador ha sentido esta eliminación con mucha frustración; estuvo en tres de los últimos cuatro Mundiales y le duele no estar ahora. Querrá dejar una buena impresión ante su gente.

La altura es un factor adicional que no hay que descuidar ni dejar de lado; no es lo mismo para el futbolista que siempre juega en el llano, adaptarse a  casi 3000 metros de elevación.

Pero Sampaoli sabe del tema; conoce el país, el medio, el jugar en la adversidad de los efectos que produce la altura. Sabe que habrá que tener tenencia de balón, cuidado en los traslados y regular muy bien las energías.

Después, es fútbol, con todo lo que esa frase implica. Tan repetida y tan meneada, es una forma simple de resumir todos los imponderables, las vicisitudes y las sorpresas que en cada partido aparecen.

 

Hernán O’Donnell

 

Ganar en Quito…¿Hazaña o utopía?

La Argentina sólo una vez pudo ganar en la altura de Quito. Fue bajo la conducción del entrenador Marcelo Bielsa, por la Competición Preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Corea-Japón 2002. Fue por 2 a 1, con goles de Hernán Jorge Crespo y Juan Sebastián Verón. Antes y Después, no se consiguieron victorias.

En total jugó 6 partidos y sólo consiguió la victoria mencionada; empató por la Copa América 1983, 2 a 2 con goles de Jorge Luis Burruchaga, y para la clasificación a la Copa del Mundo de la FIFA-Brasil 2014, 1-1 con tanto de Sergio Aguero.

Perdió 2 a 0 por las eliminatorias Francia 1998, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. En la primera de esas derrotas nació la célebre frase “En la altura, la pelota no dobla”, del entonces entrenador albiceleste, Daniel Alberto Passarella.

Por eso, a toda la presión, la psicosis, y la necesidad imperiosa de conseguir los tres puntos, se suma un dato de la realidad que es insoslayable. La altura es un factor de peso que condiciona a los equipos argentinos.

Los limita, les impone un ritmo de juego distinto, más lento, más pausado. Argentina deberá jugar con la cabeza puesta en regular energías, atacar sin desgastarse y buscar el aire permanente para no llegar al ahogo.

Y encomendarse a todos los ángeles posibles, a la inspiración de Leo Messi, el temperamento de Mascherano, el acompañamiento de todo el equipo y los duendes que iluminaron a la albiceleste aquella jornada feliz del 15 de agosto de 2001, cuando se logró la esperada victoria en la altura de Quito.

 

Hernán O’Donnell

El tobogán de Argentina lo desliza del Mundial

Luego de la serie ante Uruguay y Venezuela decíamos que Argentina, en la recta final se resbalaba. Y pensábamos que era sólo un resbalón, un tropiezo que no le permitía, en ese momento, afirmarse en las posiciones de los que clasifican a la Copa del mundo de la FIFA-Rusia 2018, pero que a la vez, actuaría (ese resbalón que siginificaba igualar de local con Venezuela) como un llamado severo de atención. Que en denfinitiva, esa alarma se transformaría en un estímulo para reaccionar y salir decididos a revertir la situación, a mostrarle al mundo el poderío de este equipo, a sacar a relucir el orgullo y la capacidad.

Estábamos más ilusionados con la reacción, a partir de una rebeldía espiritual, que con argumentos futbolísticos que la sostuvieran. Y no sucedió. Porque no hubo una reacción desde lo anímico. Sí hubo una expresión futbolística similar a la de Venezuela, quizás con otra estrategia y otra táctica, pero muy emparentada en los dos últimos encuentros de local: un equipo, el nuestro, que domina el partido, maneja el desarrollo, supera en el territorio al adversario, y le genera unas cuantas situaciones de gol.

Pero también choca contra una defensa cerrada, un arquero (los dos, el de Venezuela y el de Perú) muy sólido, y una falta de contundencia que también se mezcla con una pizca de mala suerte.

Pero no hubo rebeldía; faltó aceleración en tres cuartos, algún desborde que desacomode a la zaga adversaria, gambeta profunda en el área, hasta pelotazos…se generaron muchas situaciones, es cierto, por superioridad jerárquica y por buenas asociaciones, pero no se redobló la apuesta. Apretarlos contra su arco, meterlos en el área chica, obligarlos a la defensa heróica.

Perú siempre se mostró sereno a la hora de cerrarse; se escalonó bien para controlar a Messi, con mayor eficacia en la primera parte que en la segunda. Y tuvo dos chances para convertir: la primera a los 33′ de la primera parte, tras un buen centro que Jefferson Farfán no pudo conectar bien y su disparo se fue muy cerca del palo derecho de Romero, y la segunda un magnífico tiro libre del delantero Paolo Guerrero, al ángulo superior derecho de Sergio Romero, quien la desvió al corner y con esa atajada se terminó el partido.

Sampaoli habló del dominio y de merecimientos. Y tiene razón. La Argentina fue protagonista, generó muchas oportunidades y mereció ganar. Pudo hacerlo si convertía Messi su remate a los 37′, o cuando cabeceó Benedetto a los 44′, o la chance que tuvo Di María, o la del “Papu” Gómez en el segundo tiempo, o los remates de Lucas Biglia y de Javier Mascherano en el complemento.

Cualquiera de esas posibilidades le pudo dar la victoria a la Argentina. Como también si Agüero convertía el penal en Córdoba ante Paraguay, Argentina empataba ese partido (y tal vez lo ganaba) o si el error involuntario de Masche ante Perú en Lima no sucedía, la Argentina ganaba 2 a 1 de visitante. Y con esos resultados, 3 o 5 puntos más, tal vez Edgardo bauza seguía al frente del combinado…Todas especulaciones. El fútbol, como la vida, puede apelar a todo tipo de especulaciones, al “si hubiera pasado”…pero lo único que cuenta es lo que pasó.

Y lo que pasó es que la Argentina no pudo ganar los últimos cuatro partidos y ahora deberá hacerlo en la altura de Quito para mantener viva su ilusión de ir al Mundial.

 

Hernán O’Donnell

La fe de Gareca, el hermetismo de Sampaoli

Las horas pasan y el partido del año se acerca. Ya queda poco por hacer, más allá de que los entrenadores van a estirar los minutos hasta lo máximo para poder aprovechar cada instante y optimizar el tiempo de preparación.

Perú, está dicho, acumulará 10 días consecutivos de entrenamientos y trabajos. Han contagiado de optimismo a toda la nación, que se une en el apoyo al seleccionado a través de mensajes en las redes sociales y avisos televisivos que se repiten a toda hora en las cadenas del país.

“Estamos en el mejor momento de la eliminatoria, preparados para jugar este partido trascendental”, dijo Gareca en Lima, en conferencia de prensa.

“Estamos preparados para hacer el mejor partido y hacerle frente a todo; el escenario es como cualquier otra cancha de fútbol”, dijo el DT que le restó así importancia al peso que pueda tener “La Bombonera”.

Mientras la Argentina se dividió en trabajos físicos y futbolísticos, y el DT Sampaoli ensayó con diferentes alineaciones, con variantes que se manifiestan de mitad de cancha hacia arriba. Pareciera que el arquero Sergio Romero y la línea de fondo compuesta por Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Javier Mascherano y Marcos Acuña está confirmada.

Pero el resto no está asegurado. Tal vez Fernando Gago pueda tener asegurada su presencia; quizás Di María y asoma Benedetto como centreforward titular. El resto, puede variar.

Salvo Leo Messi, claro.

Que va a pasar en el estadio de Boca dentro de muy pocas horas es difícil de pronosticar. Todos imaginamos un partido con el seleccionado local volcado al ataque, metido a fondo en los primeros minutos para abrir el marcado y un conjunto visitante que intentará defenderse, aguantar el embate inicial y luego acomodarse en el partido. Pero es sólo una presunción. Puede pasar cualquier cosa. Y eso lo hace atrapante, apasionante e imprevisible.

 

Hernán O’Donnell

Empezó la cuenta regresiva para el partido del año

Hoy empieza a trabajar el seleccionado argentino; Perú lo hace desde el lunes 25 de septiembre. Hoya a la tarde tendrá una práctica con algunos futbolistas la Argentina, y recién el martes podrá tener el plantel completo; Perú ya cuenta con las figuras que pidieron incorporarse antes. La Argentina llegará con dos días y medio de trabajo; Perú acumulará 10 entrenamientos previso al examen.

Así las cosas, habrá que aferrarse a la diferencia de categoría, a la jerarquía de nuestros futbolistas, al poder de convicción del entrenador, a la capacidad de captar muy rápido la idea de juego de nuestros profesionales y a la inspiración de sus mejores jugadores, encabezados por Messi.

La realidad es que pareciera que el rival se prepara mejor, por lo menos está más enchufado en el partido, más enfocado. A la Argentina le suceden hasta los problemas imprevistos, como el accidente que sufrió Sergio Agüero en Amsterdam, tras haber concurrido al recital de Maluma. Y esto es lo que preocupa; que aún sin haber empezado el trabajo de campo, los problemas surgen solos.

Perú está enfocado. Ha realizado algunos ensayos y se advierte que jugaría con un sistema de 4-4-2, aunque todavía se duda si tendrá Messi una marca personal o no. Quienes conocen a Ricardo Gareca, aseguran que no es del gusto del DT destinar a un futbolista a hacer persecusión sobre otro por toda la cancha.

“Estoy muy bien, con bueno ánimo. Sabemos que quedan dos partidos para conseguir la gloria. Después de 35 años (de no ir a una Copa del Mundo), entendemos todo lo que significa para nosotros. Todos sabemos que es el partido de nuestras vidas”, dijo el defensor Miguel Trauco

Sobre la presión de jugar en la Bombonera, respondió: “Todas las canchas son difíciles, la hinchada puede jugar a favor o en contra de ellos. Creo que la presión la pueden sentir ellos cuando no anoten un gol en los primeros minutos”.

El delantero Raúl Ruidiaz señaló algo parecido: “Tuve la chance de jugar en la Bomboenra con la Universidad de Chile, y es impresionante el clima que se vive, pero creo que la presión la van a atener ellos. Todos estamos metidos en este partido, y queremos sacar un buen resultado para jugar más tranquilos ante Colombia”.

Hoy a la tarde hablará Ricardo Gareca. Se espera su palabra con ansiedad; el DT de la Argentina, Jorge Sampaoli tiene previsto comunicarse recién el miércoles a las 19 hs, pero esto puede tener modificaciones. Veremos como está el semblante del entrenador y los jugadores.

La parada es difícil, y detrás está la ilusión de todo el país de llegar al Mundial.

 

Hernán O’Donnell

Perú empezó a jugar el partido

Se podría decir que ya tiene una leve ventaja. Quizás no sea tan influyente, al cabo del partido. Pero es importante, y significativa.

Perú comenzó esta semana, una antes que la Argentina, los entrenamientos oficiales para el partido crucial del 5 de octubre en La Bombonera, por la Competición Preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018. Una semana antes, por lo menos 6 entrenamientos más. Y la concientización, con todo lo que ella implica. La imagen es que Perú ya está enfocado en el partido, mientras que el seleccionado, con sus jugadores aún vinculados a los clubes que pertenecen, y el entrenador con tareas de observación, asoma más disperso en el trabajo.

Hace unos días, Ricardo Gareca habló en conferencia y transmitió conceptos interesantes, pero lo más destacable es el gran convencimiento que tiene, y la serenidad de afrontar un desafío muy difícil.

“Este es el partido más difícil que nos toca; lo va a jugar todo el país, todo Perú va a estar pendiente y creo que lo más importante es el convencimiento que tenga el equipo”, señaló el DT.

No le molesta el cambio de cancha; en definitiva, nació al fútbol como jugador de Boca, lo hizo en inferiores y muchos años en primera división. Conoce muy bien el estadio: “Nosotros estamos preparados para jugar en cualquier escenario. Sabemos que aforntamos una gran responsabilidad, pero estamos preparados para ello”.

“Nada está escrito de antemano; no sabemos que va a pasar, nosotros vamos con la intención de ganar”, afirmó Gareca.

Comenzó el trabajo de preparación de la fecha FIFA el lunes 25 de septiembre, y continuará sin descanso hasta el miércoles 4 de octubre. Así sumará 10 entrenamientos consecutivos para llegar bien al examen. Nada mal.

Perú puso en marcha el equipo; la Argentina todavía está en estado deliberativo. Para comenzar, no es lo más auspicioso. Aunque pueda resolverse en la recta final, aunque la jerarquía de los futbolistas argentinos haga que todo pueda disimularse. Pero no es para subestimar este detalle de comienzo de preparación.

 

Hernán O’Donnell

Sólo se habla de Argentina y Perú

Aunque todavía faltan dos semanas, aunque aún hay mucho tiempo para planificar el partido, aunque también hay mucha actividad deportiva (incluído el fútbol con todas las ligas en marcha y las Copas continentales en pleno desarrollo), en la Argentina, en materia deportiva, sólo se habla del partido correspondiente a la Competición Preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018 que van a jugar el jueves 5 de octubre en la Bombonera, Argentina y Perú.

No se habla de otra cosa. No hay tema que lo pueda superar; ni el combate tremendo entre Saúl Alvarez y Gennady Genadievich Golovkin, ni la lucha que mantienen Hamilton y Vettel en la Fórmula 1, ni los partidos de Los Pumas en el Rugby Championship y ni siquiera el descenso a la Zona Americana en la Copa Davis del equipo argentino de tenis. Nada se interpone en un partido que ya se juega.

En realidad, se juega desde 1969. Porque apenas se planteó la idea de mudar este partido a la Bombonera, lo primero que se recordó fue el encuentro del 31 de agosto de 1969 correspondiente a la Competición Preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-México 1970; partido que quedó en el galpón de los malos recuerdos, pero que sus fantasmas (como el 0-5 ante Colombia) siempre revolotean. Para algunos, no era un buen augurio; para otros, una mezcla de desquite y oportunidad de buscar un estadio cuya resonancia puede intimidar a los visitantes.

Se debatió muy largo sobre el lugar y su influencia. Todavía se habla de la cancha. Del efecto que puede generar en los futbolistas argentinos y en los peruanos, cuyo DT es argentino y formado en Boca Juniors. Ricardo Gareca conoce muy bien esa cancha.

Se habla más de la Bombonera que de fútbol. Y cuando se habla de la pelota, se discute más las formas, el modo y los métodos de Sampaoli, el DT argentino, que del contenido de su trabajo. Se discurre más si viaja mucho, si se saca fotos en conversaciones con los jugadores, en el costo de sus travesías, que del contenido del trabajo, la calidad de los entrenamientos y la propuesta de juego.

Todo envuelto en un mar de nervios. Porque el pasaje al Mundial parece jugarse en este partido, ya que el encuentro final ante Ecuador encierra un peligro mayor con la altura y los contratiempos físicos que genera. Hay una sensación de que éste es “el” partido; que aquí se juega “todo”. Y por eso nos olvidamos de hablar de fútbol, cuando los nervios y la ansiedad ya empezaron a jugar su partido.

 

Hernán O’Donnell