Cuando el sol se escondía en Villa Crespo, Atlanta encontró su premio

Cuando la tarde caía, cuando el sol y su calor impiadoso de la tarde de fines de verano comenzaba a esconderse entre las calles de Villa Crespo, Atlanta encontró lo que merecía, por lo que había trabajado durante gran parte del partido y que parecía se le iba a escurrir como agua entre los dedos. Porque faltaba apenas un minuto para finalizar el juego, y Villa Dálmine se imponía por 0-1, aún cuando el local había jugado un buen primer tiempo, y sumado situaciones sobre el final del complemento. Todo parecía acabarse, y sin embargo, el sol resurgió y Atlanta revirtió el partido y se llevó una victoria muy celebrada por su parcialidad.

El local se presentó con Nicolás Sumavil en la valla; Franco Camargo, Alan Aguirre, González y Camisassa; Mauro Bogado, Kevin Duarte y Juan Galeano; Pablo Mouche, Nicolás Mazzola y Diego Becker.

El equipo de Campana salió con Sosa; Romat, Gómez, Rosso y Maidana; Tello de volante central, adelante Pereyra, Molina, Pérez y Groba. Y adelante, Olivera.

Atlanta salió con una propuesta clara y ofensiva. Intentó darle buen destino a la pelota y jugar en campo rival. Dálmine lo esperó, y preocupó de contragolpe. Así tuvo una llegada a los 13′ con una aparición solitaria de Molina que no pudo capitalizar.

Respondió el local con un remate de Nicolás Mazzola que se fue desviado, a los 18′. Luego Dálmine tuvo una chance con una salida apurada de Sumavil, que Molina definió por arriba, cuando iban 21′.

Nico Mazzola tuvo su chance a los 25′; a los 32′ cortó bien Kevin Duarte, el local arremetió con cinco hombres en ataque, pero le faltó el pase final. Era un momento en el que Atlanta dominaba, a los 33′ Mazzola no pudo ante el cierre de Rosso y a los 34′ Groba encabezó un ataque visitante con mucha determinación, superó a Camargo, salió mal Aguirre y al final González le hizo penal.

Lo ejecutó Molina, a los 35′, y puso el 0-1 para Villa Dálmine.

Atlanta salió a jugar el segundo tiempo con dos modificaciones. Mosca entró por Camisassa, mientras que Lucas Ríos ingresó en lugar de Mauro Bogado. Juan Galeano se paró cerca de Duarte, y Ríos se sumó a los tres hombres de ataque. 4-2-4 para el “Bohemio”.

Sin embargo, Mosca tuvo que esforzarse para salvar una contra sobre la línea, a los 48′ de juego. A los 49′ disparó Groba y Nico Sumavil la sacó al corner.

Pero el equipo de Giganti mantuvo la audacia y el riesgo. A los 52′ disparó Lucas Ríos, pero el tiro se fue alto.

Los dos primeros cambios del equipo de Campana se hicieron a los 59′. Rivadeneira entró por Molina, y Albano ingresó por Groba. A los 61′ vino la tercera variante en el local: Nicolás Medina ingresó por Diego Becker. Y la cuarta modificación llegó a los 67′: Vedoya reemplazó a Pablo Mouche. La visita realizó, entonces, su tercer cambio; Alcaraz ingresó por Tello.

Mientras empujaba el “Bohemio”, Villa Dálmine se metía cada vez más atrás. A los 70′ hizo su cuarta y quinta modificación. Cardozo entró por Maidana, mientras que Pulicastro ocupó el lugar de Olivera.

El sol caía, el calor no cedía, y Atlanta iba…a los 75′ Nicolás Medina lanzó un centro de la derecha, cabeceó Lucas Ríos y apenas se fue alto el balón. El quinto y último cambio del local fue a los 83′: Alejo Dramisino entró por Aguirre. Se paró de lateral derecho y Camargo se cerró un poco.

Y a los 89′ llegó el alivio; de un centro de la derecha, Vedoya entró por izquierda y marcó el gol del empate. 1 a 1.

El público estalló en un grito de felicidad. Se había salvado la ropa. Pero quedaba un poco de tiempo y el aliento fue total. Por eso, el local fue por más.

A los 90+3′ Juan Galeano pateó muy bien un tiro libre y el arquero Sosa la desvió al corner en gran salvada; de ese tiro de esquina, llegó un balón pasado, de la derecha tiró el centro Ríos, y cabeceó Fernando González, para poner el 2-1 a los 90+4′ de juego.

Fue grito, explosión, locura. Atlanta había remontado el partido con mucho corazón, pero sobre todo con inteligencia, juego, y búsqueda profunda. Logró un triunfo de un partido que parecía perdido. El equipo jugó bien, no perdió la calma y torció la pulseada ante un rival difícil. Y tiene derecho a soñar.

Hernán O’Donnell