Olympiacos y Tottenham empezaron el camino de la ilusión con una justa igualdad

Todavía está fresca la final perdida; el dolor inmenso por haber luchado tanto por un sueño, llegar a la gran final de la competencia más importante de Europa y quedarse en la puerta, tras caer ante Liverpool en el partido decisivo de la UEFA Champions League 2018/19.

Ahora es el momento de poner en marcha un nuevo sueño; alcanzar la final de la temporada 2019/2020, poder darle forma otra vez a un camino tan lindo como el que se recorrió el año último. Por eso el equipo de Mauricio Pochettino tiene el mismo norte. Buscar la excelencia.

Enfrente, el local. Un equipo duro y siempre acompañado por el fervor de su público. Olympiacos llegaba con cinco victorias consecutivas entre la clasificación a la zona de grupos de la Champions y la Superliga local.

Les costó prevalecer. No había, por lo menos hasta los primeros 15′ un dominador, un equipo que prevaleciera sobre el otro. El local, conducido por el francés Valbuena intentaba llegar con profundidad; así enocntró una situación propicia a los 17′, cuando Valbuena habilitó a Guerrero y el remate se estrelló en el palo izquierdo de Lloris.

Olympiacos intentaba, con ese envión anímico, meterse en el dominio del partido. Y Hugo Lloris empezó a tener que intervenir cada vez más. Y cuando el local parecía afirmarse, apareció la jerarquía del equipo inglés. A los 25′ Harry Kane abrió el marcador de penal; a los 29′ Lucas Moura aumentó, con un tremendo derechazo al ángulo superior derecho del arquero José Sa. En pocos minutos el Tottenham se acomodaba con un optimista 0-2.

Sin embargo, Olympiacos no se iría al descanso con las manos vacías; cuando llegábamos al cierre una pared entre Podence y Valbuena, lo dejó solo al portugués dentro del área, en diagonal de puntero derecho y con un fuerte remate cruzado venció a Lloris. 1-2 a los 43′, y enseguida llegó el tiempo de descanso.

Envalentonado por ese gol, Olympiacos salió decidido en el segundo tiempo. Y muy pronto consiguió el penal que le permitió arribar al empate; fue a los 52′, Valbuena remató con certeza y por esa vía llegó al 2 a 2 merecido.

Pochettino decidió meter a Sissoko para darle más dinámica al medio campo; Tottenham no podía encontrar su fútbol y no se conectaban los creativos como Erikssen, Delle Alli o Lucas Moura.

Mejoró el equipo inglés. Se adelantó en el campo e intentó buscar el gol que le abriera la llave a la victoria. Sin embargo, no podía descuidarse, porque el conjunto griego amenazaba en cada contra, con la velocidad de Podence y la inteligencia de Valbuena.

Pochettino decidió que ingrese Son por Alli; después, Lamela por Moura. Intentaba darle otra fisonomía desde el banco de suplentes. En Olympiacos, Benzia ingresó por Valbuena, y se paró más de contra.

Tottenham insistió. En puntas de pie, con un cuidado extremo del balón, con cierta lentitud, pero con sus hombres bien adelantados. Y sumó ataques, con un disparo de Lamela que el arquero resolvió al corner. Eran los minutos finales y el equipo londinense demostraba que quería ir por más.

En los 5′ del tiempo agregado apareció otra vez el local. Con pelotazos largos, la velocidad de Podence y la presencia de El Arabi, más la dinámica de Benzia, metió tres corridas que llevaron peligro al arco de Lloris. Y hasta tuvo la ilusión de llevarse algo más.

Pero no hubo más tiempo. Entre el fervor de Olympiacos y la experiencia de Tottenham se armó un partido entretenido, cambiante e intenso, que les abre las expectativas en el inicio de la tan venerada UEFA Champions League.


Hernán O’Donnell

El campeón tropezó en el estreno de su título en Nápoles

No era un partido fácil en los papeles y no lo fue en el desarrollo. El campeón de la UEFA Champions League, Liverpool, debió sacar a relucir todo su oficio, toda su entrega y su enorme capacidad de juego para sacar adelante partido contra Nápoli, un rival muy duro para comenzar el torneo. Un equipo que es el actual subcampeón de Italia, que es un animador de esta temporada de la Serie A, y que a su fútbol dinámico le agrega el peso de un público apasionado que lo apoya mucho cuando juega en el San Paolo de Nápoles.

El primer tiempo fue duro, cerrado y complicado. Nápoli mostró una defensa cerrada, con Di Lorenzo, Manolas, Koulibaly y Mario Ruí bien apretados en la línea del área grande, y ahí le costaba a Mané, a Firmino y a Salah generar espacios para producir situaciones. Y en el medio Allan y Fabián Ruiz planteaban combate a las intenciones de Milner, Henderson y Fabinho. Por eso el partido era más peleado que jugado, con mucho fervor en la atmósfera de Nápoles, pero sin demasiadas situaciones propicias. Adrián había tapado dos remates consecutivos, mientras que Mané tuvo un buen tiro controlado por Meret.

La más clara fue a los 43′, cuando Mané jugó corto un corner desde la izquierda para Milner, este avanzó unos metros y metió un centro recto que Firmino conectó con un gran cabezazo que se fue apenas desviado del poste izquierdo de Meret. Fue la más importante de Liverpool en el primer tiempo.

No hubo más tiempo, y el primer período se cerró con un 0 a 0.

El complemento se inició con la misma dinámica. Ritmo, velocidad y a los 48′ la llegada clara de Nápoli: centro al área chica, aparece Mertens solo y su remate es tapado por Adrián al corner, en la oportunidad más clara para el local. Y empezó un partidazo, de ida y vuelta, con tránsito rápido en la mitad de la cancha y llegadas más claras que en el primer tiempo. Así lo tuvo Nápoli, y de un corner a favor salió un contragolpe donde se iban Mané y Salah solos contra un defensor, pero el pase hacia el egipcio fue muy largo y Liverpool desaprovechó una magnífica oportunidad.

Aparecieron los roces y las amonestaciones; primero para Robertson, después para Milner. El partido crecía y también se hacía más duro, con más roces. Y siguieron las emociones: un mal despegue de Manolas le quedó servida a Salah, y el disparo de Mo fue desviado por el arquero local con una mano y un esfuerzo supremo.

Y a los 81′ llegó el discutido penal que Mertens transformó en gol; 1 a 0 para el Nápoli y la balanza se inclinaba hacia el local tras un partido bastante equilibrado.

Entró Shaquiri por Henderson para buscar más potencia en el ataque. Y Liverpool intentó ir con todo por el empate. Pero no pudo. Y cuando se jugaba el segundo minuto de descuento, Fernando Llorente marcó el 2 a 0; iban 90+2′ y ya no había más posibilidades.

Nápoli se lleva tres puntos en el partido más difícil, en los papeles, de la fase de grupos. Liverpool tiene margen para recuperarse. La Champions League comenzó la temporada 2019/2020 con emociones y muchas promesas a cumplir.


Hernán O’Donnell

La Primera Nacional empieza a definir su fisonomía

Es un torneo renovado. Que tiene las raíces en aquella vieja Nacional B, fundada en 1986, que también en algún momento se llamó Primera B Nacional, que luego volvió a su primera nomenclatura. Aquella idea de Julio Grondona de darle mayor participación a los clubes del interior en una competencia integrada con equipos de la zona metropolitana y conurbano, tuvo muchas reformas, modificaciones y variantes, en la búsqueda de hacer una competencia equitativa y, sobre todo rentable. Ese aspecto, el económico, es el que siempre predominó para buscar cambios.

Con la nueva organización del fútbol argentino, la creación de la Superliga influyó como un efecto cascada en el resto de las categorías. porque ya no habría una “Primera División” sino una “Superliga”, incluso separada de la AFA, lo que le permitió a esta hacer nuevas modificaciones en sus campeonatos, hasta con la modificación del nombre en el más importante que pasaba a a organizar: Ya no sería Primera B Nacional, sino, Primera Nacional, a secas. Una manera de darle mayor jerarquía al torneo de segunda división de nuestro fútbol. Y también cambió el formato; ya no se jugaría en una sola ronda, todos contra todos, sino que se lo dividió en dos grupos, para encontrar una gran final entre los ganadores de cada zona, a un solo partido y en cancha neutral. Mientras que los cuatro primeros de cada grupo irán a un reducido, con la inclusión, posterior, del perdedor de la final.

Pero esa no sería la última modificación. A partir de ahora se eliminaron los promedios para el descenso. Una medida que le sirve a los equipos recién ascendidos porque no los obliga a realizar una gran campaña para salvarse, pero que no fue bien vista por aquellas que tenían un gran “colchón” de puntos, pues tras tres años muy buenos, que les hubiera permitido hacer una mala campaña en este torneo sin preocuparse por el descenso, ahora al arrancar de cero, un mal año los puede llevar a perder la categoría. Justo para algunos, injusto para otros, lo cierto es que los promedios siempre generaron mucha controversia en nuestro fútbol y creemos que esta supresión debería ser definitiva, para no crear suspicacias entre los participantes, a aprtir de las conveniencias de cada uno.

Mientras, el torneo de la temporada 2019/2020 comenzó y ya lleva 5 fechas jugadas.

Hay sorpresas y una tendencia que veremos como se mantiene a lo largo del certamen. Estudiantes (BA) ganó los cinco partidos y encabeza la Zona 1 con 15 unidades; lo siguen Estudiantes de Río Cuarto con 12 puntos y Atlanta con 10. Belgrano (Córdoba) tiene 8 y se mantiene al acecho.

Sarmiento (Junín) y Quilmes lideran la Zona 2 con 11 unidades. Riestra tiene 10, Santamarina y Tigre, 8. Todos allí en la pelea, con una gran ilusión en la búsqueda del premio mayor, el ascenso a la poderosa Superliga. Todos con la misma humildad y las ganas de ascender, las mismas de cada uno de los futbolistas y los equipos que pasaron a lo largo de la historia y de tantos años de juego, por el querido y viejo ascenso.


Hernán O’Donnell

Ryan García, la promesa del boxeo, vuelve a llamar para otra función

La sangre mexicana dirá presente otra vez este sábado. En un festival donde todos los reflectores están puestos en Jaime Munguía, la promesa más grande del boxeo, Ryan García volverá a subir al cuadrilátero para medirse ante el estadounidense Avery Sparrow. Será el semifondo de entre el tijuanense Jaime Munguía y el africano Patrick Allotey, en el Dignity Health Sports Park, de Carson, California.

Otra oportunidad para ver al muchacho que quiere entrar en la galería de los grandes, tal como lo hemos presentado hace muy poco en la Revista “Ring Side”.

Nació en Victorville, California, el 8 de agosto de 1998. El destino le tenía guardado su futuro: su papá, Henry había soñado con ser boxeador, pero no pudo realizar esa meta y  su camino en el deporte se desarrolló como entrenador. Y empezó a trabajar con su hijo cuando Ryan tenía apenas 7 años. Henry y su esposa Lisa tuvieron 4 hijas mujeres y dos varones: Ryan y Sean, quien también es pugilista. Ryan aprendió rápido los secretos del boxeo y muy pronto empezó su carrera amateur, donde se observaron sus progresos y sus enormes habilidades para esta disciplina. Su padre trabajaba con él de modo permanente, y el garaje de su casa era su gimnasio, al cual acudía muchas horas por día. Allí comenzó a alimentar sus sueños de campeón: “Siempre creí en mí mismo, siempre creí en que puedo llegar a ser campeón; la confianza es lo más importante que uno pueda tener”, afirmó cuando comenzó a tomar notoriedad. “Pase lo que pase, siempre debes creer en ti mismo”.

El 9 de junio de 2016 hizo su debut profesional con un KOT a Edgar Meza en Tijuana, California. Ryan es estadounidense pero siente mucho la patria de sus padres y en varias oportunidades ha ingresado al ring con la bandera de México, y ha hecho honores a dicho país.

A partir de esa victoria, empezó una carrera fructífera, jalonada de triunfos y con un número de fanáticos creciente. “No sólo quiero ser campeón” afirmó en la TV. “Me gustaría poder ser un ejemplo para los jóvenes, para mis seguidores. Que no tomen, que no fumen, que se cuiden y lleven una vida sana”. Y tiempo más tarde, agregó más contenido  esa filosofía de vida: “Quiero aprovechar el boxeo para ofrecer otras cosas; siento que Dios me ha bendecido, y estoy listo para usar lo que El me dio por un cambio, para mejor. Mucha gente quiere decir cosas pero no se les escucha porque no son populares. Dios me ha bendecido para hacerlo. Quiero ayudar a cambiar el mundo y quiero ser Campeón Mundial muy pronto”.

Su manager Roger Ruiz sintió que estaba ante un diamante en bruto apenas lo vió por primera vez: “Apenas lo vi me di cuenta que era diferente. Que podía ver una pelea pero en sus ojos estaba el deseo de estar arriba del ring, listo para boxear”, le señaló a la TV de México.

Se sumó a las huestes de Oscar de la Hoya y Golden Boy Promotions tomó su representación. “Oscar es un boxeador que yo admiraba cuando era chico; pero hay algo que yo siempre sentí. A los 7 años ya sabía que quería ser boxeador”.

Su carrera sumó éxito tras éxito; cuando llegó a su 11ra victoria consecutiva ante Miguel Carrizoza logró el título Liviano Jr de la NABF (North American Boxing Federation), un organismo que otorga títulos de boxeo regionales. Es una federación de boxeo dentro del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

Allí se hizo conocido en el ambiente. Y sumó muchos seguidores, pero como todo éxito siempre está acompañado de un precio elevado, también aparecieron los detractores: muchos sostuvieron que no tenía grandes nombres enfrente, que no había peleado con figuras de cartel, que los humos se le habían subido a la cabeza antes de ser campeón del mundo…Ryan siguió y los triunfos también siguieron. Multiplicó los seguidores en las redes sociales, Facebook, Instagram y Twitter, pero también se sumaron voces críticas.

Tiene habilidades increíbles que se observan no sólo en sus combates, sino en sus entrenamientos. Los videos que sube a YouTube contienen escenas llamativas, espectaculares. Su habilidad y velocidad son para destacar. Mide 1,78 m y pesa 78 kilos. Se prepara para las grandes contiendas. Además de esas imágenes que sube a  YouTube, tiene una vida activa en las redes sociales. Es algo que le enorgullece: sus seguidores en Twitter e Instagram aumentan día a día. Incluso tuvo mucha repercusión un “like” que le dio el famoso futbolista Sergio “Kun” Agüero a una imagen suya donde le pegaba a la bolsa en un entrenamiento. Eran los días de julio, mes de vacaciones o comienzos de pretemporada para los jugadores de fútbol que actúan en Europa, y el delantero se hizo un tiempo para destacar la foto de la joven promesa del boxeo.

Le dicen “The Flash” por su velocidad, tiene ambición y sueña con volver a subirse pronto a un ring, tras su última pelea, el 30 de marzo de este año, cuando derrotó en 3 rounds a José López, en Indio, California. Claro que para que eso suceda tendrá que resolver su situación con su Manager, Roger Ruiz. El pugilista afirmó a la prensa que había terminado con él, pero Ruiz afirmó que esto no era así, que el vínculo seguía y de hecho la situación la llevó a arbitraje en la Comisión Atlética del Estado de California. “El contrato no está roto. No sé si conoce la historia o sus antecedentes, pero lamento que reciba muy malos consejos de las personas cercanas a él. Esto crea un problema. Trato de ser lo más amable posible porque he trabajado mucho por él y lo hemos construido bien, creo. Salió rápido y es uno de los mejores prospectos en el boxeo; ahora sólo tenemos que encontrar una manera de volver a encarrilar su carrera”, afirmó Ruiz a la página BoxingScene.com hace pocos días.

Discusiones habituales en materias de negocios. Desacuerdos, reconciliaciones, desencuentros, acuerdos, malentendidos, forman parte del boxeo y de la vida misma. Todo parece encaminarse ahora cuando se ha anunciado que el 14 de septiembre enfrentará en Carsson, California, a la joven promesa de Filadelfia, Avery Sparrow, quien viene de vencer a Henry Lundy.  

Allí está Ryan García. Con el futuro a sus pies, con todo el camino por delante y con los ojos del mundo puestos en una nueva estrella que comienza a mostrar su figura.


Hernán O’Donnell

Lautaro Martínez iluminó con goles la gran noche de Argentina

Fue, quizás como nunca, la mejor expresión futbolística de la Argentina de Scaloni. La que mejor representó su idea del juego, de lo que pretende, de la forma en que desea que juegue un equipo. El DT, cuando se presentó en sociedad, consultado cual era si idea de juego, respondió: “Quiero un equipo directo”. Y más aún: “Tenerla por tenerla, no. Quiero recuperar rápido arriba e ir directo al arco”. Un equipo vertical. Y así jugó Argentina en la noche de San Antonio frente a México. Sobre todo en el primer tiempo: lo esperó en tres cuartos de cancha, a sabiendas de que el rival vendría con toque y salida limpia desde el fondo. Ahí buscaba la Argentina cortar y recuperar. Y apenas logrado ese primer paso, enseguida el segundo: la búsqueda vertical hacia Lautaro Martínez para ir hacia el arco sin perder tiempo.

Así se produjo la noche soñada. Apenas iban 16′ cuando la Argentina encendió los motores: Lautaro recibió una buena habilitación, encaró entre tres defensores, amagó, y buscó la mejor posición para meter un remate cruzado, lejos del alcance de Ochoa, y marcar el 1 a 0. No lo podíamos prever, pero empezaba un festival de goles argentinos. Hasta entonces, parecía un encuentro equilibrado.

Argentina esperaba con la línea de cuatro y por delante cinco jugadores, Mac Allister, De Paul, Paredes, Palacios y Acuña. Por momentos se atrasaba un poco más Paredes, o se adelantaban los otros cuatro y quedaba un 4-1-4-1, pero con el posicionamiento 4-5-1 quedaba bien cubierto el ancho y México no podía progresar por las bandas ni tampoco superar esa barrera. Cuando lo hizo, respondió muy bien Andrada.

A los 21′, Palacios habilitó a Martínez quien entró al área volcado hacia la izquierda y de zurda venció a Ochoa con un remate cruzado. Argentina ganaba 2 a 0 y mostraba toda su eficacia.

No tuvo tiempo México de reaccionar; centro pasado, entra Lautaro a conectar y la mano de Salcedo interrumpe el disparo. Penal. Leandro Paredes que remata a la derecha de Guillermo Ochoa, el arquero logra sólo tocarla, pero no detener la fuerza del remate. Gol y 3 a 0 a los 32′.

Argentina era la fiel idea del técnico: conseguir la pelota e ir directo hacia el arco rival. Y con una eficacia asombrosa.

Los goles le daban confianza y se acentuaban las grandes actuaciones individuales: Lautaro Martínez por los goles y su enorme capacidad de delantero de área; Leandro Paredes, con una actuación impresionante, en el quite, la intercepción y la distribución, con una pegada formidable; Exequiel Palacios, dueño de una dinámica monumental y un manejo de la pelota admirable. Esteban Andrada, impecable en cada llegada. Mac Allister, en el desdoblamiento en la banda, igual que “Huevo” Acuña del otro lado.

A los 38′ llegó el golpe de Knock Out. Palacios cortó un avance, intentó el pase a De Paul, la pelota se enredó en los volantes de México, Palacios recuperó y metió un pase formidable a Martínez quien encaró al área, titubeó el zaguero Araujo con el balón, Lautaro se la llevó y con un derechazo venció a Ochoa. 4 a 0. Parecía que se venía una goleada histórica, pero la película se terminaba allí.

En el complemento, los cambios. El ritmo un poco de menor intensidad y la Argentina que ya no forzaba, aunque tuvo un par para aumentar el marcador, como el disparo de De Paul que Ochoa desvió al corner. Y México que mantenía el estilo, pero sin fuerzas y con una caída anímica muy visible.

A los 86′ ingresó Adolfo Gaich, y queda para la histroia y la estadística el debut del joven delantero de San Lorenzo de Almagro.

No hubo mucho más. Sólo el espacio para expresar la alegría: ” Estoy feliz y emocionado. Es mucho el sacrificio que uno hace para estar acá y no todos los días se hace tres goles con esta camiseta”, señaló el goleador de la noche.

Igual que el DT lo explicó muy bien tras el partido: “Sabíamos la manera de jugar de México, y que nosotros si salíamos rápido íbamos a generar situaciones. Estamos contentos porque hicimos un partido perfecto”, dijo Scaloni.

Así fue. La Argentina jugó el partido perfecto bajo la partitura preferida de su entrenador, y tuvo una noche increíble, con la ejecución del juego como más le gusta, decorada con goles, gran juego colectivo y actuaciones individuales que invitan a soñar.


Hernán O’Donnell

Gerardo Martino y un partido muy especial ante Argentina

Era inevitable que le preguntaran por el tema. por el seleccionado argentino, por su paso por él, por los cambios que hubo, la frustración de no poder desarrollar la tarea como hubiera querido, las sensaciones encontradas de enfrentar a una camiseta querida y con futbolistas que hasta hace muy poco los tuvo bajo su tutela. No, por más que se quiera disimular el tema, por más que se quiera evitarlo, para Gerardo Martino, DT de México, el partido ante la Argentina es muy especial.

“No puedo cambiar lo que siempre pensé; un partido de fútbol que juegan dos selecciones no tiene en juego la nacionalidad, trabajo en México, intento hacer lo mejor para México y en todo caso, si represento a la Argentina la forma es hacerlo con seriedad, honestidad, es la mejor forma de representar el país”, dijo el “Tata”. “Estamos muy bien para el partido de mañana; a la Argentina, de los últimos partidos que jugó sólo le faltan Messi y Agüero, y a nosotros, del equipo que habíamos pensado, nos faltan Erik Gutiérrez y Pizarro”, añadió.

“En Dallas dirigí a la Argentina con México, ganamos nosotros pero merecieron ganar ellos; incluso en el Mundial de Alemania 2006, la noche del gol de Maxi (Rodríguez), mereció ganar el México de La Volpe; y eso marca una superioridad en cuanto a lo individual que tuvo aquella camada de la Argentina; ahora está en una etapa de recambio y sus futbolistas se equiparan a los de México. Alguna vez dije que México está en un segundo escalón a nivel Mundial y la Argentina, aún con el tiempo que lleva sin títulos, está en el primero. Pero eso no significa que mañana (por hoy) nos quite posibilidades; todo lo contrario. tenemos las mejores expectativas respecto al rendimiento que queremos tener y también al resultado que deseamos”, agregó el DT.

“Argentina tiene el recambio que el DT quiere hacer y que ustedes (los periodistas) reclamaban desde hace mucho tiempo. Hay jugadores jóvenes que lo están haciendo muy bien, caso Palacios, Mac Allister…Alguien dijo que el equipo y Lionel están creciendo juntos. Y están haciendo un buen trabajo”, señaló Martino.

“En cuanto al fútbol argentino, a nivel selección veo cosas más normales. Está César (Menotti), hay un manager, cada selección juvenil tiene un DT, los clubes ceden a los futbolistas…no eran cosas tan alocadas las que se pedían. Creo que los dirigentes defendían muy bien a sus clubes, y ahora también lo hacen, pero hay un mayor compromiso con la selección. Antes representaban muy bien a los clubes pero no había tanto compromiso con la selección”, respondió con sinceridad.

No le gustó la Copa América, sí cree que el campeón, Brasil, fue merecido y que habrá que esperar la evolución de los equipos.

Y se fue tranquilo, con esa sinceridad que irradia en la mirada y en cada una de sus palabras.

Gerardo Martino está ante un partido especial. Aquella Argentina que soñó hoy se mide con el México que dirige. Una situación que no siempre se imagina, pero que en la dinámica del fútbol siempre está al acecho, a la vuelta de la esquina.


Hernán O’Donnell

Scaloni enfrenta un duro examen ante México

Está ante un examen de riesgo. No por lo que se vaya a jugar en cuanto a futuro, no pone el cargo a prueba ni da un examen especial, pero Lionel Scaloni, y los jugadores del seleccionado nacional, saben que están frente a un rival difícil, en constante crecimiento, con un entrenador inteligente y capaz que muchos de ellos conocen y estuvieron bajo su tutela, y que viene de ganar la Copa Oro, la competición de naciones más importante de la CONCACAF.

Para Argentina enfrentar a México es un examen muy exigente.

“Enfrentaremos a un seleccionado de nivel, de las que más van a crecer en el corto tiempo, con jugadores de muy buen nivel y un entrenador con una idea de juego bastante clara. para nosotros es una buena medida para ver a los jugadores que hemos traído y observar como responden; México será local y para nosotros será una buena prueba”, afirmó el entrenador argentino.

“El equipo no lo tengo decidido, pero es seguro que va a haber cambios. Vamos a poner un equipo más fresco, con gente más joven y los quiero ver en una prueba difícil e importante”, agregó el DT. “En noviembre serán los últimos exámenes y van a ser aún más complicados, por eso después ya tendremos más claro quienes van a estar cuando empiecen los partidos por los puntos, Copa América y eliminatorias. Ya ahí vamos a saber quienes están, quienes pueden estar y con quienes vamos a contar”, señaló.

Es que ya empiezan los compromisos por los puntos. El año que viene se juega la Copa América Argentina-Colombia 202 y la Competición Preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Qatar 2022, entonces no habrá demasiado tiempo para pruebas. Será la hora de rendir exámen.

“Mañana tenemos una linda prueba, porque México siempre pretende tener la iniciativa en el partido y nosotros también. La idea es tener el mayor control del juego, es una idea que lleva su tiempo, más si incorporás 5 o 6 jugadores nuevos en un partido, pero se trabajó y esperamos llevarlo a cabo”, dijo en la conferencia.

“Si solo pensamos en sacar resultados, la convocatoria hubiera sido diferente. El resultado es importante, pero en esta fecha no es trascendental. Queríamos ver a varios jóvenes”, apuntó.

La selección trabajó en doble turno y aún no está definido el equipo. Scaloni va a esperar hasta último momento a varios futbolistas. Sabe que está frente a una dura prueba; un examen exigente, de visitante aunque se juegue en San Antonio, porque México hará pesar la cercanía y tendrá mucha gente a su favor.

“Siempre el DT de la Selección Argentina va a tener que rendir examen. No solo yo, sino cualquiera que esté sentado en este lugar”, resumió Scaloni.

Ahí está. El gran examen y el DT que empieza a ganarse su lugar y el reconocimiento a su tarea.


Hernán O’Donnell

Leclerc le regaló un domingo de fiesta a un Monza exultante

La explosión final de los “tifosi”, la alegría en los boxes de la Scudería Ferrari, la emoción incontenible de Charles Leclerc en la vuelta de gloria, tras superar la bandera a cuadros…Toda la felicidad resumida en un momento, en dos horas que se volvieron rápidas y eternas a la vez. El circuito de Monza volvía a celebrar una victoria local, un triunfo de Ferrari, un hecho deportivo que motiva para la gran fiesta que se desató en el circuito, en los alrededores y en toda Italia.

Leclerc fue el conductor del día, de principio a fin. Tuvo una serie de clasificaciones muy buena, largó en el primer lugar y supo manejar la carrera a lo largo de toda la competencia. Pudo superar a los Mercedes, una amenaza constante y no soltó el acelerador nunca, ni cuando la cosa se había complicado al final.

Mientras los Renault hacían un buen Grand Prix a partir del trabajo destacado de Daniel Ricciardo, Vettel se quedaba atrás tras un trompo con su Ferrari y los Mercedes intentaban acercarse a Leclerc. Pero la tarea era muy comprometida, incluso Hamilton le advertía a los boxes de su equipo que la Ferrari andaba más rápido que ellos, cuando iba la vuelta 20 de las 53 programadas.

Ferrari también supo manejar la estrategia de paradas; Leclerc se detuvo una vuelta después de Hamilton y sin embargo pudo salir unas décimas adelante y pelear así por la primera posición, en una lucha dura contra el inglés.

La carrera no daba tregua. Y mientras el monegasco defendía muy bien su posición, Hamilton se pasaba un poco en la recta, Valteri Bottas aporvechaba y podía superarlo hasta llegar a la segunda posición. Para Lewis, las cubiertas habían dado lo suficiente y optó por cambiar para buscar con las gomas blandas la posibilidad de batir el récrod de vuelta y llevarse el punto extra. Lo logró.

Y el final llegó con un combate a pleno entre Leclerc y Bottas. Desde boxes, alentaban a Valtteri: “Es tu carrera”, le decían. Y la Ferrari que no se rendía. Que no aflojaba. Que manetnía la ventaja de 1″ y 2 décimas, a veces hasta casi 7 décimas…En ese tiempo fluctuaba y sostenía Leclerc.

Hasta que llegó el final, tras 6 vueltas agotadoras, pero que levantaron las tribunas, sacudieron a los boxes de Ferrari, desbordaron la alegría del piloto, que volvió a ganar tras una semana y ya enhebró sus primeras dos voctrias en la Fórmula 1.

Toda una alegría para Ferrari, para Italia y para Leclerc que empezó a demostrar las razones de su llegada a la Fórmula 1.


Hernán O’Donnell

Argentina dejó una buena imagen y una saludable vocación ofensiva

Un clásico de estos tiempos, con un poco de pierna fuerte, roces, chispazos y el esfuerzo y la vocación de la Argentina por ser un equipo directo, ofensivo. Tuvo el ritmo lógico de un partido amistoso, de menor intensidad y velocidad que cuando se juega por los puntos, pero el interés se mantuvo a lo largo del encuentro, aunque el 0 a 0 dejó gusto a poco en cuanto a la emoción del gol, pero situaciones para convertir, hubo suficientes.

El conjunto de Scaloni presentó un esquema clásico de 4-3-3. Marchesín en el arco, para recuperar la confianza y tener una nueva oportunidad. Línea de cuatro con Montiel, Martínez Quarta, Otamendi y Tagliafico. De Paul, Paredes y Lo Celso para tener un medio campo ágil, dinámico de buen pie, con traslado de balón y pase efectivo. Arriba todo el talento de Dybala, la voracidad ofensiva de Lautaro Martínez y la actualidad de Joaquín Correa, de gran presente en la Lazio.

Argentina se las arregló para tener varias chances. La más clara fue a los 43′, cuando Montiel desbordó por derecha y el centro pasado lo tomó Giovanni Lo Celso para meter una tremenda volea que rozó el palo derecho de Claudio Bravo.

Antes había tenido un remate cruzado de Dybala, una maniobra individual de Correa que finalizó en rebote, y una excelente jugada colectiva entre Lo Celso, el toque a Martínez, el pase a la entrada de Dybala y el remate fortísimo que desvió Bravo.

Chile oponía un esquema similar: línea de 4 en el fondo, la solidez de Paulo Díaz, la ubicación de Parot, la seguridad del arquero Bravo…En el medio se desdobló con Aránguiz y en ataque insistió con vargas por el medio y Alexis Sánchez por los costados.

El primer tiempo se fue con el 0 a 0 y nos dejó una mejor impresión de la Argentina.

En el complemento, comenzaron los cambios y los ensayos individuales para la observación de los DT. Exequiel Palacios por Lo Celso fue la primera variante. Creció Chile. Se propuso jugar un poco más arriba. Y el partido encontró más espacios. Había sido muy apretado el juego en la primera parte; ahora la cancha se agrandó. Y la “Roja” encontró su momento, ganó con los cambios y Alexis ganó protagonismo.

Como suele suceder, los cambios permitieron ver más futbolistas, pero el juego de los equipos debió adaptarse a cada una de las variantes. Entró Alario, luego Nico Domínguez.. Mac Allister por Dybala y ya iban cuatro variantes.

Chile se mostraba un poco mejor. Pinares aumentó su dinámica, Parot subía con criterio por izquierda y Alexis se movía ya por todo el frente de ataque. Argentina encontraba buenas asociaciones con Montiel y Mac Allister por derecha, con Paredes que se juntaba y por ese lado llegaron las mejores producciones. En el medio, Nico Domínguez buscaba con Alario por afuera y Lautaro por el medio. No estaba mal la selección, pero el rival había mejorado con respecto al primer tiempo.

Acuña por Tagliafico, y un poco más tarde Guido Rodríguez por Paredes fueron los últimos cambios y ya era un equipo diferente al que había comenzado. Era otra formación. Un cabezazo en el travesaño de Lautaro Martínez fue la mejor oportunidad de la Argentina.

El balance fue positivo; la selección tuvo un buen primer tiempo, fue ambiciosa y ofensiva, generó tres o cuatro chances claras para convertir y mantuvo un dominio y control del juego a lo largo de esos minutos iniciales. Después emparejó Chile, llegó con algún peligro y equilibró las acciones.

“Hicimos cosas interesantes”, señaló Scaloni a la transmisión de TV tras el final del juego. “Tuvimos un sólo día de trabajo, pero no nos quejamos, creo que estuvimos bien; los chicos que entraron mostraron mucha frescura y jugaron bien ante un rival difícil que siempre juega con el cuchillo entre los dientes cuando lo hace con Argentina”, agregó el DT. Le quedarán muchas conclusiones a Lionel Scaloni, pero la Selección en Los Angeles, en esta nueva etapa que tiene los objetivos de la Copa América y las próximas eliminatorias, ya empezó a caminar.


Hernán O’Donnell

Argentina y Chile, una prueba hacia el futuro

Lejos de la Cordillera de Los Andes, un partido que creció en interés, paridad y rivalidad con el paso de los años, y se acentuó a partir de los últimos encuentros, Argentina y Chile tuvieron diferencias y distancias futbolísticas desde el nacimiento del fútbol en Sudamérica. La Argentina creció de modo vertiginoso y se acentuó el fútbol como el deporte más popular, mientras se arraigaba en la gente y se lo practicaba con devoción. Durante muchos años tuvo una cierta distancia con Chile. Existía una cierta superioridad que los años empezaron a acortar, y en las últimas décadas ya vivimos duelos parejos, equilibrados, con resultados inciertos. Si recordamos que recién bajo la tutela de Marcelo Bielsa, Chile logró vencer a la Argentina por eliminatorias mundialistas, tendremos una muestra acabada de lo que fue la historia, pero también como se modificó hasta llegar a este presente de mayor paridad.

Hoy se miden en Los Angeles, y para la Argentina es una magnífica oportunidad de ver futbolistas, aceitar el esquema y marcar el trazo de la historia.

“Es una fecha de amistosos un poco complicada, porque los jugadores vienen un poco cansados, los que jugaron la Copa América casi no hicieron pretemporada, y es difícil para intentar que lleguen todos de la misma manera”, señaló Scaloni, DT de Argentina.

“Es importante que se consolide el equipo sub 23 porque va a jugar un torneo importantísimo como es el preolímpico, con pasaje a los Juegos Olímpicos. Un jugador puede ir de la mayor a la sub 23 y viceversa, y eso no significa un retroceso, ni mucho menos. Al contrario, son dos selecciones con desafíos muy grandes”, apuntó el DT.

“Me siento bien, contento, con fuerzas de intentar hacer mi trabajo de la mejor manera. Nos toca enfrentar a un rival que fue, justo, el último adversario que tuvimos en la Copa América y es un rival duro, difícil, que en los últimos años fue como un clásico para los dos, y esperamos hacer un buen espectáculo, pero sobre todo quedarnos con buenas sensaciones de nuetro equipo, nuestros jugadores y afrontar el otro partido que también será muy duro”, señaló en conferencia de prensa Lionel Scaloni.

“Ahora planificamos estos 6 partidos, y cuanto antes nos comunicaron la decisión de seguir hasta las eliminatorias, fue mejor para planificar estos encuentros, los que vienen en Europa, que el primero es un miércoles por lo que no contaríamos con los jugadores del fútbol local…todo eso uno lo tiene que planificar, y cuanto antes se tome la decisión, mejor. En este caso lo hicieron antes y para nosotros bienvenido, porque para la planificación es mejor”, resumió el DT sobre su confirmación.

Argentina se alineará con: Marchesin; Montiel, Martínez Quarta, Otamendi, Tagliafico; De Paul, Paredes, Lo Celso; Dybala; Correa y Lautaro Martínez.

La formación de Chile sería la siguiente: Claudio Bravo; Óscar Opazo, Paulo Díaz, Sebastián Vegas y Alfonso Parot; Claudio Baeza, Felipe Gutiérrez, Charles Aránguiz y César Pinares; y Alexis Sánchez y Eduardo Vargas.

Será a partir de las 23 hs, hora argentina y tendrá todos los condimentos de un “clásico” moderno y el interés de mirar al futuro de la querida Selección Argentina.


Hernán O’Donnell