México volvió a vivir el boxeo con el futuro de Emanuel “El Vaquero” Navarrete

Es uno de los prospectos más interesantes del boxeo, una de las cartas que se presentan en este año tan complicado y tan adverso para la práctica deportiva. Emanuel “El Vaquero” Navarrete quiere hacer historia. El hombre ya de 24 años que alguna vez afirmó  “Quiero ser el mejor en la historia de todo México, entiendo que es un objetivo grande, pero siempre hay un comienzo, un punto donde empezar, y lo primero es soñarlo, pensarlo, creer que es posible. Ese es mi comienzo, con el deseo y la ilusión, espero que me alcance la vida, porque todo puede derrumbarse en una noche. Tengo muchos objetivos por delante, unificar títulos, ser campeón de varias divisiones diferentes. Espero tener las oportunidades y aprovecharlas”, el pugilista que heredó el apodo de su tío y se abre paso con el apoyo entero de su familia, se presentó ante Uriel López en los estudios de TV Azteca y reabrió la galería de los grandes combates que el mundo espera ver. El campeón mundial de la categoría Super Gallo, de la Organización Mundial de Boxeo efectuó la pelea pactada a 10 rounds y sin título en juego.

El marco no fue el habitual, el que siempre engalana a las grandes veladas. Adaptado a los tiempos en que el mundo está invadido por el COVID-19, todas las medidas sanitarias confluyen en un aislamiento social que hace que la mayoría de los espectáculos deportivos, o artísticos, sean a puertas cerradas. Sin espectadores. Por eso la idea de realizarlo en los estudios de televisión de TV Azteca, donde solo estaba el personal necesario, los relatores y comentaristas en una cabina aislada y una pantalla grande reflejaba las imágenes de la gente que seguía las peleas por TV desde sus casas.

El “Vaquero” lució como siempre. Sereno y dominante. Sabía que el combate sería más preparatorio que complicado. Tomó el centro del escenario y se dispuso a llevar las riendas de la pelea.

Para López la parada resultó muy complicada, porque se veía superado y no podía defenderse ni descubrirse en ataque.

Fue una pelea entretenida pero previsible, que es uno de los mayores problemas que presenta un combate: cuando existe la previsibilidad, y más aún cuando se comprueba. Cuando no hay sorpresas, ni existe la posibilidad que la haya. Alguna vez, hace muy poco, Andy Ruiz sorprendió al mundo cuando derrotó a Anthony Joshua. Y hay miles de esos ejemplos. Pero en este tipo de pelea, donde todo se asemeja casi a una exhibición, el desarrollo y el final parecían cantados casi desde el sonido de la primera campana.

Entonces era cuestión de imaginarse cuando sería el final. Más rápido, más preciso, con golpes combinados, lo hizo caer en el quinto round. Y el final llegó en el sexto, con un K.O.T. a los dos minutos, tras una serie de golpes a la zona blanda, un gancho al hígado, y una derecha combinada que derribaron al “Yuca” López quien ya no pudo continuar.

Fue una puesta a punto para los pasos siguientes. Emanuel Navarrete ganó sin problemas ni sobresaltos. Casi como una exhibición, una forma de tomar ritmo de combates para un segundo semestre que le puede aguardar mayores novedades.

¿Será ante Inoue? ¿Continuará en las 126 libras, o bajará a las 122?

Todas preguntas que flotan en el aire, tras un regreso a la actividad que para el mexicano no fue sencillo, tal como comentó después: “Estaba cansado del encierro. Ahora que estuve en el ring, me siento bien. Quizás no fue un gran espectáculo, pero tuve poco sparring, estuve limitado en lo previo. Pero voy a mejorar y van al Vaquero que siempre vieron”, analizó.

Ahí está el “Vaquero”. Con un presente que autoriza a pensar en un futuro venturoso.


Hernán O’Donnell

El empate en el “Merseyside Derby” ralentizó la marcha inexorable del Liverpool

Tras la confirmación del retorno de la Premier League, los dirigidos por Jürgen Klopp sabían que se enfrentarían ante un duro rival ,en un aún mas complejo contexto . Una visita al Everton, en Goodison Park, siempre es un desafío para el Liverpool. La extensa inactividad causada por el brote del covid-19 en el “Viejo Continente” trajo consigo otras problematicas al juego y en el primer partido oficial, los “Reds” lo padecieron.

La tarde del domingo, tuvo un inicio brusco y con pocas luces, algo que se mantuvo durante los 90 minutos y que tuvo excepciones en momentos de inspiración individual por parte de jugadores como Keïta, Mané y Richarlison. Este último protagonizó la primera jugada de peligro, tras un error en el cabezazo de Fabinho y tras una buena corrida, el delantero brasileño disparó cruzado y desviado del arco defendido por su compatriota, Allison Becker.

El desarrollo del juego y la creación de oportunidades de gol quedó limitado a contraataques, errores en la defensa y a la pelota parada. De esta manera, el partido tornó el foco a la batalla en el medio campo, el conjunto de Klopp tuvo su protagonista en Keïta y los “Toffees” en André Gomez. Liverpool no generó riesgo con su trío ofensivo alternativo (sin Salah y con Minamino en su lugar) y la falta de conexión entre estos 3 llevó a que se quiebre lo que es lema de los mosqueteros : “Todos para uno y uno para todos”. De esa forma, sus integrantes debieron retroceder para interactuar con la pelota pero siempre forzados a buscar el destello individual debido a la replegada defensa rival.

El primer tiempo llegó a su final sin mucho para destacar excepto la lesión de Milner producto de la inactividad y complejidad propia del clásico. Los “Reds” perdían así a un jugador importante por su facilidad para adaptarse a cualquier posición y su capacidad de liderazgo. La más clara del Liverpool, estuvo en un tiro libre de Alexander- Arnold, quien remató y fue contenido en dos tiempos por Pickford. El flojo nivel del primer tiempo, ilusionaba a los espectadores con el ingreso del astro egipcio, Mohamed Salah, en tanto por el lado del Everton , en el banco aguardaba el islandés Sigurdsson.

El alemán Jürgen Klopp movió el banco e ingresó Oxlade- Chamberlain para la segunda mitad. La salida de Minamino, dio indicios de que Salah no entraría al campo de juego. El juego recayó en la insistencia ofensiva del Liverpool y los contraataques del local. Keïta tomó los hilos del ataque y a los 50´tuvo una gran pared con Firmino y remató de volea pero sin sobresaltos para Pickford. Sin embargo, el guineano fue reemplazado por Wijnaldum, quien ingresó junto a Origi pero no lograron afectar el juego. El Liverpool tuvo complicaciones en la ultima linea y tuvo que sustituir a Milner y Matip por lesiones. Partido aparte tuvo el delantero brasileño del equipo local, Richarlison, quien en la semana declaró: “Van Dijk no es el mejor defensor del mundo, lo pasé varias veces y no es tan complicado”. De todas maneras, no tuvo ningún cruce directo con el holandés y su mejor jugada la tuvo al dejar en el pasto a Lovren y rematar fuerte al cuerpo de su compatriota y guarda meta rival. La ocasión mas clara del partido la tuvieron Calvert-Lewin y Davies, esta inició tras un desborde de Richarlison y un buscapié que el número “9” del Everton desvió con un taco y Allison logró atajar pero con rebote, este fue propiciado por Davies que remató a contrapierna de Becker pero el poste le dijo que no.

Más allá de la ilusión que este ataque generó en Everton, ambos equipos entendieron que el punto era útil y no arriesgaron mas de la cuenta. Liverpool pudo llevarse los 3 puntos tras un tiro libre de Fabinho, el cuál Pickford desvió por arriba del travesaño. Esta vez no hubo gol agónico y Origi no logró cambiar el desarrollo del partido, tal como lo hizo en Diciembre de 2018, cuando anotó en el minuto 96.

Así se llegó al final del Derby; este clásico, que se caracteriza por tener fuertes roces, rivalidades, finales épicos y goles agónicos, esta vez no fue así. Ambos se conformaron con la igualdad y se fundieron en choques de codo y abrazos, ya característicos de Klopp, cuando todo hubo terminado, para luego regresar a sus hogares y, ya sin los nervios del estreno, observar lo que ocurra con el Manchester City en su estadio ante Burnley.


Federico O’Donnell

Borussia Dortmund, un brillante subcampeón de la Bundesliga

Ganó un partido difícil ante el exigente RB Leipzig, uno de los grandes animadores de la Bundesliga. Y lo hizo con autoridad. Con justicia. Fue más en el primer tiempo y a lo largo del partido dejó una mejor imagen general, una cierta superioridad que se manifestó en el resultado. Claro, ante un conjunto que es muy difícil, porque Leipzig siempre propone atacar, porque tiene ímpetu y juventud, desde su DT hasta muchos de sus jugadores. Un equipo con futuro, que esta vez se vio superado por una escuadra consolidada, firme y eficaz que llegó al subcampeonato de manera brillante.

Dortmund fue superior en el primer tiempo. Tuvo más la pelota, controló las acciones y volcó el juego hacia el campo local. Con la habitual firmeza de Hümmels en el centro de la defensa, las salidas por los costados de Morey y Rafael Guerreiro, la conducción hábil de Giovanni Reyna, más la potencia de sus delanteros, Brandt, Haaland y Hazard, la visita tuvo la capacidad de ser el dueño del juego. No pudo afirmarse el local, más allá de su enorme voluntad. Le costó dar batalla en el medio campo y sufrió más de lo habitual en el partido.

A los 30′ Haaland abrió el marcador tras culminar con esfuerzo y a los pies una jugada elaborada de derecha al medio. Cuando recibió el pase en el área, el joven noruego se arrojó al piso para derrotar a Gulacsi con un tiro cruzado y marcar el 0-1.

A partir del gol Borussia Dortmund se sintió más seguro. Más tranquilo. Encima el local sufrió la baja de uno de sus jugadores más importantes a los 38′ cuando Sabitzer se fue lesionado y debió ser reemplazado por Dani Olmo.

Borussia mantuvo las riendas del partido y contó con algunas llegadas más; la última sobre el cierre del primer tiempo, con un tiro de afuera del área que pasó cerca del poste izquierdo de Gulacsi.

En el complemento arrancó mejor el visitante. Nagelsmann propuso a Adams por Klostermann, rearmó la línea de 4 y soltó al volante más arriba. Pero tardó unos minutos el local en organizarse. Fue el visitante el dueño de los primeros quince minutos; a los 53′ tuvo una clara llegada con Haaland que Gulacsi pudo rechazar con los pies.

A los 61′ hubo un buen cabezazo de Olmo que el arquero Bürki controló con eficiencia. Y empezó otro partido.

Leipzig se acomodó con los cambios. Y fue protagonista la última media hora. A los 69′ un buen centro de Angeliño desde la izquierda fue bajado por Olmo, Schick se la pasó a Werner y el remate de Timo no pudo prosperar. Pero se notaba una mejoría local y enseguida tuvo dos variantes que lo refrescaron. A los 70′ ingresó C. Nkunku por Werner y A. Haidara, de buena labor, por K. Kampl. El local se afirmó y volcó el juego a su favor, aunque vale decir que Dortmund se ordenó en defensa y entendió como jugar el partido que se avecinaba.

Leipzig agotó los cambios a los 74′, cuando I. Konate ingresó por E. Forsberg; Dortmund empezó a mover el banco a los 77′, con el ingreso de J. Sancho por M. Morey, y desde allí reguló el partido y controló el reloj con variantes que lograron cortar el juego, enfriar el ritmo y sacarle dinámica a la propuesta local; así, un poco más tarde del primer cambio se vinieron otros tres que lograron ese objetivo; a los 80′ entró el argentino L. Balerdi por G. Reyna, de buena labor; a los 89′ N. Schulz reemplazó a T. Hazard y a los 90′ D. Zagadou ingresó por R. Guerreiro. El partido perdió continuidad y en la prórroga, Dortmund lo remató.

Una jugada perfecta en el manual del contragolpe; Hümmels cortó un avance local de cabeza, el balón partió para Brandt que se esacpó por derecha, desbordó e hizo la pausa para esperar la llegada de Haaland; cuando advirtió el momento exacto largó el centro que el joven delantero noruego convirtió con una arrebatada al suelo al cierre de Upamecano. Iban 90+2′ y el marcador quedaba sellado en 0-2.

Un triunfo merecido de Dortmund porque fue superior en el balance final ante un rival de buen presente y gran futuro. Para el conjunto visitante queda un logro más, una victoria clave, la clasificación a la Champions de la próxima temporada y el orgullo de ser un brillante subcampeón de la fabulosa Bundesliga.


Hernán O’Donnell

Tottenham y Manchester United dividieron honores en la vuelta de la Premier League

La Premier League parece un torneo definido. Con un equipo dominante, que es el líder absoluto del torneo casi desde su inicio y que tiene el rumbo casi inmodificable. Es cierto que en el fútbol nada está dicho ni asegurado hasta el final, que es un deporte impredecible y en el que todo puede suceder. Pero hay una gran ventaja de Liverpool y eso hace que alguna gente pierda interés en el certamen; o, pero aún, que lo llamen “aburrido”, igual que a la Bundesliga o a la Serie “A” italiana o la mismísima Liga española, pues en cada uno de ellos se repite el campeón. Sea Bayern Münich, Juventus o Real Madrid y Barcelona, lo cierto es que el campeonato no se termina en ellos, y para los verdaderos amantes del fútbol hay muchos equipos y partidos para ver, y la riqueza no se acaba porque haya un equipo que prevalezca, ni tampoco se pierde interés o atractivo por el juego. Les puede “aburrir” a los que solo miden el resultado, entonces afirman que no hay “emoción porque siempre sale campeón el mismo”. Y muchas veces lo dicen por que ven en los diarios, u otros medios, solo la tabla de posiciones y los resultados de los partidos. Eso no tiene nada que ver con el juego. Ni con el gusto por el mismo. Ni mucho menos con el amor por el fútbol. Ese sentirse “aburrido” solo tiene que ver con la expectativa única de ver a un campeón distinto cada año. Como si fuera una kermesse que se rifan diferentes premios, o la “emoción” que genera una lotería, que cada año sale un número distinto.

En la Premier League este año sucedió algo que muchas veces pasa en Italia con la Juventus o en Alemania con Bayern. Sacan una larga ventaja en la puntuación con sus seguidores. Y algunos pierden el entusiasmo por ver fútbol. Como si fuera la única razón para ver un partido. En Inglaterra, Liverpool sacó una ventaja inmensa sobre sus perseguidores. Pero el campeonato, el torneo en sí, es atrapante. Igual que la Bundesliga.

Tottenham Hotspur recibió a Manchester United en su fantástico nuevo estadio. Una joya arquitectónica en medio de Londres, en el mismo sitio que estuvo el mítico White Hart Lane. Allí se disputó un juego con dos equipos que buscan recuperarse y lograr un sitio en las competiciones europeas. Mourinho ante United. Todo un tema.

El comienzo fue parejo, aunque el United empezó a ser un poco más profundo entre los 15’ y 25’. Tenía a Bruno Fernandes como eje y a Martial y Rashford para la definición, en tanto el local se apoyaba en la organización de Eric Lamela, la dinámica de Son por izquierda y la peligrosidad siempre latente de Harry Kane. En ese comienzo, United llegó a los 21’ con una aparición libre de Rashford que Lloris rechazó con el pie, en una situación peligrosa. A los 24’ fue Bruno Fernandes quien sacó un tiro de lejos que pudo controlar Lloris. Y en una contra rápida, Tottenham abrió el marcador. Pelotazo largo del arquero, rebote del lateral, pelota que le cae a Bergwijn que sale rápido hacia el área y define con un tiro violento que De Gea no puede retener. Iban 26’ y los Spurs se ponían 1-0 adelante.
Manchester United reaccionó. Enseguida, a los 28’ tuvo un cabezazo que Lloris sacó con esfuerzo. Respondió el local a los 30’ con una jugada bárbara de derecha a izquierda, centro de Bergwijn que Son cabeceó muy bien y De Gea envió al córner en una brillante intervención. El partido ya era de ida y vuelta y el primer tiempo se cerró con el remate de Bruno a los 45+2’ que una vez más fue atajado por Hugo Lloris.

En el complemento se adelantó el visitante. Tuvo su chance a los 53’ con un remate lejano de Fernandes. Y se animó. Soltó las bandas, se adelantó en el campo y empezó a tomar el control del juego en tanto el local se retrasaba. Solskjaer apeló a los cambios en la visita, que le darían buen resultado: A los 61′ M. Greenwood entró por James y 62′ P. Pogba, que sería determinante, por Fred; United creció en volumen de juego y empezó a sumar chances. A los 64′ Martial tuvo una buena oportunidad, pero su remate fue tapado por Dier. A los 65′ el mismo Martial sacó una media vuelta peligrosa. Apretado, Mourinho apeló a dos variantes: Giovanni Lo Celso por S. Bergwijn y G. Fernandes por Eric Lamela a los 69′.  

Sin embargo, el local no podía enhebrar contragolpes. Lucía cansado, y además el United se desdoblaba en ataques. Sobre el final, dos cambios más para la visita; iban 77′ cuando O. Ighalo reemplazó a A. Martial y N. Matic entro en lugar de V. Lindelof.

Entonces llegó el empate. Con una buena jugada de Pogba, que supor irse, por la banda, buscar el roce con el defensor rival y casi casi forzarlo al contacto. No hubo dudas en el árbitro y Bruno Fernandes tomó la responsabilidad para lograr la igualdad con un remate abierto al palo derecho de Lloris, quien se jugó a su izquierda. El partido quedaba 1 a 1 cuando se jugaban 80′ y el final se aproximaba.

Y quedaron diez minutos finales a toda orquesta. Porque Tottenham salió un poco más, tuvo un tiro libre por parte de Harry Kane y contó con un buen lance de Sissoko. Pero Manchester no se conformó y sobre la hora tuvo un penal sancionado por el árbitro que el VAR se encargó de demostrar que estaba mal sancionado y revirtió la decisión original del juez. Calma y tranquilidad para José Mourinho, que se había alterado con la decisión.

Pero no sería lo último; a los 90+5′ un remate de Greenwood se fue muy cerca. Pudo ser el desnivel para United.

El empate les quedó bien. La visita pareció algo mejor en el balance final, pero Tottenham tuvo varias ocasiones claras y, sobre todo en el primer tiempo, mostró que no sólo podía defenderse bien, sino llegar al arco rival con capacidad de daño. Una igualdad que no los proyecta en la tabla, pero que dejó un nuevo capítulo de una liga que es apasionante.


Hernán O’Donnell

Real Madrid apretó en el segundo tiempo, goleó a Valencia y persigue al Barcelona

No hay escapatoria para el Madrid. No hay alternativas; debe ganar cada encuentro que se le presenta por delante, pues el Barcelona le lleva una ventaja y perder puntos puede equivaler a un pecado que más tarde, cuando ya queden pocas fechas, la Liga no le deje espacio para sonreir. Desde los tiempos inmemoriales, Madrid y Barcelona se juegan un mano a mano cada vez que se disputa el torneo español. Incluso en aquellas temporadas que otros puedan alzar la gloria, sea el Atlético de Madrid, el Deportivo la Coruña, Valencia, Athletic de Bilbao o Sevilla. Siempre hay una disputa entre Barcelona y Real Madrid, y esto se vive una vez más esta temporada.

Por eso no había alternativas para los “Merengues”. La visita de Valencia implicaba un cierto riesgo, en tanto es un equipo siempre peligroso y que necesitaba sumar para aspirar a ingresar en alguna Copa europea. Entonces, no se presentaba sencillo, en los papeles, el encuentro. Pero debía llevarse los tres puntos y trabajó muy bien para lograr ese objetivo.

Real Madrid salió al ataque. Con un esquema ofensivo, respladado en las proyecciones de Dani Carvajal y Mendy, la firmeza de los centrales, Casemiro para equilibrar, Valverde, Modric y Kroos más delantados y Hazard y Benzema en el frente de ataque.

Y enseguida tuvo chances. A los 11′ quedó Hazard mano a mano con Cillessen y el arquero tapó el remate con el pie; enseguida fue Toni Kroos quein remató desde afuera y respondió el arquero visitante. Valencia tuvo una llegada con una contra de Rodrigo Moreno que pegó en el poste izquierdo de Courtois a los 13′ y a los 16′ respondió Hazard con un violento disparo desde afuera del área que Cillessen contuvo.

Valencia no se quedó en el rol de partenaire; arrastraba un empate ante Levante el tiempo adicional, que le sacó dos puntos importantes para sus objetivos y debía recomponerse. Tuvo una clara chance que el VAR le invalidó a los 20′, cuando Moreno finalizó en gol una maniobra que luego no fue validada por la tencología por un off side previo.

La visita se movía al ritmo de Soler y Dani Parejo. Eran los dos hombres de la media cancha que le daban dinámica al juego y abastecían a Rodrigo Moreno, su principal atacante. Wass se proyectaba por derecha y los centrales Mangalá y Guillamón sostenían con firmeza los avances del conjunto local.

Así se fue el primer tiempo. Entretenido, con varias llegadas y emociones hasta el final. A los 43′ Kondogbia sacó un violento disparo desde afuera que dio en el palo izquierdo de Courtois; a los 45+2′ fue Hazard quein preocupó a la visita con un buen tiro que el arquero Cillessen detuvo.

En el complemento, el desarrollo crecería en intensidad. Real Madrid se acomodó con otro sistema; pasó del 4-1-3-2 a un compacto 4-1-4-1; en este esquema, mantenía la línea de cuatro, Casemiro por delante y Valverde, Modric, Kroos y Hazard para alimentar a Benzema. Enseguida tuvo réditos: a los 57′ una subida de Sergio Ramos provocó un temblor en la defensa visitante, el pase del defensor llegó a Valverde quien remató desde afuera y Cillessen contuvo con seguridad una vez más.

Entonces aceleró a fondo y logró convertir. Arrancó Hazard por izquierda, combinó con Modric, este volvió a habilitar al belga quien le envió el pase exacto a Benzema para que el francés definiera con un lindo tiro cruzado. 1 a 0 a los 60′.

A esta altura ya el Madrid era el protagonista central. Subían Carvajal y Mendy, apretaban desde el fondo los centrales Varane y Sergio Ramos, llegaba con mucha gente. Valencia intentaba revertir la imagen con los cambios. A los 58′ G. Guedes por F. Torres y Kevin Gameiro por M. Gomez; A los 68′ D. Cheryshev por C. Soler y F. Coquelin entró por Dani Parejo; un refresco grande para un equipo que necesitaba renovarse para revertir la situación.

Zinedine Zidane hizo el primer cambio a los 72′, cuando decidió que Asensio ingresara por Federico Valverde. Y el ingresado le dio la razón porque marcó de un zurdazo a los 73′ el 2 a 0 para el local, que empezaba a resolver el partido.

Valencia apeló al último cambio a los  75′, cuando L. Kang-In entró por Rodrigo Moreno. Pero estaba desdibujado y no pudo recuperar el estilo y la propuesta de la primera parte. El segundo cambio de Madrid lo terminó por derrumbar, porque a los 81′ ingresó Vinicius por Hazard y el brasileño muy pronto fue una pesadilla para la defensa visitante. De movida gambeteó a Hugo quien debió apelar a un puntapié grosero para intentar frenarlo. Luego generó una mano del mismo Hugo cuyo tiro libre ejecutó Kroos por arriba del travesaño.

Madrid era más y llegó el golpe definitivo en un contraataque perfecto. Quite limpio de Casemiro a Gameiro, pelota para Kroos, arranque del alemán por izquierda, cambio de frente para Asensio por derecha, y pelota al medio para que Benzemá definiera a los 86′. 3 a 0 contundente para el local.

Un triunfo sostenido por una gran actuación en la segunda parte, cuando el Madrid acomodó algunas piezas y doblegó con altura y autoridad a un Valencia que se cayó con respecto al primer tiempo. Una victoria clara que lo mantiene a la expectativa y a la caza de Barcelona, en una Liga que aún mantiene el suspenso.


Hernán O’Donnell

Nápoli encontró en los penales su merecida Coppa Italia

De a poco, el planeta fútbol empieza a retomar su rutina. Entre aquella Liga Primera de Nicaragua, que nunca se detuvo y finalizó el 9 de mayo cuando el planeta estaba en cuarentena casi en su totalidad, como la Bundesliga, que fue de las primeras en reiniciarse y ya tiene a su Bayern Münich campeón, muchas de las más importantes de Europa ya comienzan a recuperar sus actividades. también la harán la mayoría de los países de Sudamérica. La Argentina, no. No tiene ni fecha de regreso ni mayores novedades.
Por eso, las ligas y copas alrededor del mundo son de inmenso valor para los aficionados a este hermoso deporte.

En Italia, el Calcio volvió con las semifinales de la Coppa Italia, y ahora con la gran final entre Nápoli y Juventus, en Roma y a puertas cerradas. Y toda una nación hiper futbolera detrás de las pantallas para ver la pelota rodar otra vez.

Nápoli abrazó la victoria en la tanda de penales, tras un partido que se le presentó complicado en el arranque y que emparejó con el correr de los minutos en el primer tiempo, hasta volcarlo de modo claro a su favor en el complemento y ganarlo con justicia. Pero antes de esa serie definitoria con los remates desde los 11 metros, hubo un partido lindo e intenso que vale la pena contar.
A disfrutar del juego, entonces.

El dominio inicial de Juventus fue la primera imagen de la final. El equipo de Turín salió decidido, adelantado en el campo y con el objetivo de recuperar la pelota lo más alto posible para poder estar cerca del arco del Nápoli. Así construyó una llegada muy clara a los 5′; una pared entre Paulo Dybala y Cristiano Ronaldo finalizó con un buen remate del portugués que el arquero Meret desvió con esfuerzo. Durante un buen lapso fue la “Juve” la que controló las acciones y dominó el territorio. Recién pudo Nápoli arrimarse por primera vez con un buen tiro libre de Insigne que entre Buffon y el palo la sacaron al corner cuando iban 23′ del encuentro.

Con un esquema ofensivo, presión en campo contrario, y el compromiso de todos, Juventus dominó las primeras acciones. Bien adelantados los centrales, Cuadrado y Alex Sandro se sumaban a las bandas en tanto Pjanic controlaba el centro del campo. Betancur y Matuidí construían las primeras maniobras, para la creación de Ronaldo, Dybala y Douglas Costa. Era un esquema ambicioso y peligroso para el rival.

Nápoli fue astuto e inteligente para plantear el partido. Se equilibró de atrás hacias adelante. Con Koulibaly y Maksimovic como ordenadores princiaples de la defensa, se prodigó en correr, bloquear, cortar y buscar de contragolpe a través de la salida de Callejón por derecha y Lorenzo Insigne por izquierda para abastecer a Mertens. Y tuvo sus oportunidades también.

Entonces, sobre el final del primer tiempo, el desarrollo se hizo un poco más repartido. A los 38′ la perdió Koulibaly en una salida y la contra fue acelerada por Dybala, quien buscó a Ronaldo pero el arquero interrumpió justo cuando el portugués entraba al área para definir.

Y después llegó el momento del Nápoli. A los 40′ Alex Sandro salvó de chilena cuando caía la valla de la “Vecchia Signora”; en el rebote la tomó Demme, quien ingresó al área tras sortear dos marcas y su remate fue cortado por Buffón, que la mandó al corner. De ese tiro de esquina vino del despeje de la defensa y el balón lo tomó Insigne, que sacó un lindo tiro al arco desviado por Buffón al corner. Fue el mejor momento napolitano de la primera parte, que se cerró en blanco pero invitaba a ilusionarse con un segundo tiempo superior.

En el complemento se afirmaron las defensas y el juego se volvió más “a la italiana”. más cerrado, con mayores precauciones y más previsibilidad en el desarrollo.

Nápoli se asentó en el campo y mejoró mucho de lo que había sido su inicio. Adelantó líneas y con el correr de los minutos cambió las posturas; lució más ofensivo, incluso dominante. A los 60′ tuvo una linda jugada con varias combinaciones que terminó con un remate alto de Fabián.

Juventus respondió con una llegada a los 62′, pero el tiro de Dybala se fue arriba del travesaño. Y enseguida, a los 64′ Bonucci sacó un tiro lejano, fuerte y recto, controlado por Meret. Y ahí empezaron las variantes: a los 65′, Danilo por Douglas Costa en la Juve, Politano por Callejón y Milik por Mertens.

Y Politano tuvo una chance a los 67′ con un buen tiro bajo que controló Buffón. Enseguida hubo una clarísima: centro de la derecha de Politano, aparace Milik por el medio y su tiro se va arriba. Más cambios; a los 73′ Bernardeschi por Pjanic en la Juventus, mientras que Gatusso decidió que en Nápoli, a los 79′, ingresen Allan por Fabián Ruiz y Hysaj por Mario Rui.

Entonces. llegó el mejor momento de los napolitanos; a los 81′ el cabezazo de Politano fue atajado por Buffón. A los 83′ Insigne remató desviado cuando entraba solo por izquierda. Era más el equipo del sur. A los 84′ Ramsey entró por Cuadrado en la Juve y a los 87′ el último cambio de Gennaro Gatusso: Elmas por Zileinsky.

Y Nápoli estuvo a punto de llevarse la victoria en la agonía del partido. Iban 90+2′ cuando el corner llegó desde la izquierda, el cabezazo fue apenas conjurado por Buffón, Elmas lo tuvo a medio metro del arco y su remate pegó en el palo izquierdo del arquero de la Juventus.

Nápoli había hecho mucho más en el complemento y en los penales tuvo su premio. Erró Dybala, convirtió Insigne y 0-1 para los del sur. Danilo lo tiró arriba y Politano cruzó el suyo, aunque Buffón se tiró bien fue gol y 0-2. Bonucci le pegó arriba, alto, travesaño y adentro, para descontar 1-2, pero en esa tercera serie Maksimovic le pegó fuerte y al medio y quedó 1-3 para Nápoli. Cuarta serie, decisiva. Ramsey suave, para el 2-3; Milik, con toda la responsabilidad, definió con clase y convirtió: 2-4 para Nápoli.

Otra vez el equipo del sur conquistó la Coppa Italia; como otras tantas veces en su carrera. Esta vez con mucho mérito porque soportó el vendaval inicial, emparejó el juego y lo terminó con un dominio claro, que lo hace merecedor legítimo de este festejo en el regreso del Calcio al mundo.


Hernán O’Donnell

La abultada derrota del Arsenal refleja que le queda mucho trabajo para volver a los primeros puestos

De antemano, las formaciones, el historial reciente y la actualidad de Manchester City, por un lado, y de Arsenal, por el otro, mostraban una disparidad notoria entre ambos. Hoy, en el Etihad Stadium, casa de los Cityzens, protagonizaron la reanudación de la Premier League por un partido que quedó pendiente ante la irrupción de la pandemia.

Por un lado, el local presentó un once inicial en casi su totalidad compuesto por jugadores de reconocida calidad, y hasta con un banco de suplentes envidiable, muchos de esos futbolistas considerados “estrellas”. Desde el arquero, Emerson, junto con defensores como Kyle Walker, por citar sólo uno, ni hablar del mediocampo hacia adelante: Kevin De Bruyne, İlkay Gündoğan, David Silva, Raheem Sterling, Gabriel Jesús, y la lista podría seguir hasta los suplentes que tranquilamente podrían haber sido de la partida, como Sergio Agüero, Bernardo Silva o Nicolás Otamendi. Arsenal, en cambio, atraviesa una realidad más complicada: tiene un equipo desbalanceado, cuenta con algunos pocos jugadores de altísimo nivel, como el delantero Pierre Emerick Aubameyang, el arquero Bernd Leno, sumado a otros nombres que ante el City fueron al banco, como Alexandre Lacazette, (a pesar de que últimamente su rendimiento fue irregular) o Nicolas Pépé, el jóven que prometía mucho (fue la compra más cara de la historia del club) pero que no logró acoplarse aún. A tales figuras los rodean jugadores más modestos, que no demostraron la jerarquía suficiente para que los Gunners compitan en lo más alto. También el equipo se conforma con jóvenes surgidos de la cantera, que asoman como interesantes, sin duda, pero que todavía dan sus primeros pasos: Bukayo Saka, sorpresiva aparición de esta temporada, que se ganó un lugar ya sea como lateral izquierdo o mediocampista por las bandas, Joseph Willock, en la mitad de cancha y Eddie Nketiah como único punta, fueron desde el inicio.

La ubicación en la tabla de posiciones, los antecedentes de los últimos años y los resultados de la temporada actual en las distintas competencias, reflejan la gran brecha que separa al Arsenal, importantísimo club de Inglaterra y que aspira a ser protagonista como lo supo ser históricamente, de los actuales equipos que dominan en la Premier y se presentan como candidatos en la Champions League.

En el cotejo que reunió al City y a los Gunners, se hizo evidente la abismal diferencia entre ambos. El inicio fue lento, incluso fue demorado varios minutos por dos situaciones desafortunadas para el visitante: Granit Xhaka debió retirarse apenas a los 3 minutos por lesión, y poco después, a los 20, el defensor español Pablo Marí también pidió el cambio. El central fue reemplazado por David Luiz, que sumó otro partido para el olvido en la temporada. Hasta los 30 minutos fue más bien un encuentro con pocas llegadas, aunque se hacía sentir el peso del equipo de Guardiola, tan bien aceitado hace años, campeón de la última temporada.

Mikel Arteta, director técnico del equipo de Londres, fue ayudante de Pep hasta la temporada pasada, por lo que conoce de primera mano la forma de actuar del rival. Los recursos de los que dispone, sin embargo, no son de la misma envergadura que los de su mentor, ni elegidos por él ya que asumió la conducción con la liga empezada. Los Cityzens amenazaron en varias oportunidades a sus dirigidos, y hubo una seguidilla de situaciones concretas de gol a partir del minuto 30. La igualdad se mantuvo gracias a las notables intervenciones de Leno, pieza imprescindible de este Arsenal que sin él podría situarse más abajo de la tabla aún.

A pesar de la destacada actuación del arquero visitante, poco antes de que termine el primer tiempo el local pudo imponerse en el marcador. Una pelota que David Luiz no pudo controlar, le rebotó y la chance de convertir le quedó servida a Sterling, que con un derechazo cruzado puso en ventaja a su equipo. Un gol tan cercano al entretiempo, sumado al panorama desalentador que vivió en los minutos anteriores, pareció dar por terminado el encuentro para los Gunners.

De hecho, si es que se renovó alguna esperanza en el descanso, pocos minutos después fue desechada por otra situación con David Luiz en el centro de la escena. Cometió un penal al obstaculizar la carrera de Riyad Mahrez, y fue expulsado, aunque la roja fue tal vez exagerada. Lo cierto es que Arsenal quedó con diez jugadores, De Bruyne convirtió el penal, y el partido pareció casi liquidado apenas a los 51 minutos.

La intensidad fue disminuyendo después del segundo gol, el visitante quedó abatido y Leno impidió en nuevas ocasiones que le conviertan. Ambos equipos tomaron la posibilidad de hacer más de tres cambios, aunque poco cambió en el transcurso del juego. Para ratificar la clara diferencia que hubo entre los dos equipos, Phil Foden estampó el tercer gol del City y el partido cerró con goleada 3-0.

Más allá de la pausa por la pandemia, el Arsenal no logra tener una versión a la altura de rivales como el Manchester City hace mucho tiempo. No conforma un conjunto competitivo, cuenta con pocos jugadores que pueden prometer aspiraciones más altas como volver a luchar por títulos importantes. Aubameyang fue un fichaje extraordinario y es uno de los futbolistas más sobresalientes, incluso de la liga. La última temporada fue el máximo goleador de la Premier con 22 tantos, junto a Sadio Mané y Mohamed Salah. En la actual, lleva 17 tantos en 27 partidos y está a dos de Jamie Vardy, que lidera la tabla. Pero su equipo no lo acompaña. Apenas Leno tiene un nivel similar, abocado a su tarea como arquero, está claro. Con Lacazette hizo una dupla interesante, pero su performance fue menor a la del gabonés. El contrato del delantero vencerá en junio de 2021, y es una incógnita si seguirá en el club o no. Pero por desempeños colectivos como los de hoy, con formaciones que no coincidan con su potencial, será entendible si decide mudarse a donde crea que puede tener más éxito a nivel grupal.

Arsenal todavía puede redireccionar su camino, prestar atención a aquellas piezas que debe reemplazar y trabajar para conformar un plantel donde estrellas como Aubameyang o Leno vean acompañados sus esfuerzos por colegas que estén a la altura de su nivel. Un jóven y capacitado entrenador está al frente de esta reestructuración, con un cierre de temporada exigente por delante, pero que debe tener la posibilidad de trabajar también con la mente puesta en lo que sucederá después de esta liga, cuando pueda reconfigurar a su equipo y así conducir a los Gunners hacia la cima otra vez.

Martín O’Donnell

Bayern Münich ganó en Bremen y es el campeón de la Bundesliga

Salió con todo el ímpetu y las ganas de llevarse el partido para lograr el objetivo soñado. Sabía que dependía de sí mismo, que si bien faltaban tres juegos antes de comenzar su visita a Werder Bremen, una victoria le daba el campeonato y la tranquilidad de terminar lo antes posible con el objetivo tan deseado.

Para Bayern Münich los tres puntos eran algo más que la meta trazada en cada uno de los partidos en que se presenta; los tres puntos eran alcanzar la Bundesliga por octava vez consecutiva, un récord que sólo tiene la Juventus en las Ligas grandes del planeta. Y por eso salió con la decisión de llevarse el partido y el campeonato.

Con el estandarte de Lewandowski en su regreso al equipo tras la suspensión, con la vuelta de Thomas Müller, Coman y Davies, el equipo de Hans-Dieter Flick saliò al campo con la formación de gala. Los titulares, los que construyeron esta campaña asombrosa, llena de victorias, triunfos contundentes y una marcada superioridad a cada uno de los adversarios. Un equipo que se sostiene en el pressing asfixiante, en pararse en el campo contrario, tener los defensores centrales más allá de la mitad de la cancha, el arquero como líbero y la posesión paciente del balón hasta encontrar el agujero para armar la jugada desequilibrante, la maniobra del gol.

El primer tiempo fue cerrado, con dos posturas muy definidas. Porque al ataque permanente de Bayern Münich, el local le opuso una defensa férrea, dura, sistemática. Tuvo una chance a los 12´con una escapada por la banda de Bittencourt, pero no prosperó y no contó con más oportunidades en ese período. Bayerno no fue demoledor, pero si dominante. Contralaba el juego, aunque le costaba perforar la defensa de Wereder Bremen.
Hasta que a los 42’ se abrió el marcador, tras una buena habilitación de Boateng para la entrada en diagonal de Robert Lewandowski y la conversión del polaco para marcar el 0-1 cuando ya terminaba el primer tiempo.

En el complemento el partido mantuvo el mismo libreto. La visita no se conformó con el resultado parcial que lo favorecía. Continuó con la misma postura. Boateng y Alaba parados en el campo local; Pavard casi como un extremo derecho, Davies lo mismo por izquierda. Kimmich y Goretzka en el patrullaje permanente de la zona media hacia adelante. Gnabry, Coman y Müller en el rol de asistidores de Lewandowski, amèn de ser creativos, dinàmicos y ofensivos. Y el arquero Neuer bien adelantado, casi en el rol de líbero, por el cual debió salir dos o tres veces bien lejos de su área para cortar los contraataques del local. El primero lo anticipó con la cabeza, el segundo con dos cortes consecutivos con las piernas. Y por si fuera poco un manotazo para evitar el empate del local luego de un buen cabezazo del japonés Osako, cuando iban 80′ y Werder Bremen se empezó a animar.

El local reaccionó recién en los últimos veinte minutos del partido. Cuando empezó a perder el temor, soltó amarras y decidió ir por el empate. Había aguantado hasta ese momento en su campo y cada vez que quiso salir de contra, se ahogó en la marca y presión a la que lo sometía el bayern Münich. Le costaba mucho elaborar juego al local; intentaba salir desde el fondo con pelota asegurada, pero la perdía rápido y casi siempre en su propio campo. por eso no podía salir del encierro. Recién al final tuvo esa chance de Osako y luego unos diez minutos finales con centros y algún apuro que la defensa visitante supo contener. Para Bayern, un doble enganche de Coman en el área y su remate elevado fueron las posibilidades más claras.

El campeón jugó los últimos minutos en el corner de la derecha de su ataque. Una vez que logró el primero de una serie de varios consecutivos, entretuvo allí el balón hasta forzar otros tres tiros de esquina seguidos. No quería salir, ni arriesgar más de la cuenta. Solo deseaba que el tiempo corriese y poder terminar el partido para gritar Campeón. Los méritos ya los había realizado.


Hernán O’Donnell

Sobre el final, Levante le puso freno al progreso de Sevilla

Una visita al Camilo Cano, el campo del Club de Fútbol La Nucía, que milita en la Tercera División y está situado en la localidad del mismo nombre; tiene una población de poco menos de 20.000 habitantes en la provincia de Alicante y a una distancia de algo más 100 kilómetros de Valencia.

Hasta allí fue el Sevilla, para visitar a Levante, que decidió jugar en ese campo todos su partidos de local que restan para terminar la temporada mientras remodela su estadio. Y con toda la ilusión fue el conjunto andaluz, que dominó el primer tiempo a partir del trabajo elaborado de sus volantes:

Jordan y Banega fueron conductores y socios, para explotar el juego, para buscar a Munir y a Lucas Ocampos por el medio, para asociarse por los costados con las subidas de Jesús Navas o Escudero, o para alimentar a de Jong, incansable en sus movimientos.

Tuvo la más clara oportunidad a los 14′ con un tiro libre de Munir que se estrelló en el travesaño; luego contó con una jugada bien combinada entre Banega, Navas y de Jong que el arquero local Fernández pudo retener. Fue más el conjunto visitante en esos primeros momentos.

Levante progresaba con la dinámica de Campaña y el trabajo en bloque del equipo. Rochina Y Melero se sumaban a la batalla de la mitad de la cancha y Morales buscaba aparecer por sorpresa a las espaldas de los zagueros de Sevilla, Diego Carlos y Koundé. Así tuvo un par de llegadas el local al final del primer tiempo, pero era Sevilla quien había dejado mejor imagen aunque el resultado se mantuviera en blanco al finalizar la primera etapa.

En el complemento la visita se adelantó muy pronto. Apenas comenzado el segundo tiempo, iban solo 20″ y una buena jugada que Munir empleó para habilitar a de Jong y el holandés marcó el 0-1 a los 46′. Un golpe exacto para el arranque, que bien pudo ser más amplio porque a los 52′ Diego Carlos metió un buen cabezazo que hubiera significado el segundo tanto visitante, pero el colegiado no convalidó la acción por un leve empujón previo del defensor sevillista. Y a los 55′, el arquero local le sacó una volea impresionante a Munir.

Así se armó un segundo tiempo con buen ritmo y el partido ganó en intensidad. Aparecieron los cambios para modificar el rumbo. A los 60′ se movió el banco local: Entró J. Miramon por Coke y E. Bardhi por N. Vukcevic. Sevilla produjo enseguida sus modificaciones: A los 62′ Suso reemplazó a Munir El Haddadi, de buen partido; O. Torres entró por el dinámico Ever Banega, y Fernando ingresó por J. Jordan. Triple cambio en la visita.

El equipo granota apeló a las variantes y produjo otro doble cambio: Hernâni por R. Rochina y S. Leon reemplazó a J.L. Morales a los 71′; en Sevilla salió de Jong y los minutos finales entraron en los nervios y la ansiedad por resolver el encuentro. Levante iba por la igualdad y Sevilla se rearmaba por sostener lo que llevaba conquistado. A los 79′ lo tuvo Gonzalo Melero, pero su cabezazo se fue desviado.

Sevilla tuvo su chance a los 82′ pero el remate de Escudero fue contenido por Fernández. Y un minuto después Reguilón ingresó por Lucas Ocampos para reforzar la defensa. Ya cerca del final se arrimó el local. A los 86′ Hernani sorteó a Vaclik pero Koundé evitó la caída de su valla. Y enseguida llegó la igualdad cuando se jugaban 87′, en una jugada que Miramón lanzó el centro, Vaclik rechazó y le pegó en el cuerpo a Diego Carlos para ingresar en la propia valla . El partido quedaba 1 a 1 a poco de terminar. Y lo tuvo incluso Mayoral a los 88′, pero el arquero visitante lo impidió.

En la conferencia de prensa virtual posterior, el DT de Levante, Paco López, trazó un análisis del partido: “Pudimos sumar algo más, pero tenemos que estar satisfechos, jugamos ante un equipo bueno. Hay mucho mérito porque venimos de igualar con Valencia, y ahora con Sevilla”.

“Estuvimos groggys diez minutos después del gol, pero luego mejoramos e hicimos un gran partido ante un equipo que tiene nivel de Champions League”, añadió el entrenador.

“Nos debemos adaptar al campo, y no vamos a poner ninguna excusa; esta va a ser nuestra casa durante los próximos partidos, así que tenemos que saber adaptarnos a este campo” reflexionó con respecto a la localía.

Sevilla fue más en el primer tiempo con los ideales de Lopetegui plasmados en su juego, pero no pudo rematar el partido; Levante mejoró en el final, con más ambición y adelantamiento de líneas llegó al empate y le detuvo la marcha ascendente al equipo andaluz, que perdió dos puntos preciosos en la ilusión de perseguir a Barcelona.


Hernán O’Donnell

Augsburgo ganó un partido clave en Mainz y se aleja del descenso

Los dos estaban con la soga al cuello. Con el fantasma del descenso al acecho. Con el apremio de tener que conseguir la victoria, poder escaparse de la zona de fuego y de paso empujar un poquito más al fondo al rival circunstancial de esta tarde de domingo. Y el Augsburgo sacó una ventaja rápida, a los 40” de juego, cuando de un lateral ofensivo a favor, el rebote le cayó al ecuatoriano Carlos Gruezo quien envió de cabeza la pelota al área y allí Niederlechner giró, realizó una media chilena y adelantó al Augsburgo 0-1 en el nacimiento del partido.

Ese tanto encendió el juego. El local se sintió heriod en su orgullo y fue para adelante. Se paró diez metros más cerca del arco contrario y empezó a apretar con el tandem Quaison y Mateta quienes empujaban a su equipo. El visitante se tranquilizó y propuso un partido de contragolpe. Enseguida el local tuvo su primer cambio obligado:  K. Onisiwo por T. Awoniyi a los 22′, con la preocupación de la lesión del nigeriano y la pérdida de un velocista en ataque. Sin embargo, a los 42′ tuvo una buena oportunidad cuando un remate de Mateta fue rebotado por Luthe y el siguiente tiro también fue desviado por el arquero visitante.

A los 45+3′, Luthe se volvió a lucir cuando sacó por encima del travesaño un cabezazo de Niakhate, certero y peligroso. Así concluyó el primer tiempo, con el ataque del Mainz y el surgimiento de la figura del arquero de la visita.

Para la segunda parte las expectativas eran muy grandes. Los dos debían intentar llevarse la victoria. El fondo de la tabla acorrala y las ilusiones tienen fecha de vencimiento en tres jornadas más. Augsburgo apretó los primeros cinco minutos iniciales de esa segunda parte, pero después se replegó y se mantuvo en pie en el afán de contener el ímpetu de Mainz.

La visita empezó a acumular más gente atrás, y el local atacó con más aventura en su propuesta y la lógica asunción de espacios y riesgos a espaldas de sus defensores. A los 50′ tuvo una linda chance cuando Onisiwo metió un tacazo tras un corner, que el arquero Luthe pude contener. A los 64′ llegó una oportunidad clara para la visita, con el remate de Vargas que se fue muy cerca. Era un aviso de lo que proponía Augsburgo, que en cada contra metía una amenaza.

Entonces el partido cobró intensidad. Aunque el nivel técnico no era el de mayor jerarquía esperable en esta liga, lo cierto es que ambos mantenían su vocación de pensar en el arco de enfrente. Los cambios, como suceden en esta época de tantas variantes, descompusieron más el partido, que entró en la vorágine del pelotazo y el centro como principal argumento.

El local tuvo la última posibilidad a los 83′ con un disparo de Mateta que se fue afuera. Allí se diluyeron sus chances. Y chocó con la impotencia de perder un partido clave de local.

Cuando el árbitro Marco Fritz se acercó a Luthe para pedirle el balón y dar por terminado el partido, el arquero visitante primero no entendía que sancionaba el juez, por qué le pedía el balón. Cuando se lo dio en mano y entendió que daba por finalizado el encuentro su reacción espontánea fue la de darle un abrazo al colegiado, tal como hizo el jugador de rugby de Los Pumas, Felipe Contepomi tras un esforzadísimo triunfo ante Irlanda en 1999. Ese abrazo y este abrazo del arquero de Augsburgo reflejan el alivio de un triunfo duro y sacrificado. Es el símbolo de la victoria de Augsburgo que ganó más que tres puntos ante Mainz. Es el alivio de saber que por un año más está casi, casi, prevista la continuidad en la élite del fútbol alemán.


Hernán O’Donnell