Una multitud, dos gritos y tres puntos

La extraordinaria noche de Córdoba trajo la tranquilidad de la victoria y los interrogantes por un rendimiento que no fue del todo satisfactorio, así como el triunfo no se discute y se consiguió a través de un dominio y superioridad manifiesto, el equipo no pudo consolidar en el marcador la distancia futbolística que existe entre ambos conjuntos.

Fue hermosa la noche por el acompañamiento del público, la alegría de la gente que desbordó el Estadio “Mario Alberto Kempes” y todo el entorno que envolvió el encuentro. Pero faltó algo más. Por eso decimos que la fiesta fue alegre, pero sin torta.

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Porque Argentina fue un equipo decidido, al comienzo tuvo un tiro en el travesaño y encendió las gargantas de la gente. Se veía una clara intención de llevarse por delante, desde el punto de vista deportivo, al rival, de generar circuitos de juego (Higuaín fue fundamental en la distribución y circulación), de tener paciencia para llegar a la meta. Así , a los 19 minutos pegó el primer grito; una buena maniobra por derecha, la habilitación para Higuaín, el remate del Pipita que tenía destino de red fue rechazado sobre la línea, y Gonzalo le cedió el rebote a Mercado para que concretara.

Fue el primer grito. Enseguida, la presión alta boliviana y varios desajustes en el fondo. Luego el segundo grito; Banega que ingresa al área, Gutiérrez traba la pelota y el árbitro sanciona un insólito (e injusto) penal, que Messi transformó en gol. Iban 29 del primer tiempo y el partido parecía cerrarse.

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Después, Bolivia se animó un poquito más. Pero no demasiado; buscó su oportunidad sin despeinarse, sin soltar amarras y dejando que el tiempo fluya.

En la Argentina había ingresado Angel Correa por Di María. Y tuvo lucidez para “meterse” en el partido. Sumaron situaciones que por muy poco no se concretaron. Pero falló la estocada final, esa que tanto lamentó el “Tata” Martino en la conferencia de prensa. El equipo se quedó sólo con esos dos gritos. Faltó imaginación y precisión. También un poco de suerte. Y vale destacar la tarea del arquero visitante.

Julio Baldivieso, el DT de Bolivia, remarcó mucho el penal como condicionante del resultado. es cierto que no existió la falta, pero tampoco el conjunto verde estuvo cerca en el desarrollo ni en el marcador. El penal, injusto por donde se lo mire, no justifica la derrota boliviana.

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El final fue de aplausos y satisfacción; pero con un sabor a poco, a que a la fiesta le faltó algo. Un poco más de música, de gritos, de goles…La actuación fue positiva, faltó un poco más de concreción, nos quedamos con la fiesta armada y preparada, pero que no se pudo desatar, algo así como un brindis, un pequeño baile y a seguir con el trabajo…Por eso decimos que en la noche de Córdoba hubo una multitud, dos gritos y tres puntos asegurados.

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Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Ciudad de Córdoba, Provincia de Córdoba)