Lucas Moura, el héroe menos pensado, lleva al Tottenham a la gran final

Lucas Moura es el nombre y apellido de una nueva hazaña en la Champions League. Cuando todo parecía terminado, cuando todo parecía resuelto, cuando los goles de Ajax en el primer tiempo parecían sentenciar la serie, apareció el brasileño para destrozar el sueño holandés y llevar a Tottenham Hotspur a un encuentro decisivo entre equipos ingleses. Juagrá, en Madrid, la gran final ante Liverpool.

Un vuelco extraordinario, una remontada inolvidable, un homenaje al espíritu de lucha, al saber que nunca hay que darse por vencido. Ni aún vencido. El equipo de Mauricio Pochettino se fue con un 2 a 0 en contra al final del primer tiempo, sumado a la derrota en Londres por 1 a 0, lo obligaba a convertir 3 goles. a dar vuelta una serie que parecía imposible. Y lo logró.

El fútbol holandés deslumbró al mundo en los años ’70. En esa década se consolidaron sus valores, su identidad futbolística, su credo en el campo de juego y llegó alto en las competiciones, tanto a nivel clubes como el seleccionado del país, que alcanzó dos finales del mundo, en 1974 y 1978.

En ese contexto, Ajax fue un exponente relevante de la escuela holandesa. Con jugadores deslumbrantes, como Johan Cruyff, Ruud Krol, Wim Suurbier, Johan Neeskens, Arie Haan, Johnny Rep, y la conducción de Rinus Michels, el equipo de Amsetrdam llegó a lfinal de la Copa de Campeones en 1969, y luego ganó tres finales consecutivas: 1971, 1972, 1973. En el medio, el Feyenoord del astro Willem Van Hanegem había conquistado el torneo en 1970.

Ese era el fútbol de Holanda en esos años. El recuento de los títulos logrados y las finales alcanzadas lo hacemos en función de sostener, de apoyar lo más importante del Ajax y de Holanda de esos años: el respeto por la pelota, la “desorganización organizada”, la triangulación permanente, el pressing asfixiante y la dinámica en la búsqueda del arco contrario. Todos esos conceptos se sintetizaron con un bautismo que quedaría prendido para todos los tiempos: “El Fútbol-Total”. Aquel Ajax de Rinus Michels era el máximo exponente de esa forma de entender el juego.

Esa época de oro tuvo un “revival” en los años ’90, cuando Louis Van Gaal reflotó todos aquellos conceptos y el equipo de Amsterdam volvió a dominar Europa con el Campeonato obtenido en la temporada 1994/95, con jugadores como Edgar Davis, los hermanos de Boer, Overmars, Seedorf, Rijkaard, Patrick Kluivert y extranjeros de alta jerarquía como Finidi George, Jari Litmanen o Kanu.

Ese tiempo regreso en las figuras de De Ligt, van de Beek, Veltman, De Jong, Huntelaar y los foráneos André Onana, Dusan Tadic, David Neres, Lasse Schöne, Ziyech, Tagliafico…

Toda esa historia y el ímpetu del Tottenham armaron una semifinal inolvidable. Un desquite imprevisible, lleno de emociones y sorpresas. Con dos conjuntos que se la jugaron de principio a fin y se repartieron los tiempos.

El inicio fue para el local. A los 4′ De Ligt convirtió de cabeza y Ajax se adelantó por 1 a 0 frente al Tottenham. Que no se amilanó. El equipo inglés se sacudió el polvo, se levantó y fue a pelear el partido.

El equipo de Pochettino sabía que estaba en una situación similar a la inicial. Debía hacer dos goles para clasificarse. El tanto tempranero había terminado sólo con la posibilidad de definir la serie por penales, pero para el conjunto inglés la situación a revertir no cambiaba demasiado. Si necesitaba un gol para ir a penales o dos para clasificarse, ahora debía ir en forma directa a los dos tantos para pasar.

Por eso fue, pero…cada contra de Ajax era un gran peligro. Y a los 35′ salió un contragolpe mortal. Arrancó en De Jong, siguió en Tadic, el delantero entró al área y habilitó a Ziyech que convirtió el tanto con un remate cruzado. Ajax se ponía 2 a 0 y Amsterdam era una fiesta de cantos y alegría.

Tottenham siguió de la misma forma. Sin desesperarse, sin volverse loco. Comenzó el segundo tiempo con la misma premisa. Si antes había que hacer dos goles, ahora habría que hacer tres. Y la mejor manera era hacerlos de a uno. Como Lucas Moura que entró decidido al área a los 55′ y con un remate fuerte marcó el 1-2.

Y a los 58′ clavó el empate, tras una serie de rebotes y un error de Schöne que le sacó la pelota a Onana, Lucas Moura sentenció el empate 2 a 2.

Nos quedaba media hora más a puro fútbol. De pronto, Ajax se llenó de dudas. Y Son, Llorente, Mouras y Dele Alli volcaron todo su fútbol en el área holandesa. Lo tuvo Ziyech en una contra a los 62′, pero era el conjunto inglés que el que trasmitía una impresión superior, como que rondaba con mayor peligro el arco de Onana.

Y fue, jugado a todo o nada. A la búsqueda de la victoria, a fuerza de empuje e ideas. Dejaba espacios para la contra, que el Ajax tuvo en dos oportunidades como para rematar la definición. Pero no pudo.

Y con el último suspiro, Lucas Moura convirtió el tercer gol de la visita. Cuando se jugaba 90’+5′. Cuando ya no quedaba aire para nada. Cuando el drama y la gloria se abrazan al fútbol, Tottenham alcanzó el último grito y se fue envuelto en la felicidad de haber vivido una noche inolvidable.



Hernán O’Donnell

Liverpool eliminó a Barcelona con una goleada para recordar por mucho tiempo

La semana había comenzado complicada para Liverpool. El triunfo apretado en la penúltima fecha de la Premier League en Newcastle, el gol, de Origi sobre el final, la lesión de Mohamed Salah que lo sacó del desquite en Anfield, el inconveniente físico de Roberto Firmino que también lo marginó, la ausencia de Naby Keita, la victoria ajustada de Manchester City el lunes que lo volvió a relegar a la segunda posición…demasiadas contras para recibir a Barcelona en Anfield y tratar de revertir un marcador desfavorable de 3 a 0.

Con toda esa carga en contra salió el Liverpool. Pero como si fuera un combustible extra, con el aliento de su gente, salió decidido a acorralar a Barcelona e intentar achicar la diferencia establecida en el primer choque.

A los 6′ llegó la primera emoción. Henderson entró libre por el medio, el remate al arco, el rebote en el arquero Ter Stegen y Origi convirtió con el arco libre. Liverpool ganaba 1 a 0 y el estadio explotaba como un volcán.

Barcelona lucía desconcertado en esos primeros minutos. El local corría y recuperaba rápido. Aunque bastó que Messi tuviera una oportunidad, para que el mundo supiera que El Rey estaba presente. Un centro atrás de Suárez y el remate al ángulo de Leo que Alisson sacó al corner con esfuerzo.

Después, se lo perdió Leo; se la birlaron cuando iba a definir. Lo tuvo Coutinho y Alisson la desvió. Y enseguida casi concreta Arturo Vidal. En dos minutos, Barcelona demostraba que sería duro de matar.

Iban 20′ y el partido llevaba un ritmo y una cantidad de llegadas a los arcos que parecía un día que jugaban. A toda velocidad y con una precisión notables. El resultado era una incógnita.

Barcelona se hizo fuerte a partir de la presencia de Sergio Busquets en la mitad de la cancha. Fuerte para cortar y con sus pases verticales, organizó el medio juego con la ayuda de Vidal y Rakitic. En la búsqueda del enlace con Messi, nacían las acciones más peligrosas. Leo se encargaba de generar profundidad con pases milimétricos y precisos. El equipo inglés le peleaba el medio juego con el temperamento de tres volantes que mezclan juego (Fabinho), posicionamiento (Henderson) y mucha fuerza y despliegue (Milner). Buscaba salir por afuera con Alexander-Arnold y Robertson (excelente lateral izquierdo que algunos descubrieron en estos días…) y lanzaba pelotazos para Origi y Mané.

La más clara la tuvo Barcelona al final. Genial habilitación de Messi a Jordi Alba, la aparición por el centro del lateral izquierdo visitante y la salvada rápida de Alisson cuando el peligro acechaba.

El primer tiempo se cerraba con el 1 a 0 para el local, que todavía guardaba esperanzas. Y arrancaba el complemento con una variante Wijnaldum por Robertson, lesionado. Al lateral izquierdo fue Milner y Wijnaldum a la posición de volante interno por izquierda.

Y fue el ingresado el que encendió la explosión. A los 53′ entró solo por el medio y con un remate fuerte, tras recibir el centro de la derecha marcó el 2 a 0. Pero esto no sería todo. A los 55′, centro de la izquierda y Wijnaldum de cabeza señala el 3 a 0.

Liverpool era una explosión de alegría, locura y optimismo.

Quedaba más de media hora por jugarse y todo podía suceder. Fútbol en estado puro. Messi con su amenaza latente, Suárez daba pelea como siempre, el brasileño Arthur que ingresaba por Vidal para tener más circuitos con Leo…

El partido entraba en los 15′ finales, en esa zona de fuego donde un gol, de cualquiera de los dos equipos, podía sentenciar la serie.

La avivada de Alexander Arnold produjo otra explosión en Anfield Road. Ejecutó rápido un corner, cuando todos aún se acomodaban y Origi, a los 78′, convirtió con un tiro cruzado el cuarto gol. 4 a 0 para el local.

Y el final para recordar. Con sangre, sudor y lágrimas, Liverpool se aferró al resultado. Metió a Gómez para reforzar el lateral y soltar a Milner y Sturridge para contraatacar con velocidad.

Sangre, sudor y lágrimas puso el equipo inglés ante un Barcelona desconocido, que estuvo lejos de su fútbol y flaqueó en el momento de apelar a la lucha. Liverpool metió los cuatro goles necesarios para revertir una serie que tenía en desventaja y una semana que venía mal barajada. Y los metió tras una actuación histórica, en una noche inolvidable, apoteótico, maravillosa.



Hernán O’Donnell

Primero hay que saber sufrir, después jugar, después ganar…

Como el famoso tango, “Naranjo en Flor”, Jaguares tuvo una tarde con todos los vaivenes. Supo dominar, después lo apretaron, pudo mantener la distancia en el marcador, pero no escaparse. Siempre aparecía Stormers con sus penales para acercarse al marcador. Y después sufrir un rato hasta abrazarse a la victoria, la cuarta consecutiva…

El equipo salió decidido y se propuso jugar en el campo adversario. Jaguares dominó con claridad los primeros diez minutos, firme en la ofensiva, seguro en los tackles y con mucho atrevimiento en el juego con la pelota.

Así llegó el primer try del partido, tras una buena maniobra combinada entre Cubelli que abre de un ruck, Miotti, Bofelli que sorprendió con su ingreso en el espacio y el pique hacia el in-goal adversario para habilitar a Pablo Matera, quien apoyó para sumar los primeros 5 puntos cuando iban 3′ de juego. Convirtió Domingo Miotti, luego tuvo un penal a favor y entonces Jaguares se ponía 10-0 mientras la visita casi no había inquietado.

Pero, de a poco, el equipo perdió el dominio y empezó a cometer penales (algo que se repetiría como una constante durante todo el partido) y la franquicia sudafricana se acercó en el marcador.

Tres penales del apertura du Plesis lo arrimaron a un parcial de 10-9. Y si pensamos que no pudo concretar otro desde mita de la cancha, nos encontramos que Jaguares, que había manejado muy bien el inicio, podía estar abajo en el marcador.

Sobre el cierre, llegó otro penal para Jaguares y Miotti elevó la cuenta a 13-9. Era un pequeño respiro luego de un decaimiento en la primera etapa, con dos knock on consecutivos, problemas en el manejo y un rival que no esquivaba el roce con su famoso segunda línea Eben Etzebeth primero en la línea de fuego.

Stormers volvió a acercarse con un penal y el resultado quedaba 13-12 . No conseguía Jaguares abrirse en el marcador. Pero llegó la jugada de Cancelliere, la conducción de Cubelli, el pase de derecha hasta la punta izquierda, con la entrada de Creevy, la apertura para Miotti, el pase a Orlando y el hábil Moyano sorteó un tackle y con un rápido movimiento de su brazo apoyó, con lo justo, pegado a la bandera. Miotti convirtió desde una posición muy difícil y el score quedaba 20-12. Podía ser el momento de afirmarse, pero costó porque se reiteraron los penales y las oportunidades para Stormers. Enseguida fue 20-15 y después 20-18 por el pie de su full back Willemse. Un penal de Miotti llevó el score al 23 a 18 y un try penal por knock on intencional elevó la cuenta a 30-18.

Todo debió haberse terminado allí, pero había un momento más para sufrir. Con un hombre menos, Stormers salió rápido de un scrum a favor y su medio scrum Justin Philips quien hizo una brillante corrida, habilitó a Leyds y este abrió para el wing Senatla, quien apoyó el try. Convirtió Willemse y el partido quedaba otra vez en un apretado 30-25.

Ahí, cuando faltaban 3 minutos y el partido entraba en peligro. Ahí, cuando la pelota la tenían los sudafricanos. En ese momento, cuando el cansancio físico y mental aflora, cuando ya no queda aire ni piernas. En ese tiempo en que ya no hay tiempo. Es tacklear y aguantar. Y tratar de obtener la pelota cuando suena la sirena para poder terminar la anugustia. Ahí apareció una vez más el alma del equipo para saber sufrir y aguantar. Y después, otra vez, con el orgullo a flor de piel, volver a sentir la hermosa sensación de ganar…



Hernán O’Donnell

River llenó la noche de goles

Está clasificado para la segunda fase de la CONMEBOL LIbertadores; tiene el partido ante Inter de Porto Alegre, Brasil, por delante y la expectativa de luchar por el certamen más importante del continente. Quiere defender la corona. Pero no renuncia a nada. Salió a luchar y jugar el encuentro ante Aldosivi por los octavos de final de la Copa de la Superliga con determinación y ganas. Muchas ganas de ganar, aunque el resultado en Mar del Plata, en el partido de ida, le servía para especular con el 0 a 0. Pero este River de Gallardo poco sabe de especulaciones y fue a buscar la victoria desde el inicio.

Aldosivi presentó su esquema habitual y su reconocido buen gusto por el fútbol. Pero se topó con un rival intenso, que lo empujó contra su valla. Así llegaron los goles en el primer tiempo. A los 27′ Santos Borré (Pareció que estaba en offside en el momento en que la cabeceaba su compañero) apareció solo por el lado izquierdo, tras el pase en el corner y señaló el primer gol. El asistente había levantado la bandera, pero Delfino, árbitro principal, convalidó el tanto.

Tras las quejas, en la reanudación se vio a un River más concentrado y a un Aldosivi sacudido por el golpe. Y llegó el segundo gol. En una rápida transición, Nicolás de la Cruz apareció por la derecha y con un tiro cruzado venció a Pocrnjic.

River cerraba la etapa inicial con un tranquilizador 2 a 0 a favor. Tenía todo controlado y no se avizoraba ningún peligro.

Lo que tampoco imaginábamos es que Aldosivi se iba a derumbar como lo hizo. Perdió consistencia, se desconectaron sus líneas, no tuvo peso en ataque, no logró manejar la pelota en el medio y la defensa se debilitó con cada tanto que llegaba por parte de los locales.

A los 52′ de la Cruz marcó el 3 a 0 con un zurdazo recto tras una gran maniobra colectiva. Y fue el final del partido aunque le quedaba casi un tiempo por jugarse.

Lucas Pratto señaló a los 68′, con un remate cruzado. Entonces, sólo quedaba esperar cuantos goles convertiría el local, que seguía con el mismo libreto: atacar con mucha gente, rápido y preciso.

Aldosivi tuvo una apilada de Pisano y una llegada de Chávez que Armani tapó con seguridad. Y nada más.

En cambio, cada ataque de los “Millonarios” era un tembladeral para la defensa del equipo marplatense. El quinto gol fue el tercero de la cuenta personal de de la Cruz a los 74′. Y River no aflojó. No perdonó ni tuvo piedad. Cristian Ferreira con un remate fuerte cerró el marcador a los 84′. 6 a 0 y clasificación sellada.

River fue el equipo que quiere su DT. Rápido, ofensivo, ambicioso. Sostuvo una presión constante y llevó el partido al área del rival. No lo dejó salir ni pensar. Lo ahogó y lo liquidó a puro gol. Y dejó una señal para todos los que continúan en el camino de esta Copa. River no descarta nada. Ahí está con su apetito voraz listo para pelear todo lo que se le presenta.



Hernán O’Donnell

Teófimo López, una estrella en ascenso

Impacta por sus declaraciones, por su impronta, por sus actitudes y, sobre todo, por el poder de sus puños. Es uno de los prospectos más interesantes del boxeo de hoy. Combina capacidad pugilística con características de showman, puede ser una figura atractiva en esa singular mezcla de boxeo y espectáculo, de pegada y declaraciones, de guapeza y actuaciones

Teófimo Andrés López Rivera nació en Brooklyn, el 30 de julio de 1997, y muy pronto se inició en el boxeo, de la mano de su padre, Teófimo López Sr, quien además es su entrenador. López padre había nacido en San pedro Sula, Honduras, pero muy joven se marchó a Brooklyn y luego se mudó a Davie, Florida, una zona al norte de Miami, entre Fort Lauderdale y Weston.

“Soy boxeador porque Dios así lo quiso”, respondió cuando le consultaron como se inició en esta actividad.

Hizo un largo recorrido amateur, logró la medalla de oro en el Campeonato Nacional de los Guantes de Oro en las 132 libras, y luego se ganó un lugar en las pruebas olímpicas 2015 para los Juegos del año siguiente.

Sin embargo, al final representó al país de sus padres, Honduras, en los Juegos Olímpicos de verano Río 2016. Tenía un lugar en el equipo de Estados Unidos, pero no quedó incluido en la nómina. Entonces decidió representar al país de sus padres. “Honduras no siempre tuvo esperanzas en el deporte, y yo quiero darle una”, manifestó tiempo después. “Quiero darle un título mundial, para Honduras y para los latinos”. Lleva la bandera de Honduras en cada presentación, demuestra el amor por la tierra de sus padres cuando se esfuerza en hablar en español, que no lo hace mal, pero que no tiene la misma solidez que con el inglés. Sin embargo, siempre que puede habla en la lengua de sus padres y trabaja para mejorar el idioma.

Enseguida se hizo profesional bajo la tutela de Top Rank. Tenía sólo 19 años y ya auguraba un porvenir; Bob Arum le había echado el ojo. “Creo que este chico es un verdadero talento”, señaló el promotor, “y los match-makers están haciendo un gran trabajo con él”. “es muy fuerte y creo que cuenta con un gran futuro”, agregó.

Lo presentó el 5 de noviembre de ese año 2016 en la velada en que Manny Pacquiao y Jessie Vargas protagonizaron el combate estelar.

Teófimo ganó por KO 2 a Ishwar Siqueiros.

Y comenzó una carrera fulminante, impresionante. Mezclaba sus presentaciones con sesiones de sparrings de figuras consagradas. Así, ayudó a Shawn Porter en sesiones de guanteo cuando preparaba su combate ante Keith Thurman (Barclays Center, Brooklyn, 26 de junio de 2016), o Guillermo Rigondeaux. No le escapaba ni a la diferencia de peso ni a la mayor experiencia de sus oponentes.

Mientras, empezó a escalonar victorias: tras ese debut de fines de 2016, al año siguiente encadenó 6 triunfos consecutivos, entre ellos uno frente a Daniel bastien en el theater del Madison Square Garden y ante Ronald Rivas en el propio Madison. Había llegado muy pronto al mítico escenario de Nueva York.

Y no defraudó. Logró un terrible Knock Out en el 2do round, producto de un gancho de izquierda fulminante. Impactó a la gente, a la prensa y fue candidato al Knock Out del año. Además, mostró un festejo con movimientos de brazos, piernas y algunos pequeños pasos de baile que comenzaron a hacerse conocidos. También por esto el público se empezó a acercar y a la vez nacieron las críticas, ya que entendían que no era respetuoso con el adversario.

“Los que no me conocen creen que soy arrogante”, dijo a la TV mexicana. “El mundo del boxeo es muy duro, y uno tiene que ser muy fuerte. Pero afuera es muy diferente. Tenemos como dos personalidades, una arriba del ring, dura. Y otra afuera, que es humilde”.

En 2018 logró otras cuatro victorias. El 12 de mayo volvió a ser el centro de atracción en el Madison; allí volvió a ganar por Knock Out, esta vez frente a Vitor Jones Freitas, Pero la sorpresa sería mayor cuando los espectadores vieron al vencedor festejar con el baile de Fortnite, un video juego de tremendo éxito, lanzado en 2017 y que causó sensación entre los fanáticos de la Play Station. Es un juego en el que supervivientes controlados por humanos cooperarán online para mantener sus fortalezas a salvo de los ataques en oleadas de los muertos vivientes, que están intentando conquistar la tierra.

Este juego se hizo muy popular y Teófimo aprovechó para celebrar con un baile que aparece en las consolas de millones de fanáticos.

También adoptó la costumbre de subir a los cuadriláteros con una remera que tenga la inscripción “The Takeover” (El Dominador). Cuenta que una vez su hermana pronunció el latiguillo, casi de casualidad, a él le gustó y quedó para siempre.

El 14 de Julio venció al brasileño Silva, pero sufrió la fractura de su mano derecho, hecho que le costó un parate y un suspenso en su carrera. Un duro golpe a su oponente se llevó la fractura del quinto metacarpiano y la cirugía que demoró los planes de ese año.  

El 8 de diciembre se presentó en al Hulu Theater del Madison Square Garden y venció a Mason Menard  en sólo 44 segundos! Un derechazo acabó con Menard y el teatro vio el baile victorioso característico de López apenas nacía el combate.

Y el 2 de febrero noqueó a Diego Magdaleno en otra categórica pelea. Fue un capítulo más en esta serie de triunfos. Un Knock out espectacular, que llegó con cierta anticipación. En el sexto asalto Teófimo envió a su adversario a la lona. En el séptimo, lo derribó de un izquierdazo espectacular y celebró con sus ya famosas volteretas y bailes.

La fe de él y su equipo aumentó a medida que llegaron las victorias. El padre cree que está listo para enfrentar a los mejores del mundo. “Ya no hay muchos que lo quieran enfrentar”, sostuvo en una entrevista.

Por eso quiere las grandes carteleras, los grandes adversarios. Ha tenido ídolos como Tyson o Floyd Mayweather, pero nadie como su padre. “El ha sido un gran luchador callejero, un hombre muy fuerte. Solía noquear a todos. Y yo tengo el puño de mi padre”, desafió.

A los 20 años se ha metido en la consideración del gran público. Para la revista Sports Illustrated fue uno de los prospectos del boxeo de 2018. Comienza una carrera a puro triunfos. Lo imaginan frente a Lomachenko. “Este año debo ir por el título”, apuntó.

Es terminante, carismático y noqueador. Cuenta con aptitudes y la fuerza que le da la juventud. Aún debe trazar un recorrido, ganar experiencia, mantener la guardia, sumar minutos y peleas. Teófimo dice estar listo para todo lo que viene. Por lo pronto, el próximo sábado 20 de abril en el mítico Madison Square Garden de New York se enfrentará al finlandés Edis Tatli, en el combate de semifondo de la pelea estelar entre Terence Crawford y Amir Khan.

Allí va Teófimo López. Sin prejuicios ni temores. En busca de su destino.



Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)

En la búsqueda de la Copa, Barcelona dio un paso al frente

Fue un primer tiempo picante, pensado y caliente. Con un equipo que partía como favorito, Barcelona, y que se paró en el campo como lo hace cada vez que juega de local. Con aplomo, seguridad, suficiencia. Enfrente un Liverpool que no se dejó amedrentar y fue en busca del arco contrario desde el inicio.

Así se armó un partido con mucha intensidad. Liverpool apretaba y Barcelona intentaba marcar el ritmo. La pelota llegaba con facilidad a las áreas porque las transiciones eran rápidas. Rakitic y Arturo Vidal descargaban en sus delanteros, siempre con el apoyo criterioso de Sergio Busquets. Y Messi y Suárez buscaban los espacios.

A los 20′ se fue lesionado Keita, que había tenido buena participación, tras una dura entrada de Rakitic. Algo con lo que cuenta Barcelona a su favor: un permiso extra para entrar fuerte, para excederse, del que cuentan Langelet, Piqué, Busquets, Rakitic, Suárez…debió salir el volante del Liverpool e ingresar Henderson.

Cuando parecía que el equipo inglés controlaba el balón y podía manejar los tiempos del partido, aparecieron las estrellas del local para abrir el marcador. Pelotazo amplio de Vidal de derecha a izquierda; Jordi Alba que recibe y espera un instante el pique de Suárez a espaldas de Matip, la aparición justa del delantero uruguayo y el toque justo para derrotar a Allison Becker cuando iban 26′ de juego.

1 a 0, aunque no era del todo justificado. Pero, goles son amores, y Barcelona fue contundente.

El partido no cambió el tono; al contrario, aumentó en roces e intensidad y en ese contexto mané dispuso de una chance clara tras una habilitación de Salah, pero su remate se fue elevado. Y el complemento no iba a escatimar emociones.

Liverpool se organizó para atacar. Salió decidido, atrevido. Con la presencia de Fabinho varios metros más adelante, las subidas permanentes de Gomez y Robertson, abrió el juego y llenó de preguntas el área de Barcelona. El local se agrupaba y se sostenía en la firmeza de Piqué, Langelet y Jordi Alba. Pero sufría en la banda derecha, donde las trepadas de Robertson, figura del primer tiempo, eran una preocupación constante. Por eso Valverde optó por poner a Semedo (lateral derecho) en lugar de Philippe Coutinho (Volante ofensivo por izquierda). Semedo se paró en el lateral derecho, Sergi Roberto adelante de él, como volante derecho y Arturo Vidal pasó a la izquierda, a la posición de Coutinho.

Así se organizó mejor el Barcelona y supo controlar a la visita. y en cuanto tuvo un poco de aire, disparó.

A los 75′ encontró el momento justo para tomar distancias. Subió Jordi Alba por la izquierda, la habilitación a Messi (los centrales visitantes lo perdieron cuando se iniciaba la jugada), Leo que habilita a Suárez cuando entraba solo al área, el remate en el travesaño y Messi toma el rebote para convertir el 2 a 0.

Se acababa el sufrimiento y empezaba el carnaval. Como suele suceder en cada partido de Barcelona, cuando Messi se enciende se desata un terremoto en el adversario. Sea el partido que sea, el minuto o momento en eque se juegue y como se haya desarrollado el partido hasta ese entonces. Messi se ilumina y solo cabe rezar para que no termine en una derrota catastrófica.

Liverpool estaba mareado, sorprendido. Había hecho todo para empatar, y sin embargo estaba expuesto a una derrota categórica. A los 82′ un tiro libre espléndido de Messi se metió en el ángulo derecho de Allison y el 3 a 0 anunciaba tormentas para el equipo inglés, que aún así tuvo una oportunidad más para descontar: tras varios rebotes en el área, el remate de Salah que tenía destino de red, se estrelló en el palo izquierdo de Ter Stegen.

De contragolpe, Barcelona se perdió dos goles increíbles que hubieran terminado la serie aún con 90′ por jugarse. Dembelé no estuvo preciso en la puntada final y no pudo sentenciar el juego.

Pero Barcelona no parece preocupado. Tuvo una noche más de tantas, esas en que se pone en ventaja por decantación y cuando las nubes empiezan a merodear su arco, el brillo de sus estrellas le ofrecen una victoria amplia, contundente y letal.



Hernán O’Donnell

El Ajax se atreve en cualquier cancha

Fue un dominio sostenido y atractivo durante los primeros 30′ de juego. Ajax salió a jugar en Londres como lo había hecho en Madrid o Turín: con desfachatez, atrevimiento y sin prejuicios. A jugar, tocar y atacar. Por eso se acercó mucho al arco de Lloris y a los 15′ encontró su premio cuando Van De Beek ingresó solo al área del Tottenham y derrotó al arquero local con un remate cruzado. Ajax encontraba su merecido premio cuando la primera de todas las semifinales recién entraba en sus primeros momentos.

Era el reconocimiento al equipo que mejor había jugado, porque encontró su espacio en el campo a partir del adelantamiento de su línea de 4, donde se destacó la firmeza de De Ligt y la proyección de Vetman. En la mitad de la cancha estuvo lo mejor, porque mientras De Jong y Schone mentanían el equilibrio, Van de Beek se movía por todas partes y era un enigma indescifrable para los locales, que no hallaban ni su figura ni descubrían su ubicación. Ziyech y Tadic lo acompañaban con justeza y fue muy duro para los de Pochettino acomodarse en el juego.

Recién en los últimos 5′ de ese primer tiempo mejoró el equipo inglés. Con más verguenza que fútbol fue para delante, empujado por el fervor de Rose y Trippier, más la habilidad de Dele Alli que apareció en el final de la etapa. Así acumuló varias llegadas, todas sostenidas con remates desde afuera del área.

Todo quedaba abierto en un complemento que prometía más emociones.

Y fue el local el que se adueñó del juego. Con el ingreso de Sissoko por el golpeado Vertonghen a los 39′ de la primera parte, Tottenham encontró una respuesta para un problema que le había surgido. Ese cambio fortuito le permitió acomodarse mejor en el segundo tiempo y apretar a Ajax contra su valla.

En todos los ataques, el equipo inglés se encontró con dos inconvenientes: a la buena tarea de Llorente de bajar todas las pelotas aéreas que llegaban no se le sumaban sus compañeros de ataque. Y Onana, el arquero visitante, tuvo una tarea sin fisuras.

El conjunto holandés no fue el mismo del primer tiempo. Perdió fuerza y lucidez, no tuvo espacios para explotar el contragolpe y no produjo maniobras en ofesniva. Sin embargo, contó con la situación más clara cuando faltaban pocos minutos con un disparo de Ziyech en el poste izquierdo de Lloris, que sólo apeló a observar el tiro cruzado.

Pudo haber aumentado el marcador, pero el resultado final le queda bien al partido. Ajax se lleva una victoria de Londres por 0-1, apretada y legítima. Y queda todo por jugarse en la revancha en Amsterdam, pero los holandeses mostraron una vez más que el sueño lo tienen bien presente y no hay ciudad, llamesé Madrid, Turín o Londres, que se interponga en su camino.



Hernán O’Donnell

Bottas ganó de punta a punta y ahora domina el campeonato

Fue una carrera con pocas emociones, bastante prolija y si demasiadas sorpresas, pero dejó mucho para analizar y para proyectar este Gran premio de Azerbaiyán, el cuarto de la temporada. Y otra vez Mercedes llegó a lo más alto del podio. Valtteri Bottas ganó el primer Grand Prix del año en Australia, luego Hamilton conquistó los dos siguientes, y este le volvió a pertenecer al piloto finlandés.

Y su victoria no se puede discutir. Logró la pole position, largó primero, llegó antes que nadie a la primera curva y cuando su compañero, lewis Hamilton intentó pelearle la punta en las primeras tres curvas, Bottas se defendió con firmeza y supo mantener su posición.

Fue buena la largada de Sergio Pérez que alcanzó el cuarto lugar y de Lando Norris, que llevó adelante a su McLaren.

Después de esa pequeña disputa, se ordenaron Bottas, Hamilton y Sebastian Vettel en las primeras posiciones. No habría mayores modificaciones. Algunas variantes circunstanciales, como suelen suceder en las detenciones en boxes para cambios de cubierta, encontraron a Charles Leclerc en la primera colocación, pero cuando tuvo que detenerse, todo volvió a la normalidad.

De todos modos, fue una buena performance la del monegasco, pues pudo remontar varias posiciones desde su largada de boxes, se adelantó a cuatro rivales y estableció el récord de vuelta que le otorgó el punto extra.

El español Carlos Sainz también hizo una buena jornada, logró terminar por delante de su compañero Norris y demostró temple en la lucha cuando superó a su coequiper.

Después, la monotonía. La confirmación de la supremacía de Mercedes. La lucha de Ferrari con Vettel y Leclerc. La permanente vocación veloz de Verstappen…

Un Gran Premio que dejó todo abierto para el futuro, cuando empiece la temporada europea. ¿Podrá meterse Renault en la discusión del segundo pelotón? ¿Será Red Bull el tercero de los que luchan arriba, o el mejor de los que vienen detrás de Mercedes y Ferrari? ¿McLaren volverá a las viejas glorias cada vez más lejanas? ¿Y Haas dará el salto que alguna vez amenazó con dar?

Todo está por develarse cuando nos metamos en los Grandes Premios del viejo continente. Veremos como se desarrolla esta temporada que empieza a perfilarse como las últimas.

Mientras, a Valteri Bottas y Lewis Hamilton, poco les importa. Están enfrascados en su lucha, casi en un mano a mano solitario, tal como se manifestó en las últimas cuatro vueltas del Gran Premio de Azerbaiyán, en dirimir entre compañeros quien va a dominar este año la máxima categoría del automovilismo.



Hernán O’Donnell

En una noche cambiante, el equipo de Jaguares supo encontrar el camino

El clima estuvo cambiante durante todo el día; nublado a la mañana, más tarde lluvioso, al mediodía mejoró y al caer la tarde salió el sol. Cuando surgía la noche, apareció un brisa fresca. Y así fue el partido, cambiante como el tiempo. Tuvo pasajes diferentes y dominadores alternados.

El inicio tuvo el dominio de Brumbies. Más consolidados en el scrum, controlaron el juego, aunque fueron los locales los que llegaron al try tras una gran maniobra de Tomás Cubelli, una patada al fondo y la aparición de Cancelliere para apoyar en el in goal y poner el 5-0.

Pero enseguida llegó la igualdad de Brumbies tras el try de Fainga’a. El encuentro quedaba igualado, aunque el visitante era el que dominaba el terreno. A los 20′ llegó el try del full back Thomas Banks tras una buena maniobra individual, en una jugada simple, rápida y efectiva. Convirtió el apertura Lealifano y el partido quedó 5-12 para la visita.

Pero las cosas no iban a quedar así. Porque el equipo argentino reaccionó y modificó su cara y su postura en ese primer tiempo cambiante. Matías Orlando llegaría al try a los 30′ y la conversión del apertura Domingo Miotti igualaría el partido en 12 tantos.

A los 34′ Agustín Creevy marcaría un nuevo try para Jaguares, para llegar a 17-12 y sobre el cierre del primer tiempo el empuje constante de la visita lo llevaría al final, tras varios ataques bien defendidos por los argentinos, a optar por patear a los palos y acercarse en el marcador. Lealifano fue el encargado de acercar el score a un apretado 17-15 cuando ya se jugaban 40+3′.

Todo lo que se vio en el primer tiempo, cambió en el segundo. El encuentro se hizo mucho más cerrado, no hubo situaciones cercanas en los in goals, y el desarrollo no tuvo variantes. Jaguares empujó, puso el juego en campo visitante, pero no pudo quebrar la resistencia de Brumbies.

A los 61′ Domingo Miotti convirtió un penal y llevó el resultado a 20-15. A diferencia de lo que había sucedido en el primer tiempo, con dominios y tanteador alternados, el complemento fue monótono y sólo ese penal alteró el score.

Para Jaguares fue una noche felíz, porque pudo resolver los contratiempos y encontrar el camino para abrirse paso en una noche cerrada, dura y cambiante como fue el clima durante todo el día.



Hernán O’Donnell

Con distintos resultados, Palmeiras y San Lorenzo lograron la clasificación.

Por distintos caminos aseguraron su pase a los octavos de final. No sólo tuvieron distintos resultados finales en la quinta fecha, sino que el rendimiento fue diferente. Pero lo cierto es que Palmeiras y San Lorenzo consiguieron el pase a la siguiente ronda y ya están en ese lote de equipos que sueñan con levantar la CONMEBOL Libertadores 2019.

San Lorenzo salió muy retrasasdo, metido atrás y con el intento de enfriar el partido, llevarlo a un ritmo lento y que se desarrollara el tiempo sin mayores sobresaltos. Pero no le dio resultado, pues Junior con la pelota trató de imponer su juego y buscar la victoria, para pelear el tercer lugar del grupo y el pasaje a la Copa Sudamericana.

En ese momento del juego, los primeros 15′ fue superior el equipo local y consiguió el gol tras un cabezazo de Rangel tras recibir un centro de la derecha y colocarla junto al poste derecho de Fernando Monetti.

Ese tanto lo sacudió al Ciclón, que adelantó sus líneas y fue por el gol que le permitiera llegar a la igualdad y a la clasificación. Emparejó las acciones y tuvo la chance en los pies de Reniero y Rentería, pero no fue eficaz. Y en el complemento tuvo más movilidad con el ingreso de Nahuel Barrios (por Gino Peruzzi, que jugó en una inédita posición de delantero) y más elaboración con Gonzalo Castellani (ingresó por Poblete).

De contraataque, Junior también tuvo oportunidades para aumentar el marcador. Pero se encontró con una buena respuesta de Monetti en una oportunidad y un error en la jugada final en la otra chance. No fue un gran partido, pero al equipo local le sirvió para seguir en carrera por ingresar a la Copa Sudamericana y San Lorenzo debió esperar 90′ más para que Palmeiras le asegurara el pasaje a octavos.

La victoria de Palmeiras se olfateó casi desde el arranque del partido. A los 10′ marcó el defensor paraguayo Gustavo Gómez de cabeza y el marcador empezó a abrirse para el equipo visitante, que mostró más soltura, más volumen de juego, mayor jerarquía individual y mucho más peso colectivo. A los 22′ aumentó Gustavo Scarpa con un remate desde afuera del área. 0-2 para la visita y ya era cuestión de ver cuántos goles iba a sumar.

En el segundo tiempo, Palmeiras se atrasó unos metros para manejar el partido de contra, con espacios amplios y velocidad para lastimar en cada réplica. Así llegó el tercero a los 67′ también de Gustavo Scarpa y a los 81′ Moisés cerró la cuenta.

Fue una exhibición del equipo brasileño, que lacanzó el primer lugar en la tabla y se clasificó a los octavos de final, igual que su rival de la última jornada de la serie, San Lorenzo de Almagro.

Por distintos caminos llegaron a la fase decisiva. Para alimentar sueños e ilusiones de sus seguidores, se sumaron al lote de los que persiguen la gran final en Santiago de Chile.



Hernán O’Donnell