La abultada derrota del Arsenal refleja que le queda mucho trabajo para volver a los primeros puestos

De antemano, las formaciones, el historial reciente y la actualidad de Manchester City, por un lado, y de Arsenal, por el otro, mostraban una disparidad notoria entre ambos. Hoy, en el Etihad Stadium, casa de los Cityzens, protagonizaron la reanudación de la Premier League por un partido que quedó pendiente ante la irrupción de la pandemia.

Por un lado, el local presentó un once inicial en casi su totalidad compuesto por jugadores de reconocida calidad, y hasta con un banco de suplentes envidiable, muchos de esos futbolistas considerados “estrellas”. Desde el arquero, Emerson, junto con defensores como Kyle Walker, por citar sólo uno, ni hablar del mediocampo hacia adelante: Kevin De Bruyne, İlkay Gündoğan, David Silva, Raheem Sterling, Gabriel Jesús, y la lista podría seguir hasta los suplentes que tranquilamente podrían haber sido de la partida, como Sergio Agüero, Bernardo Silva o Nicolás Otamendi. Arsenal, en cambio, atraviesa una realidad más complicada: tiene un equipo desbalanceado, cuenta con algunos pocos jugadores de altísimo nivel, como el delantero Pierre Emerick Aubameyang, el arquero Bernd Leno, sumado a otros nombres que ante el City fueron al banco, como Alexandre Lacazette, (a pesar de que últimamente su rendimiento fue irregular) o Nicolas Pépé, el jóven que prometía mucho (fue la compra más cara de la historia del club) pero que no logró acoplarse aún. A tales figuras los rodean jugadores más modestos, que no demostraron la jerarquía suficiente para que los Gunners compitan en lo más alto. También el equipo se conforma con jóvenes surgidos de la cantera, que asoman como interesantes, sin duda, pero que todavía dan sus primeros pasos: Bukayo Saka, sorpresiva aparición de esta temporada, que se ganó un lugar ya sea como lateral izquierdo o mediocampista por las bandas, Joseph Willock, en la mitad de cancha y Eddie Nketiah como único punta, fueron desde el inicio.

La ubicación en la tabla de posiciones, los antecedentes de los últimos años y los resultados de la temporada actual en las distintas competencias, reflejan la gran brecha que separa al Arsenal, importantísimo club de Inglaterra y que aspira a ser protagonista como lo supo ser históricamente, de los actuales equipos que dominan en la Premier y se presentan como candidatos en la Champions League.

En el cotejo que reunió al City y a los Gunners, se hizo evidente la abismal diferencia entre ambos. El inicio fue lento, incluso fue demorado varios minutos por dos situaciones desafortunadas para el visitante: Granit Xhaka debió retirarse apenas a los 3 minutos por lesión, y poco después, a los 20, el defensor español Pablo Marí también pidió el cambio. El central fue reemplazado por David Luiz, que sumó otro partido para el olvido en la temporada. Hasta los 30 minutos fue más bien un encuentro con pocas llegadas, aunque se hacía sentir el peso del equipo de Guardiola, tan bien aceitado hace años, campeón de la última temporada.

Mikel Arteta, director técnico del equipo de Londres, fue ayudante de Pep hasta la temporada pasada, por lo que conoce de primera mano la forma de actuar del rival. Los recursos de los que dispone, sin embargo, no son de la misma envergadura que los de su mentor, ni elegidos por él ya que asumió la conducción con la liga empezada. Los Cityzens amenazaron en varias oportunidades a sus dirigidos, y hubo una seguidilla de situaciones concretas de gol a partir del minuto 30. La igualdad se mantuvo gracias a las notables intervenciones de Leno, pieza imprescindible de este Arsenal que sin él podría situarse más abajo de la tabla aún.

A pesar de la destacada actuación del arquero visitante, poco antes de que termine el primer tiempo el local pudo imponerse en el marcador. Una pelota que David Luiz no pudo controlar, le rebotó y la chance de convertir le quedó servida a Sterling, que con un derechazo cruzado puso en ventaja a su equipo. Un gol tan cercano al entretiempo, sumado al panorama desalentador que vivió en los minutos anteriores, pareció dar por terminado el encuentro para los Gunners.

De hecho, si es que se renovó alguna esperanza en el descanso, pocos minutos después fue desechada por otra situación con David Luiz en el centro de la escena. Cometió un penal al obstaculizar la carrera de Riyad Mahrez, y fue expulsado, aunque la roja fue tal vez exagerada. Lo cierto es que Arsenal quedó con diez jugadores, De Bruyne convirtió el penal, y el partido pareció casi liquidado apenas a los 51 minutos.

La intensidad fue disminuyendo después del segundo gol, el visitante quedó abatido y Leno impidió en nuevas ocasiones que le conviertan. Ambos equipos tomaron la posibilidad de hacer más de tres cambios, aunque poco cambió en el transcurso del juego. Para ratificar la clara diferencia que hubo entre los dos equipos, Phil Foden estampó el tercer gol del City y el partido cerró con goleada 3-0.

Más allá de la pausa por la pandemia, el Arsenal no logra tener una versión a la altura de rivales como el Manchester City hace mucho tiempo. No conforma un conjunto competitivo, cuenta con pocos jugadores que pueden prometer aspiraciones más altas como volver a luchar por títulos importantes. Aubameyang fue un fichaje extraordinario y es uno de los futbolistas más sobresalientes, incluso de la liga. La última temporada fue el máximo goleador de la Premier con 22 tantos, junto a Sadio Mané y Mohamed Salah. En la actual, lleva 17 tantos en 27 partidos y está a dos de Jamie Vardy, que lidera la tabla. Pero su equipo no lo acompaña. Apenas Leno tiene un nivel similar, abocado a su tarea como arquero, está claro. Con Lacazette hizo una dupla interesante, pero su performance fue menor a la del gabonés. El contrato del delantero vencerá en junio de 2021, y es una incógnita si seguirá en el club o no. Pero por desempeños colectivos como los de hoy, con formaciones que no coincidan con su potencial, será entendible si decide mudarse a donde crea que puede tener más éxito a nivel grupal.

Arsenal todavía puede redireccionar su camino, prestar atención a aquellas piezas que debe reemplazar y trabajar para conformar un plantel donde estrellas como Aubameyang o Leno vean acompañados sus esfuerzos por colegas que estén a la altura de su nivel. Un jóven y capacitado entrenador está al frente de esta reestructuración, con un cierre de temporada exigente por delante, pero que debe tener la posibilidad de trabajar también con la mente puesta en lo que sucederá después de esta liga, cuando pueda reconfigurar a su equipo y así conducir a los Gunners hacia la cima otra vez.

Martín O’Donnell

Bayern Münich ganó en Bremen y es el campeón de la Bundesliga

Salió con todo el ímpetu y las ganas de llevarse el partido para lograr el objetivo soñado. Sabía que dependía de sí mismo, que si bien faltaban tres juegos antes de comenzar su visita a Werder Bremen, una victoria le daba el campeonato y la tranquilidad de terminar lo antes posible con el objetivo tan deseado.

Para Bayern Münich los tres puntos eran algo más que la meta trazada en cada uno de los partidos en que se presenta; los tres puntos eran alcanzar la Bundesliga por octava vez consecutiva, un récord que sólo tiene la Juventus en las Ligas grandes del planeta. Y por eso salió con la decisión de llevarse el partido y el campeonato.

Con el estandarte de Lewandowski en su regreso al equipo tras la suspensión, con la vuelta de Thomas Müller, Coman y Davies, el equipo de Hans-Dieter Flick saliò al campo con la formación de gala. Los titulares, los que construyeron esta campaña asombrosa, llena de victorias, triunfos contundentes y una marcada superioridad a cada uno de los adversarios. Un equipo que se sostiene en el pressing asfixiante, en pararse en el campo contrario, tener los defensores centrales más allá de la mitad de la cancha, el arquero como líbero y la posesión paciente del balón hasta encontrar el agujero para armar la jugada desequilibrante, la maniobra del gol.

El primer tiempo fue cerrado, con dos posturas muy definidas. Porque al ataque permanente de Bayern Münich, el local le opuso una defensa férrea, dura, sistemática. Tuvo una chance a los 12´con una escapada por la banda de Bittencourt, pero no prosperó y no contó con más oportunidades en ese período. Bayerno no fue demoledor, pero si dominante. Contralaba el juego, aunque le costaba perforar la defensa de Wereder Bremen.
Hasta que a los 42’ se abrió el marcador, tras una buena habilitación de Boateng para la entrada en diagonal de Robert Lewandowski y la conversión del polaco para marcar el 0-1 cuando ya terminaba el primer tiempo.

En el complemento el partido mantuvo el mismo libreto. La visita no se conformó con el resultado parcial que lo favorecía. Continuó con la misma postura. Boateng y Alaba parados en el campo local; Pavard casi como un extremo derecho, Davies lo mismo por izquierda. Kimmich y Goretzka en el patrullaje permanente de la zona media hacia adelante. Gnabry, Coman y Müller en el rol de asistidores de Lewandowski, amèn de ser creativos, dinàmicos y ofensivos. Y el arquero Neuer bien adelantado, casi en el rol de líbero, por el cual debió salir dos o tres veces bien lejos de su área para cortar los contraataques del local. El primero lo anticipó con la cabeza, el segundo con dos cortes consecutivos con las piernas. Y por si fuera poco un manotazo para evitar el empate del local luego de un buen cabezazo del japonés Osako, cuando iban 80′ y Werder Bremen se empezó a animar.

El local reaccionó recién en los últimos veinte minutos del partido. Cuando empezó a perder el temor, soltó amarras y decidió ir por el empate. Había aguantado hasta ese momento en su campo y cada vez que quiso salir de contra, se ahogó en la marca y presión a la que lo sometía el bayern Münich. Le costaba mucho elaborar juego al local; intentaba salir desde el fondo con pelota asegurada, pero la perdía rápido y casi siempre en su propio campo. por eso no podía salir del encierro. Recién al final tuvo esa chance de Osako y luego unos diez minutos finales con centros y algún apuro que la defensa visitante supo contener. Para Bayern, un doble enganche de Coman en el área y su remate elevado fueron las posibilidades más claras.

El campeón jugó los últimos minutos en el corner de la derecha de su ataque. Una vez que logró el primero de una serie de varios consecutivos, entretuvo allí el balón hasta forzar otros tres tiros de esquina seguidos. No quería salir, ni arriesgar más de la cuenta. Solo deseaba que el tiempo corriese y poder terminar el partido para gritar Campeón. Los méritos ya los había realizado.


Hernán O’Donnell