Palmeiras fue práctico, eficaz y contundente, para llegar a la final de América

Todo un partido de Copa CONMEBOL Libertadores de América. Con todos los condimentos, con sus virtudes y sus defectos. Con lo adorable y aquello que aún produce cierto escozor. Atlético Mineiro salió a jugar con el apoyo de su gente y el ímpetu que también había mostrado en Sao paulo, cuando visitó a Palmeiras en la semifinal de ida. Y en la vuelta, el libreto fue similar. Un equipo que intentaba atacar a partir de las combinaciones de Ignacio Fernández, Matías Zaracho, Allan y la capacidad de ataque de Hulk y el chileno Eduardo Vargas. Sin embargo, su primera llegada fue fruto del error rival y no de la elaboración propia. Iban 13′ cuando Luan ejecutó sin precisión un tiro libre, quiso cambiar de frente y sacó un pelotazo que Eduardo Vargas paró con el pecho y se llevó de cara al arco rival. Demoró el pase a Hulk y cuando lo realizó, la salida veloz del arquero Weverton evitó la caída de la valla visitante.

Palmeiras se acomodó en el campo cuando Raphael Veiga entró en contacto con la pelota. Hábil, veloz y dinámico, comenzó a mostrarse al promediar la etapa y de esa manera le dio un descanso a Rony, quien hasta ese momento era el receptor permanente de todos y cada uno de los pelotazos para que el equipo paulista saliera desde el fondo. Veiga le dio otra dinámica, buscó el juego asociado y liberó a su compañero. A los 25′ tuvo su mejor oportunidad: pelotazo largo de Weverton, el lateral Mariano falló en el cierre y el disparo del delantero de Palmeiras se fue muy cerca del poste izquierdo de Everson.

El encuentro no tuvo más situaciones claras hasta el cierre de la etapa cuando Ignacio Fernández sacó un disparo alto y preciso que el arquero de Palmeiras desvió al corner de un manotazo.

En el segundo tiempo el comienzo fue frenético; primero lo tuvo Atlético Mineiro, que avisó a los 47′ con un tremendo remate de Hulk que Weverton desvió al tiro de esquina. Apretó el acelerador y acorraló a su rival, pero respondió Palmeiras con un contra ataque feroz de Rony, a los 48′.

Iban 61′ de juego cuando Mariano habilitó a la derecha a Jair, este sacó un centro bien cerrado y Eduardo Vargas metió un cabezazo tremendo, dentro del área chica, para marcar el 1 a 0 a favor de Atlético Mineiro.

El estadio entró en ebullición. Mineiro sintió que el partido estaba en sus dominios y buscó liquidarlo. Se mantuvo adelante en las líneas, presionó al conjunto paulista y en esos minutos que siguieron, el desarrollo fue en el campo visitante. A los 55′ Vargas entró solo por izquierda y ante una magnífica posibilidad sacó un disparo desviado. El local parecía una tromba que definiría el pleito. Pero, de a poco, la visita se animó.

Se soltó con cautela, con mucha precaución. Como si no quisiera dar un paso en falso que lo liquidara de la serie. Y cuando halló el momento justo, dio el zarpazo. Avisó a los 61′ con una entrada libre de Rony que el arquero local tapó con ubicuidad.

A los 66′ de juego Gabriel Verón ingresó por Rony en el primer cambio de Palmeiras. Lo que parecía una perdida importante para el visitante, por el rol que había ocupado Rony en la primera parte, terminó por ser una medida positiva, porque el recién ingresado enseguida se escapó por la banda izquierda, le ganó la posición a su marcador y lanzó un centro rasante que Dudú, de atropellada, metió en el arco para poner el partido 1-1, a los 67′.

Muy pronto llegaron las ventanas de los cambios. A los 75′ Gabriel Menino reemplazó a Marcos Rocha, en Palmeiras, a los 76′ Hulk metió un fuerte tiro libre que Weverton sacó al corner y a los 77′, el venezolano Savarino ingresó por Jair en el equipo local.

El Atlético Mineiro quemó las naves, con más empuje que fútbol, pero con mucha vocación por querer torcer el destino. Se le hizo difícil, porque Palmeiras cerró los caminos. Y cuando pudo, metió la heladera de los cambios. A los 81′, armó de modo definitivo, la fortaleza: Ze Rafael ingresó por Dudu y Wesley Ribeiro entró en reemplazo de Raphael Veiga. Salían, Dudú y Veiga, dos hombres de ataque y creatividad en la visita, para reforzar la contención con dos volantes en la mitad de la cancha.

Atlético Mineiro buscó forzar y a los 83′ metió un delantero, Eduardo Sasha en reemplazo del volante Matías Zaracho. Pero el equipo se repetía en el esquema de abrir a la derecha para Mariano, sacar el centro y buscar el cabezazo de Hulk, que siempre encontraba una cantidad importante de camisetas verdes que lo rodeaban. O iba Arana por izquierda, y la situación se repetía. Porque siempre surgía Gustavo Gómez, o Piquerez, o renan, o Felipe Melo, que se desdobló en el esfuerzo.

El local, a los 89′, apeló a las dos últimas modificaciones para torcer el destino; T. Tchê ingresó por Allan y Rever reemplazó al volante argentino, Ignacio Fernández. Pero no alcanzó. La situación no varió. Siempre chocó con la pared verde.

Palmeiras supo hacer su negocio. Jugó con cautela, con precaución, fue práctico y aprovechó a fondo su momento. Y otra vez llega a la final da la vieja y querida Libertadores.

Hernán O’Donnell