River falló un penal en el último minuto, y todo quedó abierto para el desquite

El primer tiempo fue bien jugado, incluso con cierta liviandad para lo que es la historia de la Copa Libertadores de América. Respeto y límites bien establecidos, sin esa clásica pierna fuerte y a veces mal intencionada que muchas noches jalonaron los partidos de Copa. River y Cruzeiro tuvieron buenas intenciones y se formó una primera parte agradable, con un equipo, el local, que dominó durante gran parte del tiempo. Con los zagueros centrales bien adelantados, los laterales Montiel y Angileri con libertad para proyectarse, el equipo de Gallardo tuvo dominio y control.

Ese manejo lo condujo a tener algunas acciones de peligro, siempre elaboradas por Ignacio Fernández y la dinámica de De la Cruz; acompañaban Palacios en la gestación y Suárez intentaba ser profundo, pero le costaba porque Cruzeiro siempre se sotuvo en dedé, un zaguero de enorme tamaño y de mucha seguridad en la defensa tanto por abajo como en el juego aéreo. La mejor chance de River fue un cabezazo de Rojas (ingresó por el lesionado Pinola a los 32′) que se fue muy cerca del travesaño.

Cruzeiro contó con algún contragolpe, casi siempre a través de los pies de Robinho. Pero no generó peligro ante Armani y el primer período se cerró con un 0-0, limpio y agradable.

Apenas empezó el segundo tiempo, Marquinhos se cortó solo y con un tiro cruzado venció a Armani. El asistente levantó la bandera, y el árbitro Julio Bascuñán escuchó el comentario de los hombres del VAR y ratificó la sanción. No se convalidó el tanto, aunque la imagen televisiva nos dejó la sensación que el hombre de Cruzeiro estaba bien habilitado.

El complemento ya tenía otro color. Más ritmo y un poco más de intensidad. Incluso, era más parejo. Cruzeiro se animaba un poco más e intentaba plantear el partido más cerca ddel medio campo.

River necesitaba fuerza en ataque, más peso, llevar más peligro. Por eso ingresó el “Oso” Pratto por Alvarez cuando iban 60′. Y se animó un poco más.

Cruzeiro contó con algunos contragolpes a partir de David, con Orejuela que iba por derecha y Pedro Rocha por izquierda, pero le faltó profundidad para concretar.

River tuvo la más clara a los 83′ cuando tras un corner desde la izquierda, Fabio salió mal y Pratto alcanzó a cabecear, pero la pelota se fue muy cerca del poste izquierdo del arquero.

Y cuando todo parecía terminar, en el último minuto de descuento, el VAR halló un penal imperceptible para el árbitro por un agarrón de Leo a la camiseta de Pratto. Agarrones que se dan en todo el partido y en muchos sectores de la cancha, pero que se observan de modo selectivo. Eso es el VAR. Algunos equipos lo entendieron de modo muy claro.

Iban 96′ y Suárez se paró recto, tomó carrera y su disparo se fue por encima del travesaño. El partido no se modificaba. 0 a 0 y todo por resolverse en Belo Horizonte. En Buenos Aires, apenas se encendieron algunas brazas del fuego de la Libertadores.


Hernán O’Donnell