Sevilla fue una sombra y no aprovechó los empates de los punteros.

Una multitud lo acompañó como siempre en el “Ramón Sánchez Pizjuán”. Con la ilusión de sumar tres puntos y arrimarse a los punteros, a los dos gigantes de España y del planeta fútbol, que tropezaron al empatar sus respectivos partidos e hicieron más dolorosa la caída de Sevilla. Pero la fantasía de su gente se deshizo muy pronto, pues si bien nadie podía prever las igualdades de Barcelona y Real Madrid en sus respectivos partidos, el público sevillista tenía esperanzas en ganar en su casa y mantener las expectativas. Ahora habrá que ver que sucede en el gran derby del miércoles, pero los tres puntos perdidos se lamentarán durante mucho tiempo.

A los 12′ llegó el tiro de esquina de Gaspar que abrió el partido tras el cabezazo de Albiol. 0-1 para la visita y una jornada que prometía ser complicada.

Sevilla salió y buscó a través del manejo de Ever Banega, pero no tuvo el equipo, en general, una tarde lúcida. Vazquez intentaba su habitual juego verticla, mientras que Munir era la prenda de ataque que más se mostraba. No fue buena la tarde de De Jong, mientras Villarreal era más astuto. El submarino amarillo tuvo paciencia en el primer tiempo y en el complemento jugó con los nervios del local.

Cuando Munir El Hadadi marcó el empate con una gran media vuelta a los 61′ de juego, el estadio explotó y entendió (y todos los que lo seguimos desde todos los rincones del mundo) que la reacción continuaría y el Sevilla mostraría una prepotencia futbolística que lo llevaría al éxito.

Pero se quedó, se enredó en su propia impericia y cuando se empezaba a desinflar le llegó el golpe de gracia.

El gol de Ekambi a los 74′ resultó un mazazo para el local. Es verdad que el equipo aún con la igualdad, no aparecía. Que estaba desteñido, sin fuerza. Sin pimienta en ataque y con poco volumen de juego.

Villarreal no tuvo más que empujar con un poco de paciencia e inteligencia para derrumbar a un Sevilla que se desmoronó como un castillo de arena en una playa.

Una enorme pena, pues resignó tres unidades que le hubieran permitido estar más cerca del Barcelona y Real Madrid, para darle forma un sueño que empezó a vivir esta temporada el equipo de Andalucía, pero con estos tropiezos empieza a parecerse a una utopía.


Hernán O’Donnell