Bayern Münich armó el show del gol y aplastó a Barcelona

Toda la paridad que se podía llegar a imaginar antes del partido en tanto Messi estaba en la alineación inicial, solo se sostenía en ese argumento. En que en Barcelona jugaba Leo Messi. Y que su magia, su capacidad infinita, podía equilibrar una balanza desbalanceada, porque Bayern Münich llegaba con los enormes antecedentes de ganar la Bundesliga con suma autoridad, de dominar su tierra y de eliminar al Chelsea tras un 4 a 1 en la reanudación que redondeó un 7 a 1 global. Y con figuras inmensas que conforman un gran equipo, el gran candidato a esta Copa.

Toda esa diferencia se notó y se desarrolló a lo largo de los noventa minutos. Lo que Messi podía equilibrar reusltó imposible para uno solo, más allá de alguna excepción como Jordi Alba que dejó el campo con una enorme muestra de vergüenza deportiva o Luis Suárez y su exquisita definición. El resto, tuvo un nivel decepcionante. Y Bayern Münich jugó un partido excepcional, que lo catapulta a los grandes titulares del mundo del fútbol.

A los 3’ una habilitación de Gnabry a Perisic por izquierda. El croata fue por la Banda y sacó un pase al medio para Müller. Este armó la pared con Lewandowski y cuando recibió, sacó el remate al gol. 0-1 y el partido encendido, porque un minuto antes había avisado Barcelona con un centro de Semedo a Suarez que Neuer sacó con el pie derecho.

Se puso en marcha con esas dos acciones y el gol de apertura un partido electrizante, donde los espacios, las llegadas y el peligro, levantaban a la gente en los televisores del mundo.
Encima, Barcelona llegó al empate a los 6’ cuando se fue Jordi Alba por izquierda, tras recibir de Lenglet y sacó un centro que Alaba metió contra su valla. 1-1.

Con un ritmo frenético, Bayern Münich empezó a torcer las acciones a su favor. A los 21’ Gnabry robó una pelota a Sergi Roberto, habilitó a Perisic por izquierda y el croata se fue derechito al arco para rematar fuerte y marcar el 1-2.
Bayern sacudía y Barcelona se apagaba. Era Messi contra el mundo. Otro quite en la mitad, el pase de Goretzka a Gnabry y este que se va derecho al arco para sellar el 1-3 a los 26’ del partido

Y cuando todos nos refregábamos los ojos por la aceleración del equipo alemán, llegó otro mazazo. Se distrajo Semedo en un balón que creyó que se iba afuera, la recuperación de Gnabry, el pase a Perisic, cambió de frente y el centro de la derecha para la entrada de Müller y marcar el 1-4 a los 30’ de juego.
Una topadora que trituró a Barcelona, que había tenido un tiro en el palo, había llegado, pero se vio sopapeado en un abrir y cerrar de ojos.

Griezmann por Sergi Roberto fue la modificación de Settién para iniciar el complemento. Un poco más ofensivo en la intención, pero no en la práctica. Porque Bayern salió muy firme y pronto le mostró los dientes, a partir de la tarea incesante de Goretzka, Müller, Perisic, Gnabry.

Cuando Luis Suárez resolvió con categoría para marcar el 2-4 a los 57′, alguna luz se abrió en el equipo catalán, pero los alemanes se encargaron de apagarselá muy pronto. Porque si bien es cierto que el esfuerzo de Jordi Alba para buscar ese pase largo darselá a Suárez y la resolución del uruguayo fue magnífica, Bayern le iba a volver a sacudir la endeble defensa al conjunto catalán.

El canadiense Davies salió a mostrar también sus credenciales, se fue por izquierda, pasó a Semedo, se metió en el fondo y cuando le salió Piqué, cruzó el pase atrás para la llegada del otro lateral, Kimmich, quien marcó el 2-5 a los 62′ de juego.

Ahí se definió el partido. Porque ya no le quedaban fuerzas a Barcelona para ir a buscar, una vez más, achicar la diferencia. Y empezaron los cambios a jugar para Bayern Münich. Primero, a los 67′, Coman por Perisic, que había hecho un gran partido. Settién buscó la última esperanza en Ansu Fati en lugar de Sergio Busquets. Y a los 74′ Philippe Coutinho entró por S. Gnabry y N. Sule por el amonestado J. Boateng. Bayern empezaba a pensar en las semifinales.

A los 81′ llegó el gol de Lewandowski, el que tanto había buscado el goleador, de cabeza y en la puerta del arco, en una defensa perdida, donde los centrales miraron la pelota y no el hombre a marcar. El partido entraba en una zona de peligro total para Barcelona, porque tenía enfrente una máquina encendida, dispuesta a pisarlo, y los jugadores del equipo catalán lucían desorientados, desconcentrados, vencidos…y Bayern Münich no aflojó.

A los 85′ Philippe Coutinho cumplió la ley del ex y marcó el 2-7. Y tuvo que pedir disculpas por duplicado porque a los 88′ volvió a convertir para sellar el definitivo 2-8.

Bayern Münich fue una máquina aplastante, que se llevó por delante toda la resistencia que Barcelona pudo ofrecer, lo doblegó con una actuación colectiva potente, contundente, demoledora. Un equipo que fue dominante en su liga, que volvió tras la pausa con una goleada a Chelsea y ahora edificó otra actuación inolvidable para dar un paso más hacia su gran objetivo.


Hernán O’Donnell