Milan venció a Roma y sigue su camino ascendente

Milan y Roma siempre es un partidazo. Pero en un San Siro vacío se siente distinto. Duele la realidad, aunque hay que acostumbrarse y rezar por un mundo mejor en lo inmediato. Hay que mantener la esperanza, mientras el bendito fútbol nos trae siempre su atractivo y su belleza. Aún en un primer tiempo que resultó monótono, previsible, con pocas llegadas y un reparto en común de las acciones dominantes.

La inmensidad del estadio y el protagonismo dividido fueron la característica principal. Hakan Calhanoglu en la conducción del local, con Bonaventura y Castillejo como laderos principales; la oposición de Pellegrini en Roma, el joven Kluivert y la amenaza permanente que es Dzeko en el ataque.

A los 19′ tuvo una llegada clara la Roma, tras un centro desde la izquierda y el cabezazo de Dzeko que se fue cerca; la mejor del Milan fue una maniobra similar, el centro de Castillejos desde la izquierda, la aparición de Calhanoglu y el cabezazo que sale desviado a los 38′ de juego. El primer tiempo se cerró sin luces y un 0 a 0 que había dejado gusto a poco.

En el complemento los equipos arriesgaron un poco más; siempre intentaron llegar al área rival, y buscaban con los organizadores como ejes de la generación de juego. Después llegaron los cambios, que les entregaron un poco de refresco a la tarde calurosa de Milano.

A los 53′ A. Saelemaekers entró por S. Castillejo y el brasileño L. Paqueta por G. Bonaventura, en el local. Los dos le iban a dar movilidad y aire a los ataques del Milan. En Roma, enseguida también se movió el banco: iban 57′ cuando C. Perez entró por J. Kluivert.

La primera emoción grande del segundo tiempo llegó cuando Rebic ingresó solo por izquierda y la pierna del arquero Mirante desvió el tiro al corner, a los 64′ de juego. Y llegaron más variantes: a los 68′ el argentino Diego Perotti reemplazó a Mkhitaryan y el croata N. Kalinic ingresó por E. Dzeko.

 Los cambios modificaron el encuentro, aparecieron espacios y un ritmo más intenso. No había grandes llegadas, pero el partido lucía mejorado.

El Milan creció en el dominio. Los dos ingresados fueron permanentes partícipes de las maniobras de ataque y de a poco tornaron las acciones más cercanas al arco visitante, con el empuje de Kessié, la conducción de Calhanoglu y Paquetá. Roma se quedó, más allá de que no renunciaba a avanzar, pero le costaba mucho hacerse del balón.

Entonces llegó el último cuarto de hora, con las emociones y la definición. A los 75′ hubo una serie de rebotes frente al arco de Mirante, y Rebic, en dos oportunidades remató al arco; en la segunda convirtió y así se abrió el partido con el 1 a 0. Dos minutos más tarde, el goleador le dejó su lugar a Leao, joven promesa.

Roma apeló a las dos últimas variantes para remontar el partido. Iban 80′ y A. Diawara entró por L. Pellegrini y el argentino Javier Pastore reemplazó a B. Cristante. No iban a tener muchas chances ni participación. Milan liquidó el partido con un penal de Calhanoglu a los 89′ y selló el 2-0 final.

Fue una victoria trabajada, con mucho espíritu y el ánimo de un equipo que crece, que enarboló dos triunfos consecutivos, que quiere llegar a una copa de Europa y recomponer su imagen de aquellas glorias que hoy quedaron lejanas.


Hernán O’Donnell