Almagro festejó en Córdoba y sueña con la Reválida

El local, Instituto, salió decidido. Con la intención de llevarse por delante a su adversario, trató de volcar el juego hacia el arco de Horacio Ramírez, y en los primeros minutos dejó una imagen que podía ser una tendencia en el juego. Pero fue sólo una imagen, un suspiro, porque Almagro se acomodó muy pronto al escenario grande del estadio “Mario Alberto Kempes”, supo organizarse y se paró muy bien para jugar el primer tiempo.

Con la firmeza de su defensa, el trabajo correcto de los laterales, sobre todo Jaqué, el traslado interesante de Brian Cuello y la jerarquía de Juan ramírez y Santiago Rodríguez, de a poco se empezó a mostrar como la autoridad del partido. Porque le cedió unos metros al local, pero de contragolpe le manejó el partido. Instituto era Bajamich y las proyecciones de Leonardo Ferreyra. Y no mucho más.

Entonces llegó el gol de la visita, con la entrada por derecha de Juan Ramírez y el remate cruzado que se transformó en el 0-1 a los 22′ de juego.

A los 28′ Almagro tuvo otra chance, con una escapada de Facundo Suàrez por el medio y ante la salida rápida del arquero Carranza quiso definir por un costado, pero el achique del portero tapó el remate. Nos dejó la sensación que el arquero estaba fuera del área cuando la sacó con la mano.

y a los 31′ un enganche de Suárez nos dejó la sensación de haber sido detenido con falta por parte de Facundo Erpen. Un penal que el árbitro Lucas Novelli no advirtió.

Instituto recién volvió a a cercarse al arco de Horacio Ramírez a los 39′ cuando Bajamich sacó un potente remate que se fue apenas desviado.

En el segundo tiempo, Almagro arrancó con una variante. Salió santiago Rodríguez y lo reemplazó el “Burrito” Juan Manuel Martínez.

Instituto se adelantó en el campo y salió a la búsqueda de la igualdad; con más actitud que fútbol, el local adelantó líneas, abrió por los costados e intentó cascotearle el rancho a la visita. Pero el equipo de Gastón Esmerado tenía muy claras las ideas, se agrupó en su campo, dejó que viniera la embestida y lo amenazó de contragolpe. así tuvo una chance clara a los 55′ cuando el chaqueño Suárez sacó un buen centro y Cuello, de cabeza, se perdió de aumentar el marcador.

“Teté” Quiroz, el entrenador del conjunto cordobés, decidió dos cambios fuertes a los 62′ de juego. Entraron dos hombres de ataque para reforzar los intentos ofensivos. Pino, centroatacante, ingresò por el mediocampista Freytes y Gustavo Villarruel, hábil y veloz puntero, entró por Garro. A los 68′ Zarco reemplazó a Rueda en Almagro.

La visita ya era el dominador psicológico del encuentro y a los 74′ tuvo otra oportunidad cuando Suàrez quedó mano a mano con carranza y quiso definir por arriba, pero el remate se le fue alto. A los 75′, Morales ingresó por Juan José Ramírez en la visita, tras un gran esfuerzo del autor del gol.

El local hizo su última modificación a los 79′: Castelli por Ferreyra, y enseguida Almagro hizo otras dos variantes; iban 80′ cuando B. Ferreyra reemplazó a Facundo Suarez y Gaston Blanc ingresó en reemplazo de Brian Cuello.

El partido ya tenía un trámite claro. Instituto iba, con pocas ideas y mucho ímpetu. Almagro lo esperaba y de contragolpe amenazaba con ampliar el marcador. estaba firme en el campo, convencido de su plan y seguro de la victoria.

Por la impotencia, la última imagen de “La Gloria” fue un disparo alto y lejano de Gustavo Villarruel que se fue muy desviado, cuando estábamos en los 86′ del partido. Fue la última aproximación local.

Con un trabajo colectivo ordenado, inteligente y eficaz, Almagro se llevó con justicia los tres puntos y sueña con dar el batacazo en la Reválida.

Hernán O’Donnell

Javier Mascherano, el silencioso adiós de un símbolo de la Selección

Se fue en silencio, un día cualquiera de Noviembre, en medio del desarrollo de la Copa de la Liga Profesional, que con el el fallecimiento de Diego A. Maradona se transformó en la “Copa Maradona”. En medio de la vorágine de partidos, viajes de los equipos, fixtures ampliados, Javier Alejandro Mascherano anunció en una simple conferencia en el auditorio del Estadio “Uno”, del Club Estudiantes de La Plata, su último club en la Argentina, su retiro del fútbol profesional.

“Quiero anunciar que me retiro del fútbol profesional, agradezco a esta insitutción que me dio la posibilidad de terminar mi carrera en la Argentina”, señaló a la hora del adiós.

“Es el momento de finalizar este camino; lo he pensado y ahora lo comunico”, fueron sus breves palabras.

Un futbolista ejemplar en su conducta deportiva, que con el paso del tiempo se volvió símbolo del seleccionado y también, como les pasa a la mayoría, sufrió las críticas más producto del desgaste en la relación con los hinchas a través del paso del tiempo que de cosas puntuales.

Crédito: @Mascherano

Debutó en la Selección antes que en la primera de su club de entonces, River Plate. Un caso curioso y de pocos antecedentes en el mundo. Fue el 16 de Julio de 2003 en el Estadio “Ciudad de La Plata”, donde la Argentina igualó 2 a 2 con Uruguay. El Director Técnico de la selección albiceleste era Marcelo Bielsa y muy rápido encontraron la misma sintonía.

Enseguida llegó el debut en River; fue el 3 de Agosto de ese año 2003, en un encuentro ante Nueva Chicago. La historia empezaba a escribirse. Iba a estar llena de gloria.

Pasó rápido por el club de Núñez. Ganó una Liga y luego tuvo ofertas de varios lugares; enseguida llegó el pase a Corinthians y en menos de un año el salto a Europa. Primero, Inglaterra. El West Ham United fue su primer destino. Al año, estaba en Liverpool. Y tras cinco temporadas en la ciudad de The Beatles, recaló en Barcelona para integrarse a un equipo que hizo historia.

Crédito: @FCBarcelona_es

Fue, durante casi una década, parte de un conjunto que perdurará por siempre en la memoria de los amantes del fútbol. Allí profundizó su vínculo y su relación con Lionel Messi. Cerró esa etapa con un paso por el Hebei China Fortune y la despedida con un puñado de partidos en Estudiantes de La Plata.

Pero lo que siempre lo va a perdurar en la memoria de la gente es su relación con el seleccionado argentino; su vínculo histórico con una camiseta que defendió en innumerables oportunidades y a la que quiso y defendió con entrega, garra y corazón.

Ganó dos medallas doradas olímpicas, para quienes creen que no ha ganado nada. Porque Javier integra y representa como nadie a esa generación de futbolistas brillantes, que en mayores no alcanzaron a coronar la gloria con algún campeonato, pero que llegaron a tres finales consecutivas y la suerte les fue esquiva en una y otra cada vez que les tocó afrontarlas. Pero Mascherano supo colgarse el “Oro” en los Juegos Olímpicos Atenas 2004 y Beijing 2008. Nada para despreciar.

Y fue uno de los grandes capitanes de nuestra selección. Líder dentro y fuera de la cancha. Educado, respetuoso y comprometido. Las múltiples expresiones de sus ex compañeros de Barcelona, Liverpool, River, el seleccionado y demás equipos es el fiel testimonio de su legado.

Crédito: @Mascherano

El 15 de Noviembre de 2020 jugó su último partido, en el Estadio “José Luis Hirschl”, de Estudiantes, donde su equipo cayó 0-1 ante Argentinos Juniors.

“Hoy fue mi último partido profesional”, afirmó en la conferencia posterior. “Es una decisión que había hablado en el club; es el momento de terminar mi carrera, por muchas sensaciones que he vivido en los últimos meses y creo que lo más correcto es terminar hoy. Di lo máximo en mi profesión, siempre el 100% y ahora noto que me cuesta. No quiero faltarle el respeto ni a Estudiantes, que es el club que confió en mi, ni a mis compañeros. La ilusión de ser futbolista se empezó a apagar, y tras la cuarentena pensé que podía recuperar esa ilusión, pero la verdad es que no pude. Y por respeto a esta profesión y a todos, hoy es el momento de dejar esta carrera”.

“Estoy muy agradecido a todos los clubes, entrenadores y compañeros que tuve en toda mi carrera. A este club, donde jugué menos de lo que pretendía. El final a veces uno no lo elige, si no que viene solo”, agregó.

Al otro día publicó una foto con su imagen debajo de un árbol, la mirada reflexiva y los botines a un costado. Era todo un símbolo. Javier Mascherano dejaba atrás la pasión de su vida.

Hernán O’Donnell

RB Leipzig logró una importante victoria en un partido electrizante

La “Aplanadora Alemana” mantiene el mismo sistema, la misma forma de jugar y el mismo espíritu lúdico en cualquier estadio donde deba presentarse. Y eso lo lleva a asumir riesgos, a veces no medir el equilibrio y en alguna oportunidad a descuidarse en la retaguardia. Es un equipo interesante el de Julian Nagelsmann, que busca siempre atacar con muchos futbolistas, pero que también sabe replegarse y trabajar en defensa. Lo que le falta, a veces, es encontrar el equilibrio, o los momentos justos del partido, para encarar esas acciones. Por lo demás, es un conjunto muy atractivo para ver, con buenas intenciones y un trabajo muy marcado.

Ante Istanbul Basaksehir hizo un buen primer tiempo; con un sentido permanente de juego colectivo, la dinámica de Sabitzer, las coberturas de Kampl, el trabajo de Haidara y Dani Olmo para unir el ataque y la habilidad del sueco Forsberg para la organización del juego. Todo, con la referencia de Poulsen en ataque. El local se vio complicado por el compromiso de RB Leipzig y no era suficiente el recorrido de Visca y Türuc por las bandas.

Llegó el remate de Sabitzer a los 25′, aunque el desvío en Poulsen no terminó de acreditar quien fue el autor del tanto, que el árbitro concedió al delantero. En definitiva, el partido quedaba 0-1 para RB Leipzig.

Sufría el local, incluso con la primera variante obligada. A los 35′ N. Chadli debió ingresar por el lesionado B. Bolingoli-Mbombo. Y no era lo único, pues a los 43′ Mukiele aumentó el marcador a 0-2.

Sin embargo, en un tiro de esquina el equipo de Estambul iba a lograr el descuento; iban 45+2′ cuando I. Kahveci aprovechó para tomar una pelota que quedaba fuera del área y sacó un remate combado que se metió en el palo derecho de Gulacsi; el primer tiempo terminaba 1-2 para el conjunto alemán.

El local arrancó el segundo tiempo con dos cambios: M. Tekdemir entró por B. Ozcan y A. Epureanu lo hizo en lugar de M. Skrtel, en tanto en la visita Adams reemplazó a Kampl.

Fue más el Leipzig en el inicio del complemento; con el mismo espíritu de ataque, con el aprovechamiento de las bandas a partir de las proyecciones de Mukiele y Angeliño. A los 60′ Forsberg se perdío un gol sólo debajo del arco, pero su remate pasó al lado del palo derecho del arquero local.

Giuliano entró por Visca en Istanbul a los 64′, en tanto en la visita Sorloth reemplazó a Forsberg. Y enseguida llegó el tercer gol del equipo alemán.

Fue una buena jugada de Angeliño, pase a Dani Olmo y este se sacó de encima a su marcador con un notable movimiento, enganchó hacia adentro y marcó con un fuerte remate a los 65′ para dejar el partido 1-3.

Sin embargo, no iba a lograr la tranquilidad que esa diferencia podía transmitirle, porque Istanbul no se rindió y muy pronto volvió a achicar la diferencia en el marcador.

Iban 71′ cuando  Kahveci sacó un tiro lejano, con buena precisión y volvió a derrotar a Gulacsi. El partido quedaba 2-3 y era ya un compendio de emociones y sobresaltos.

Y quedaban muchas más emociones que no imaginábamos. Porque el conjunto local se sintió estimulado y fue por más. A los 83′ realizó su última variante: E. Crivelli entró por F. Gulbrandsen; y llegó al empate con un soberbio tiro libre de Kahveci a los 85′ para poner el encuentro 3 a 3.

Todo estaba abierto y en los minutos finales los dos buscaban quedarse con el premio mayor; habían pasado casi todos los minutos de juego y el partido otra vez quedaba mano a mano. Nagelsmann movió el banco: a los 87′ dispuso que J. Kluivert ingresara por Dani Olmo; era una de sus últimas cartas.

Y como apostó, ganó. Fue Sorloth quien a los 90+1′ disparó desde afuera del área y logró el cuarto tanto de un partido electrizante para poner las cosas 3-4.

Ya casi no había más tiempo. Un cambio más para el equipo alemán: a los 93′ W. Orban reemplazó a Haidara. Era el cierre para un equipo que siempre fue al frente, que buscó la victoria con convicción y que, con muchos sobresaltos, la consiguió en un partido que puede ser muy valioso para la clasificación.

Hernán O’Donnell

Argentinos homenajeó a Maradona con una goleada en Mar del Plata

Aldosivi y Argentinos se jugaban mucho en uno de los partidos del último lunes de Noviembre. Mucho, porque el equipo de Mar del Plata llegaba a la anteúltima fecha de clasificación con 7 unidades y el conjunto de La Paternal, con 4. Entonces no había demasiado margen para desperdiciar puntos. Tal vez el empate lo viera con mejores ojos el equipo local, pero tampoco podía firmarlo antes de jugar porque luego debía ir a definir todo contra San Lorenzo, en tanto a los “Bichos colorados” les quedaba el último encuentro de local frente a Estudiantes. Por eso, el partido era a todo o nada en la búsqueda de la clasificación a la ronda de ganadores de la Copa “Maradona”.

Aldosivi avisó de entrada, cuando Grahl se fue por izquierda, sacó un buen centro y Di Yorio conectó de cabeza, pero Lucas Chaves intervino para quedarse con el balón. El encuentro empezó a mostrar sus características; el local, sostenido en la habilidad de Grahl, la dinámica de Iritier y la polenta de Federico Andrada en ataque, insinuaba y empujaba hacia la valla visitante. El conjunto de Dabove trazaba su fibra habitual, su conocido espíritu de lucha y una amenaza permanente en cada contra que encabezaba Edwar López.

En ese contexto, el encuentro era entretenido porque los dos, con sus armas, buscaban desequilibrar. Y el primer golpe lo dio Argentinos Juniors, a través de una jugada que tuvo errores ajenos y virtudes propias. porque consiguió el balón en su campo, salió el pelotazo largo para Hauche, el lateral Villalba quiso cerrar hacia el medio y Schunke que quedó con el balón se dejó ganar la espalda por Ávalos, quien puso el pie para marcar el 0-1 a favor de la visita a los 32′ de juego.

Aldosivi se sintió tocado y lo fue a buscar; soltó a los laterales, abrió la cancha y adelantó líneas, pero en cada contra tenía un dolor de cabeza.

A los 38′ Elías Gómez se fue por izquierda, desbordó tiró un centro cruzado y Ávalos no pudo conectar para cerrar la jugada; y sobre el cierre del primer período, amplió la ventaja.

Se escapó Edwar López por derecha, ganó en velocidad a Mario López Quintana y largó un centro que Silva definió casi dentro del área chica, para dejar 0-2 el marcador a los 45′ de juego.

En el segundo tiempo Aldosivi salió a quemar las naves, en tanto Argentinos se acomodó de la mejor manera para explotar el contragolpe. El conjunto local buscó con la fórmula de ampliar la cancha y tratar de abrir espacios, y en la búsqueda de ser más incisivo, Angel Hoyos determinó reforzar la delantera, por eso a los 53′ Contreras ingresó en lugar de Iritier y Facundo Tobares lo hizo por Villareal.

El local ganó en potencia de ataque, pero cada contra de la visita era una seria amenaza. Y así abrió aún más la brecha en el marcador; a los 63′ sacó del arco Chaves, su largo pelotazo fue mal rechazado hacia atrás por un hombre local, Hauche tomó el balón, habilitó a Elías Gómez, quien entró a fondo, lanzó un centro y tras un rebote en Pocrnijc, el delantero Ávalos marcó el 0-3.

Pero enseguida llegó el descuento de Aldosivi y el partido ganó en emociones.

Llegó el corner desde la derecha, la mano de Edwar López y el penal para el conjunto de Mar del Plata, que ejecutó Grahl, y a los 66′ puso el partido 1-3.

Dabove entendió que era el momento de reforzar la organización de la mitad de la cancha, cerrar el juego en esa batalla y a los 73′ metió mano en el equipo: adentro el volante Florentín para manejar el balón y organizar el juego, en lugar del delantero Gabriel Hauche.

El juego se hizo peleado, luchado, con los fuertes antecedentes del partido jugado en La Paternal, donde reinaron los roces y el contacto intenso. En ese contexto, el matiz se mantuvo; Aldosivi al ataque, con los riesgos lógicos que asume el que se descubre y Argentinos inteligente para jugar donde le convenía y con todas las luces encendidas para rematarlo de contragolpe.

Con el correr de los minutos se afirmó Argentinos en el campo; se hizo sólido en defensa con el trabajo de Torrén y la seguridad de Chaves, en tanto mostraba que podía lastimar en cada contragolpe. Aldosivi tenía la vergüenza deportiva de ir a la búsqueda del descuento, pero chocaba una y otra vez. A los 82′ Juan Pucheta entró por N. Silva y Fausto Montero reemplazó a G. Avalos. El “Bicho” ya se ordenaba en forma decidida para cerrar la mitad de la cancha y liquidar de contra. Incluso, determinó dos variantes más sobre el cierre: iban 89′ cuando D. Sosa entró por Edwar Lopez y Kevin MacAllister ingresó por F. Ibarra. Aldosivi se quedó con uno menos por la correcta expulsión de López Quintana y aún quedaba una emoción más en el encuentro.

Como un calco de lo que fue el segundo tiempo, con Aldosivi jugado en ataque, nació un contraataque de la visita. La llevó Diego Sosa en una larga corrida, se metió en el área y se la sirvió a Pucheta para que este liquide el encuentro a los 90+4′, con un concluyente 1-4

Argentinos Juniors le hizo el mejor homenaje a Diego Armando Maradona. En la ciudad de Mar del Plata, donde Diego hizo su primer gol en su brillante carrera profesional, tuvo una actuación lucida y logró una goleada rotunda, para que el “10” vuelva a celebrar desde el cielo, como aquella mágica tarde de 1976.

Hernán O’Donnell

Milan no detiene su marcha y le da forma a un año de notable recuperación

El gol de Romagnoli a los 16′ de juego le dio tranquilidad. Tenía un partido que era complicado en los papeles y lo fue en el inicio, porque Fiorentina salió a jugarselá, con Ribery por izquierda y las trepadas de Cáceres por derecha. Pero el Milan se mantenía firme en sus convicciones, en la búsqueda del dominio con el buen trato del balón, que salía limpio desde el fondo, con el tranco impecable de Kessie, la conducción de Calhanoglu, la velocidad de Saelemaekers y la calidad de Diaz.

Entonces llegó el gol de Romagnoli, a los 16′, tras un corner desde la derecha, la peinada en el medio y la llegada del zaguero para marcar el 1-0 para el equipo local.

Ahí se afirmó el equipo de Pioli, porque sintió que a pesar del ritmo que podía proponer la visita, el espacio y el tiempo iba a jugar a favor de ellos; entonces, sólo era cuestión de tiempo.

Y llegó con el penal de Kessie, a los 26′ de juego, cuando el Milan pudo ampliar la distancia a 2-0 y ya el control de la primera etapa quedó bajo su tutela.

A pesar del algunas llegadas de la Fiorentina ante Donnarumma, que había pasado algún sofocón al comienzo, el partido se volcó hacia el local, que incluso pudo ampliar el marcador. A los 39′ se fue Hernández por izquierda y cuando llegaba al fondo, dentro del área, Cáceres lo derribó y Milan tuvo otro penal, pero esta vez Dragowski le adivinó el remate a Kessie y desvió su disparo; el partido se mantuvo, entonces, 2-0 para el local.

Bonaventura por Callejón fue el cambio en la Fiorentina para arrancar el segundo tiempo. y lo fue a buscar; a los 54′ Ribery metió un buen contragolpe y cuando quiso “picarle” la pelota a Donnarumma, este sacó un manotazo que Romagnoli completó para despejar el peligro.

El encuentro se hizo entretenido, porque la Fiorentina luchaba por achicar la diferencia, en tanto Milan insistía con espacios y amenazaba con liquidar el partido. Crecía Vlahovic en la visita y se mostraba Rebic en el local.

Con los cambios, el partido entró en esa síntesis que muta entre los destellos y la descomposición. A los 59′ P. Lirola ingresó por Martín Caceres y a los 67′ P. Cutrone reemplazó a Franck Ribery en la Fiorentina; la visita buscaba aire y refresco para arrimarse en el marcador. En Milan, a los 74′ R. Krunic entró en lugar del español Brahím Diaz.

El Dt de Fiorentina, Césare Prandelli se jugó la última carta: iban 76′ cuando determinó que Borja Valero entrara por G. Castrovilli y Kouame lo hiciera por D. Vlahovic. Pero no tuvo profundidad la visita; no encontró los caminos para someter a Donnarumma. Era Amrabat el abanderado del esfuerzo para la recuperación y el empuje del equipo, el trabajo del chileno Pulgar lo ayudaba, pero no habían ideas más profundas.

Milan se sentía cómodo de contragolpe. A los 81′ el danés J.P. Hauge entró por S. Tonali, mientras que a los 90+1′ Dalot entró por Saelemaekers.

Así concluyó otra tarde triunfal del Milan. Un equipo que lleva una serie espectacular, de los mejores del año, afirmado en su estilo y a la búsqueda de la recuperación de aquella vieja gloria perdida.

Hernán O’Donnell

Sobre el final, Almagro consiguió la victoria y se ilusiona

El Campeonato de Primera Nacional se puso en marcha, con un formato atractivo y con cierta complejidad, pero que les permite a muchos equipos la posibilidad de pelear por uno de los dos ascensos a la categoría mayor del fútbol argentino. Esto es, hay dos zonas llamadas “Campeonato”, de las que los primeros de cada grupo juegan una final por el primer ascenso a la Liga Profesional. Los segundos de cada grupo se suman a las semifinales de la etapa eliminatoria por el segundo ascenso, donde se encuentran con los que llegaron del 3º al 8º puesto, sumados a los dos primeros de los dos grupos de las zonas “Reválidas”. Esto significa que todos tienen la chance de soñar con subir de categoría, en tanto tienen la tranquilidad de que no habrá descensos por esta temporada.

Almagro, que está en la Zona “B” de abajo, de la “Reválida”, puso en marcha una ilusión, porque con un plantel renovado, con muchas variantes y modificaciones de la última plantilla, encaró con su muy buen DT, Gastón Esmerado, este sueño de buscar lo máximo.

Y se topó con un rival duro, complicado, que salió a jugarle de igual a igual, sobre todo en el primer tiempo. Un equipo que se apoyó en el trabajo de Ivan Ortigoza en la mitad de la cancha junto a Perez Guedes, Martín Prost y la potencia de Quinteros en ataque junto a la habilidad de Ivan Bella.

Pero Almagro se afirmó con el correr de los minutos, y así tuvo una buena posibilidad con un remate cruzado de Facundo Suárez que el arquero visitante, Di Fulvio, controló muy bien. Luego tuvo otra posibilidad el centrodelantero local, incluso tras superar al arquero de Gimnasia de Jujuy, pero le quedó un ángulo complicado y no pudo definir.

Sin embargo, la visita tuvo una oportunidad clara sobre el cierre cuando iban 43′ y Quinteros se fue por izquierda, lanzó un centro cerrado y Prost apareció libre, pero el arquero local Horacio Ramìrez tiró un manotazo para desviarla con la ayuda del travesaño.

Almagro salió mejor en el complemento. Más decidido. Adelantó sus líneas y buscó apretar a Gimnasia de Jujuy contra su valla, que había hecho una variante en el inicio: Morales por Ivan Bella. La visita tuvo una chance a los 54′ cuando Quinteros habilitó a Perez Guedes y el remate de este fue bien tapado por la rápida salida de Ramírez.

Y a partir de allí fue todo del local. A los 61′ salió Santiago Rodríguez, de buen partido e ingresó el experimentado juan Manuel Martínez. A los 66′ Hernández entró por Lambert y a los 76′ Esmerado dispuso de las últimas tres modificaciones, las que a la postre le iban a redituar con la victoria. Brian Ferreyra ingresó por J.J. Ramirez; G. Blanc entró en lugar de Rueda y G. Morales reemplazó a Facundo Suarez.

Y en esos cambios iban a estar las soluciones, porque el triunfo llegó a los 85′ cuando vino un corner de Morales, desde la derecha al corazón del área chica y Ferreyra se elevó para meter un tremendo frentazo y señalar el 1 a 0 para Almagro.

El equipo de Jujy hizo tres variantes para intentar un volantazo. A los 87′ G. Lencina ingresó en reemplazo de W. Altamirano; A. Torres lo hizo por D. Lopez y U. Virreyra entró en lugar de Cosaro. Pero ya casi no había tiempo. incluso Almagro tuvo una chance más a los 90+2′ cuando Ferreyra entró solo al área y sacó un remate cruzado que se fue cerca del palo izquierdo de Di Fulvio.

Con paciencia y fútbol elaborado, Almagro logró una victoria importante y sumó tres puntos para darle hilo al barrilete de su ilusión.

Hernán O’Donnell

El Aleti de Simeone ganó en Valencia y se subió a la punta

Que difícil es volver a ver un partido de fútbol; con todo lo que nos gusta, con todo lo que nos apasiona y con todo lo que significa en nuestra vida, siempre detrás de una pelota. Sin embargo, el dolor inmenso por haber perdido a Diego Armando Maradona, el símbolo de este deporte en nuestra vida, empieza a dejarle un espacio a la melancolía, al recuerdo y a las ganas de honrarlo con este juego, el más hermoso del mundo.

Tras la despedida Diego se nos hacía muy duro poder ver un partido. Y sin embargo, aquí estamos. Con la pasión y las ganas heridas, pero con la fuerza de saber que su deseo sería el de que la pelota no pare. Que no se manche. Que el fútbol viva por la eternidad.

Y así lo entendió el planeta que respira a través de este deporte. Homenajes de los más sentidos. Un DT brasileño, Renato Portaluppi, que dirigió con una camiseta del seleccionado argentino número 10; minutos de silencio en cada partido. Las palabras de otras organizaciones, como la NBA, o el conmovedor gesto del seleccionado de Nueva Zelanda de rugby, los famosos All Blacks, quienes ofrendaron una camiseta negra con el “10” y el apellido Maradona debajo un segundo antes de comenzar su célebre “Haka”. Para que el mundo lo apreciara.

En medio de tantas emociones vimos el choque entre el Valencia y el Atlètico de Madrid, por la Liga española. Un encuentro entretenido, donde el conjunto de Diego pablo Simeone fue superiro en los primero cuarenta y cinco minutos, a partir de la conducción de Angelito Correa, acompañado por Saúl, Thomas Lemar, Koke y las subidas de Renan Lodi y Trippier. Valencia tuvo dificultades para meterse en el partido en ese primer tiempo. No encontraba la pelota y se le hacía complicado llegar al arco de Oblak.

Sin embargo, la situación más propicia para el visitante ocurrió a los 45′ del primer tiempo cuando Lemar cedió a Llorente y este sacó un excelente remate desde afuera del área que salió muy cerca del palo derecho de Domenech.

En el segundo tiempo Joao Félix ingresó por Renan Lodi. Un cambio ofensivo, para intentar doblegar al local. para forzar aún más lo que había hecho en el primer período. Y el Aleti empujó, con buen trato de balón, circulación y movilidad, aunque le costaba perforar la defensa de Valencia.

Los cambios modificaron la escena: a los 56′ Mangal entró por el lesionado Guillamon en el local, mientras que en Aleti salieron jugadores importantes. Primero, a los

Los cambios modificaron la escena: a los 56′ Mangal entró por el lesionado Guillamon en el local, mientras que en Aleti salieron jugadores importantes. Primero, a los 59′ Yannick Ferreira Carrasco reemplazó a Saúl Ñiguez, y más tarde a los 64′ Vitolo entró por Angelito Correa y G. Kondogbia ingresó en lugar de Thomas Lemar; una movida arriesgada, pues salían jugadores de peso en el desarrollo del partido, aunque el “Cholo” también pensaba en un cambio de aire.

Valencia también modificó su esquema: a los 70′ T. Correia ingresó en lugar de Y. Musah y R. Sobrino reemplazó a M. Vallejo.

Parecía que el partido se cerraba con la igualdad, pero la fe del Atlético de Madrid lo llevó a lograr los tres puntos; iban 78′ cuando llegó una jugada de derecha a izquierda, el desborde por la banda, el centro rasante y Lato que se encuentra con la pelota y no puede evitar que pegue en una de sus piernas y se meta en su propia valla. Gol en contra y el “Colchonero” que se ponía 0-1 en el partido.

Tuvo un par de chances la visita; un remate de Joao Félix y una carrera de Ferreira Carrasco que no logró concretar.

Un sábado melancólico, cuando la pelota quiere secar sus lágrimas y continuar su camino, bajo el cielo de Valencia, el Aleti de Diego Simeone, compañero de mil batallas del Diego más famoso del mundo, sumó otra victoria y se arrimó a la punta.

Hernán O’Donnell

Gracias por haber jugado al Fútbol

Ahora, que pasaron alguna horas, que el shock inicial, el temblor y el estado de conmoción cedió a la pena y a la resignación. Ahora, que el velorio multitudinario, caótico y sentido terminó. Ahora, que las voces se empiezan a acallar y las expresiones fueron manifestadas, ahora que Diego descansa en paz y el revuelo del último adiós cede a la congoja de la pérdida. Ahora que todos, en mayor o menor medida, expresaron su sentimiento, su idolatría y su devoción, ahora es cuando encontramos el momento y el lugar para expresar nuestro sentimiento por Diego Armando Maradona, quien acompañó nuestra infancia, adolescencia y vida adulta. Nuestra vida. Mi vida. Ligada al fútbol, una pasión irrenunciable, un sueño hecho deporte, juego y profesión desde el ángulo en que se lo pueda abrazar. Ahora es cuando siento que puedo escribir este legado por lo que fue, hizo y significó Diego Maradona en la vida de un periodista de fútbol que abrazó este juego a comienzos de 1970, cuando veía los primeros partidos en la cancha y por TV, mientras Diego ya deslumbraba en “Los Cebollitas” y soñaba con jugar un Mundial y poder ganarlo.

Para quienes creemos que Bill Shankly resumió con exactitud que “el Fútbol no es cuestión de vida o muerte, sino algo más importante que eso”, Maradona fue, y siempre lo será, el símbolo más puro, genuino y auténtico de ese sentimiento. Diego fue todo pureza. Todo potrero. El que mejor lo jugó, el que más lo amó, el que más lo defendió, el que más lo respetó.

Porque si algo hizo Diego por el fútbol fue eso: amarlo y respetarlo. Siempre. “Yo me equivoqué y pagué; pero la pelota no se mancha”. Mis errores los asumo y los acepto. También las sanciones. Pero no castiguen al fútbol por ello. Un acto de lealtad y nobleza hacia el deporte que supo amar.

Fue en esos años cuando nació la leyenda. Fines de los ’60, comienzos de los ’70. El pibe que hacía “jueguitos” en el entretiempo para entretener a los hinchas, primer concepto de marketing y show en nuestras canchas, lo que luego veíamos con asombro como en los estadios de Estados Unidos se usaban las porristas o el “Half time show” del Superbowl. En la Argentina se hacía en esos años, cuando un grupo de bajitos entraba al centro de la cancha y hacía malabares con la pelota para entretener a la gente durante los quince minutos que duraba el descanso entre el primer y segundo tiempo. Hasta en eso Diego fue un adelantado.

Llegó el debut a los 15 años, cuando Argentinos Juniors jugó con Talleres de Córdoba el 20 de Octubre de 1976 y el DT Juan Carlos Montes le pidió que hiciera “un caño” como única indicación al ingresar en el segundo tiempo.

Después vino la película conocida. El debut en la selección argentina en febrero de 1977, con apenas 16 años, ante Hungría en la cancha de Boca. La etapa esplendorosa en Argentinos, cuando las redes se inflaban seguido en su carrera determinante y goleadora. La frustración de quedar al margen del Mundial de 1978, el dolor y la bronca que le quitaban las ganas de seguir, las palabras prometedoras de Enrique Omar Sívori, figura señera de nuestro fútbol, ídolo de la Juventus: “Pibe, usted tiene la verdad del fútbol y toda una vida para demostrarla”.

Después llegó el pase a Boca Juniors y el año donde se selló el amor eterno. 1981, con el campeonato ganado con angustia al final, tras el encuentro decisivo ante Ferro, la caída preocupante ante Central en Rosario con un penal fallado y la consagración frente a Racing en una Bombonera desbordante de entusiasmo y alegría.

El Nacional fue su despedida, con una expulsión ante Vélez por los cuartos de final que pondría puntos suspensivos al romance con la Ribera.

Barcelona lo esperaba. Con César Luis Menotti en el banco, tras la gran frustración del Mundial de España 1982, al que llegó con una gran expectativa y se fue, otra vez, con una expulsión en el último encuentro. Si el debut con Bélgica fue un cachetazo, el segundo partido ante Hungría fue una de las mejores presentaciones de la Selección Argentina en los Mundiales y tal vez en su historia. Para este cronista es uno de los mejores partidos que vio de un elenco nacional, sino el mejor, en más de 50 años de ver y de seguir al seleccionado argentino por el mundo. 4 a 1 y una actuación excepcional, convincente, inolvidable. Dos goles de Diego, para dejar en la memoria. El triunfo apretado contra El Salvador y la golpiza sufrida ante Italia, para cerrar una actuación con Brasil que la expulsión final y el resultado adverso opacó un gran segundo tiempo del equipo de Menotti.

Surgieron las dudas, las críticas. El apoyo ya no era masivo y el respaldo quedó sólo para los más fieles. Vinieron las lesiones en Barcelona, una hepatitis inoportuna y un nuevo ciclo con el seleccionado y la nueva dirección técnica de Carlos Salvador Bilardo, quien proponía una nueva forma de jugar, otros métodos de entrenamiento y un sistema diferente al de su antecesor. Y Diego fue su bandera. Se la jugó por él. Por el equipo. Sintió que tenía una nueva empresa por delante y fue como siempre iba él. A fondo, sin guardarse nada, comprometido con el responsable del equipo y con sus compañeros.

Al principio faltaron resultados y sobraron críticas. Duras, muchas de ellas. Y cuanto más los señalaban, más se comprometía con la causa. Más se emperraba. Más adhería. Barcelona quedó atrás, entre sinsabores y desencuentros y en Nápoles halló la redención. Un lugar en el mundo. Un amor a primera vista, incondicional. Y empezó la reconstrucción.

Les confieso que esos fueron los años donde más apoyé a Diego, donde más lo seguí y donde más confié en sus condiciones. Donde ocupo un lugar sagrado, en los que tenía una foto autografiada de él pegada en una de las carpetas de las materias del colegio secundario. Una sola foto en la tapa de una carpeta, de las muchas que tenía. Todas las demás estaban vacías, sin cobertura ni nada. Y hasta comencé a firmar como él; con mi apellido y el (10) por debajo. Esos fueron los años donde fui “maradoneano”. 1983, 84, 85…

Vi la Copa Amèrica de 1983 con mis amigos del secundario; algunos amistosos del año siguiente. Todos los partidos de local en ese parto que fue la Competición Preliminar de la Copa Mundial de la FIFA-México 1986; ese mes de Junio del ’85 cargado de angustia que recién se liberó con la corajeada de Daniel Passarella, la arremetida de Ricardo Gareca y el empate agónico con Perú para llegar al Mundial y al año siguiente dar la vuelta olímpica en el Estadio Azteca, en una historia que de tan contada ya parece haber sido vivida por toda la humanidad. Una historia de la que se sabe el final, pero que pocos recuerdan el principio. La poca fe de la mayoría de la gente, la despedida casi en silencio de Ezeiza dos meses antes del inicio del Mundial con el único apoyo de Oscar Dertycia, quien se había quedado afuera de la lista a último momento, la indiferencia de gran parte de los futboleros y ni que hablar de aquellos que despreciaban a este deporte porque “distraía” de los temas importantes. Pero mi fe estaba y le pedí a mi mamá que comprarámos un televisor a color para ver el Mundial, que algo bueno iba a pasar. Y allí fuimos, a la Avenida Boedo a comprar un “Talent”, porque Diego había hecho un aviso publicitario: “Acompañenos al Mundial con un toque de talento”, y se apoyaba sobre una tele de aquella marca.

El Mundial de Italia 1990 fue la experiencia más grande de mi vida como Periodista deportivo. Tal vez por ser la primera excursión grande en un acontecimiento de tamaña magnitud a mis 23 años; tal vez porque el país era una invitación a descubrir la historia, porque se respiraba fútbol en todas sus calles, o porque la Argentina llegó remendada e hizo de cada partido una proeza, hasta llegar a la final de un modo impensable. Porque los penales de Goyco le dieron ese tinte de épica deportiva siempre necesaria; o porque Diego demostró su amor incondicional por la Argentina, aún a costa de enfrentarse con el país que lo había cobijado y le había dado trabajo. Porque fue más Maradona que nunca, en la victoria ante Brasil y con las lágrimas frente a Alemania. Y, sobre todo, porque estaba con la camiseta puesta las 24 horas del día. Pudo haber elegido ser un especie de rey del mundo, de embajador de todos…prefirió ser la bandera de su patria.

Esos fueron los años donde fui “maradoneano”. Después, crecí. En la vida y en la profesión. Algunas cosas las empecé a tomar con más frialdad, más profesionalismo, más serenidad. Diego ya no era sólo de los que creíamos en él. Diego ya era de todos, los de antes y los de ahora. De los amigos del Campéon. De millones que habían disfrutado a una Argentina campeón del mundo; de millones que gritaron los goles a Inglaterra, de millones que lo acompañaron en la “batalla” de 1990. Diego ya era el Rey, y su vida fue otra. La que usted conoce o imagina.

Ahora que llegó el momento del Adiós, ahora que ya no está en este mundo, ahora que los gritos y los empujones y el dolor genuino y el tironeo político de quienes quisieron usarlo hasta el último instante se empieza a apagar; ahora que la realidad nos golpea, que es dura y lacerante, que nos empezamos a dar cuenta que nos quedamos sin él, que el dolor es un intruso que no nos abandona, que caemos en la dura verdad…

Ahora que todo se ha apagado, ahora que la leyenda se escribe para la eternidad, pero que la figura se ha ido. Ahora que sabemos que ya no lo tendremos más con nosotros, sólo queremos decirle lo que él se hubiera dicho: “Gracias por haber jugado al fútbol”. Gracias, Diego.

Hernán O’Donnell

Los Pumas, ante el desafío de volver a medirse con los All Blacks

Fue uno de los hechos deportivos del año. Quizás, el más importante del deporte nacional para este complicado y difícil año 2020. Los Pumas lograron hace unos días lo que parecía imposible: vencer al seleccionado de rugby de Nueva Zelanda. Un hecho histórico para el deporte argentino. A la altura de las grandes hazañas. Una jornada que será difícil de olvidar, que permanecerá en la memoria colectiva de los amantes del rugby y del deporte en general.

Pero no termina aquí el camino de Los Pumas. El torneo “Personal Tri Nations” continúa y, tras el muy importante empate ante Asutralia 15-15 en la última jornada, el sábado próximo la Argentina volverá a verle la cara a los All Blacks. El desquite de aquel encuentro, la tercera presentación de los “Albicelestes” y el desafío de repetir una actuación similar, de consolidar lo que se hizo en el debut, la confirmación de que el camino es el correcto y el sueño de entreverarse con las más grandes potencias de este deporte es posible. La idea loca de pelear el Torneo…

Crédito: Prensa Los Pumas

“Cada uno sabe cual es su rol, en cada movimiento, en cada scrum, en cada line, cada tiene claro lo que tiene que hacer en su puesto; Eso es fundamental para que conectemos, y le demos unidad al equipo y podamos funcionar bien todos juntos”, afirmó Nahuel Tetaz Chaparro, primera línea del equipo argentino.

Y agregó: “Debemos ser constantes los 80 minutos, hacernos fuertes con los forwards. La defensa va a ser fundamental porque nos van a querer jugar de todos lados y por eso tenemos que estar muy conectados para que no nos pasen, poder hacer pie ahí y después generar juego”.

“La verdad que todos estamos todos enchufados, con muchísimas ganas y esa energía nos ayuda a llegar al fin de semana de la mejor manera; entrenamos con muchísima energía, con muchas ganas, se hizo una práctica muy linda, con alta intensidad. Todo el grupo tiene muchas ganas de jugar, así que vamos por buen camino”, finalizó Tetaz Chaparro.

Crédito: lospumas.com.ar

El equipo, tras el encuentro frente a Australia en Newcastle, regresó a Sydney para preparar el partido ante Nueva Zelanda a jugarse el sábado 28 a las 5.45 hs de la Argentina. El lunes se trabajó en forma moderada, el martes fue una práctica de de alta intensidad como señaló Tetaz Chaparro, este miércoles es un día de recuperación, el jueves están previstos todos los trabajos tácticos y el viernes el equipo viajará a Newcastle, para instalarse en la ciudad y reconocer el terreno de juego del McDonald Jones Stadium.  

También habló el asistente técnico, Nicolás Fernández Miranda: “Estamos contentos por estas dos primeras semanas que pasaron. De lo que pasó adentro y afuera de la cancha. Vivimos buenas sensaciones y trabajamos mucho para mejorar en cada detalle, en cada entrenamiento, en cada charla. Con el desafío de que se note en estos dos partidos que restan”, señaló.

Ya pasamos la mitad de la semana; por la diferencia horaria con Australia, Los Pumas están cada vez más cerca del segundo encuentro con los All Blacks. Y el enorme desafío de ratificar el trabajo realizado.

Hernán O’Donnell

PSG logró una sufrida victoria y continúa con su sueño de Champions League

RB Leipzig tiene un estilo definido, una forma de jugar que sostiene desde hace mucho tiempo y que lo llevó a destacarse en el fútbol europeo; tercero en la última Bundesliga, detrás de los gigantes Bayern Münich y Borussia Dortmund, y semifinalista en la última UEFA CHampions League. Allí, tras eliminar al Atlético de Madrid, se ganó la consideración del planeta fútbol y lo vieron aquellos que creen ver todo pero sólo ven a los que desfilan por la pasarela más llamativa. Lo que está en las grandes luminarias, no los que hacen el recorrido.

Ante París Saint Germain tuvo un inicio de partido bueno, con su clásica disposición ofensiva, sus zagueros bien adelantados, hasta que en la primera llegada a fondo, tras un error de Upamecano (un central joven de gran futuro, pero para aquellos que lo “descubrieron” hace un par de meses aún le falta rodaje, saber cuando arriesgar y cuando no, y tener mayor cuidado en la marca, pues la vehemencia a veces lo lleva a cometer infracciones que cuestan penales o tarjetas amarillas o rojas), la perdió Sabitzer y Di María fue derribado cuando entró al área.

El penal lo ejecutó Neymar, y a los 10′ París Saint Germain se adelantó 1 a 0 en el marcador.

La visita salió decidida a remontar el resultado y a los 11′ Sabitzer sacó un buen remate que se desvió y salió al corner; de ese tiro de esquina llegó el cabezazo de Upamecano que Keylor Navas sacó otra vez al corner.

Se armó un partido peleado, disputado. Con pierna fuerte y muchos roces. Allí se prendieron Haidara, Sabitzer, Leandro Paredes, Pereira, herrera y hasta el propio Neymar, que se mezcló en varios entreveros. Picante, como se dice por estas tierras.

RB Leipzig buscaba y PSG amenazaba de contraataque. Tuvo un tiro libre a favor el local y a los 45+1′ Llegó la visita con un centro al corazón del área que recibió Forsberg y su remate se fue apenas arriba del travesaño.

En el segundo tiempo el equipo local se atrasó un poco más en el campo. Intentó cerrar los caminos con la línea de defensores y el trabajo de los tres volantes para abrir espacios grandes y aprovechar la velocidad de Mbappé, Neymar y Di María, y poder meter un contragolpe que definiera el pleito. Pero se encontró con un rival que sostuvo el balón, se acomodó bien a esas circunstancias y no le dio aire para que aprovechara el amplio terreno a espaldas de sus defensores.

Creció Upamecano; empujó desde el fondo con jerarquía, en tanto Angeliño se mostró más activo por la banda izquierda. A los 50′ una buena jugada de Dani Olmo derivó en un pase para Sabitzer y el disparo del austríaco se fue cerca del palo derecho de Navas.

Julian Nagelsmann abrió la ventana de reemplazos a los 62′ cuando W. Orban ingresó por N. Mukiele y J. Kluivert lo hizo por Dani Olmo en el equipo visitante, en tanto en el local Rafinha ingresó en lugar de Angelito Di María.

El partido tomó un curso definido. RB Leipzig dominaba y empujaba, pero le faltaba imaginación para abrir a la defensa local. Tampoco cambiaba el ritmo en tres cuartos, es decir no aceleraba para desequilibrar, entonces Marquinhos, Diallo, Florenzi, se sentían cómodos para clausurar los caminos.

Crecieron los roces, eso sí. El partido, que empieza a tener una rivalidad, se volvió más luchado que en el primer tiempo, más caliente, incluso con algún golpe de más y la tarjeta roja que merodeaba por la noche de París.

El tercer cambio de Nagelsmann fue arriesgado pero a la larga no resultó. Iban 73′ cuando dispuso que el delantero noruego A. Sorloth reemplazara al volante creativo sueco E. Forsberg. Pero no salió bien la disposición; el sueco había hecho un buen partido, en tanto Sorloth lució estático y tuvo poca influencia en el juego.

PSG se aferró al resultado. Tuchel, su entrenador alemán, determinó que la lucha se acentuara en la mitad de la cancha y así dispuso las modificaciones finales. A los 82′ M. Verratti entró por A. Herrera, y se sumó muy rápido a todos los roces y conflictos; a los 89′ P. Sarabia entró por Neymar y M. Kean lo hizo en lugar de K. Mbappe.

Lo mejor del local se vio al final, cuando el tiempo agregado de 6′ le abrió una ventana de respiro y asomó con algunas llegadas. También pasó un sofocón al final, cuando Leipzig metió algunos centros desde la izquierda y el susto merodeó la valla de Navas.

Fue todo. Un partido europeo parecido a un clásico sudamericano. Con varios roces, piernas fuertes y algunas discusiones. Y un ganador que obtuvo la diferencia muy temprano y se aferró a ella con uñas y dientes.

Hernán O’Donnell