La selección camina y aprende a hablar

Como un bebé que empieza a dar sus primeros pasos; con prudencia, con recaudos, y con paciencia, la selección de Lionel Scaloni ya está en marcha. Un ciclo que empezó en silencio, casi sin que nos diéramos cuenta, con el torneo de L’Alcudia en España apenas unos días después de la finalización de la Copa del Mundo de la FIFA-Rusia 2018, la selección nacional abrió paso a una nueva historia, que reflejamos en una nota publicada el 8 de agosto del año último pasado, cuando advertíamos que en ese torneo juvenil, reservado para la categoría sub 23, había nacido un nuevo ciclo del seleccionado argentino.

A partir de allí se encadenaron varios amistosos, la Copa América Brasil 2019 y una nueva tanda de partidos que deja satisfechos al cuerpo técnico, a los dirigentes, a los propios futbolistas y por supuesto, a los hinchas.

La Argentina le ganó a Brasil un partido complicado, que lo resolvió con un penal, que en verdad fue atajado por Alisson Becker a Messi y del rebote Lio convirtió, y lo justificó en el segundo tiempo, donde mejoró su rendimiento y demostró por qué merecía llevarse la victoria.

En el inicio del partido Brasil controló la pelota y dominó las acciones. Se aproximó al arco de Andrada y contó con un penal a favor que desperdició Gabriel Jesús con un tiro desviado. Después vino la jugada de Messi, el toque suave del defensor brasileño, la caída en el área y el penal que terminó con el gol argentino.

En el segundo tiempo, el equipo de Scaloni se paró mejor, supo copar la mitad de la cancha, ganar la posición y la posesión en el centro del campo y generó varias situaciones como para aumentar el marcador, que fueron, en su mayoría, abortadas por Alisson, el gran arquero brasileño.

Y cuando Brasil intentaba salir desde el fondo con pelota asegurada, la Argentina lo presionaba bien arriba, para recuperar y estar cerca del arco rival. Pero si pasaba esa línea y avanzaba hacia la mitad de cancha, la Argentina se escalonaba bien en defensa, para cortar más atrás y encontrar espacios grandes y abiertos para meter el contraataque. Buenos síntomas de una idea que empieza a gestarse.

Ante Uruguay empató, sobre el final, un partido que casi pierde y mereció ganar. La Argentina fue más por el control del juego, por que tuvo casi todo el tiempo la pelota y porque se posicionó bien cerca del arco de Martín Campagna. Y la “Celeste”, en dos jugadas, casi sus únicos dos ataques del encuentro, le complicó la vida.

En el primer tiempo, tras un buen lapso de manejo argentino, llegó el gol de Uruguay tras una buena habilitación de Torreira a Suárez, el achique de la Argentina que no sirvió y el pase del delantero de Barcelona a Cavani que convirtió dentro del área chica. Después, la Argentina fue y buscó, hasta encontrar el empate tras un tiro libre de Messi que le puso la pelota en el lugar exacto a Sergio Agüero, y el “Kun” convirtió de cabeza.

Pero el empate duró poco porque Suárez convirtió de tiro libre en una falta que supo “generarla” y su fuerte remate venció a Andrada.

Quizás le faltó velocidad y cambio de ritmo a la Argentina; quizás los cambios no potenciaron su juego; quizás las salidas de Marcos Acuña y Leandro Paredes disminuyeron su poder de fuego, pero el equipo no dejó de ir. De buscar.

Y en el minuto 90 encontró su premio en el penal de Martín Cáceres y el remate exitoso de Lionel Messi, que puso el justo 2 a 2.

Un balance positivo para la Argentina. Tuvo dos buenas actuaciones ante dos potencias mundiales, que además serán los principales adversarios en las competencias oficiales que se jugarán el año que viene: la Competición Preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Qatar 2022 y la Copa América Argentina-Colombia 2020.

El plantel está casi definido, el equipo también toma su perfil, el estilo de juego empieza a asimilarse, los recursos y variantes se observan en cada encuentro, la idea se consolida…nace una nueva Selección Argentina que ya dio sus primeros pasos y comienza a pronunciar sus primeras palabras.


Hernán O’Donnell