Tottenham y Manchester United dividieron honores en la vuelta de la Premier League

La Premier League parece un torneo definido. Con un equipo dominante, que es el líder absoluto del torneo casi desde su inicio y que tiene el rumbo casi inmodificable. Es cierto que en el fútbol nada está dicho ni asegurado hasta el final, que es un deporte impredecible y en el que todo puede suceder. Pero hay una gran ventaja de Liverpool y eso hace que alguna gente pierda interés en el certamen; o, pero aún, que lo llamen “aburrido”, igual que a la Bundesliga o a la Serie “A” italiana o la mismísima Liga española, pues en cada uno de ellos se repite el campeón. Sea Bayern Münich, Juventus o Real Madrid y Barcelona, lo cierto es que el campeonato no se termina en ellos, y para los verdaderos amantes del fútbol hay muchos equipos y partidos para ver, y la riqueza no se acaba porque haya un equipo que prevalezca, ni tampoco se pierde interés o atractivo por el juego. Les puede “aburrir” a los que solo miden el resultado, entonces afirman que no hay “emoción porque siempre sale campeón el mismo”. Y muchas veces lo dicen por que ven en los diarios, u otros medios, solo la tabla de posiciones y los resultados de los partidos. Eso no tiene nada que ver con el juego. Ni con el gusto por el mismo. Ni mucho menos con el amor por el fútbol. Ese sentirse “aburrido” solo tiene que ver con la expectativa única de ver a un campeón distinto cada año. Como si fuera una kermesse que se rifan diferentes premios, o la “emoción” que genera una lotería, que cada año sale un número distinto.

En la Premier League este año sucedió algo que muchas veces pasa en Italia con la Juventus o en Alemania con Bayern. Sacan una larga ventaja en la puntuación con sus seguidores. Y algunos pierden el entusiasmo por ver fútbol. Como si fuera la única razón para ver un partido. En Inglaterra, Liverpool sacó una ventaja inmensa sobre sus perseguidores. Pero el campeonato, el torneo en sí, es atrapante. Igual que la Bundesliga.

Tottenham Hotspur recibió a Manchester United en su fantástico nuevo estadio. Una joya arquitectónica en medio de Londres, en el mismo sitio que estuvo el mítico White Hart Lane. Allí se disputó un juego con dos equipos que buscan recuperarse y lograr un sitio en las competiciones europeas. Mourinho ante United. Todo un tema.

El comienzo fue parejo, aunque el United empezó a ser un poco más profundo entre los 15’ y 25’. Tenía a Bruno Fernandes como eje y a Martial y Rashford para la definición, en tanto el local se apoyaba en la organización de Eric Lamela, la dinámica de Son por izquierda y la peligrosidad siempre latente de Harry Kane. En ese comienzo, United llegó a los 21’ con una aparición libre de Rashford que Lloris rechazó con el pie, en una situación peligrosa. A los 24’ fue Bruno Fernandes quien sacó un tiro de lejos que pudo controlar Lloris. Y en una contra rápida, Tottenham abrió el marcador. Pelotazo largo del arquero, rebote del lateral, pelota que le cae a Bergwijn que sale rápido hacia el área y define con un tiro violento que De Gea no puede retener. Iban 26’ y los Spurs se ponían 1-0 adelante.
Manchester United reaccionó. Enseguida, a los 28’ tuvo un cabezazo que Lloris sacó con esfuerzo. Respondió el local a los 30’ con una jugada bárbara de derecha a izquierda, centro de Bergwijn que Son cabeceó muy bien y De Gea envió al córner en una brillante intervención. El partido ya era de ida y vuelta y el primer tiempo se cerró con el remate de Bruno a los 45+2’ que una vez más fue atajado por Hugo Lloris.

En el complemento se adelantó el visitante. Tuvo su chance a los 53’ con un remate lejano de Fernandes. Y se animó. Soltó las bandas, se adelantó en el campo y empezó a tomar el control del juego en tanto el local se retrasaba. Solskjaer apeló a los cambios en la visita, que le darían buen resultado: A los 61′ M. Greenwood entró por James y 62′ P. Pogba, que sería determinante, por Fred; United creció en volumen de juego y empezó a sumar chances. A los 64′ Martial tuvo una buena oportunidad, pero su remate fue tapado por Dier. A los 65′ el mismo Martial sacó una media vuelta peligrosa. Apretado, Mourinho apeló a dos variantes: Giovanni Lo Celso por S. Bergwijn y G. Fernandes por Eric Lamela a los 69′.  

Sin embargo, el local no podía enhebrar contragolpes. Lucía cansado, y además el United se desdoblaba en ataques. Sobre el final, dos cambios más para la visita; iban 77′ cuando O. Ighalo reemplazó a A. Martial y N. Matic entro en lugar de V. Lindelof.

Entonces llegó el empate. Con una buena jugada de Pogba, que supor irse, por la banda, buscar el roce con el defensor rival y casi casi forzarlo al contacto. No hubo dudas en el árbitro y Bruno Fernandes tomó la responsabilidad para lograr la igualdad con un remate abierto al palo derecho de Lloris, quien se jugó a su izquierda. El partido quedaba 1 a 1 cuando se jugaban 80′ y el final se aproximaba.

Y quedaron diez minutos finales a toda orquesta. Porque Tottenham salió un poco más, tuvo un tiro libre por parte de Harry Kane y contó con un buen lance de Sissoko. Pero Manchester no se conformó y sobre la hora tuvo un penal sancionado por el árbitro que el VAR se encargó de demostrar que estaba mal sancionado y revirtió la decisión original del juez. Calma y tranquilidad para José Mourinho, que se había alterado con la decisión.

Pero no sería lo último; a los 90+5′ un remate de Greenwood se fue muy cerca. Pudo ser el desnivel para United.

El empate les quedó bien. La visita pareció algo mejor en el balance final, pero Tottenham tuvo varias ocasiones claras y, sobre todo en el primer tiempo, mostró que no sólo podía defenderse bien, sino llegar al arco rival con capacidad de daño. Una igualdad que no los proyecta en la tabla, pero que dejó un nuevo capítulo de una liga que es apasionante.


Hernán O’Donnell