La gira comenzó con una sonrisa

A los 4 minutos, y unos segundos más, el golazo de Ezequiel Lavezzi abrió (y cerró) el partido. Porque fue la apertura del marcador, el inicio del camino y porque dejó la sensación de que esta Bolivia, en crisis e improvisada, iba a tener muchas dificultades para remontar la cuesta. Porque es un equipo que se juntó para este partido, con un DT recién llegado y una crisis dirigencial importante.

Llegó la Argentina con un cabezazo de Aguero y un remate de Gaitán. Eran avisos de lo que vendría: el segundo gol, tras un preciso remate de “Kun” Aguero y el tercero, de Ezequiel Lavezzi. 3 a 0 y partido liquidado. Había sido un primer tiempo a pedir de la Argentina. Con Sergio Aguero como motor del equipo, acompañado por Pereyra, la movilidad de Lavezzi, las proyecciones de Mas y la velocidad de Gaitán, el conjunto de Martino no tuvo inconvenientes para desbordar al elenco de Julio Baldivieso,

El segundo tiempo arrancó con un grito: “Me-ssi, Me-ssi!!”, bajaba desde las tribunas. Todos querían ver al astro de Barcelona. Es que el partido había perdido interés. o emoción. Era un relato repetido: La Argentina que atacaba, abría la cancha y desbordaba con facilidad. Una película conocida. Creció Lamela. Creció Pereyra. Y se afirmó Casco. Bolivia insinuaba algo, a partir de la pujanza de Marcelo Martins, hábil y experto. Pero era apenas eso, una insinuación.

A los 13 del ST un arranque a toda velocidad de Lavezzi, por la banda derecha, derivó en un centro rasante que Aguero concretó en la red con un toque sutil. Pero todo eso ya estaba en segundo plano. La gente repetía su grito, pedido, ruego; “Me-ssi, Me-ssi” bajaba de las gradas con más fuerza, al unísono. Y Martino les dio el gusto.

A los 20 entró El Rey Messi; a los 21, un centro de Milton Casco al corazón del área, fue bien provechado por Leo, y de cabeza marcó el 5 a 0.

Y a los 29 llegó el sexto; Pase largo de Gonzalo Rodriguez, habilitación de Aguero y gambeta de Leo Messi al arquero para marcar el 6 a 0. Mucho de Argentina, casi nada de Bolivia.

Los cambios se sucedieron en los dos equipos; para destacar; el ingreso de Angel Correa, un crack con enorme presente y larguísimo futuro. Figura en el San Lorenzo Campeón de la Copa Libertadores de América 2014, llegó para quedarse. Ingresó a los 35 y a los 37 debutó en la red de Argentina: 7 a 0, en un partido que repartía sonrisas pero que había perdido su esencia y su sentido.

Fue una victoria previsible, categórica, contundente. Para cerrar la herida de la Copa América reciente y empezar a soñar el futuro.

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Hernán O’Donnell

Bolivia busca salir de la crisis

Es una crisis grande, que abarca lo institucional y lo deportivo. Lo primero es lo más grande y lo más importante. La Federación Boliviana de Fútbol (FBF) vive un año de sobresaltos, con la detención de su presidente, Carlos Chávez, en el mes de julio pasado, tras ser detenido por la Policía de Bolivia a partir de una investigación por supuestos hechos de corrupción en el manejo de recursos económicos. Tras quedar detenido, la FBF en un congreso extraordinario, revocó su mandato y en otra sesión nombraron presidente, de forma interina a Marco Ortega.

De ese modo, la Federación intentó poner en orden su estructura que se vio debilitada tras el escándalo que comenzó con las denuncias sobre las autoridades de la FIFA y continuaron con otros dirigentes, como el caso de Carlos Chávez quien también era tesorero de la CONMEBOL.

A partir de la asunción de Ortega, los dirigentes debieron arremangarse, tratar de recuperar a la entidad y hasta poner dinero de su bolsillo para salir adelante. De hecho, el trámite del visado para la gira por Estados Unidos debieron abonarlo ellos.

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Y de a poco empezaron a ordenar la FBF. Debieron, contrareloj, contratar a un DT. Y la responsabilidad cayó en Julio César Baldivieso, ex crack del seleccionado, con un pasado en Newell´s y una larga trayectoria como jugador.

“No hay que mentirle a la gente, es un partido que me hubiese gustado jugarlo con más tiempo de trabajo, pero que ya estaba pactado por la Federación y hay que respetarlo y cumplirlo”, afirmó el entrenador apenas se oficializó su nombramiento.

“Es un desafío grande para los futbolistas enfrentar a un monstruo del fútbol como es Argentina”, agregó el DT, quien pidió la ayuda de Evo Morales: “Voy a invitar al presidente  para que se sume a este proyecto”.

Proyceto que empieza a desarrollarse el viernes 4, en Houston, Texas, Estados Unidos de América, ante un coloso del fútbol mundial que llega con su máxima figura y la aureola que siempre lo distingue. Para Baldiviezo, sus muchachos y el renacer del fútbol de Bolivia, todo un desafío.

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Hernán O’Donnell

También el “Tata” Martino está en un laberinto

Si convocá a los de acá, porque convocá a los de acá. Si llama a los de afuera, porque llama a los de afuera. Si lo cita a Tévez, porque se lo saca justo antes de dos clásicos. Si no lo cita a Tévez, porque no lo cita a Tévez. Y así hasta el infinito, el fútbol argentino vive un gataflorismo exasperante, donde todo se cuestiona, todo se protesta y todo se pone en tela de juicio.

La selección también ha caído en esa vorágine. A pocos de dias de enfrentar una gira por Estados Unidos, con partidos frente a Bolivia y México, la selección tampoco se salvó del bochorno inquietante de estos días desprolijos del fútbol argentino.

Primero, la pelea por jugar o no la 23ra fecha. Luego, la pulseada por la convocatoria de jugadores que debilitarían a los equipos. Más tarde, la amenaza de Bolivia de no presentarse a jugar si no se le abonaba el cachet por anticipado. Y por último, las lesiones de Zabaleta, Di María, etc que obligaron a modificar una vez más la lista de convocados original.

Demasiadas situaciones controvertidas para afrontar el trabajo deportivo. Con todo eso debe convivir Gerardo Martino, el entrenador de la selección. “Es una situación difícil para los jugadores, que quieren jugar en los clubes. Existieron y existen desprolijidades en la AFA. Es injusto que los jugadores no estén en partidos decisivos para los que trabajan todo el año. Y sé que desde mi puesto de entrenador es difícil crear lazos de amistad, sobre todo si me quejo de la parte organizativa. Siendo técnico de la Selección es imposible salir indemne de esta situación”, explicó en la conferencia de prensa. “Hoy es una gran oportunidad para que el mundo del fútbol diga ‘qué buena decisión que tomó la AFA’ al suspender la fecha, que es lo que debería pasar, y no esperar hasta último momento. Son desprolijidades que pasaron, que pasan y que tiene que cambiar. Así, evitarían un montón de especulaciones y comentarios, que van más allá de los dirigentes, y también alcanza a entrenadores y futbolistas”.

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Con respecto a la gira, indicó: “Son dos partidos importantes, porque vamos a jugar ante equipos, como Bolivia, que luego enfrentaremos en las eliminatorias. Además, hay cosas que van más allá de los 90 minutos de un partido. Por ejemplo, hablar de la Copa América, que sentimos, que piensa cada uno, expresar lo que vivimos para hacer un cierre y seguir adelante.”

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“Convocamos a los del medio local en los puestos que pensamos que nos podían cubrir necesidades. El año pasado, en noviembre, nosotros hicimos una convocatoria sin jugadores del fútbol local porque estábamos lejos de la Copa América, pero ahora estamos a 30 días de que comience la eliminatoria para Rusia y es importante estar en la selección”, agregó.

“Queremos profundizar lo que comenzamos a hacer en este año de trabajo, inclusive con lo que pasó en la Copa América. También la idea es insertar jugadores nuevos, o algunos que estuvieron poco. Creo que las giras tienen mucho de importante, más allá de los 90 minutos de partido”. En ese sentido, dijo que “Angel Correa es el juvenil más destacado que tiene la Argentina. Quien debe manejar su inserción, luego de la operación que tuvo, es Simeone. Gaitán aporta juego por los costados, puede ser el reemplazante natural de Di María. Ramiro Funes Mori está en un gran nivel. Sergio Romero tuvo un rendimiento impecable en la selección y ahora tiene continuidad en Manchester United”, comentó el entrenador.

Así están las cosas: complicadas, desencontradas, criticadas…La crisis que envuelve a la AFA llega a la selección. El estado deliberativo en el que se encuentra neustro fútbol, el desorden que goberna, el tironeo por el poder, la injerencia política, todo lo que ya sabemos, alcanza también a la selección argentina. Y su responsable no se hace el distraído ni expresa malabares dialécticos para disimularlo.

Hernán en Estadio Mendoza

 

Hernán O’Donnell

 

El fútbol, en su laberinto

La enorme pelea por el poder en la Asociación del Fútbol Argentino, las declaraciones cruzadas de los dirigentes, la unión forzada, el pacto atado por un hilo débil y lleno de desconfianzas, la merma de jerarquía en el campeonato de los 30, el bajo nivel futbolístico la ausencia de los simpatizantes visitantes y la permanencia de la inseguridad y las incomodidades en los estadios. Todo se junta hasta formar un estado de situación preocupante, doloroso, sombrío.

No parece asomar una expectativa que invite a la ilusión. La puja por el poder de la AFA ha sido muy clara, aunque muchos sólo se sostengan en las formas que, claro está han sido patéticas y alarmantes. Pero no es sólo un problema de formas. Es una cuestión de fondo. El fútbol argentino entró en un espiral descendente desde el fallecimiento de Julio Grondona (que bien o mal tenía un estilo de conducción), y sin tiempo de descanso o de tregua vivió cada jornada como una lucha interminable de los dirigentes de los distintos clubes por el horario de los partidos, árbitros que los dirigirían, estadios a jugar, cesión de futbolistas al seleccionado…hasta llegar a estos días, donde ya no se pelearon por esas nimiedades sino por algo mucho más sabroso y tentador: la presidencia de la casa, el control total del fútbol.

En ese escenario, la lucha se planteó sin tregua ni contemplaciones entre quienes querían llegar y asumir el control de todo y aquellos que no permitían ni asomarse por la puerta a los forasteros. Dos extremos, dos posiciones antagónicas donde, detrás de los famosos y consabidos “proyectos” que nos prometen un mundo ideal de amor y paz, se advierte una intencionalidad política, mercantil, ambiciosa.

Es difícil de creer que alguien viene con la promesa de transformar este fútbol caótico en un jardín de rosas. Además, no lo demuestra su trayectoria. No hay un mecenas ni un Papá Noel. Ni tampoco los reyes magos. Se trata, apenas, de gente ambiciosa, con ganas de entrar o de mantenerse (depende el caso) en el “negocio” del fútbol. Esa fuente de recursos que se generan a partir de un deporte único, y que se vinculan con el show, el marketing, el espectáculo, pero muchas veces más ligado a la televisión, o sea a las transmisiones televisivas, que a los concurrentes a los estadios vetustos, incómodos, abandonados, deteriorados, dominados en su control por los barra bravas que juegan de local.

Así, la explotación comercial y artística del producto fútbol se dirigirá a un público masivo, enorme, pero que lo ve por TV. Para el hincha común, el que va al estadio, habrá que presentarle escenarios cómodos, higiénicos, seguros, donde pueda llegar con medios de transporte o vehículos particulares y pueda estacionar en lugares habilitados a un precio lógico y no en la calle, extorsionado por un trapito que le “cobra” una fortuna por portación de auto.

Y así podríamos hablar de muchas cosas más. Queremos dirigentes que se ocupen del fútbol; de cuidar al deporte, a los clubes y a los socios. Que el negocio llegará después. Esta lucha nos deja una imagen, ojalá equivocada. La de dirigentes que van tras el “negocio” del fútbol, que es un tren gigante y cuya locomotora es la televisación de los partidos. Ojalá tengan otro pensamiento. Otras ideas. Que sepan que para ordenar al fútbol tienen que ordenar a los clubes. Que deben ser lugares para las familias, para los socios, no dominios de los barras. Que deben ordenar las economías. Que deben refundarlo.

Ojalá aparezcan estas intenciones, en medio de una batalla desenfrenada por el control del poder.

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Hernán O’Donnell

La selección busca su destino

En medio de las peleas, las discusiones, los cruces mediáticos y toda la polémica que envuelve a la Aasociación del Fútbol Argentino y su futuro, el equipo que conduce el “Tata” Martino quiere continuar su camino rumbo a la Copa del Mundo FIFA-Rusia 2018, aunque ni siquiera la selección puede evitar inmiscuirse en la polémica.

Al equipo nacional le tocó también estar en el centro de la batalla mediática. Es que las fechas de los partidos ante Bolivia y México se mezclan con jornadas claves del torneo “Julio Humberto Grondona”. Y más que con una fecha clave, con un partido importante, casi determinante: el clásico Boca vs San Lorenzo. A partir de allí, la interminable polémica por la discusión que generó la posible convocatoria de futbolistas  de cada equipo. En particular, la citación de Carlos Tévez. Días de protestas, de declaraciones cruzadas, de rumores…La convocatoria no tuvo demasiadas sorpresas; los que fueron a Chile por la Copa América y algunas novedades. la más importante, la de Funes Mori.

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Argentina se medirá ante Bolivia el viernes 4 de septiembre, en el BBVA Compass Stadium de Houston, mientras que cuatro días después será el turno de enfrentar a México en el AT&T Stadium de Dallas, en ambos casos, con horario a confirmar. Son dos partidos que sirven para medir al equipo. Bolivia fue irregular en el torneo de Chile; México, con alguna polémica en su victoria ante Panamá, se llevó la Copa de Oro de la CONCACAF.

Irán los arqueros: Sergio Romero, Nahuel Guzmán y Marchesín; los defensores: Pablo Zabaleta, Facundo Roncaglia, Ezequiel Garay, Otamendi, Rojo, Ramiro Funes Mori, Milton Casco y Demichelis; los volantes Lucas Biglia, Mascherano, Banega, Javier Pastore, Erik Lamela, Roberto Pereyra, Fernando Gago, y Angel Di María y los delanteros: Lionel Messi, Agúero, Gonzalo Higuaín, Carlos Tévez y Ezequiel Lavezzi.

Un plantel de alta calificación, que deberá empezar a remontar la cuesta dolorsa de haber perdido otra final, pero que puso la vara muy alta y alimenta la ilusión futbolera de todo el país.

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Hernán O’Donnell

Esta vez, el vaso quedó medio vacío

Todos imaginábamos, presumíamos que el partido iba a ser muy diferente al que se había jugado en Sudáfrica. Pensábamos que los Springbocks iban a plantear un partido más duro, que llegarían con el cuchillo entre los dientes y que buscarían un desquite de lo que fue la paliza propinada por Los Pumas el sábado 8.

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Y así fue, nomás. Los sudafricanos salieron decididos, marcaron territorio y aprovecharon cada oportunidad que se les presentó. Lambie marcó de penal a los seis minutos, Los Pumas igualaron, pero a partir de los diez de la etapa inicial, volcaron el juego hacia el campo adversario. Y dominaron con mucha claridad. Así llegaron dos tries, El primero, aprovecharon un descuido de la defensa y Habana concretó. Otro penal, y el marcador 3-13; un tryazo por una excelente jugada colectiva marcó otra diferencia. Los Pumas sumaron dos penales más y el resultado del primer tiempo se selló en 9-20.

WP_20150815_017  La segunda parte tuvo la misma tónica. Un equipo, el visitante que presionó, que jugó mucho con el físico y que a los dos minutos volvió a ampliar el marcador con un penal. 9-23. Otro descuento para el 12-23 y un penal más para Sudáfrica para cerrar en 12-26.

Lo que vale aquí no es el resultado ni los cambios en el tanteador. lo que queremos dejar es un análisis más amplio. Los Pumas fueron un equipo distinto al de siete días atrás. Un equipo que puso el corazón, pero que no le alcanzó. Que tuvo esfuerzo, pero falencias que se marcaron en algunas fallas defensivas, la imprecisión en los tackles y una merma en el ataque.

Se vieron superados por un oponente que se mostró muy duro, que no los dejó jugar y los dominó los 80 minutos. Duele decirlo, pero esta vez Los Pumas casi no pasaron la mitad de la cancha. Nos quedó más el medio vaso vacío que el medio lleno.

Es cierto que hubo ausencias importantes. Ayerza es una; Senatore, otra. Pablo Matera, también. Tomás Cubelli es una pieza claveen el equipo. El “Chelo” Bosch, es titular indiscutido. La experiencia de Juan Martín Hernández es muy necesaria. Son hombres que deben estar en el 15 titular. También hay que decir que Los Pumas jugaron con cierta presión (tal vez inconsciente) por la lista final que se daba a conocer en estas horas para ir al Mundial.

Se perdió, pero se sacan conclusiones. Se sabía que el partido iba a ser duro, intenso y de mucha exigencia física. Dolió perder. Pero la búsqueda es otra; llegar lo mejor posible al Mundial. Que este test-match  sirva para sacar lo mejor por que lo más exigente, está por venir.

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Hernán O’Donnell

 

 

El legado del ’65: Orgullo y pasión

Ese try formidable, cuando apenas se jugaban 2 minutos y de un line, Juani Hernández se la abrió a De La Fuente, el ingreso de Imhoff por el centro, la combinación con Bosch y el try del Chelo, limpio y contundente, despertaban la sopresa, abrían la ilusión y contagiaban un entusiasmo en una tarde que, de a poco, se hizo grandiosa e inolvidable.

Los Pumas fueron más pumas que nunca ese primer tiempo. Dominaron el partido sin tener más la pelota y sin jugar más en el campo de Sudáfrica que en el propio. Pero a pesar de que no dominaron en esos puntos, fueron inteligentes para golpear en cada momento y sacar una buena ventaja.

Llegó la gran jugada de Hernández para contraatacar, la genialidad de Tomy Cubelli y el segundo try de Argentina, el primero de Imhoff. Y una gran salida de Senatore de un scrum, otra maniobra de Cubelli y el tercer try que llega de la mano de Imhoff, el segundo personal. Un try de Sudáfrica marcaba que no había que desconcentrarse, pero se cerró el primer tiempo con un penalazo de Chelo Bosch desde la mitad de la cancha y al descanso con el tanteador inimaginado: 13-27 para el visitante.

Y el segundo tiempo comenzó con la misma intensidad; penal a favor, distracción de Sudáfrica, Hernández sorprende y Juan Imhoff mete el cuarto try de Los Pumas y tercero personal.  13-34 para Los Pumas. El tiempo de soñar…

Un try de Le Roux, tras una corrida fantástica achicó el marcador. 20-34, falta media hora y a luchar…De la mano del  full back Sudáfrica creció. Fue más intenso en el juego, se movió más rápido en el juego de manos y entró de punta con mucha dureza en cada ataque profundo. Los Pumas tackleaban y aguantaban con Senatore y Leguizamón como estandartes de la defensa. Y el reloj corría…Un drop de Marcelo Bosch fundamental cuando faltaban 20 minutos: 20-37 para la visita y más aire para Argentina. Los cambios dieron una vuelta de oxígeno. Para soportar la presión local, para mantener la presencia en el partido. Un try de Havanna achció las distancias: 25-37 y dos minutos para jugar..

Y para pelear cada pelota como la última. Para tacklear, para correr y para luchar. Con la emoción de vivir una jornada inolvidable, con la presencia de Los Pumas del ’65 en el estadio, con el himno completo, con la camiseta, medias y pantalones de toda la vida, con la estrategia de Hourcade y la fuerza y compromiso de todos…

Los Pumas jugaron como nunca. Fuero más Pumas que nunca. Para no olvidarlo jamás.

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Hernán O’Donnell

Vamos subiendo la cuesta…

Aún dura y perdura el dolor de otra final perdida. Aún resuenan los acordes de una derrota en la Copa América Chile 2015 con una melodía melancólica. La Argentina tropezó y la ilusión se hizo añicos. Pero hay que seguir. Hay que levantarse y volver a empezar. En definitiva, que de eso se trata el deporte, y la vida.

Tal como si se hubiera ganado. Porque los festejos hubieran durado algunas noches, porque la alegría pudo haber sido un poco más duradera…Pero, después, volver a empezar.

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Ya pasó el momento más doloroso: ese en que la premiación distingue al mejor, y uno debe morderse los labios, levantar la cabeza y aplaudir con hidalguía y caballerosidad, a la espera de que alguna vez nos vuelva a tocar a nosotros ocupar ese lugar estelar, el más alto del podio. Pero ese instante, hay que pasarlo. y la mejor manera es la de reconocer al rival ocasional, felicitarlo y empezar a trabajar para el futuro.El fútbol argentino debe organizarse. Hace un año que, tras la pérdida de su líder, entro en una zona gris, de debate, cierto desconcierto y tironeo por ver quien toma el timón del barco. De ahí para abajo, sucede todo lo que uno se pueda imaginar: Un campeonato con problemas de organización, indefinición de formas futuras en cuanto a fechas y ascensos y descensos de categoría, incertidumbre por no saber hasta cuando habrá 30 equipos en la elite, como se hará la depuración, que pasará con las transmisiones televisivas, cuales serán las formas en que los clubes reordenen sus economías, asperezas y desencuentros de cara a las elecciones de octubre…Y en el medio, una selección que cuenta con estrellas de nivel mundial que espera que se ordene la casa para poder despegar.

El camino a Rusia está a la vuelta de la esquina. No perdamos más tiempo. Es hora de dejar de lado mezquindades, ambiciones personales, y pensar en el futuro. Si la selección es el producto más importante que tiene el fútbol argentino, cuidemosló. Cuidemos ese producto. Cuidemos esa expresión genuina que todavía permite que la familia se acerque a la cancha, que las mujeres y los chicos sean una parte importante del público dominante, que el espectáculo sea lo más virtuoso posible. Por eso, trabajemos con el pensamiento puesto en ella. En nuestro máximo equipo. La selección necesita de la unión de todos. El 5 de octubre hay que recibir a Ecuador y el 13 habrá que visitar al Paraguay de Ramón Díaz en Asunción. No hay demasiado tiempo para chicanas o disputas personales. La selección, el equipo de todos, debe estar por encima de cualquier rencilla, para poder desandar el nuevo camino.

A partir de allí, el trabajo deportivo. La dedicación de Gerardo Martino, la presencia imprescindible de Lionel Messi, el aporte de todos. Argentina ya tiene encima el camino al Mundial de la FIFA-Rusia 2018. Pongamos en marcha el equipo y empecemos a subir la cuesta…

 

Hernán O’Donnell

Argentina está convencida

Pasó la serie ante Serbia, la victoria final por un amplio y tal vez sorpresivo 4 a 1 y la ilusión empieza tomar una dimensión que muy pocos creían posible cuando se iniciaba la temporada. Incluso, este equipo estuvo muy cerca de caer en primera rueda, cuando Brasil era una amenaza concreta y Souza estuvo muy próximo a derrotar a Leo Mayer en el cuarto punto y sentenciar la serie. Pero el correntino sacó fuerzas de donde ya parecía no haber y consiguió un triunfo histórico y memorable. Y se encaminó la serie que selló Federico Delbonis.

Entonces llegó Serbia. Sin Novak Djokovic ni Tipsarevic disminuía de modo muy claro sus fortalezas. Pero contaba con Viktor Troicki y un dobles con experiencia. Había que jugar.

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La primera jornada fue impresionante. Leo Mayer jugó impecable. Tuvo un rival que le hizo partido sólo en los primeros games. Después de un inicio parejo, el “Yacaré” impuso condiciones. Sacó impecable, su drive fue letal y el reves funcionó a pleno. No tuvo fisuras, dominó a voluntad y demolió a Flip Krajinovic por 6-4, 6-2 y 6-1 en una hora y 38 minutos.

Un triunfo claro y tranquilizador. Fede Delbonis comenzó con dudas y algunos desaciertos. Además, Troicki jugó muy bien, con un reves cruzado que complicaba al joven de Azul.

6-2 y 6-2 fueron las primeras mangas y una sensación de preocupación recorrió el estadio cerrado de Tecnópolis. Pero con mucha paciencia y el aliento permanente del público pudo dar vuelta la historia y ganar los tres sets restantes por 6-4, 6-4 y 6-2. Un viernes de grandes alegrías. Se imaginaban muchas variantes; la mejor fue la que se concretó.

WP_20150717_007El capitán Daniel Orsanic tomó una decisión acertada, que muchos suponíamos iba a realizar: Incluir a Mayer en el dobles en reemplazo de Schwartzmann era imaginado y fue un acierto. Junto a Carlos Berlocq jugaron un partido impecable, sólidos, inexpugnables. Fue victoria por 6-2, 6-4 y 6-1 y un 3 a 0 definitivo que desató la alegría y el festejo de un grupo unido, humilde y trabajador.

El domingo sirvió para que Diego Schwartzmann debutara en singles. Más allá de la caída sirvió para entrar en clima, jugar, sentir la Davis a flor de piel. Charly se llevó el cuarto punto y dejó un mensaje: hay equipo. Hay equipo en el liderazgo humilde, sencillo y positivo de Leo Mayer. Hay equipo en la confiabilidad de Fede Delbonis. Hay equipo en la garra de Carlos Berlocq. Hay equipo en la humildad y simpatía de Diego Schwartzmann. Hay equipo en la seriedad de Daniel Orsanic. En la colaboración de todos. En el apoyo de todos. Y en el convencimiento de todos, que creen que, juntos, el sueño imposible puede ser una hermosa realidad.

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Hernán O’Donnell

Que el árbol no tape el bosque

Ahora, que pasaron varios días del final de la Copa América Chile 2015, que la tarde-noche triste y amarga de Santiago empieza a formar parte de los recuerdos de la historia deportiva de la selección. Ahora, que las voces comienzan a bajarse, que la serenidad le gana a la espontaneidad, que todos estamos un poco más fríos y tranquilos, vale la pena hacer un análisis de lo que ocurrió con el seleccionado, porqué se perdió la final y que debemos pensar, hacer y trabajar para el futuro.

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La Argentina hizo una buena Copa América. Quizás no haya llegado al nivel de “muy buena”, pero sí se jugó bien, hizo buenos partidos, obtuvo resultados y, excepto en la final, fue siempre superior a los rivales.

El primer tiempo del primer partido ante Paraguay fue de gran nivel. El equipo se mostró lúcido, veloz, agresivo. Leo Messi se movió por todo el frente de ataque, generó juego, desbordó, lució muy compenetrado con el partido y con el equipo. Un bajón en el segundo tiempo le permitió a un equipo con más oficio que volumen de juego llegar a la igualdad. No era del todo justa, pero en fútbol los merecimientos no cuentan. No existe un fallo de un jurado como en el boxeo. Se gana con goles. El equipo de Martino desperdició unos cuantos en el primer tiempo y luego se lamentó. Mucho se habló de los cambios, sobre todo del ingreso de dos delanteros (Tévez e Higuaín) por un volante y un atacante. La salida de Pastore desequilibró la mitad de la cancha, pero al márgen de esa discusión, la Argentina no supo rematar el partido.

El clásico con Uruguay fue eso: un clásico. Trabado, friccionado, luchado. Uruguay, como casi todos, salió a esperar a la Argentina y a tratar de lastimar de contraataque. El excelente centro de Pablo Zabaleta y el perfecto cabezazo de Agüero liquidaron el pleito.

Contra Jamaica no se jugó bien. Se ganó por la experiencia, el oficio, y el peso de los nombres y de la camiseta. El gol de Gonzalo Higuaín trajo una tranquilidad muy cercana al relajamiento. Argentina se durmió con el correr de los minutos y no pasó sobresaltos ante un rival de menor jerarquía que estaba más preocupado por autorretratarse en fotografías con Leo Messi al finalizar el partido que en intentar la hazaña.

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Con Colombia se jugó el mejor primer tiempo del campeonato. La selección dominó a voluntad. Tuvo el monopolio de la pelota, atacó por derecha, centro e izquierda, presionó al rival, contó con unas cuantas posibilidades de gol, entre ellas la más clara fue la doble tapada del arquero Ospina ante el remate de Agüero y el cabezazo siguiente de Messi. Fue mucho más que su adversario y debió ponerse en ventaja en ese lapso. después Colombia creció, emparejó el desarrollo y con mucho esfuerzo, disciplina defensiva (Mejía persiguió a Messi toda la noche) y la actuación de Ospina, forzó los penales. Allí se impuso el equipo de Martino.

La semifinal ante Paraguay fue brillante. Un muy buen primer tiempo, un 2-1 parcial auspicioso y un segundo tiempo a todo trapo. Entonces dijimos que Messi jugó de Maradona. Armó juego, gambeteó, corrió por toda la cancha y asistió a sus compañeros para que todos y cada uno de ellos pudieran convertir. El 6 a 1 lapidario al equipo de Ramón Angel Díaz nos invitó a soñar. Sentimos, lo reconocemos ahora que pasó el tiempo y la suerte quedó sellada, que la Copa estaba muy cerca…

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El fútbol nos enseñó, una vez más, que nada está definido hasta que se juega. Que nada puede darse por terminado hasta que suena el silbato final. Que los partidos no se disputan en la oficina ni en la calle ni en las redacciones. Que se juega en la cancha. Que allí todo se dirime y nada está escrito de antemano. Que por eso es el deporte más hermoso del mundo. Que nadie es declarado ganador de antemano. Por eso nos gusta. Por eso nos apasiona tanto. Por eso despierta amores y odios y es el pan nuestro de cada día en latinoamérica, en Europa, en Africa, Norteamérica, Asia y todo el mundo. Por eso es la “religión” con mayor cantidad de fieles. Porque todo puede suceder. Hasta que un equipo que empezaba a “matar”, a liquidar a sus rivales, se pareciera a una sombra desdibujada, superada por un rival, Chile, que estaba lleno de nervios y de responsabilidad por ganar en su casa el primer título internacional, pero que supo tranquilizarse, aprovechar la localía y jugar con una determinación que emparejó las jerarquías individuales. Que supo ser agresivo para recuperar el balón y rodear a Messi para que no pueda recibir ni jugar cómodo. Un Chile que se jugó por su oportunidad. ¿La Argentina pudo ganar? Sí, la última jugada que armaron entre Messi, Lavezzi y Gonzalo Higuaín le pudo haber dado la victoria. pero también pudo perder 8 minutos antes, cuando Alexis Sánchez encontró un rebote sólo en el área y de media vuelta sacó un remate que tenía mucho olor a gol y se fue apenas desviado…

Los penales sonrieron a los locales como muchas otras veces nos sonrieron a nosotros. de esta final queda el sabor amargo que el equipo se desinfló en el momento cumbre. Que realizó una gran Copa América y se vio equilibrado y por momentos superados por un adversario que tiene buenos jugadores que corrieron y lucharon por el partido de su vida, y un gran entrenador que planteó muy bien el partido. Pero que no es más que la Argentina. Al contrario. Por eso la decepción de no haber aprovechado una oportunidad ante un rival al que se le puede ganar sin complicaciones. Pero que la tarde justa, el día indicado, la selección no apareció. El equipo no lo ayudó a Messi, no tuvo reacción anímica, no supo repetir actuaciones anteriores. Desde el banco no llegaron las respuestas para revertir lo que proponía el rival. Y se perdió cuando aún en una tarde -noche decepcionante hubo chances para ganar.

Una pena porque habrá que esperar al Mundial de la FIFA-Rusia 2018, o la Copa América Brasil 2019. Y renovaremos el optimismo y la fe; acompañaremos a la selección, como siempre lo hemos hecho, en la construcción de un nuevo ciclo, de un equipo que de estos destellos de excelencia mostrados haga un acto de compromiso. Y que todos sepamos que nada se gana hasta que suena el silbato en el partido final.

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Hernán O’Donnell