El cero a cero apagó las luces de la noche de San Juan

Toda la expectativa, las palabras previas, los comentarios y los análisis anteriores al partido entre la Argentina y Brasil, se apagó con el correr de los minutos hasta cerrar una noche deslucida en San Juan, con menos emociones y alternativas de las imaginadas, y con más lucha y roce en el juego que inventiva y creatividad. Los dos equipos se tomaron el clásico, hace tiempo que lo hacen, con más orgullo barrial que con interés de expresión genuina de fútbol. Es más lo que se cortan, se rozan y se miden, que lo que generan, que puede ser mucho, muchísimo más de lo que han demostrado en los últimos enfrentamientos, y que está avalado por la enorme jerarquía de sus figuras.

Argentina arrancó el partido con mucha intensidad, con una saludable vocación ofensiva y tuvo diez minutos de dominio que levantaron a las tribunas y que generó una ansiedad por ver una victoria en el Super Clásico de las Américas. Después se emparejó el partido, porque Brasil con Fred, Fabinho y Paquetá se hizo presente en la mitad de la cancha, consiguió el control de la pelota y aprovechó alguna grieta en la defensa local. Argentina era el espíritu de siempre, Rodrigo De Paul como abanderado de esa tónica, en tanto Leandro Paredes y Giovanni Lo Celso intentaban asociarse. En ese lapso, Vinicius tuvo la chance más clara para la visita.

Crédito: @Argentina

Toda la magia de Messi surgió sobre el final del primer tiempo. Para darle más ritmo a la Argentina, para mover los hilos y para provocar las llegadas más claras. A los 30′ lanzó un pase preciso para Lautaro Martínez, quien entró al área en diagonal y Marquinhos cortó su remate con destino de arco.

Y la más nítida fue un remate de Rodrigo De Paul, a los 40′, combado y al palo izquierdo de Alisson Becker quien se arrojó bien abajo y desvió el tiro.

Argentina hizo dos modificaciones para comenzar el segundo tiempo. Lisandro Martínez ingresó en lugar de Leandro Paredes y Joaquín Correa reemplazó a Lautaro Martínez. Y no se detendrían allí las variantes por cuestiones físicas como la de Paredes; a los 52′ Cristian Romero se esforzó en un pique y quedó lesionado del isquiotibial derecho, que provocó su reemplazo por Germán Pezzella.

Brasil se animó y a los 60′ llegó con un remate de Fred, una de sus mejores figuras, que se estrelló en el travesaño. A los 68′ presentó al joven Antony en reemplazo de Raphinha; y a los 69′ Vinicius disparó al arco y controló muy bien Emiliano Martínez. Era el momento de la visita.

Entonces apareció Messi, para probar a Alisson a los 72′ y decir que la Argentina también iba por la victoria. Entre roces, pierna fuerte y muchas trabas en la circulación, el partido tenía pocas llegadas, pero claras.

A los 74′ Julián Alvarez reemplazó a Angel Di María; a los 78′ lo hizo Gerson por Lucas Paquetá. Y los últimos cambios fueron a los 85′; Gabriel Jesús entró por Cunha, mientras que Nicolás Domínguez reemplazó a Giovanni Lo Celso.

Crédito: @Argentina

No había tiempo para más; el encuentro se cortaba entre tanta fricción, pero quedaba una oportunidad más y fue de Lionel Messi, con un remate fuerte y al medio que Alisson controló aunque dio un leve rebote y luego se zambulló sobre el balón.

El triunfo de Ecuador ante Chile un par de horas más tarde determinó la clasificación de la Argentina a la Copa Mundial de la FIFA-Catar 2022. Y el país futbolero celebró con alegría, aún cuando el 0 a 0 había quedado sellado en la noche de San Juan, en un encuentro en el que parecía que la enorme expectativa se iba a traducir en un partido vibrante, y el correr de los minutos apagó el fuego prometido.

Hernán O’Donnell