Bayern Münich brindó una exhibición y es un firme candidato en la Champions League

Fue una cátedra de fútbol. Una aplanadora, sostenida en la idea de juego de su entrenador, Julian Nagelsmann, un creativo y revolucionario del fútbol, que hace de sus equipos escuadras temibles, agresivas, contundentes. Este novel entrenador, que ya tiene un currículum destacado, que la frustración de dejar el fútbol joven no bloqueó sus proyectos ni ilusiones, sino que le dio forma a una nueva carrera, la de director técnico. Y comenzó en Hoffenheim, luego tuvo una gran etapa en RB Leipzig y de ese gran equipo que formó llegó la convocatoria para la institución más poderosa de Alemania. Bayern Münich tiene un poderío propio y una tradición histórica, pero con este entrenador, le ha agregado un carácter más eficaz y rudo. El técnico ideal para la idiosincracia del club. Y ante Dínamo de Kiev, por la segunda fecha del Grupo “E”, el equipo alemán fue una tromba que aplastó de principio a fin a su adversario.

Con su clásico esquema de línea de cuatro, Süle, Upamecano, Hernández y el canadiense Davies, respaldados por el doble pivot, Kimmich y Goretzka, tres media puntas, Thomas Müller, Sané y Gnabry, y el polaco Lewandowski en ataque, siempre con Manuel Neuer en la valla, Bayern Münich fue demasiado para el equipo ucraniano.

A los 11′ abrió el marcador a través de un penal que convirtió Robert Lewandowski, por una mano de Sydorchuk. El partido se puso 1-0 y casi que quedó sentenciado. porque fue ostensible el dominio local. Atropellaba con Davies, presionaba con los dos volantes centrales, desbordaba con Gnabry…Dínamo era un conjunto de voluntades, con Sydorchuk en el medio, con la misión de apagar incendios, como un bombero atorado de dificultades.

A los 26′ amplió Lewandowski con un remate fuerte, en una entrada franca y libre por derecha. Y Sané tuvo un remate en el palo, a los 35′, que bien pudo terminar en festejo.

Dínamo presentó dos variantes para arrancar el complemento; 45′ T. Kedziora ingresó por O. Tymchyk y V. Shepelev reemplazó a M. Shaparenko.

Pero poco pudo hacer. A los 68′ Gnabry marcó el tercero, con un soberbio remate que se metió en el ángulo superior izquierdo del arquero Bushchan. 3-0 para el local. Y dos variantes que ampliaron las virtudes del equipo de Nagelsmann. J. Musiala entró en lugar de Gnabry y Benjamin Pavard ingresó por A. Davies, aunque el francés fue al lateral derecho y Süle ocupó el lateral izquierdo por el canadiense. En la visita, a los 69′, V. Supriaha entró por D. Garmash y O. Karavayev lo hizo en lugar de V. Tsygankov.

Pero quedaba más para ver en la fiesta de Alemania. A los 73′ Sané sacó un soberbio disparo desde la izquierda, lo que parecía que podía ser un centro fue un disparo con efecto y bien dirigido al arco, que se metió por el segundo palo y señaló el 4-0 para Bayern Münich.

Cuando iban 77′, llegaron los últimos tres cambios del local; E. Choupo-Moting entró por Robert Lewandowski, B. Sarr lo hizo por Leroy Sane y el austríaco M. Sabitzer reemplazó a L. Goretzka.

El dominio local era total, pero hubo tiempo para ver una jugada hermosa, que de una aparente complicación se terminó con un golazo. Pavard se vio apurado y jugó con Neuer; este abrió a la derecha para la subida de Sarr. Se fue por derecha y combinó con Pavard, quien sacó un centro medido y de cabeza Choupo-Moting puso el 5-0 para Bayern Münich.

Fue el final de una noche brillante, de fútbol total y de consolidación de una certeza: el Bayern Münich de Julian Nagelsmann es un gran candidato en esta Champions League.

Hernán O’Donnell

Palmeiras fue práctico, eficaz y contundente, para llegar a la final de América

Todo un partido de Copa CONMEBOL Libertadores de América. Con todos los condimentos, con sus virtudes y sus defectos. Con lo adorable y aquello que aún produce cierto escozor. Atlético Mineiro salió a jugar con el apoyo de su gente y el ímpetu que también había mostrado en Sao paulo, cuando visitó a Palmeiras en la semifinal de ida. Y en la vuelta, el libreto fue similar. Un equipo que intentaba atacar a partir de las combinaciones de Ignacio Fernández, Matías Zaracho, Allan y la capacidad de ataque de Hulk y el chileno Eduardo Vargas. Sin embargo, su primera llegada fue fruto del error rival y no de la elaboración propia. Iban 13′ cuando Luan ejecutó sin precisión un tiro libre, quiso cambiar de frente y sacó un pelotazo que Eduardo Vargas paró con el pecho y se llevó de cara al arco rival. Demoró el pase a Hulk y cuando lo realizó, la salida veloz del arquero Weverton evitó la caída de la valla visitante.

Palmeiras se acomodó en el campo cuando Raphael Veiga entró en contacto con la pelota. Hábil, veloz y dinámico, comenzó a mostrarse al promediar la etapa y de esa manera le dio un descanso a Rony, quien hasta ese momento era el receptor permanente de todos y cada uno de los pelotazos para que el equipo paulista saliera desde el fondo. Veiga le dio otra dinámica, buscó el juego asociado y liberó a su compañero. A los 25′ tuvo su mejor oportunidad: pelotazo largo de Weverton, el lateral Mariano falló en el cierre y el disparo del delantero de Palmeiras se fue muy cerca del poste izquierdo de Everson.

El encuentro no tuvo más situaciones claras hasta el cierre de la etapa cuando Ignacio Fernández sacó un disparo alto y preciso que el arquero de Palmeiras desvió al corner de un manotazo.

En el segundo tiempo el comienzo fue frenético; primero lo tuvo Atlético Mineiro, que avisó a los 47′ con un tremendo remate de Hulk que Weverton desvió al tiro de esquina. Apretó el acelerador y acorraló a su rival, pero respondió Palmeiras con un contra ataque feroz de Rony, a los 48′.

Iban 61′ de juego cuando Mariano habilitó a la derecha a Jair, este sacó un centro bien cerrado y Eduardo Vargas metió un cabezazo tremendo, dentro del área chica, para marcar el 1 a 0 a favor de Atlético Mineiro.

El estadio entró en ebullición. Mineiro sintió que el partido estaba en sus dominios y buscó liquidarlo. Se mantuvo adelante en las líneas, presionó al conjunto paulista y en esos minutos que siguieron, el desarrollo fue en el campo visitante. A los 55′ Vargas entró solo por izquierda y ante una magnífica posibilidad sacó un disparo desviado. El local parecía una tromba que definiría el pleito. Pero, de a poco, la visita se animó.

Se soltó con cautela, con mucha precaución. Como si no quisiera dar un paso en falso que lo liquidara de la serie. Y cuando halló el momento justo, dio el zarpazo. Avisó a los 61′ con una entrada libre de Rony que el arquero local tapó con ubicuidad.

A los 66′ de juego Gabriel Verón ingresó por Rony en el primer cambio de Palmeiras. Lo que parecía una perdida importante para el visitante, por el rol que había ocupado Rony en la primera parte, terminó por ser una medida positiva, porque el recién ingresado enseguida se escapó por la banda izquierda, le ganó la posición a su marcador y lanzó un centro rasante que Dudú, de atropellada, metió en el arco para poner el partido 1-1, a los 67′.

Muy pronto llegaron las ventanas de los cambios. A los 75′ Gabriel Menino reemplazó a Marcos Rocha, en Palmeiras, a los 76′ Hulk metió un fuerte tiro libre que Weverton sacó al corner y a los 77′, el venezolano Savarino ingresó por Jair en el equipo local.

El Atlético Mineiro quemó las naves, con más empuje que fútbol, pero con mucha vocación por querer torcer el destino. Se le hizo difícil, porque Palmeiras cerró los caminos. Y cuando pudo, metió la heladera de los cambios. A los 81′, armó de modo definitivo, la fortaleza: Ze Rafael ingresó por Dudu y Wesley Ribeiro entró en reemplazo de Raphael Veiga. Salían, Dudú y Veiga, dos hombres de ataque y creatividad en la visita, para reforzar la contención con dos volantes en la mitad de la cancha.

Atlético Mineiro buscó forzar y a los 83′ metió un delantero, Eduardo Sasha en reemplazo del volante Matías Zaracho. Pero el equipo se repetía en el esquema de abrir a la derecha para Mariano, sacar el centro y buscar el cabezazo de Hulk, que siempre encontraba una cantidad importante de camisetas verdes que lo rodeaban. O iba Arana por izquierda, y la situación se repetía. Porque siempre surgía Gustavo Gómez, o Piquerez, o renan, o Felipe Melo, que se desdobló en el esfuerzo.

El local, a los 89′, apeló a las dos últimas modificaciones para torcer el destino; T. Tchê ingresó por Allan y Rever reemplazó al volante argentino, Ignacio Fernández. Pero no alcanzó. La situación no varió. Siempre chocó con la pared verde.

Palmeiras supo hacer su negocio. Jugó con cautela, con precaución, fue práctico y aprovechó a fondo su momento. Y otra vez llega a la final da la vieja y querida Libertadores.

Hernán O’Donnell

Arsenal fue un canto al sacrificio y logró un valioso triunfo

En la previa, era un partido muy difícil. Complicado. Ante un rival que tiene buenos jugadores, un técnico con mucho tiempo de trabajo y un funcionario aceitado. Era una parada brava, y para la “cátedra”, Arsenal la tenía muy difícil ante Lanús. Es más, el equipo de Luis Zubeldía era el favorito, por antecedentes y por actualidad. Pero el fútbol es dinámico, impredecible y cambiante. Lo que hoy parece una cosa, mañana no lo es. Y Arsenal, con un esquema aplicado, concreto y perseverante, logró dominar el partido y vencer a Lanús en una de las grandes sorpresas de la fecha.

Israel Damonte hizo un planteo simple, pero efectivo y con una variante táctica muy interesante. Propuso un esquema que Arsenal había planteado en varias oportunidades; línea de cuatro, un volante por delante, tres hombres más avanzado y dos delanteros. Así, con el respaldo del arquero Alejandro Medina, por delante estuvieron Gastón Benavídez, Gustavo Goñi, Gastón Suso y Emiliano Papa. Como volante central, Dardo Miloc, de caracterías tias más vincualdas al juego y la distribución que al quite; delante de él, Leonel Picco, un “5” recuperador pero que muchas veces lo ponen adelantado. A su derecha, el zurdo Nicolás Castro. Y por izquierda, Facundo Kruspzky. Como delanteros, Nicolás Mazzola y Bruno Sepúlveda.

Las variantes le dieron resultado, porque Arsenal tomó el control del partido desde el inicio. Al minuto tuvo un corner a favor que Picco cabeceó apenas desviado. A los 6′ Sepúlveda sacó un remate que se fue alto. El equipo de Sarandí mostraba sus armas y atacaba a un Lanús que planteó un esquema con Lucas Acosta en la valla, cuatro defensores, Brian Aguirre, Guillermo Burdisso, Diego Braghieri y Alexandro Bernabei. El paraguayo Morel por delante, a su derecha o adelante, dependiera de las circunstancias, Tomás Belmonte, más abierto Angel González, a la izquierda Lautaro Acosta y dos delanteros: “Pepe” Sand y José López. El “Granate” trató de llegar con juego asociado, trianngulaciones por los costados y centros a la potencia de sus hombres de ataque.

A los 13′ tuvo una chance con un buen disparo de José López que detuvo muy bien Alejandro Medina. Y después hubo poco fútbol, bastante lucha y escasas llegadas a los arcos.

En el complemento se abrió enseguida el marcador y se desarrolló otro partido. Más vibrante y con mayor intensidad en el juego. Iban 48′ cuando se equivocó la defensa visitante; Guillermo Burdisso tocó hacia atrás para su arquero Lucas Acosta, pero la recepción fue defectuosa, con un rebote un poco largo, Nicolás Mazzola estaba muy atento, capturó el balón y cedió al medio para que Bruno Sepúlveda pusiera el 1-0 para Arsenal.

No se habían acomodado para el segundo tiempo y el local ya se ponía en ventaja. Y a los 58′ volvió a avisar con una buena jugada de Kruspzky, quien enganchó dentro del área y sacó un remate que se fue desviado.

Luis Zubeldía decidió meter mano en el equipo y realizó cuatro cambios juntos; a los 64′ Ignacio Malcorra ingresó por Lautaro Acosta; Pedro de la Vega reemplazó a José López. También Matías Esquivel ingresó en lugar de Tomás Belmonte y Morgantini entró en reemplazo de Brian Aguirre. Pero no se movió demasiado el desarrollo del juego. Lanús se adelantó un poco por la inercia de la búsqueda del resultado y Arsenal se atrasó unos metros para aprovechar mejor los espacios, pero no tuvieron gran influencia los cambios. De hecho, pronto surgió otra llegada local, con un remate de Kruspzky, a los 67′, que salió alto.

Pero era lógico que Lanús empezara a llegar hasta el área local. Por este del empuje, y de las obligaciones de buscar la paridad. A los 71′ tuvo una oportunidad con un doble cabezazo en el área rival, el último de Guillermo Burdisso, que se fue, de modo leve, por arriba del travesaño.

A los 72′ llegó la primera variante en el local, que no solo se refirió al cambio sino a un acomodamiento de posiciones. Julián Navas ingresó por Kruspzky, pero ocupó el lugar de Benavídez; este se adelantó por derecha, a la posición que había ocupado hasta entonces Nicolás Castro, quien se movió a la izquierda, donde había jugado Kruspzky, en definitiva, el lugar natural de “Nico” Castro.

Insistió Lanús, y a los 77′ “Pepe” Sand sacó un buen tiro, tras una media vuelta, que salió arriba del travesaño. Era un final electrizante y Arsenal se empezó a acomodar para jugar con inteligencia los minutos finales. A los 82′ Valentín Larralde ingresó en lugar de Bruno Sepúlveda. Quedó libre delante de la línea de volantes, mientras Mazzola se posicionó como centro delantero.

Zubeldía jugó su última carta a los 86′, con el ingreso de Agustín Rodríguez por Angel González. Pero no le encontraba solución a la imposibilidad de generar ataques profundos, mientras Arsenal volvía a avisar, con una jugada en la que Larralde combinó con “Nico” Castro, este cedió a Benavídez, el lateral enganchó en el área y sacó un gran tiro que controló muy bien Lucas Acosta.

Quedaba tiempo para la angustia final y los seis minutos adicionados. A los 90′ Juan Andrada reemplazó a Leonel Picco, en el tercer y último cambio del local. Y la visita tuvo una última oportunidad a los 90+4′ cuando “Pepo” de la Vega metió un gran cabezazo que Medina atrapó con un espectacular vuelo.

Fue el cierre y la locura. El grito eufórico y el abrazo apretado de los jugadores de Arsenal, titulares y suplentes, todos juntos, pues habían conquistado una victoria ante Lanús en la que pocos creía, pero que ellos construyeron a base de un esquema aplicado, una contracción al esfuerzo, y un sacrificio permanente durante todo el partido.

Hernán O’Donnell

“Es el equipo del traductor”

El grito fuerte, unánime y feliz de los jugadores de Godoy Cruz de Mendoza no hacía más que reconocer a un hombre que llegó en silencio, sin resonancia, con el único antecedente conocido de haber trabajado con Marcelo Bielsa, primero como traductor y luego como entrenador ayudante. Un hombre que comenzó su carrera futbolística en las ligas regionales de Córdoba, y allí jugó hasta los 30 años, pero que un tiempo antes ya tenía decidido ser entrenador profesional de fútbol. Dejó la actividad de jugador y enseguida viajó a Europa para aprender francés e inglés. Cuando estaba en Francia llegó Marcelo Bielsa al Marsella y luego, cuando estuvo en Lille, Flores, a través de un contacto pudo relacionarse con él.

El tiempo lo convirtió en ayudante del rosarino, y hoy es el técnico de un Godoy Cruz que avanzó a cuartos de final de la Copa Argentina, tras vencer a Racing por 5-4 en los penales, en un partido electrizante que había finalizado 3-3. Y en la tanda de los penales también fue tensionante la pardad, porque recién al final, en la última ejecución, apareció el paraguayo Juan Espínola, arquero del equipo mendocino, para atajar el disparo de Copetti y sellar el 5-4 final.

Pero antes hubo un partido, que tuvo un comienzo muy atractivo del “equipo del Traductor”. Porque Godoy Cruz presentó un esquema ágil, eficiente, dominante. El equipo se paró con una línea de cuatro con Elías López, Gianluca Ferrari, Leonel González y Ian escobar. Dos contenciones, Leyes y Guillermo Pereira, tres hombres de creación y velocidad como Lomónaco., Bullaude y Burgoa, y de centro delantero, Badaloni.

Racing soportó un vendaval inesperado, con problemas desde el inicio, porque a los 8′ se lesionó Matías Rojas y debió ser reemplazado por Chancalay. Enseguida llegó el contra ataque de Godoy Cruz, tras cortar un pase de Aníbal Moreno, Leonel González se proyectó por su banda, combinó con Lomónaco, llegó el centro y Bullaude tocó suave para marcar el 1-0 para el equipo cuyano cuando iban 12′.

Y aún no se habían despertado de ese golpe, que llegó una segunda cachetada: a los 15′ Burgoa tomó el balón en la banda izquierda, tras una pelota presionada sobre Cvitanich, enganchó hacia adentro ante la marca de Cáceres, Fabricio Domínguez tampoco lo pudo controlar y cuando encontró el espacio, sacó un remate combado que se metió en el ángulo de Gabriel Arias y Godoy Cruz se adelantó por 2-0.

Racing estaba aturdido y sin reacción. Lentos atrás, Cáceres, Sigali, Nery Domínguez, solo el lateral Eugenio Mena se proyectaba con determinación. En el medio, Aníbal Moreno. Más adelante, Fabricio Domínguez, “Licha” López y el ingresado Chancalay, y en el ataque, Enzo Copetti y Darío Cvitanich. Pero el equipo no salía de su encierro ni lograba presionar arriba.

Para Racing era difícil controlar la rapidez con que se movía su rival. Y cuando llegaba a posiciones ofensivas, se veía ahogado, sin espacios para lastimar. El equipo de Mendoza se sentía cómodo y los cuatro hombres de ataque generaban peligro en cada movimiento. A los 40′ tuvo una chance clara con un tiro libre de Lomónaco que desvió Gabriel Arias con acierto. Era un sacudón más, pero la “Academia” sobre el cierre del primer tiempo renovó la esperanza. Fue a los 43′ cuando el lateral chileno Eugenio Mena se lanzó por la banda izquierda, levantó la mirada y sacó un centro preciso que Lisandro López convirtió de cabeza para achicar el score a 2-1 a favor de los mendocinos.

En el complemento, Claudio Ubeda, entrenador de Racing, decidió presentar una segunda variante: Carlos Alcaraz ingresó en lugar de Juan Cáceres. El conjunto de Avellaneda intentó ser más profundo, de adelantar líneas. Diego Flores, a su vez, determinó dos modificaciones cuando iban 56′ de juego: Martín Ojeda reemplazó a V. Burgoa y G. Abrego ingresó en reemplazo de G. Pereira. A los 60′ llegó un tercer cambio en Godoy Cruz; Nelson Acevedo reemplazó a Leyes.

Y en eso estaban, en el momento en que los equipos empiezan a acomodarse a las variantes, cuando Racing llegó a la igualdad, a los 61′ con un cabezazo de Copetti, quien había recibido un centro desde la derecha.

El partido se hizo más equilibrado, porque la “Academia” creció en el rendimiento. Y se paró un poco más adelante, en la zona donde se gana el control del juego, el centro del campo. Insistió Racing, mientras a los 69′ Maxi Lovera reemplazó a Lisandro López. A los pocos minutos, Godoy Cruz cerró sus variantes: M. Ramirez entró por S. Lomonaco y C. Colman reemplazó a Badaloni, cuando iban 72′ de juego.

Parecía que el empate quedaba encaminado, sin embargo al encuentro le restaban más emociones. A los 77′ Ramírez enganchó desde la banda izquierda hacia adentro, y cuando se vio listo sacó un disparo bombeado y fuerte que se metió junto al palo izquierdo de Gabriel Arias, para poner el 3 a 2 a favor de Godoy Cruz.

Claudio Ubeda se jugó una última carta. A los 85′ decidió sacar a Darío Cvitanich y poner en su lugar a Javier Correa. Y el tiempo le dio la razón, porque a los 89′ Maxi Lovera ejecutó con maestría un tiro libre, puso el balón en el corazón del área y Correa metió un tremendo cabezazo para sellar el definitivo 3-3.

Llegó entonces el momento de definir por ejecución de remates desde el punto del penal. Y fueron pateados todos de muy buena manera; todos fuertes, algunos a colocar, otros con buena altura, otros al medio. González abrió el marcador para Godoy Cruz, igualó Maxi Lovera y siguieron Ojeda, Fabricio Domínguez; Acevedo y Chancalay; Ramírez y Alcaraz. El partido estaba 4-4, sin errores. En la última serie, el quinto penal de Godoy Cruz lo convirtió Bullaude. 5 a 4. Y Espínola atajó el de Enzo Copetti.

Ahí se desató la euforia y la alegría. Y el canto promisorio “Borombombón, borombombón, es el equipo, del traductor…” Godoy Cruz sueña, como alguna vez soñó su joven entrenador.

Hernán O’Donnell

La CONMEBOL Libertadores busca a sus finalistas; Palmeiras y Atlético Mineiro, dejaron todo abierto

La Copa CONMEBOL Libertadores 2021 entra en su etapa de definiciones. Parece raro, extraño, porque le habíamos perdido el rumbo luego de los partidos de cuartos de final, que quedaron allá lejos en el tiempo, hace más de un mes, cuando a mediados de Agosto los equipos argentinos que hasta allí habían llegado, se quedaron en el camino. River, ante Atlético Mineiro, como en octavos le pasó ante el mismo rival a Boca Juniors, y también en esa primera fase de play off se quedaron afuera Vélez, Argentinos Juniors, Defensa y Justicia…Pero el fútbol sigue y la vieja y querida Copa continuó, esta vez con el primer choque de ida de las semifinales: Palmeiras frente a Atlético Mineiro, en el Allianz Parque. Un choque interesantísimo para vivir la fase decisiva.

Dos equipos potentes, equilibrados, con figuras relevantes. Gustavo Gómez, Luan, Felipe Melo, Rony, Raphael Veiga, Luiz Adriano, Dudú, en Palmeiras. Y en la visita, los argentinos Ignacio González y Matías Zaracho, más el paraguayo Junior Alonso, Jair, Allan, Hulk y el español Diego Costa.

Una constelación de estrellas que en el primer tiempo no pudieron iluminar el cielo de Sao Paulo. Porque resultó híbrido el partido, con pocas llegadas, pocas alternativas y la más clara, la posibilidad más factible, llegó sobre el cierre con un penal a favor de Atlético Mineiro por una falta de Gustavo Gómez sobre Hulk en el área. Pero el disparo de Hulk, a los 41′ pegó en el poste izquierdo de Weverton, el arquero local que se había jugado al otro lado, dejó las cosas con el marcador cerrado, aunque la visita merecía un poquito más.

Antes de ese momento, el primer período dejó pocas cosas para resaltar. El cruce de Felipe Melo a Hulk, a los 7′, que produjo un diálogo “picante” entre ambos, el tiro que ejecutó el delantero visitante que no prosperó, más una llegada del lateral Arana, también de Mineiro, a los 13′ con un remate que se fue un poco abierto, la respuesta de Rony a los 23′ con un tiro desviado en la posibilidad más diáfana del local, y el final con esa chance desde los once metros que la visita no pudo usufructuar.

Un primer tiempo equilibrado, parejo y en el que Mineiro fue un poco más incisivo, pero sin dejar una estela de fútbol ni tampoco deslumbrar con su juego.

El complemento fue tan flojo como el primer capítulo. Casi sin llegadas, con un juego enredado y poco claro, la visita insinuó un poco más. pero no mucho más.

Tampoco fueron productivas las ventanas de las modificaciones. A los 54′ Keno reemplazó a Diego Costa en Atlético Mineiro, quien nunca pudo asociarse con Hulk. En tanto, Palmeiras tuvo sus primeras variantes a los 63′ cuando Deyverson ingresò en reemplazo de Luiz Adriano y W. Ribeiro reemplazó a Dudu.

A los 68′ Danilo entró por el volante local Felipe Melo, y a los 74′ el delantero chileno, Eduardo Vargas reemplazó al argentino Matías Zaracho, en el elenco visitante. Y a los 85′ se vino una catarata de cambios; P.de Paula ingresó en lugar de Ze Rafael y G. Veron entró en la ubicación de Rony, en Palmeiras mientras que en la visita, Nathan ingresó por el volante Ignacio Fernández y E. Sasha reemplazó a Hulk, quien había tenido un potente tiro libre, en la expresión más clara del segundo tiempo.

No hubo casi nada más para destacar. Apenas la igualdad y la incógnita de que va a suceder en el futuro. Una serie que quedó en cero y que está abierta de par en par.

Hernán O’Donnell

Primero hay que saber sufrir, después ganar, después partir…

Como el tango “Naranjo en Flor”, Argentina en esta serie de Play Off de Reclasificación del Grupo Mundial I ante Bielorrusia por la Copa Davis by Rakuten, fue una expresión de la famosa canción de Homero y Virgilio Expósito, y que el “Polaco” Goyeneche interpreta hasta erizar la piel. “Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir…” la Selección Argentina de Tenis fue eso. Un sufrimiento enorme por la derrota inesperada de Diego Schwartzman ante Daniil Ostapenkov. Luego, la actuación de Guido Pella que acomodó un poco las cosas, en un sábado de miradas desconcertantes y búsqueda de explicaciones de lo tal vez inexplicable.

Y el domingo también supo, primero sufrir, después ganar y luego partir, a seguir la vida trashumante de los tenistas, que los encuentra en cualquier lugar del mundo. Pero no fue un domingo cualquiera, porque con el nuevo formato de la Davis, aún en esta fase más baja que la Final que se juega como un Mundial de Fútbol, aún con estas reminiscencias de la vieja y añorada Copa, el esquema de jugar en dos días dejó toda la expectativa para la jornada final, pues todo queda por resolverse en ella. Y la Argentina y Bielorrusia llegaron al siempre importante punto de dobles con una igualdad que los colocaba con cierta expectativa. El equipo local ya tenía previsto jugar con Horacio Zeballos y Máximo González; Bielorrusia decidió poner a los dos singlistas, que de hecho ya habían pasado por la prueba de fuego del día inicial. Así, con la desfachatez de Daniil Ostapenkov y la juventud de Erik Ariutunian salió a pelearle el match a la Argentina. Y hubo que sufrir, como dice el tango, vaya si hubo que sudar.

Porque el primer set fue para la visita. Arrancó con el saque Zeballos, lo siguio Ostapenkov, luego González y por último Ariutunian. Todos conservaron y fue 2-2 la primera ronda de servicios. Lo mismo pasó en la segunda ronda, aunque la Argentina tuvo 3 break points en el octavo game que no pudo usufructuar. El match quedó 4-4. Sacó Zeballos, de buen partido, y puso el 5-4. Ostapenkov, con un servicio fortísimo, 5-5. Falló “Machi”, de juego deslucido en el primer set y quebraron los bielorrusos. 5-6. Sostuvo Ariutunian y el set fue para la visita, 5-7.

El segundo parcial fue igual en el inicio; la misma ronda de sacadores y el 2-2 parcial; luego, Zeballos puso el 3-2 para la Argentina, quebraron a Ostapenkov, 4-2; González, que creció en el juego y en la confianza, puso con su saque el 5-2 y quebraron el servicio de Ariutunian para llegar al 6-2.

Y la tercera manga fue similar; defendieron su saque Zeballos, Ostapenkov y González: 2-1 para la Argentina. Quebraron a Ariutunian, 3-1. Sacó bien Zeballos, 4-1. Ostapenkov con su servicio achicó a 4-2. González amplió a 5-2 y quebraron el saque de Ariutuinian para sellar el 6-2 del tercer y último set.

Argentina inclinaba el marcador en el tercer partido para adelantarse por 2-1 ante Bielorrusia.

Y llegó el momento de Diego Schwatrzman. El esperado instante del desquite, de sacudirse los fantasmas y reencontrarse con la gente. Enfrente, Alexander Zgirovsky. Un partido casi sin análisis ni equivalencias: 6-1 y 6-2 para poner el cuarto punto a favor de la Argentina. La serie quedaba terminada con el 3-1, aunque quedaba un partido por jugar.

“La gente te trata muy mal, cuando perdés un partido de tenis, y a veces eso es muy duro”, dijo el “Peque” al borde de las lágrimas en una entrevista para el canal TyC Sports que se reprodujo en los altavoces del Buenos Aires Lawn Tennis Club. “El tenis tiene eso, que vas y venís, perdés y ganás, y por eso les quiero agradecer a todos los que vinieron por el apoyo en los dos días. lo mío el sábado fue malo, no contagié mucho, pero hoy había que salir adelante. Se que puedo jugar mucho mejor, pero lo importante era ganar y sacarme la mala sangre de ayer”.

“Es espectacular representar al país. Tenemos un buen equipo, nos llevamos muy bien, venimos con muchas ganas de jugar. Y también le quiero agradecer a Fede Delbonis, al “Yaca” (Leo Mayer) y todos los jugadores argentinos que ayer me escribieron para darme aliento”, cerró en el court central.

Después fue el turno de la presentación de Federico Coria, quien derrotó por 6-3 y 6-1 a Daniil Ostapenkov. Y también lo embargó la emoción: “Gracias por quedarse, aunque ya habíamos ganado la serie. Este es el día más especial de mi carrera y de mi vida. Se lo quiero dedicar al más grande de todos, a Guillermo Vilas. Gracias a él, mi papá, es profesor de tenis. Gracias a él, mi ídolo se llama Guillermo. Gracias a él, hoy puedo tener el día más especial de mi vida en su cancha. Le quiero agradecer de corazón. Voy a seguir luchando por mis sueños”, afirmó también embargado por las emociones.

Fue como el tango. La Argentina supo sufrir, después gozar…y después partir, a buscar nuevos horizontes, nuevos desafíos, y a soñar con Marzo de 2022, cuando la famosa Copa Davis nos vuelva a llamar al corazón.

Hernán O’Donnell

Platense y Argentinos se respetaron en exceso y el empate fue gris como la tarde

Un clásico con un poquito de público, los famosos allegados y gente del fútbol. Un clima de clásico, con la postura bien definida de los dos equipos, el libreto conocido y el que imaginábamos se iba a cumplir en el desarrollo de Platense vs Argentinos Juniors en el Estadio “Ciudad de Vicente López”. Argentinos Juniors con un poco más de iniciativa, el arquero Federico Lanzillotta en reemplazo de Lucas Cháves, la línea de tres centrales, Kevin Mac Allister, Miguel Torrén y Carlos Quintana, por delante una línea de cuatro con Matías Romero, Franco Moyano, Gabriel Florentín y Elías Gómez, por delante de ellos Gabriel Hauche y dos delanteros por le medio que jugaban mano a mano con los dos centrales de Platense: Mateo Coronel y Nicolás Reniero.

El equipo local planteó dos líneas de cuatro. Al arco, Luis Ojeda, que parece adueñarse del puesto. Augusto Schott, cada vez más firme y consolidado, Nahuel Iribarren, Luciano Recalde y Facundo Cardozo. Adelante de ellos, Franco Baldassarra, Iván Gómez, Hernán Lamberti y Nicolás Bertolo. Y Facundo Curuchet y Brian Mansilla como hombres de ataque.

Se respetaron mucho. Jugaron con cautela, midieron cada paso y no arriesgaron más de lo imprescindible. Argentinos intentó con remates desde afuera, más allá de la buena elaboración de juego. Platense fue más profundo en los ataques del primer tiempo, pero siempre se apoyó en el esquema de esperar, neutralizar y salir rápido de contragolpe.

A los 13′ llegó la primera posibilidad, con un disparo de Gabriel Florentín desde afuera del área que se fue apenas alto. Respondió el “Calamar” a los 20′ con una maniobra de Curuchet, donde pareció haber sido tocado en el área por Torrén, pero Silvio Trucco, el árbitro del partido, no consideró que hubiera habido falta. Y a los 30′ Platense volvió a disponer de una oportunidad, cuando Florentín se demoró en la salida, perdió el balón ante la presión de Franco Baldassarra, el balón le quedó a Facundo Curuchet y su disparo se fue apenas arriba del travesaño. Volvió a llegar Platense, con un desborde de Brian mansilla por izquierda, el centro pasado y el tiro de Augusto Schott fue ontrolado por Lanzillotta, el arquero visitante.

El primer tiempo se cerró con un tiro de Gabriel Florentín, también de afuera del área, en otro intento de lejos del equipo de La Paternal.

El segundo tiempo comenzó con el mismo argumento; Argentinos un poco más adelantado, pero sin lograr profundidad. A los 48′ Gabriel Hauche volvió a intentar desde afuera y Luis Ojeda la tapó con rebote, que Iribarren mandó al corner. De ese tiro de esquina, Matías Romero metió un cabezazo que se fue afuera.

La respuesta local llegó con otro ataque. Iban 51′ cuando Brian Mansilla tiró un buen taco por derecha, dejó bien posicionado a Baldassarra, y el remate del volante fue atajado por el arquero Lanzillotta. Y enseguida llegaron las ventanas de los cambios; a los 58′ Horacio Tijanovich ingresó por Nicolás Bertolo. A los 62′ abrió la ventana de cambios visitantes el entrenador Gabriel Milito; así, Gabriel Carabajal reemplazó a Mateo Coronel, y Javier Cabrera entró en lugar de Matías Romero. El equipo de La Paternal varió el esquema y se paró con un 3-4-2-1 bien definido; los tres zagueros, Cabrera, Moyano, Florentín y Elías Gómez; luego, como interiores adelantados, Gabriel Hauche y Gabriel Carabajal, y Nicolás Reniero de centrodelantero definido.

Leonardo Carol Madelón realizó otra variante en el local a los 67′: Matías Tissera ingresó en la posición de Facundo Curuchet. Siguieron las modificaciones y a los 70′ Diego Sosa reemplazó a Gabriel Hauche. El partido había entrado en un bache, donde todo se dirimía en la mitad de la cancha y poco, muy poco, pasaba en las áreas.Iban 79′ cuando llegaron más modificaciones en el equipo de Saavedra; Julián Marcioni entró por Franco Baldassarra y Florián Monzón ingresó en lugar de Brian Mansilla.

Algunas emociones aparecieron al final. A los 80′ Franco Moyano probó desde afuera y Luis Ojeda atrapó la pelota en dos tiempos; a los 82′ pareció que hubo un toque de Torrén sobre Tissera, pero Silvio Trucco entendió que hubo simulación y amonestó al delantero local. A los 84′ Diego Sosa tomó un rebote en el área chica, sacó un disparo violento y Luis Ojeda tapó el tiro con el pecho. Y cuando todo terminaba, a los 90+1′, Florián Monzón sacó un fuerte disparo que el arquero desvió al corner.

Así se cerró la tarde gris en Vicente López. Con un empate lógico entre Platense y Argentinos Juniors, porque ambos se respetaron, se cuidaron y tuvieron la cautela que siempre domina a los clásicos del fútbol argentino.

Hernán O’Donnell

Daniil Ostapenkov dio la sorpresa y la serie está igualada

“De un lado de la red hubo un jugador que hizo todo mal, y del otro lado, uno que hizo todo bien”. Aún con la amargura de la inesperada derrota, Diego Schwartzman tuvo tiempo de hacer un análisis del partido que abrió la serie por los Play Off de Reclasificación del Grupo Mundial I de la Copa Davis by Rakuten, ante el joven bielorruso, Daniil Ostapenkov, quien dio la nota de la jornada, del fin de semana y quizás de las más trascendentes que le tocó sufrir al equipo argentino, porque el tenista europeo aún no tiene ranking de ATP, es su segunda serie en la que participa, y no estaba en los planes de nadie que pudiera ganar el partido.

Sin embargo se hizo del primer juego para Bielorrusia, tras ganar por 6-4 y 6-3, en un partido en el que prevaleció de principio a fin. Aceitó su juego con muy buenos golpes de fondo, un saque fortísimo y seguro, muy consistente para la devolución y por consiguiente para quebrar el saque del tenista argentino, cosa que hizo en 6 oportunidades.

Schwartzman solo dominó en el primer game, en el que quebró el saque de su rival, pero luego se desinfló. Ostapenkov no perdió la calma, quebró el servicio del “Peque” para poner el 1-1, luego mantuvo su saque y volvió a romper el servicio del local para adelantarse por 3 a 1. Quebró Schwartzman y mantuvo, con lo cual se llevó dos games e igualó en 3 el primer game. Después vinieron dos juegos claros de Ostapenkov, se impuso con su srevicio, para quedar 4 a 3 y quebró a Diego para ponerse 5 a 3. Schwartzman aprovechó un par de yerros y errores no forzados en el siguiente juego, volvió a quebrar y achicó la diferencia: el bielorruso quedó 5-4, pero el saque para el argentino. Y volvió a quebrar el europeo para llevarse el set por 6-4.

El segundo set fue aplastante. En un abrir y cerrar de ojos Ostapenkov sacó una ventaja inalcanzable. Arrancó con su saque, quebró, mantuvo y volvió a quebrar: 4 a 0. Luego pareció reaccionar el “Peque” y rompió el servicio de su rival, a fuerza de constancia y una pequeña variante en su juego: drops y tiros con slice, algo que no había intentado a la largo del partido. Al contrario, se mantuvo en la inercia del palo a palo, que favorecía el juego de su rival. El set quedó 4-1 y tras mantener su servicio se acercó un poco más. Ahora Schwartzman perdía por 4-2, pero la reacción no fue suficiente. Ostapenkov mantuvo para el 5-2, no perdió la línea ni le ganaron los nervios cuando el “Peque” achicó a 5-3 y se llevó el set y el partido con el 6-3 final.

“Hice todo mal, no encontré mi juego”, dijo Schwartzman. Y agregó: “la única realidad es que jugué muy por debajo de mi nivel y no me salió nada. No hay excusas, ni de la presión del público ni del favoritismo. Tuve un día malo y no hay nada más que decir”.

Luego llegó el triunfo de Guido Pella, más parecido a las expectativas del público y de la opinión generalizada. Ante un rival joven como Erik Arutiunian, el argentino se adelantó 3-0, cedió su saque para el 3-1 parcial, luego recuperó y se puso 4-1, mantuvo para el 5-1 y volvió a quebrar para el 6-1 de la primera manga en 35′ de juego.

El segundo set también lo ganó con contundencia y autoridad: tras el reparto de los primeros juegos, Pella quedó 2-1. Quebró al rival y se puso 3-1, mantuvo para colocarse 4 a 1, Arutiunian ganó su srevicio y el partido se puso 4-2; pero Guido Pella recuperó su tenis, su control y se adelantó con su saque a 5-2 y quebró el servicio visitante para cerrar el segundo set por 6-2.

La serie quedó en un asombroso 1-1 inicial. El domingo arranca el dobles y luego los singles invertidos. No debería haber problemas, pero la Davis está llena de historias fantásticas, misteriosas e impredecibles. Nadie imaginaba que algo así podría suceder en esta, pero los duendes y fantasmas del histórico torneo, otra vez se dieron una vuelta por Buenos Aires.

Hernán O’Donnell

La Copa Davis se enciende en Buenos Aires

La espera terminó. Lo que tanto se anhelaba, el tener otra vez la Copa Davis by Rakuten en casa, con público en las gradas y toda la magia de un torneo legendario, histórico y con ribetes que aún conservan algo de la tradición, a pesar de los cambios en el formato del certamen, las modificaciones en la duración de los partidos, la supresión de los sets “largos”, y la fase final que convoca a los equipos de Tenis a una suerte de Mundial. A pesar de todo, algunas tradiciones parecen sobrevivir y en él Buenos Aires Lawn Tennis Club las volvimos a sentir, luego de tantas variantes y tanta ausencia.

El viernes 17 fue el día del sorteo de los partidos en este play off de reclasificación del Grupo Mundial I de la Copa Davis by Rakuten. Ese día mágico que siempre fue el jueves, donde las especulaciones, pronosticós y chimentos recorrían las salas de conferencias del mundo del tenis, antes, durante y después del sorteo, cuando todo iba al azar y los número uno del mundo podían enfrentarse el viernes a primera hora o el domingo en el último turno, cuando el match ya estaba decidido. Esos jueves de murmullos y rumores, a veces de grandes polémicas, pasaron para el día viernes, que dejó de ser la primera gran jornada para darle lugar a las ceremonias, más solemnes y tranquilas.

Pero algo de todo lo vivido durante casi medio siglo, desde que empezamos a seguir a la bendita ensaladera en 1977, algo de ese olor pudimos percibir en estas horas. El clima, la conjunción del equipo, los entrenamientos, el optimismo marcado, el compañerismo. Valores que siempre se le reclamaron al Seleccionado Argentino de Tenis. Y que hoy, desde hace un tiempo en rigor de verdad, lo tiene. Se percibe con claridad.
Y los jugadores reflejan ese sentir, junto a una lógica seguridad por un match que no debería traerles complicaciones, en función de las notorias diferencias que existen entre los equipos.

Pero todo se maneja con seriedad, con responsabilidad y respeto. Por el rival, por el compromiso, por la historia del certamen y por el público que va a acompañar.
Quedaron algunos detalles del sorteo. Como que a Diego Schwartzman le toca abrir la serie y él, a diferencia de la mayoría de los tenistas, prefiere jugar en segundo turno. “No solo porque puedo dormir un poco más, sino porque se cómo está el día, como se presenta el clima, el viento, y al ver el primer partido ya me doy una idea de cómo afrontar esas cuestiones. Pero no cambia demasiado, me tendré que levantar un poco más temprano y acomodar el juego en primer turno”, dijo el “Peque” desde el court central.
Ya está listo el escenario y las piezas. La Copa Davis se enciende en Buenos Aires. Vamos a vivirla, como en aquellos largos, históricos y fascinantes fines de semana de antaño.

Hernán O’Donnell

Argentinos jugó y perseveró pero Patronato fue tenaz en la resistencia

Argentinos Juniors jugó como siempre, con la misma disponibilidad, la habitual ambición, la búsqueda permanente del arco contrario, y el juego asociado como argumento principal. Pero se topó con un rival duro, complicado, muy convencido de su idea, y voluntarioso para sostenerla. Además, Patronato se encontró muy rápido en ventaja, pero intentó no refugiarse atrás, sino ser flexible en el esquema: 4-4-2, con la línea defensiva ordenada en Geminiani, Guerreño, Olivier Benítez y Kruspzky; dos volantes centrales, Leys y Nievas y por los costados Gabriel Gudiño y Nicolás Delgadillo, veloces para desdoblarse y sumarse a los dos hombres de ataque, Junior Arias y Sosa Sánchez. A los 6′ llegó la oportunidad por una mano de Lucas Villalba en el área y el consecuente penal que, ya a los 7′ convirtió Junior Arias para poner 0-1 el partido a favor del elenco de Paraná.

El “Bicho” salió con fuerza y a los 9′ Villalba sacó un disparo fuerte que Matías Ibañez, el arquero visitante, tapó abajo. Se había armado un partido a todo ritmo. A los 22′ volvió a llegar el local y el travesaño salvó a Patronato. El equipo de Gabriel Milito soltaba bien arriba a Javier Cabrera y Elías Gómez por las bandas derecha e izquierda; Kevin Mac Allister y Lucas Villalba tomaban a los delanteros y Miguel Torrén se posicionaba como líbero.

Adelante, Franco Moyano como volante central, a su derecha Jonatan Gómez, Gabriel Florentín a la izquierda, Gabriel Hauche por la derecha, pero con libertad a volcarse al medio y Nicolás Reniero de centro delantero clásico. Y era muy interesante porque Argentinos dominaba y Patronato respondía de contra; así, a los 24′ fue Gabriel Gudiño el que tuvo una ocasión y su remate se fue muy cerca del palo izquierdo de Cháves. Argentinos elaboró una buena jugada colectiva a los 28′. La tomó Hauche en el medio, la llevó hacia la izquierda, abrió adelante para el pique y desborde de Elías Gómez y el centro lo tomó Reniero de cabeza, pero Matías Ibáñez, en una buena intervención, la sacó al corner. Y a los 30′ fue Patronato el que tuvo la chance en un contragolpe que finalizó con un tiro de Gudiño que pegó en un defensor y estuvo cerca de entrar, pero se fue al corner, muy próximo al poste izquierdo de Lucas Cháves, quien en la acción siguiente tuvo un choque con Sosa Sánchez y debió dejar el campo lesionado; lo reemplazó Federico Lanzillotta a los 30′ de juego.

Volvió a atacar el local, y a los 41′ Hauche cabeceó un centro que salió desviado. La última del primer tiempo fue de la visita, con un disparo de Leys, a los 45′, que salió afuera.

Para iniciar el segundo tiempo, Gabriel Milito dispuso dos variantes: Luciano Gómez ingresó en lugar de Kevin Mac Allister y Mateo Coronel reemplazó a Jonatan Gómez. Argentinos se adelantó en el campo y empezó a ejercer un dominio sostenido. Con pases cortos, juego asociado y tenencia permanente, sin revolear el balón ni tentarse con los pelotazos largos. Pero Patronato intentaba no retroceder, y si podía, metía un contragolpe como lo hizo a los 57′, cuando se escapó Delgadillo y sacó un remate cruzado que pasó muy cerca. Y a los 61′ volvió a probar Delgadillo con un gran tiro que salió apenas desviado.

A los 62′ Diego Sosa ingresó en el equipo local en reemplazo de Javier Cabrera. Y entró bien en el partido, con dinámica y empuje. Se fue Elías Gómez a los 68′ por el lateral izquierdo, metió un centro profundo y Nicolás Reniero cabeceó incómodo, casi se llevó el balón por delante. Pero tendría desquite un minuto después, cuando una jugada enredada en el área visitante fue captada por Mateo Coronel, enganchó en el área chica y sacó un centro cortito para Nicolás Reniero, que enganchó la pelota para llevarla a la red con suspenso, y dejar el partido 1-1 a los 69′.

Iván Delfino, el entrenador de Patronato, ya tenía dispuestos dos cambios; a los 70′ Vázquez reemplazó a Sosa Sanchez y Comas ingresó por el extremo Delgadillo. El equipo se acomodó con un 4-1-4-1, con Leys por delante de los defensores, más adelante Gudiño, Vázquez, Nievas y Comas, y de atacante central, Arias. A los 72′, Albarracín ingresó en lugar de Nievas.

Argentinos siguió con su tesitura. Empujó en ataque, buscó el desequilibrio y a los 75′ Gabriel Hauche sacó un gran tiro que pasó muy cerca del ángulo superior izquierdo de Matías Ibáñez. Luego llegaron dos modificaciones finales en Patronato: iban 79′ cuando Marín reemplazó a Geminiani y Garay ingresó por Gabriel Gudiño.

El final fue una secuencia de situaciones a favor del local. A los 84′ Luciano Gómez tuvo una chance inmejorable con un remate que pegó en el poste izquierdo del arco visitante. A los 90+4′ Lucas Villalba se mandó al ataque, pasó a dos hombres y sacó un disparo apenas alto. Y otra clarísima fue al final, a los 90+5′ cuando Diego Sosa se fue solo por izquierda, quedó en buena posición para definir y Matías Ibáñez le tapó el tiro, cuando la caída de su valla parecía inminente.

Fue el final. Argentinos había hecho mucho para equilibrar un partido que se le presentó desfavorable desde el comienzo, y que estuvo cerca de ganar al final. Patronato jugó con convicción, se aferró al resultado y se fue feliz a Paraná.

Hernán O’Donnell