El show del Básquetbol llegó a Lima

La zona de San Borja es un hervidero. Autos, colectivos, taxis, uber, los vehículos que a usted se le ocurran. Y gente, mucha gente. Lima ha vuelto a su rutina laboral, tras cuatro días de vacaciones. Al fin de semana se le agregaron el lunes por la celebración del día de la Independencia y el martes con asueto. Hoy está nublado, como en los últimos días, pero la gente desborda las calles en sus tareas laborales y en esta zona de la ciudad, además, continúan los Juegos Panamericanos Lima 2019. Con un agregado especial, porque el show del Básquetbol llegó al Coliseo Eduardo Dibós.

Y nada mejor que Estados Unidos para comenzar. Un equipo de ese país siempre es una enorme atracción, juegue quien juegue. está claro que no vendrá un Dream Team ni siquiera un equipo de relieve de la NBA, pero es siempre un equipo de la Meca del Básquetbol el que va a llegar.

Estados Unidos lleva el deporte en la sangre y sobre todo aquellos que forman parte de su identidad nacional, como el Básquetbol. Y cualquier conjunto que ponga en cancha, con una mínima dósis de experiencia, de conocimiento y de entrenamientos, es posible que marque un estilo, una forma de jugar, una manera de sentir.

Se refleja en sus acciones, en su técnica, en su manera de entender el juego. Se nota. Se destaca. Y en el primer partido que abre el ciclo de este deporte en los Juegos, le tocó el debut ante Islas Vírgenes. Dominio sostenido y primer cuarto a favor. Fin del primer tiempo con ventaja de 56-43, con algunas cuestiones a destacar.

El pivot Groselle cumplió una gran tarea; fue fuerte en la zona pintada, capturó rebotes gracias a su buena altura y fue un buen abastecedor para sus compañeros.

Samuels Jr. se destacó en los lanzamientos, mientras el equipo fue un desborde de intenciones. También fue buena la primera parte de Powell, incisivo para penetrar y romper la defensa de Islas Vírgenes, que tuvo en Hodge a su jugador más destacado, de muy buenos lanzamientos de tres.

El Coliseo lucía completo, con pocos lugares libres en una tendencia generalizada de estos Juegos. Mucha gente se acercó a disfrutar de las disciplinas.

Isla Vírgenes se mantuvo en partido con una enorme voluntad. Le psuo el pecho a las balas y si bien tenía una diferencia fuerte, no se achicó. Pero el Gigante era demasiado y al promediar el tercer cuarto ya había sacado una ventaja importante de 69-45.

El peso de su juego, la experiencia, la jerarquía, todo se profundizó con el correr de los minutos. Cuando faltaban 2’52” para el final del tercer período, el resultado ya era de 81-55 para Estados Unidos.

Powell y Diallo sumaban 19 puntos cada uno. Samuels Jr, 16. Gillespie, 11. Las mejores performances del ganador. Para Islas Vírgenes Hodge sumaba 16 y Smith 12 puntos. Eran los más destacados cuando se inició el último cuarto y ya la ventaja de Estados Unidos se estiraba a 95-62.

El público, como es habitual y normal, se puso del lado del más débil y celebró cada tanto, cada tapada y toda buena jugada de Islas Vírgenes. Aunque el marcador ya se había estirado a 113-81, igual gritaban con cada punto del menor.

Cuando restaban 10″ el entrenador de Estados Unidos vio que su equipo tenía la pelota, pasó la mitad de la cancha y entonces tuvo un enorme gesto de nobleza deportiva. Se paró, hizo una seña de terminado y comenzó a aplaudir. El partido había terminado 119-84 y una ovación contagió a ese pedido del coach,

Estados Unidos había dado un buen espectáculo. El show del Básquetbol había llegado a Lima.


Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Lima, Perú)