Gracias Valencia, gracias Chelsea, por el fútbol que nos regalaron

España se llenó de fútbol; otra noche de Champions League y un encuentro de dos equipos generosos, que no integran la primera línea de candidatos pero que pretenden llegar a la clasificación y después ver. Valencia, con su orden habitual, la prolijidad en el traslado y la conducción sabia de Dani Parejo, frente a un Chelsea ambicioso, atrevido, veloz. Un equipo que no se escondía en el refugio del visitante. Así se armó el partido, con uno, el local, que buscaba a través del orden y el progreso. El otro, que buscaba de igual a igual, con mucho ritmo y presión, como si se tratar de un encuentro en campo neutral.

La primera llegada clara fue para Valencia: pelotazo bien dirigido de Parejo para Rodrigo, la llegada al fondo y el centro para la entrada de libre de Maxi Gómez, que no pudo conectar a los 18′. La segunda también fue para el local. Cortó Ferrán Torres, abrió para Soler, el pase a Parejo y la habilitación a Maxi Gómez que otra vez no pudo llegar a dirigir bien el remate y se perdió otra ocasión a los 29′. Valencia lucía menos, pero llegaba mejor.

Chelsea tenía el sello de los equipos de la Premier: francos, honestos, ofensivos. Con una gloria en el banco como Farnkie Lampard, intentaba continuar el sello de un sabio como Sarri. Y amenzaba con Willian, Kanté, Kovacic, Pulisic y esa enorme promesa que es Abraham. Y tuvo a los 37′ una gran oportunidad con Abraham, que la desvió Cillessen en un esfuerzo supremo.

La respuesta fue letal. Centro de Rodrigo Moreno, aparición de Soler en el medio del área chica y concreta con un remate fuerte. 1 a 0 a los 39′ para el Valencia.

Pero los gritos no se acallarían. Salió con todo Chelsea y tras un corner y un despegue débil, la pelota le quedó a Kovacic que empató con un violento tiro desde afuera para sellar el 1 a 1 a los 40′ de un primer tiempo vibrante. Y antes de terminar el primer tiempo, Pulisic armó una jugada maravillosa en la que dejó solo a Kovacic, quien, volcado a la izquierda, sacó un remate tremendo que Cillessen desvió al corner.

Con un ritmo enloquecedor, un estadio efervescente y una noche llena de fútbol, terminó el primer tiempo, con promesa de continuar con la fiesta.

Michi Batshuashi por Abraham, quien se fue lesionado tras un choque con Ezequiel Garay, fue la variante al iniciarse el complemento. Pero no se amilanó el conjunto de Lampard. Salió decidido y logró la ventaja a los 50′, tras una pelota que le bajaron a Pulisic y este convirtió. Tras una revisión exhaustiva del VAR, Chelsea revirtió el resultado y se puso de visitante arriba por 1-2.

Con su habitual estilo, el local intentó dominar. Parejo para organizar, Coquelin para sumarse a la mitad de la cancha y Kevin Gameiro para reforzar el ataque, fueron sus apuestas. Una ocasión magnífica llegó a los 63′ cuando Jorginho le cometió una falta a Gayá y Valencia pudo saborear la igualdad, pero el arquero Kepa detuvo el lanzamiento de Dani Parejo y el partido continuó favorable al visitante.

Chelsea prefirió armar línea de cinco con el ingreso de Emerson por Jorginho cuando llegábamos a los 70′ y plantear un partido de contra en los minutos finales.

Valencia tenía un grito escondido. Daniel Wass, arrancó por derecha, recibió un pase y cuando llegaba a la posición de lanzar el centro, sacó un trio que se fue directo al arco, pegó en el segundo palo y se metió para marcar el 2 a 2 cuando estábamos en los 81′ de juego. De la galera llegó la igualdad y sólo el danés sabrá si tiro un centro o remató al arco.

Los minutos finales tuvieron la misma intensidad que los iniciales. Con determinación y coraje, los dos equipos fueron en busca de la victoria. Se lo perdía Chelsea, y de contra lo desperdició Rodrigo sólo frente al arco cuando ya estábamos en los 90+5′. Hasta el final mantuvieron vivas las emociones y la incertidumbre por el resultado. Buscaron y obtuvieron un punto cada uno que los deja a la expectativa para luchar en la última fecha por la clasificación. Si les toca o no, lo veremos en diciembre, pero la fiesta de fútbol que nos regalaron, fue un hermoso regalo del año que empieza a cerrarse.


Hernán O’Donnell