Sevilla superó un duro escollo y llegó a la final de su Copa favorita

Partidazo por donde se lo mire. Con dos equipos ganadores, con ganas de jugar, de ir a buscar el partido. Con intenciones sanas. Y con muchas llegadas. Sevilla con su formación habitual, Bono en el arco, Jesús Navas como salida permanente en el lateral, la firmeza de Koundé y Diego Carlos en la zaga, y Reguilón como proyección constante en el lateral izquierdo; Jordan que hacía el tándem con Navas por derecha, Fernando en el centro del campo y Banega con la conducción por el interior izquierdo, en tanto Suso, En-Nesyri y Ocampos como tridente ofensivo.

Manchester United le oponía una línea de cuatro, dos contenciones en Pogba y Fred, creatividad con Greenwood, Fernandes y Rashford; y Martial como referencia de ataque.

Llegó el equipo inglés con una maniobra inteligente y Diego Carlos atropelló a Rashford para cometer un claro penal a los 8′ que Bruno Fernandes transformó en el 0-1 del partido. United golpeaba en su primera llegada a fondo y obtenía una diferencia.

Reaccionó Sevilla, empujado en su amor propio. Aumentó la velocidad, la dinámica. Creció en tensión y hasta puso un poco más fuerte la pierna en cada cruce o pelota dividida. Y tuvo decisión para ir por el empate, que consiguió tras una jugada de derecha a izquierda, la habilitación a Lucas Ocampos, este la alargó para Reguilón, el centro pasado hacia el otro costado y la llegada de Suso para igualar 1 a 1 a los 25′ de juego.

El primer tiempo fue intenso y equilibrado a partir de allí, aunque el equipo andaluz dejó una mejor impresión, sobre todo por el juego de Banega y la presencia de Fernando, que jugó un gran partido.

En el segundo tiempo Manchester United tuvo un dominio total en los diez minutos iniciales. Se mostró más profundo, más ofensivo, y tuvo tres oportunidades muy claras para convertir, pero en las tres apareció Bono para salvar la valla del equipo español.

Primero con una tapada a Rashford en un centro que Navas no pudo cerrar, y el remate del inglés fue tapado por el arquero, y del rebote, Fernando apareció para desviar al corner. Luego hubo dos entradas francas de Martial y en ambas apareció el portero para cuidar el arco de Sevilla. Por eso Lopetegui movió el banco y resolvió que Munir ingresara por Lucas Ocampos, que estaba con una molestia en su rodilla derecha y Luuk de Jong por Youssef En-Nesyri a los 55′.

Ahí empezó a acomodarse un poco más el equipo de Lopetegui. Aunque el balón seguía más tiempo en posesión de Manchester United, lo cierto es que de a poco salió del agobio en el que estuvo en esos diez minutos iniciales.

Y más tarde, cuando Franco Vázquez ingresó por Suso a los 73′, Sevilla recuperó un su fútbol. Tuvo un poco más el balón, se adelantó en el campo, hizo más parejo el partido.

Hubo una llegada más para el equipo inglés, con un buen remate de Greenwood y la aparición de Bono, de tarde prolija y segura. Y en la respuesta, Sevilla marcó la diferencia.

Buen jugada del “Mudo” Vázquez, pelota abierta en un buen pase a la banda derecha para Jesús Navas, el centro preciso del capitán y la entrada libre del neerlandés de Jong para burlar la marca desorientada de Maguire, Lindelof y  Wan-Bissaka, meterse solo en el corazón del área chica y convertir el 2 a 1 a los 77′.

Solskjaer buscó revertir la historia con tres variantes: a los 86′ dispuso que T. Fosu-Mensah entrara por B. Williams, el joven D. James por el lateral Aaron Wan-Bissaka y J. Mata en lugar de M. Rashford.

Pero no tuvo tiempo para más. No pudo ya doblegar a un Sevilla que se ordenó en su campo, marcó dos líneas de cuatro y cerró su defensa en busca de abrazarse a una final más, de esa Copa que tan feliz lo hace.


Hernán O’Donnell

Hamilton se escapa y Verstappen sueña con alcanzarlo…

Otro Gran Premio para Lewis Hamilton. Otra carrera ganada y más diferencia a su favor con respecto a los perseguidores. Otro paseo del inglés, que ganó el GP de España de punta a punta, con la solidez habitual, con el trabajo perfecto y un rendimiento excelso que lo lleva, como decíamos hace ya un par de carreras, a jugar un juego diferente al del resto de los competidores. Salvo Max Verstappen, que con su enorme capacidad y la consolidación de Red Bull como la segunda escudería detrás de Mercedes, parece darle pelea. Es lo que imagina el joven neerlandés, quien muestra toda su habilidad para intentar destronarlo. Aunque el camino de Hamilton parece despejado, y en la sexta competencia de este año, lo volvió a demostrar.

La largada fue impecable y a partir de allí dominó el inglés. Casi sin inconvenientes, y con una aceleración que lo llevó a aumentar su tiempo respecto al segundo cada vez más con el correr de las vueltas. Tal es así que llegó a sacarle más de 33″ a Verstappen cuando faltaba un cuarto de carrera.

Tuvo una largada muy buena, en tanto Valteri Bottas se quedó y cayó al cuarto lugar mientras Carlos Sainz pudo acomodarse séptimo. Luego, Bottas pudo superar a Stroll y meterse en el tercer lugar, pero ya la distancia se le hacía larga con los dos primeros. Tuvo que empezar a remontar y se acercó a poco más de 2″ de Verstappen, pero Hamilton se les alejaba a ambos. Por detrás, Sergio Pérez se afianzaba en el cuarto lugar y Sainz se adelantaba a Albon y Ocon, en tanto Sebastian Vettel intentaba mantenerse aunque mucho le costaba y era superado por Lance Stroll primero y luego por Carlos Sainz.

El final lo encontró cómodo a Hamilton; con una buena diferencia ante Verstappen, Bottas y quienes los siguieron: Perez, Stroll, Sainz, Vettel, Albon, Gasly y Norris.

Lewis vivió otra tarde triunfal. Otra victoria inobjetable, y con el objetivo muy presente. Todos los récords están a la vista, y el piloto inglés va por ellos.


Hernán O’Donnell