Tristán Suárez e Instituto se repartieron el juego y dividieron honores

Fue un partido intenso, luchado, cambiante, por momentos bien jugado y con un resultado incierto hasta el final. Tuvo emociones repartidas y alguna pierna fuerte, pero al final el reparto fue equitativo.

Un sábado a pleno en Ezeiza; la mañana con el ritmo comercial, la gente en la calle en busca de aquello que falta y el clima de la mañana más linda de la semana. Barbijos y cafés, diarios y comercios abiertos con distancia social. Y el clima de recibir a un grande del ascenso y del fútbol del interior para dar este primer paso en la Primera Nacional, todo un orgullo para “Suárez”.

Enfrente Instituto y la necesida. de empezar a sumar de a tres, para que Mauricio Caranta, su entrenador, trabaje con más tranquilidad y ahuyente los fantasmas que siempre rondan a a los directores técnicos.

Arrancó mejor el local. Con rapidez y pases profundos, buscó un juego directo que muy pronto lo posicionó como protagonista del partido. A los 3′ Arreguín, un extremo hábil e interesante, se fue sólo por derecha y sacó un disparo que se fue apenas alto. A los 4′ Quiroga metió un buen remate desde la izquierda y respondió el arquero Petruchi. Y enseguida abrió el marcador.

Iban 7′ cuando llegó el tiro de esquina desde la derecha y el “Tanque” Domínguez se zambulló de palomita para marcar el 1 a 0 para Tristán Suárez. Era màs el local y lograba traducirlo en el resultado.

A los 16′ tuvo otra chance, luego de una maniobra combinada apareció Bettini por derecha y sacó un remate que se fue apenas alto. Hasta ese momento, el dominio era del “Tambero” y el partido se jugaba bajo la batuta de Miranda, la prestancia de Quiroga, la velocidad de Arreguín y la potencia de Domínguez.

Pero a los 17′ surgió el talento de ese enorme jugador que es Damián Arce y en la primera ocasión que tuvo metió un remate fuerte y preciso, al ángulo superior derecha del arquero local, Rodrigo Lugo y marcó el 1 a 1.

Allí cambió el rumbo del partido. Se serenó la visita, se afirmó en el campo y tomó el control del juego. Y tras una excelente jugada individual de Gustavo Villarruel, a los 33′, en la que gambeteó a dos rivales y dejó solo a Huguenet, el partido cambió de dueño, porque el delantero rosarino no tuvo más que empujar el balón y sellar el 1-2 para “La Gloria”.

Todo lo que había hecho el local al principio, se desmoronó en cuanto el equipo de Caranta se acomodó en el juego.

En el segundo tiempo Instituto arrancó con un tiro libre de Arce que se fue arriba del travesaño a los 47′; respondió Tristán con un remate de Ezequiel Melillo a lo 49′ de juego. A los 50′ fue otra vez la visita, con un pase de Hunguenet a Garro y el tiro del joven volante que cruzó toda la valla local.

Después, los cambios que buscaron refrescar ideas y juego en una tarde de calor y cierta humedad. Primero fue Aníbal Biggeri el que movió su estructura. A los 61′ Giménez entró por Arreguin y a los 63′ Sanabria reemplazó al volante central nelle, para darle más juego y peso ofensivo a su conjunto. Y así logró llegar al empate por otra aparición de Alexis Domínguez, que a los 66′ marcó el 2-2.

Instituto realizó dos cambios al minuto siguiente: Allende entró por Huguenet y Endrizzi reemplazó a Mateo. A los 69′ hizo el tercer cambio: Cuello reemplazó a Gustavo Villarruel.

Caranta acertó con las modificaciones; su mejor chance llegó a los 74′ cuando se fue Cuello por derecha en un largo contragolpe, sacó el centro arriba y en un gran salto Allende conectó de cabeza, pero el disparo se fue alto. Había sido una buena jugada combinada.

Biggeri volvió a meter mano en el conjunto local y a los 77′ Muñoz reemplazó a Melillo y Oyola ingresó en lugar de Miranda. Ahora era otra vez Tristán Suárez el que dominaba la escena.

Sin embargo, el final dejó un par de ocasiones para el conjunto cordobés. A los 85′ Damián Arce ejecutó un buen tiro libre que se fue alto y luego Cuello tuvo otra llegada; el último cambio fue el de Castillejos por Arce, a los 88′, en el equipo visitante.

Y para cerrar el empate justo y repartido, Tristán cerró el juego con un tiro libre, ya en la prórroga, que Petruchi no pudo despejar y el peligro rondó el arco visitante.

Así se cerró una tarde de sábado de ascenso. Con dos equipos que quieren progresar, están lejos de la zona de clasificación pero no renuncian a su ilusión, por eso nos regalaron un partido vibrante y emotivo.

Hernán O’Donnell