La Bundesliga nos recuerda el drama y la emoción de la promoción

Durante muchos años en el fútbol argentino había ascensos y descenso de forma directa y además otros que se definían por el sistema de promoción. Sucedía en todas las categorías. En Primera División, por ejemplo, descendían los dos equipos que tenían los últimos promedios de las últimas tres temporadas y quienes ocupaban los dos anteúltimos puestos jugaban con dos clasificados de la Primera Nacional, mediante distintos sistemas de clasificación, después de los dos que lograban el ascenso directo. Eran las famosas promociones, también se jugaban para dirimir ascensos y descensos de la B Nacional a la B Metro, de esta a la Primera C y de la Primera C a la D.

Eran encuentros llenos de emoción, nervios y morbo, mucho morbo mientras no estuviera el equipo amado en esa discusión. Pero cuando llegaba mediados de año y el frío abarcaba a todo el país, los partidos por las promociones en distintas categorías convocaban a multitudes de hinchas que acompañaban a sus equipos y el encendido de la TV alcanzaba cifras altas, porque la emoción de todo lo que se jugaba convocaba a la patria futbolera.

En Alemania se mantiene esta modalidad. Sin promedios para determinar los descensos, los dos últimos de los 18 de la Bundesliga bajan de categoría, mientras que los dos primeros de la Bundesliga 2 ascienden en forma directa. Pero hay una plaza reservada a la promoción. La juegan el 16º de la Primera categoría contra el tercero de la segunda. Primero en la cancha del de primera división y el desquite en el estadio del equipo de la segunda categoría.

Esta temporada les toca a Werder Bremen y Heidenheim. El primero deberá defender la plaza; el segundo va por la gran ilusión del ascenso. Y así se jugó el primer enfrentamiento. Es la primera vez que les toca vivir esta situación a los dos equipos. Para el de Bremen, la responsabilidad de mantener la categoría y el peso de saberse favorito. Para Heidenheim, la ilusión de acceder a esta chance por primera vez y la enorme confianza de su DT, Frank Schmidt, quien manifestó que su equipo está preparado para dar el golpe. “No clasificamos a este repechaje para ver que sucede; queremos vivir la sensación de lograrlo, y vamos a intentar todo por eso”, afirmó el entrenador tras el último partido de la temporada regular.

El equipo visitante salió como lo había anticipado su entrenador. A buscar el partido. Con un planteo atrevido, tres defensores bien cerca de la línea de cinco volantes y dos delanteros que buscaban a espaldas de la defensa local. El Werder Bremen apostó a la conducción de Rashica y el acompañamiento de Osako para intentar ser prolijo en la salida. Con pelota asegurada y la vocación de llegar en forma ordenada, pero se encontró con un equipo atrevido y con mucho espíritu que le propuso disputar el partido en todos los sectores de la cancha.

A los 24′ tuvo la primera llegada el visitante con el remate de Tim Kleindienst que el arquero Pavlenka rechazó con dos manos. No hubo mucho más para destacar; el primer tiempo fue cortado, con dos equipos que llegaban hasta el área rival, pero allí las chances ya se diluían.

En el complemento, creció el local. Se adelantó en el campo, y en el inicio de ese segmento se mostró un poco más lúcido que en la primera parte. Fueron los primeros cinco minutos; después el Heidenheim volvió a mostrar sus garras.

A los 50′ Kevin Sessa tuvo un buen tiro desde afuera. Muy pronto, debió dejar el campo y K. Kerschbaumer lo reemplazó a los 59′. Ahí el partido entró en las ventanas de los reemplazos, con todo lo que ello implica, en tanto una lluvia torrencial se desataba en Bremen. A los 65′ C. Gross entró por P. Bargfrede, L. Bittencourt por D. Klaassen y F. Bartels en lugar de N. Fullkrug. Tres cambios juntos en Werder Bremen. Mientras que la visita metió dos variantes: D. Otto por D. Thomalla y M. Schnatterer en reemplazo de M. Multhaup a los 68′ de juego. Seis futbolistas nuevos en el partido, en menos de 10 minutos, que debieron adaptarse rápido a la coyuntura.

Heidenheim tuvo una llegada a los 71′ que Pavlenka supo cortar y después llegó el momento del local en el partido. A los 77′ hubo un buen centro de Bartels, cabezazo de Osako y el balón que se fue cerca. A los 82′ el propio Bartels remató de lejos y contuvo el arquero Kevin Muller. Hasta que a los 86′ se fue expulsado Moisander por doble amonestación y el local perdió energías para pasar varios sofocones en el cierre, más allá de una llegada al arco de Muller en una pelota donde el arquero salió a destiempo pero la defensa estaba bien cerrada para tapar los remates cuando se jugaban 89′.

Pero el cierre dejó una imagen superior del esforzado Heidenheim. A los 90+1′ tuvo un corner y la chance más clara del partido, pues el tiro ejecutado desde la derecha de su ataque fue perfecto y el cabezazo de Timo Beermann salió apenitas desviado.

Todo quedó abierto para el lunes. Para decidir si Bremen se mantiene en primera o el viejo Heidenheim abraza la ilusión del ascenso. La promoción, con su carga emotiva y dramática, nos espera para un nuevo capítulo, el decisivo.


Hernán O’Donnell