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El Campeón del Mundo no detiene su marcha

Con su habitual voracidad, con su conocido dominio, con su famosa ambición. Con el hambre de ganar que muestra en cada momento, en cada jugada, en cada partido. Sea por la competición que sea. Liverpool, flamante ganador de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA-Qatar 2019, regresó a su torneo, la Premier League, para retomar las riendas de un campeonato que desea como una obsesión. Ha ganado en múltiples ocasiones la Liga Inglesa, pero han pasado muchos años desde la última vez, de hecho no ha podido consagrarse desde que se denomina Premier League y por eso para su gente el título local es su obsesión.

En ese camino, para el famoso “boxing day” apareció Leicester, su más encumbrado adversario. Uno de los equipos, junto a Manchester City, que está dispuesto a pelearle el torneo palmo a palmo. Un equipo sacrificado, duro, que conoce sus cualidades y exprime al máximo todas sus virtudes. Pero se encontró la topadora roja a pleno. Y le costó mucho el primer tiempo.

En pocos minutos el equipo de Jürgen Klopp tomó las riendas del juego. Apretó bien arriba, como siempre lo hacen sus hombres de punta, respaldados por un movedizo Keita, de gran primer tiempo, inteligente Wijnaldum y muy batallador Henderson. Con la subida habitual de los laterales Alexander Arnold y Robertson, el dominio de los visitantes se hizo sostenido. A los 31′ llegó la apertura, tras un centro de Alexander Arnold que estaba ubicado en la izquierda pues la jugada nació en un tiro de esquina, y la entrada por la derecha de Firmino y Salah. Fue el brasileño quien conectó de cabeza y marcó el 0-1. Y el encuentro tomaba un rumbo claro.

A los 34′ tuvo un mano a mano muy claro Mané que pudo aumentar la distancia en el resultado, pero Schmeichel tapó el disparo con su pecho, en una resolución brillante. Y el tiempo inicial se acabó con un dominio claro de Liverpool.

Leicester salió con un poco más de determinación en el complemento. Buscó con Maddison, de buen primer tiempo, con Tielemans y Vardy. Pero era difícil superar la presión de Liverpool, que se hacía muy rápido del balón y llegaba con facilidad al arco contrario.

Tenía muy claro que el partido era como una final y lo jugaba con esa determinación.

Los laterales subían en modo permanente, los volantes presionaban bien arriba y durante mucho tiempo metió al local contra el arco de Schmeichel. Sumó situaciones con Mané, Firmino, el propio Salah…era un tormento para el local y una clase de hambre de triunfo del equipo puntero. Ricardo Pereira había aparecido en un par de ocasiones para abortar maniobras visitantes. De a poco, el lateral derecho portugués empezó a meterse en el partido. Primero para defender. Después, para subir y mostrarse como alternativa de ataque del Leicester. Por la derecha, el local encontró una salida, cuando llegábamos a los 65′ de juego.

Liverpool empezaba a sentir el rigor de los viajes, los partidos acumulados y un comienzo de temporada 2019/2020 casi sin treguas. Por eso empezó a bajar la enorme intensidad que le había imprimido al juego durante más de una hora. Y apostó al contraataque. También a los cambios: Milner por Keita y Origi por Salah a los 69′. Y enseguida, el penal. Mano de Söyüncü y Milner que no falla, para marcar con un remate suave a los 71′ el 0-2.

Si alguien dudaba que el partido estaba definido, todavía faltaba más del puntero. A los 73′ Arnold desbordó, echó el centro y Firmino se acomodó y en el segundo toque marcó el tercer tanto: 0-3 para el Liverpool y fin del partido.

Pero no, espere, no se vaya que hay más: a los 77′ una jugada colectiva de izquierda a derecha, el balón que llega para la entrada de Alexander Arnold y su remate cruzado clava el 0-4 para el Liverpool.

Un festival. Eso es lo que fue la exhibición del Campeón del Mundo. Un festival de juego, toque, presión alta, dominio y goleada incluida. Nada detiene a Liverpool. Ni los viajes, ni el cansancio, ni la acumulación de partidos. Tiene una obsesión que data ya de muchos años y parece decidido a hacerse de ella. La Premier League, desde su creación en 1992, siempre le fue esquiva. Como a una novia pretendida que se hace rogar, los rojos no detienen su marcha por la conquista. Machacan y machacan, nada parece detenerlos. Están convencidos que es su oportunidad y van por ella decididos a no dejarla escapar.


Hernán O’Donnell

La Superliga espera por una ardiente definición

El calendario argentino se ha modificado tantas veces, se han variado tanto los formatos de torneos y las fechas a jugar, que ya han quedado en el olvido aquellos tiempos, originales y fundacionales, donde el fútbol ocupaba el tiempo entre febrero y diciembre. Aquellos certámenes de primera división que durante algún largo tiempo fueron divididos en Metropolitano y Nacional, con dos campeones y uno de ellos que celebraba muy cerca de las fiestas de fin de año, ya son un lejano recuerdo. Los torneos cortos, que también consagraban dos campeones por temporada y se jugaron durante más de dos décadas, hoy también parecen una imagen de otro tiempo.

La Superliga intenta ser una propuesta similar a la que ofrecen las principales Ligas de Europa. Con organización, previsión de fechas, calendarios conocidos, reglas de juego claras y un producto que se pueda vender tanto al aficionado local como al televidente del resto del mundo.

Pero para eso debe acotar equipos, reformular participantes y adecuarse a la lógica de un campeonato competitivo y atractivo. El ensayo de tener una Primera División con 30 participantes no dio el resultado esperado, pues se tradujo en un torneo desparejo, extenso y previsible. Además de las distancias entre los poderosos y los débiles, aún los encuentros entre aquellos que peleaban por no descender ni siquiera generaron el morbo en el televidente neutral. Ese desfasaje se intenta normalizar y mientras tanto, mientras se adecúa a un torneo más serio de 20 o 22 participantes, el desarrollo coyuntural tiene desequilibrios como los vemos ahora.

Por eso el Campeonato tuvo más fechas en el 2019 que las que va a tener en 2020; por eso la creación de la Copa de la Superliga, una manera de llenar el calendario y de paso tener un torneo más que otorgue dinero e interés a los clubes y a los aficionados, que en definitiva, lo sostienen junto al aporte inestimable de los sponsors y la televisación.

La Superliga se reanuda el viernes 24 de Enero de 2020. Aldosivi y Lanús echarán a rodar la bola en Mar del Plata y a partir de allí vibrarán los corazones con una tabla bien apretada y muchos candidatos. Entre el puntero, Argentinos Juniors, que cuenta con 30 unidades y Atlético Tucumán, que tiene 25, se ubican ¡11 equipos!. Sí, en el intremedio de 5 unidades hay 11 conjuntos con sueños de campeón.

¿Quien se llevará el premio mayor? Se empezará a develar el año que viene, pero lo que está asegurado es el interés, la ilusión y las expectativas de todo el pueblo futbolero que habita este suelo.


Hernán O’Donnell

Liverpool cerró la deuda con su historia y se consagró Campeón del Mundo

Se abrazó a la gloria demorada con una sonrisa y un festejo mayor al que de modo habitual expresan los equipos europeos. Festejó con ganas. Sin el desborde de los Sudamericanos, pero con más fervor que sus coterráneos. Liverpool venció por 1 a 0 a Flamengo se consagró Campeón de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA-Qatar 2019, un grito que pudo expresar por primera vez en su historia. De ahí, la celebración.

Fue un partido “interesante”, tal como lo definió el capitán del conjunto inglés, Henderson, a la televisión oficial tras el encuentro. Un match equilibrado, donde hubo varios pasajes de dominio de Liverpool y sobre todo, una sensación de mayor poder de fuego, de más facilidad para llegar al arco adversario. Liverpool siempre se mostró más peligroso, y aún en los momentos en que Flamengo pudo tener la pelota y dominar las acciones, no mostraba la capacidad de daño que sí lucían los ingleses.

El equipo de Klopp salió decidido y ese poder de daño lo mostró en pocos minutos. En los primeros instantes llegó con claridad y tuvo tres situaciones muy claras de gol. Primero Roberto Firmino recibió sólo y su remate se fue alto cuando le quedaba la resistencia de Diego Alves y todo el arco a su disposición.

Enseguida una buena maniobra colectiva le permitió a Salah habilitar a Keita y también le pegó fuerte y alto cuando estaba en una posición inmejorable para convertir. Y en la jugada siguiente fue Alexander-Arnold el que sacó un potente tiro bajo que salió pegado al poste derecho del arquero de Flamengo. Iban 5′ de juego y ya había sucedido todo eso. En un puñado de minutos, Liverpool peloteaba a su rival y desaprovechaba tres oportunidades claras de marcar.

Después se animó un poquito más el equipo carioca. Se metió en el partido. Y se jugó a un gran despliegue físico para pelear cada pelota y cortar los circuitos del equipo europeo, para que no pudieran progresar.

Se afirmó Caio en la defensa, se multiplicó Willian Arao, impuso su ubicación táctica Gerson y la hábil dinámica de Bruno Henrique le dio potencia al ataque de Flamengo. De a poco, volcó el juego a su favor. Liverpool había perdido un poco de pimienta en ataque, pero se sostenía en la jerarquía de sus figuras. Alisson Becker para abortar cualquier aproximación rival, Joe Gómez lució firme en la zaga, Henderson se hizo patrón absoluto del medio de la cancha y Salah, Firmino y Mané asustaban con su presencia y en cada arranque. Tenía dificultades en el medio, pues ni Chamberlain ni Keita tuvieron un buen partido, pero el ritmo sostenido del capitán Henderson equilibraba todos los desajustes.

En el complemento las acciones se repitieron. salió con todo el Liverpool y a los pocos minutos tuvo una oportunidad en un tiro de Firmino que pegó en el palo derecho de Diego Alves, cruzó la línea de meta y se fue desviado.

En la profundidad, Liverpool se mostraba más peligroso. Capaz de abrir el marcador en cualquier instante. Flamengo era ordenado e intenso. Buscaba con Bruno Henrique, pero cuando la perdía, siempre aparecían tres jugadores para rodear al adversario e intentar sacarle el balón.

Lallana entró por Chamberlain, lesionado. Después salió De Arrascaeta, cansado, por Vitinho, pícaro y de buen tranco. El partido se hizo más tranquilo, más táctico, menos acelerado. Flamengo con su libreto y las ganas de demostrar que podía; además, con la comodidad que siempre significa jugar de “punto”, no ser el favorito, no tener la “obligación” de ganar. Eso siempre genera mayor tranquilidad y una cuota alta de optimismo, de querer demostrar que uno puede. Da tranquilidad para poder desenvolverse con mayor confianza, sin tener que responder a las expectativas.

Liverpool pareció sentir, en algún momento, esa obligación del que va de “banca” y tiene que ganar sí o sí, que la obligación de confirmar en la práctica la superioridad de la que habla la “cátedra”. Y eso a veces genera nervios, apuros, intranquilidad, ansiedad…Pero siempre se refugió en su jerarquía y en la confianza que le da su juego, su identidad. Siempre prevaleció la tranquilidad de saber con que fuerzas contaba y tener confianza en ellas.

Jorge Jesús ensayó otra vez una variante que le había dado resultados en dos partidos decisivos: el ingreso de Diego, esta vez a los 82′ cuando se jugaban las últimas fichas. Diego había sido preponderante en su ingreso ante River en la Final de la CONMEBOL Copa Libertadores en Lima, y también en la semifinal de esta Copa Mundial de Clubes. Y fue el hábil conductor que se esperaba, aunque el partido muy pronto llegó al final; antes Henderson sacó un excelente remate que Diego Alves elevó al corner con una estupenda volada.

El tiempo extra parecía que iba a ser una continuidad del final, más allá de que en el cierre del partido reglamentario el árbitro sancionó un penal para Liverpool, que luego el VAR desestimó. Entonces, todo se apostaba a esos 30′ de prórroga que muchas veces pasan de largo muy pronto, entre el cansancio, los calambres, las demoras por los cambios, y el miedo a perder generalizado.

Pero no fue el caso de Liverpool, que siempre pensó en ganarlo. A los 98′ Henderson encabezó un contraataque que resultó la llave del partido. Lanzó un buen pase a Salah, quien giró y pretendió que la pelota lo acompañe en velocidad pero Mari cortó con un rechazo que recibió otra vez Henderson y sacó un pelotazo largo y preciso para Mané, quien picó a la derecha, entró al área y habilitó hacia adentro al ingreso de Firmino. El delantero brasileño demostró, una vez más, porque es uno de los mejores del mundo. Se tomó su tiempo para pensar, enganchar y meter el remate al medio del arco para abrir el 1 a 0.

El júbilo, la alegría y la pasión explotaron en las tribunas rojas. Liverpool sacaba una diferencia que sería decisiva.

Lincoln había ingresado por Gerson y Jorge Jesús, más tarde, apostó a un cambio más: Berrío por Willian Arao. En Liverpool entró, apenas sacó la ventaja, Milner por Keita, para luchar en la mitad de la cancha, para ofrecer el despliegue y el temperamento que Milner suele ofrecer cuando el partido se pone calinete. Tras el final del primer tiempo del alargue, Origi reemplazó a Roberto Firmino, una de las grandes figuras, agotado tras un partido intenso.

Liverpool siguió en la búsqueda y tuvo un par de oportunidades más, con un tiro libre de Alexander Arnold y una llegada de Origi.

Flamengo quemó todas las velas, fue al ataque y por un momento obligó al equipo inglés a retroceder. pero lo hizo con orden, inteligencia y concentración y no sufrió mayores sobresaltos hasta la jugada final que le quedó a Lincoln y su tiro su fue arriba del travesaño. Una oportunidad única, la más clara para Flamengo y a los 118′ de juego. Pero los duendes del fútbol ya se habían ido del estadio. El título viajaba a Inglaterra.

Liverpool ganó con justicia y cerró un capítulo que algunos, tal vez ellos no, sentían que se debía con la historia. Un equipo riquísimo, de impecable y larga trayectoria, campeón de Europa en muchas oportunidades, ahora cerraba el círculo que le reclamaban, y se consagraba Campeón del Mundo. El mejor de todos. Sin recortes ni discusiones. El mejor equipo del planeta. Por trabajo, perseverancia, actitud, entrenador, jugadores y una hermosa historia de luchas irrenunciables, el título que logró en Qatar, cierra el círculo que merecía.


Hernán O’Donnell

Hoffenheim aprovechó los obsequios de Dortmund, que se fue con las manos vacías

Jugó un muy buen primer tiempo, con el ritmo habitual, la dinámica y velocidad que le da Sancho, el despliegue de Brandt y la movilidad de Mario Götze. Mientras que por derecha la verticalidad de Hakimi y la habilidad de Hazard, que hicieron de esa banda un carril permanente de ataque del Borussia Dortmund ante un Hoffenheim desdibujado, liviano, muy lejos del equipo peligroso que supo ser hace un par de temporadas. Con esa línea vertical, Dortmund ejerció un control permanente en el primer período. Fue más que su rival por peso propio, por la jerarquía de sus futbolistas y por un mejor juego colectivo.

A los 16′ abrió el marcador. Una trepada de Hakimi por derecha, la pelota que recibió en diagonal, y luego de ingresar al área, ejecutó un centro atrás para la llegada de Mario Götze quien convirtió con un tiro al medio. 1 a 0 para el visitante.

Creció el dominio de Dortmund. Por las variantes de su juego, porque no dejó de buscar y porque tuvo varias ocasiones para aumentar la diferencia. Hoffenheim intentaba jugar de igual a igual, ir para adelnate y forzar situaciones de ataque. Pero carecía de profundidad, de juego y de peso. Robert Skov, el lateral danés tuvo la mejor chance con un tiro libre que pegó en el travesaño, pero no tuvo otra oportunidad, mientras que el visitante merodeó de modo permanente el arco de Baumann.

En el segundo tiempo Dortmund salió con dos variantes: Piszczek por Hummels y Larsen por Hazard. En el local, Adamyan reemplazó a Samassekou. Pero lo que podía influir eran las variantes de Dortmund. Dos hombres importantes salían del juego: un defensor experimentado y líder como Hummels y un delantero creativo como Hazard. Habríamos de ver como se acomodaría el equipo a esas modificaciones.

A los 49′ Brandt tuvo una inmejorable ocasión tras una buena jugada con Sancho, pero Baumann lo impidió con una buena atajada. A los 55′ Hakimi se fue por la derecha, llegó al fondo y cuando tenía ¡cuatro! compañeros que entraban por el medio para poder darle a alguno de ellos el centro atrás, prefirió rematar al arco con un tiro fuerte pero defectuoso. Otra chance perdida para el visitante.

Hoffenheim buscaba respuestas y apostaba a encontrarlas desde el banco: Locadia por Geiger a los 65′; así, los dos volantes internos eran reemplazados. Sin embargo, era Dortmund quien mantenía el control del juego, llegaba con facilidad y despilfarraba situaciones. A los 67′ Brandt abrió a la derecha para Sancho y su tiro cruzado no pudo ser conectado por Larsen.

Era un dominio sostenido de los amarillos. Poseían la pelota, controlaban los movimientos y dominaban a voluntad. Sólo faltaba marcar un segundo gol que “cerrara” el partido. Porque a pesar del dominio sostenido, el resultado seguía 0-1 y todos sabemos que un marcador apretado es una invitación irresistible a los duendes que siempre merodean los partidos de fútbol.

La última variante del local fue a los 78′: Kaderabek por Baumgartner. Y apareció acompañado por esas sorpresas que tare el fútbol. La primera pelota que tocó Kaderabek fue un centro profundo para Kramaric , Locadia que no pudo conectar, el rebote en el arquero Bürki y Adamyan convirtió con un fuerte tiro a los 79′. 1 a 1 y los duendes que invocábamos, aparecieron en Hoffenheim.

Dortmund intentó una última jugada táctica: Paco Alcácer por Mario Götze a los 83′, para profundizar el ataque con un hombre de área.

Y la sorpresa mayor cayó a los 86′. Kramaric abrió a la izquierda para Adamyan, este se fue por izquierda, tiró el centro y Kramaric que había picado al área conectó de cabeza para marcar el 2 a 1. El VAR confirmó que estaba bien habilitado Adamyan cuando fue a recibir la pared y en una ráfaga Hoffenheim revirtió el marcador y sin hacer demasiado, pudo dar vuelta un 0-1 con una actuación deslucida a ganar 2 a 1.

Dortmund pagó caro su distracción. Desperdició ocasiones, se descuidó al final y se fue con las manos vacías ante un Hoffenheim que hizo muy poco por la victoria. Sólo le alcanzó con aprovechar los errores de su visita en la noche del viernes.


Hernán O’Donnell

Liverpool y Flamengo, el partido que el Mundo espera

Llegaron con alguna dificultad, con algún sobresalto, pero la lógica respondió en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA-Qatar 2019 y los dos máximos candidatos se van a encontrar en la gran final del sábado. Flamengo y Liverpool frente a frente, tal como sucedió en la final de la Copa Intercontinental 1981. Otra vez estos dos colosos de Sudamérica y Europa van a medir fuerzas para llevarse la corona del mundo.

Flamengo ganó el martes ante Al-Hilal por 3 a 1. Pero la amplitud del marcador se selló en el cierre, en los últimos 12 minutos de juego. El equipo de Arabia arrancó un poco mejor y se puso adelnate en el marcador. El conjunto carioca sintió el golpe e intentó mostrarse sereno, con una actitud parecida a la de la final de la Copa Libertadores de América jugada en Lima, cuando hizo de la paciencia su mayor virtud. Empató en el primer tiempo y en el complemento otra vez el ingreso de Diego fue decisivo para crecer en el ritmo, darle movilidad al equipo y sostener el ataque con jugadas bien elaboradas. El volante fue el cerebro y el conductor de Flamengo que desnivel{o a los 78′ y cuando restaban dos minutos de juego cerr{o el marcador con el 3 a 1 definitivo.

Liverpool sufrió un poco más para llegar a la final. Hasta pareció que no tomó todos los recaudos en este partido. Como si hubiera pensado que sería más sencillo de lo que fue. Reservó jugadores, cuidó el físico y al final tuvo que apelar a varias de sus figuras para encaminar el partido.

Monterrey fue un rival duro y digno, que le hizo muy difícil la empresa. Jürgen Kloop decidió una defensa improvisada: no jugaron Alexander Arnold (luego ingresó), ni Dejan Lovren ni Van Dijk. Milner, habitual volante se ubicó como lateral derecho, Henderson, volante central o interno derecho fue de zaguero y Joe Gómez ocupó la zaga. Más arriba se alinearon Chamberlain, Lallana y Keita, habituales suplentes, igual que Origgi y Shaquiri. Ante tantas ausencias, además del lateral derecho, Kloop debió recurrir a Mané y más tarde a Roberto Firmino para darle mayor envergadura a su equipo.

El gol de Keita a los 12′ tras una gran habilitación de Salah parecía darle forma a una película previsible. Pero enseguida igualó Rogelio Funes Mori, cuando iban 14′ de juego, y a partir de allí el encuentro se basó en el buen trato inglés, en la búsqueda ofensiva, y el buen escalonamiento del equipo de México( lleno de argentinos) con la actuación destacad de Barovero, quien tuvo varias intervenciones relevantes.

En el minuto 90 Roberto Firmino desniveló para que el Liverpool se levara la victoria por 2 a 1. Era justo y apretado. Monterrey había sido un rival digno y peleó hasta el final del partido. Liverpool se impuso con la jerarquía de sus máximas figuras.

Deberá tomar nota de la lección, porque el fútbol europeo está muy arriba del resto del mundo, pero no debe descuidarse ni dar por sentado un resultado de antemano. El fútbol es un deporte mágico y misterioso que siempre tiene alguna sorpresa escondida, lista para salir a la luz. Deberá tomar nota que no puede despilfarrar tiempo ni oportunidades, Que es superior, pero eso no le permite improvisar formaciones, especular resultados ni dar por sentado que con la camiseta gana. Contra los Rayados quedó demostrado. Cuando salió del libreto, el partido se puso áspero. Cuando volvió a las fuentes, la superioridad se hizo sentir.

Será una final hermosa, abierta, atractiva. Los dos mejores de los continentes más tradicionales para cerrar el año deportivo y definir al mejor equipo del mundo de 2019.


Hernán O’Donnell

En el infierno de Dortmund, Leipzig tuvo carácter

Fue el partidazo que esperábamos, que imaginábamos. Con un ritmo fuerte, con mucha intensidad y con un dominio sostenido, sobre todo en el primer tiempo, por parte de Borussia Dortmund, que en esos 45′ iniciales le hizo sentir al RB Leipzig, la revelación de Alemania, todo el peso de las tribunas del Signal Iduna Park y el infierno de su juego dominante y enloquecedor.

El Dortmund salió de entrada a demoler a su oponente. Propuso un ataque feroz, voraz, con la velocidad de Sancho como principal argumento. Un delantero, el inglés, que mezcló rapidez y habilidad para encabezar cada ataque, siempre acompañado por Reus y Hazard, el hermano menor del delantero de Madrid. Borussia era más también porque Hakimi y Guerreiro desbordaban con fluidez por las bandas y cuando tenía una pelota quieta en ataque a favor, subían las torres del fondo que generaban mucho peligro.

Así dispuso de muchas situaciones claras para convertir. A los 14′ Hummels metió un buen cabezazo que Gulacsi desvió con esfuerzo al corner. Era la primera punzante del local, que acentuó su dominio. Hakimi armó una gran jugada individual a los 21, que Gulacsi sacó al corner, tras un potente remate al primer poste.

Era una catarata de ataques del local; a los 22′ Sancho se metió de la derecha al centro, ingresó sólo y su tiro fue rechazado por el arquero. Hasta que a los 23′ se rompió el maleficio; tras el rebote, la pelota derivó en Weigl, quien sacó un disparo largo que Gulacsi no pudo controlar: 1 a 0 para Dortmund.

Recién a los 30′ tuvo su primera llegada clara la visita: Poulsen ingresó solo al área, pero su remate se fue arriba del travesaño.

Pero Dortmund tenía más fuego en sus manos y lo haría explotar en el área contraria. Enseguida aumentó el marcador; muy buena maniobra colectiva por izquierda, Brandt recibe dentro del área de espaldas al arco rival, gira con una rápida media vuelta y de cara a la salida del arquero visitante clava un tiro cruzado para señalar el 2 a 0 a los 33′ de juego.

RB Leipzig, que venía con un ritmo arrollador en el torneo, estaba aturdido. Golpeado, confundido. Porque no solo estaba abajo en el marcador, sino que no encontraba la pelota, no podía hacer pie en el encuentro.

Recién en el cierre de la primera parte encontró oxígeno y un poco de esperanza. Dos situaciones de gol le devolvieron la fe, la confianza de que podía meterse en el partido. A los 45′ Poulsen cabeceó muy fuerte y el arquero Bürki la sacó al corner. De ese tiro de esquina, a los 46′, Timo Werner metió otro tremendo cabezazo alto que el arquero local volvió a desviar con mucho esfuerzo. Se cerraba así el primer período y RB Leipzig sentía que podía achicar diferencias, que habían sido muy amplias en los 44′ de juego anteriores.

Una salida apresurada de Bürki apenas empezado el segundo tiempo le permitió a Leipzig meterse en el juego. El arquero fue muy lejos de su área grande a buscar un pase largo, falló con el cabezazo que le quedó servido a Timo Werner y este, con el arco vacío, metió el descuento a los 46′. 2 a 1 para Dortmund y otro partido comenzaba bajo una fría lluvia.

Pero Dortmund parecía no conformarse con un solo obsequio. Muy pronto Julian Brandt intentó un pase atrás sin advertir la presencia siempre peligrosa del destacado delantero visitante, Timo Werner. Para este fue recibir solo en ataque, encarar al arquero y meter un tiro abierto y marcar el 2 a 2 cuando iban 53′.

Dortmund fue a fondo y volvió a desequilibrar. Reus abrió a Hakimi, este se la devolvió al vacío, por derecha y Reus metió el centro al corazón del área para Sancho. El inglés se acomodó y sacó un tiro alto, que se metió en el ángulo derecho de Gulacsi, para quedar 3 a 2 a los 55′ del partido.

El partido se hizo dramático. Dortmund le oponía garra a la reacción de la visita. Hakimi enorme para abrir el juego por derecha, para ser una suerte de conductor desde la banda. Y Werner, del otro lado, para amenazar en cada pique. Abierto e imprevisible.

El joven Schick a la cancha por el partido errático que tuvo Poulsen, y a vestirse de héroe. Apareció Cunha en reemplazo de Sabitzer para conducir a RB Leipzig; Un error defensivo del local, el rebota que le queda al ingresado Schick y el empate 3 a 3 a los 77′, en un partido que no dejaba de entregar emociones. Hacía rato que se había ido Sancho reemplazado y el local se quedaba sin nafta al final, mientras el Leipzig ya veía con buenos ojos un empate que era más que un premio.

Porque el partido fue un infierno; el que propuso Borussia con su juego y el peso de su público en Dortmund. Pero RB Leipzig mostró de qué está hecho y por qué es la revelación de la temporada. La mano venía pesada, mal barajada, el juego no aparecía. Pero no sucumbió. Mostró carácter, personalidad, aprovechó cada obsequio del local y gritó bien fuerte el punto que se llevó a casa para alimentar la ilusión.


Hernán O’Donnell

Sevilla fue una sombra y no aprovechó los empates de los punteros.

Una multitud lo acompañó como siempre en el “Ramón Sánchez Pizjuán”. Con la ilusión de sumar tres puntos y arrimarse a los punteros, a los dos gigantes de España y del planeta fútbol, que tropezaron al empatar sus respectivos partidos e hicieron más dolorosa la caída de Sevilla. Pero la fantasía de su gente se deshizo muy pronto, pues si bien nadie podía prever las igualdades de Barcelona y Real Madrid en sus respectivos partidos, el público sevillista tenía esperanzas en ganar en su casa y mantener las expectativas. Ahora habrá que ver que sucede en el gran derby del miércoles, pero los tres puntos perdidos se lamentarán durante mucho tiempo.

A los 12′ llegó el tiro de esquina de Gaspar que abrió el partido tras el cabezazo de Albiol. 0-1 para la visita y una jornada que prometía ser complicada.

Sevilla salió y buscó a través del manejo de Ever Banega, pero no tuvo el equipo, en general, una tarde lúcida. Vazquez intentaba su habitual juego verticla, mientras que Munir era la prenda de ataque que más se mostraba. No fue buena la tarde de De Jong, mientras Villarreal era más astuto. El submarino amarillo tuvo paciencia en el primer tiempo y en el complemento jugó con los nervios del local.

Cuando Munir El Hadadi marcó el empate con una gran media vuelta a los 61′ de juego, el estadio explotó y entendió (y todos los que lo seguimos desde todos los rincones del mundo) que la reacción continuaría y el Sevilla mostraría una prepotencia futbolística que lo llevaría al éxito.

Pero se quedó, se enredó en su propia impericia y cuando se empezaba a desinflar le llegó el golpe de gracia.

El gol de Ekambi a los 74′ resultó un mazazo para el local. Es verdad que el equipo aún con la igualdad, no aparecía. Que estaba desteñido, sin fuerza. Sin pimienta en ataque y con poco volumen de juego.

Villarreal no tuvo más que empujar con un poco de paciencia e inteligencia para derrumbar a un Sevilla que se desmoronó como un castillo de arena en una playa.

Una enorme pena, pues resignó tres unidades que le hubieran permitido estar más cerca del Barcelona y Real Madrid, para darle forma un sueño que empezó a vivir esta temporada el equipo de Andalucía, pero con estos tropiezos empieza a parecerse a una utopía.


Hernán O’Donnell

Inter se distrajo al final, perdió dos puntos y ahora comparte el primer lugar

Al final pagó muy caro el Inter de Milán la distracción final, la desatención en el cierre del encuentro, el bajar la guardia y no pensar…Lo pagó muy caro, porque en la agonía del encuentro, cuando todo parecía sentenciado y había hecho un muy buen partido con sobrados méritos para llevarse la victoria y los tres puntos, cuando ya sejugaba el tiempo adicional Fiorentina, que nunca se dio por vencido, acertó un pleno y se llevó un empate que sabe a mucho para el local y a nada para el visitante.

Inter salió a buscar el partido y dominó las acciones desde el inicio del juego. Con una buena presencia de volantes, donde se destacó Borja Valero, el equipo se adueñó del balón con el trajín de Matías Vecino, el despliegue de Brozovic, la dinámica de Biraghi y la potencia de los dos tanques del ataque: Lukaku y Lautaro Martínez. Así llegó la apertura del marcador, con una buena jugada por izquierda, la aparición de Valero en el fondo y su remate cruzado que sentenció a su ex equipo por el cual no celebró el gol que puso el 0-1 a los 8′ de juego.

Fiorentina opuso el ímpetu de Pulgar, el buen juego de Castrovilli y la peligrosidad de Boateng. Pero era poco ante el entonces líder de la Serie “A”. No era suficiente para emparejar las acciones. Más aún, el Inter contó con un par de oportunidades claras para aumentar el marcador que no fueron consagradas por el buen accionar del arquero Dragowski, como el cabezazo que le tapó a Lukaku cuando terminaba el primer tiempo.

En el complemento se acentuó el dominio visitante. Durante los primeros 15 minutos del complemento tuvo un par de situaciones para sumar más en el marcador, pero no tuvo puntada final y el arquero local se encargó de cortar varias chances.

Fiorentina no se entregaba, aunque no encontraba soluciones en el juego. Por ahí había ingresado Dusan Vlahovic, pero los minutos corrían y su figura tampoco aparecía en el partido. Antonio Conte propuso variantes y el Inter perdió control en la mitad de la cancha, sobre todo con la salida de Borja Valero.

Ya había sido reemplazado Lautaro Martínez y el visitante, que mantenía el control, había extraviado el norte, no se acercaba tanto al arco, aunque la película llegaba a su fin.

Y ahí vino la maravilla del fútbol, esas sorpresas que siempre están agazapadas, listas para aparecer cuando la trama parece resuelta. Inter dominaba y atacaba, sin demasiada profundidad pero lejos de su arco. Para algunos, ya entrado en el tiempo adicional, un riesgo innecesario, pues volcaba futbolistas en zonas de ataque mientras se desprotegía en un amplio sector de su campo. Y así llegó el contraataque fatal, a los 90+2′ de juego cuando Dusan Vlahovic captó un largo pelotazo, se fue en una buena corrida hasta el arco de Handanovic y con un remate cruzado marcó el 1 a 1 inesperado por todos.

Pero así es el fútbol, está lleno de misterios y sorpresas que nunca dan por acabado un resultado, que siempre tiene alguna sinrazón para aparecer y que mantiene la incógnita y el suspenso en cualquier partido y hasta el último instante. En Florencia se escribió un nuevo capítulo de su fascinante historia. Inter había hecho todo para ganar, pero se distrajo en el final, y en un momento inesperado la Fiorentina le dio un golpe que le sacó dos puntos y la exclusividad del dominio del torneo.


Hernán O’Donnell

RB Leipzig, la aplanadora alemana

Es así. La aplanadora alemana. El equipo sensación, el que mejor impresión ha causado en este primer semestre de la Bundesliga 2019/20 y el que no deja de asombrar por su fútbol práctico, rápido y contundente. Pasó por Düsseldorf y dejó una estela de buen fútbol y contundencia de principio a fin.

Apenas había pasado 1′ de juego cuando llegó la apertura del marcador. Salida veloz desde el fondo, apertura hacia la derecha, el desborde por el lateral de área a área, toda una corrida rápida con tres toques, el desborde de Werner, la aparición de Schick por el medio y su remate rasante para abrir el arco local cuando la gente aún se acomodaba en sus asientos. 0-1 para el visitante, para este RB Leipzig, una verdadera topadora que salió desde el primer instante a comerse el partido.

Con la dinámica de Sabitzer, la velocidad de Schick, el talento de Timo Werner, el visitante se adueñó del balón y del partido. Controlaba las acciones y nada hacía pensar que su victoria iría a correr peligro. El Fortuna Düsseldorf intentaba imponer orden con una firme línea cinco, dos laterales de esa línea listos para salir rápido, cuatro volantes de trabajo y Kownacki como punta de lanza para pivotear los ataques.

Nada de eso sirvió. RB Leipzig era más preciso con el balón, más inteligente para conducirlo y en cada movimiento amagaba con terminar de derrumbar al conjunto local y sellar la historia.

El primer tiempo se cerró sin demasiadas novedades y el complemento tuvo unos minutos de dominio local, hasta que llegó otra buena maniobra colectiva visitante, el remate que dio en el brazo del defensor Bormuth y el VAR que certificó la pena máxima. Fue Timo Werner el encargado y con un remate seco, fuerte y esquinado señaló el 0-2 cuando iban 57′ de juego.

RB Leipzig anunciaba el fin del encuentro cuando quedaba más de media hora por jugarse. Se paró en tres cuartos de campo, no resignó posesión ni terreno y controló las acciones a voluntad.

No le quedaban más cartas en la manga al Fortuna Düsseldorf. Apenas la voluntad para pelear el partido, para correr detrás de la bola y ver como su adversario le manejaba el control de juego en sus narices.

Así llegó el tercero, tras otra brillante jugada colectiva, el centro hacia atrás y la zambullida de Mukiele en forma de “palomita” para ampliar a 0-3 el marcador cuando estábamos en los 75′ del partido.

La visita paseó toda su potencia. Se adueñó del juego de principio a fin, mostró su poder de fuego desde el nacimiento del partido y maniató a su rival hasta convertirlo en un digno sparring, en un actor de reparto donde los principales papeles se los dividieron sus figuras: Schick, Timo Werner, Cunha cuando ingresó igual que Mukiele, Laimer, Nkunku, Sabitzer…

Fue demasiado para el Düsseldorf. Una aplanadora de fútbol que tuvo una jornada exultante y que mira desde lo más alto en la tabla de posiciones de una Bundesliga que promete una temporada para recordar.


Hernán O’Donnell

Oleksandr Usyk, en el camino de los grandes

Se ha ganado un lugar en el reconocimiento del gran mundo del boxeo. Para muchos, ya es el mejor Crucero de la historia, una historia corta en definitiva pues es una categoría creada en 1979. Pero ha hecho mucho, la “Cátedra” lo compara con Evander Hollyfield y ahora empieza su camino en la carismática división de los pesados. El gran público aún no dio su veredicto ni está familiarizado con él, pero tiene un palmarés en su carrera amateur muy grande y en el profesionalismo ya dio varios pasos adelante, y tras su victoria frente al estadounidense Chaz Whiterspoon el sábado 12 de octubre en el Wintrust Arena de Chicago, Illinois, la puerta de la categoría pesado se abrió para él y su nombre se empieza a familiarizar en todo el mundo.

Oleksandr Oleksandrovich Usyk nació en Simferopol, Ucrania el 17 de enero de 1987, cuando aún su país era parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Su primera pasión fue el fútbol, deporte que practicó y desarrolló en la escuela deportiva especializada SC Tavriya Simferopol, la academia formativa de fútbol del club.

Un tiempo después el boxeo le ganó a su corazón y comenzó a entrenar en la Universidad estatal de Cultura Física de la ciudad de Lviv, en epañol Leópolis, situada al oeste del país, cerca de la frontera con Polonia.

“Mi padre, ya fallecido, siempre me decía que yo tenía condiciones para el boxeo. Yo no confiaba tanto, pero me dije, ‘bueno, voy a intentarlo’, y gracias a él ahora estoy ante ustedes”, confesó en un documental de Sky Sports llamado “Indiscutible Usyk”.

Pudo haber pasado antes al profesionalismo, pero tenía un objetivo muy claro en mente: ser medallista olímpico. Por eso demoró su paso al campo rentado.

Participó de los Juegos Olímpicos Beijing 2008 y en los siguientes, los Juegos de Londres 2012 obtuvo la medalla de oro. “Cuando me ví parado con la medalla en mi cuerpo, al principio temblaba un poco. Estaba tan feliz y nervioso, que transpiraba. Tenía la medalla, la que tanto había soñado cuando corría, cuando entrenaba, cuando nadaba, ahí, puesta en mi cuello. Había logrado mi oro”, dijo en el documental.

“Yo deseaba pelear contra los profesionales, pero antes quería la medalla olímpica. Una vez conseguido el objetivo, cambié al boxeo rentado”, declaró en aquel tiempo.

Lapin fue su primer entrenador, y con su hijo, Sergei, entabló una relación de gran amistad. “Es como un hermano para mí”, dijo Oleksandr. “hemos pasado muchas cosas juntos”, afirmó Sergei, “nos conocimos a los 13 años y compartimos cosas buenas y malas; la mayoría, buenas…mi padre siempre tuvo buen ojo para determinar a primera vista si estaba ante un mal o buen pugilista y si estaba ante un gran campeón. Se daba cuenta enseguida. Y con Oleksandr percibió que era fuerte y que tenía un gran corazón. Que podría ser un gran campeón”.

Primero fue parte del equipo de boxeo de Crimea; más tarde se unió al equipo nacional de Ucrania. Ha entrenado con sesiones de fútbol, de tenis y otras disciplinas. “Nos gusta romper los estereotipos”, comentó Usyk.

Por entonces, en el año 2009, se casó con Yekaterina y tuvieron tres hijos: Kyrylo,  Mikhailo, y Yelizaveta.

Un año después incursionó en el profesionalismo y empezó una carrera de victorias que llamaron la atención de K2 Promotions de los hermanos Klitschko, que lo sumaron a sus filas para manejarle la carrera.

Tras el debut,  en el que venció al mexicano Felipe Romero, los éxitos se sucedieron. En su cuarto combate se midió con el argentino César David Crenz, a quien derrotó por KO en el 4to, el 31 de mayo de 2014. Y tras 9 combates con todos triunfos consecutivos, en su décima presentación profesional le llegó oportunidad de pelear por el Título Mundial Crucero de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). Fue en el Ergo Arena de Gdansk, Polonia, ante el local Krzysztof Glowacki.

“El talento es sólo el 1% de lo que soy como boxeador; el otro 99% es el trabajo duro, el sacrificio, el entrenamiento”, describió sus características.

El combate fue duro y extenso, pero el ucraniano consiguió la victoria en las tarjetas por decisión unánime. Además obtenía un récord, pues se convertía en el primer Campeón del Mundo Crucero tras 10 peleas. Hasta entonces, el hombre que había logrado el campeonato mundial con menor cantidad de luchas en la categoría Crucero, era Evander Hollyfield, quien logró el cinturón tras 12 peleas. Se sumaba así a otra estrella que había logrado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Londres 2012 que se alzaba con un título Mundial tal como lo habían hecho Vasyl Lomachenko y Anthony Joshua.

Lo cierto es que el joven Usyk en pocas peleas llegaba a lo máximo, casi una costumbre en el boxeo de nuestros días. Antes, para llegar al título hacían falta más de 30 combates profesionales; hoy, se consigue la oportunidad con un puñado, tal como le paso a Usyk, o al mismo Lomachenko.

Su consagración llegaría tras vencer a Murat Gassiev, pues unificaría los títulos Crucero en las organizaciones más importantes: AMB, CMB, OMB, y FIB, amén de ganar la final de la World Boxing Super Series categoría Crucero. Pero esto le daría un salto a su carrera promocional, pues además de continuar con K2. Se iba a unir con  Matchroom Boxing, la empresa del poderoso Eddie Hearn para sumar a su esquema de trabajo, con transmisiones exclusivas por DAZN.

“Estoy muy feliz de que K2 Promotions pueda unirse a Matchroom Boxing para crecer y asegurarme las peleas más grandes que hay”, señaló a Sky Sports tras el acuerdo. “Inglaterra es un país especial para mí, aquí salí Campeón de Europa en 2008 y aquí gané la medalla de oro olímpica”, dijo con referencia al origen de su nueva empresa promotora.

“Creo que podré enfrentarme a los mejores y más grandes nombres del boxeo. Una pelea con Tony Bellew sería una posibilidad muy grande, es un buen pugilista y una buena persona, y también tengo la opción de subir a la división de los pesados”, señaló como un adelanto de lo que tenía planeado para su carrera.

Allí fue. A escalar posiciones con una notable victoria ante Tony Bellew en Manchester, sin complejos ni temores, de visitante, y con los riesgos lógicos que eso supone, pero los asumió y lo derrotó con un estremecedor KO en el 8vo asalto.

“He tenido un año durísimo”, señaló ni bien finalizó el combate en referencia a un 2018 con grandes exigencias, “ahora solo pienso en descansar y estar con mi familia. Tal vez suba a la división de los Pesados, eso me permitirá comer más pastas en la cena”, sonrió.

Para Bellew, fue el final: “No se ni cómo me conectó. Usyk es un boxeador brillante,  excepcional. Un medallista de oro, campeón europeo, campeón mundial, ha hecho  todo. Yo di lo mejor, soy un peleador de clase mundial pero él es la de elite”.

Un documental de Sky sports revela detalles íntimos de su vida, su hogar en Kiev, donde encuentra la paz y la calma necesaria para entrenarse y concentrarse en cada combate. Sus caballos, en especial “Champ”, quien responde de modo inmediato a cada uno de sus llamados.

Quienes lo conocen de joven, dicen que no cambió. Que todo lo que logró, campéon europeo, medalla olímpica, campeón del mundo, no lo ha modificado. Es el mismo de antes, solo que un poco más grande, con una familia formada, hijos, esa es la única diferencia del que comenzó a boxear.

Es amante de la literatura; le gusta la poesía y confiesa que ha escrito algunos poemas que tiene guardados. También se lo suele ver con auriculares pegados a sus oídos, lo que denota su pasión por la música. “Me gusta la música con mensaje. Escucho diferente música, pero me gusta el rap, las letras y el mensaje que ellas llevan. También escucho música clásica”, señaló.

En su habitación tiene los cinturones colgados sobre su cama, en una viga de madera que los sostiene a unos metros de altura. “Cada día al despertarme, lo primero que hago es ver mis cinturones”, explicó con una sonrisa. También tiene allí sus trofeos y un ejemplar de “El arte de la guerra” de Sun Tzu, considerado uno de los mejores libros de estrategia de todos los tiempos, que inspiró a figuras históricas como Napoleón Bonaparte, Maquiavelo, Mao Tse Tung y más..

“Voy a boxear hasta que encuentre motivación, mientras tenga fuerzas y ganas. Mientras tenga todo eso, continuaré. El día que pierda las ganas, me dedicaré a otra cosa. Mientras, me gusta mucho pasar el tiempo con mi familia, con mis hijos. Dedicarles el tiempo que a veces no puedo por tener que entrenar o estar concentrado. Y me gustaría que hagan deportes. Fútbol, boxeo o el que quieran, pero que puedan practicar un deporte sería muy buen”.

Ante Whiterspoon dio una muestra acabada de todas sus virtudes; su velocidad, inteligencia, variedad de golpes y su ritmo de pelea, con un manejo de piernas rápido y bien ubicado. Venció a un rival que suplió a Tyrone Spong, quien dio positivo en un análisis antidpoing y cuatro días antes pudo confirmarse su reemplazo. Conmovió a Chicago y el mundo le abrió las puertas a la galería de los pesados, en un momento donde la categoría se empieza a poblar de figuras atractivas. A llí está el dinero; allí va el ucraniano.

Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos Londres 2012, Campeón Europeo, Campeón Mundial categoría Crucero. Hoy, en Ucrania está considerado como el sucesor de los hermanos Klitschko, el boxeador que, igual que Vasyl Lomachenko, llevará aún más gloria a Ucrania. Y eso ayudará al desarrollo del deporte en el país.

Oleksandr Usyk es un boxeador completo, rápido para el peso de su categoría, con la sagacidad de un felino, con maniobras veloces que no permite que lo conecten, que trazó un recorrido admirable y va por la conquista del mundo seductor e irresistible de los Pesos Pesados.


Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)