Federico Coria, y el sueño de jugar en Buenos Aires

Tremendo inicio de la segunda ronda, con un miércoles intenso y una apertura de la jornada con un partido que mucho prometía: Dusan Lajovic, que venia de eliminar a Benoit Paire, y Federico Coria, vencedor de Pablo Cuevas.

Y salió un match tremendo, con un primer set muy duro y cambiante. Arrancó el serbio 3-0 arriba, luego Coria achicó a 2-3, avanzó Lajovic a 5-2 y la templanza y la fe de Federico lo llevaron a estar 4-5 con su saque y 40-0 a favor.

Sin embargo, no pudo resolver la situación y se le fue la manga por 6-4.

Sin saber ni imaginar lo que vendría, el segundo set tomo un perfil favorable a Lajovic, quien con un juego sólido, eficaz y potente, dominó hasta ponerse 5-3 arriba en el marcador, con su servicio.

“Fue el momento más difícil del partido”, nos respondió más tarde, en la conferencia de prensa, cuando lo consultamos por esa situación, en la que incluso protestó de manera airada una pelota a favor de su adversario, ”pero decidí serenarme, disfrutar del juego, del partido, y sentir que si era el último game, disfrutarlo. No quería irme de la cancha, me gusta jugar acá, así que me relajé, pude sacar mi mejor tenis y revertir el partido”.

Allí se produjo el quiebre del encuentro. Federico se metió en el partido, se olvidó de las discusiones y los reclamos, jugó punto por punto. Quebró para salvar la caída, y quedó 4-5, con su saque. Lo mantuvo, 5-5, para luego llevar al 7-5 y forzar el tercer y definitivo set.

Tras ese remolino de tenis, pasión y ganas, los primeros games fueron parejos hasta que Coria se adelantó primero 3-1, luego por 4-2, y tomó el control definitivo del juego. Había remontado en el segundo set con cuatro juegos casi perfectos y en el tercero tuvo una alta eficacia con el saque, sobre todo con el segundo servicio. desde allí dominó a un Lajovic que había estado cerca de la victoria, pero que lució cansado y errático sobre el final del set decisivo.

Lajovic conservó su saque y se acercó a 3-4; Federico sostuvo el suyo y se adelantó, 5-3. Lajovic, con esfuerzo, se adelantó 40-30 y un passing de Coria quedó en la red. 4-5; o si prefiere, 5-4 porque a Federico le quedaba el servicio para definir.

Y no falló. Se apoyó en el brazo suelto y en esas ganas locas de ganar, por eso celebró con una caída sobre el célebre court, se llenó la espalda de polvo de ladrillo y sonrió como nunca por una victoria enorme, en un partido muy complicado, pero que lo sorteó con jerarquía y le permite seguir en el torneo que más le gusta, por el que eligió ser tenista.

Hernán O’Donnell