Montreal buscará igualar la serie en su segunda visita a la ciudad del pecado

Los Canadiens, dirigidos por Dominique Ducharme, buscarán redimirse tras la derrota (4-1) en el juego inicial contra el equipo de Las Vegas.

Sin dudas, la temporada del único equipo restante en los Playoffs ha superado toda expectativa y dejó la vara alta para el futuro de la organización mas laureada de la liga. Venciendo al primer clasificado e histórico archirrival, Toronto Maple Leafs, en primera ronda y tras remontar una desventaja de 3-1 en la serie. La moral del equipo estaba por las nubes y con ese envión barrieron a los Jets de Winnipeg. Quienes, curiosamente, venían de vencer 4-0 en la serie a los Oilers de Edmonton. Recibieron un poco de su propia medicina.

No puede hablarse del éxito de Montreal sin hacer hincapié en su legendario guardametas, Carey Price, quién en busca de su primer Stanley Cup se lo ve motivado para sellar su arco y llevar a su equipo a la cima. Tampoco se puede obviar el ascenso de jóvenes promesas, quienes ya dejan su sello en el mas alto nivel. El rookie, Cole Caufield y su socio Nick Suzuki, son de los puntos mas altos de este equipo. Este último mencionado tiene un valor agregado en esta definición, ya que fue originalmente firmado por Vegas Golden Knights en 2017 y posteriormente traspasado a la franquicia canadiense.

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Brett Kulak y Alec Pietrangelo enroscados e intercambiando palabras ante la supervisión del referí. /@CanadiensMTL

Enfrente hay un equipo duro de roer y con fortalezas en todos los frentes. Los Caballeros Dorados de Vegas cuentan en el arco con el 3 veces campeón, Marc- Andre Fleury. Otros de sus mayores baluartes son: Mark Stone, extremo derecho con grandes habilidades defensivas y ofensivas; Max Paccioretty, ex jugador de los Canadiens y estrella del equipo de Nevada; y también Jonathan Marchessault, el extremo que siempre dice presente en los momentos trascendentales.

Si bien, Montreal destaca por su defensa férrea y su gran capacidad de anotar en desventaja numérica, la ofensiva de Vegas es demasiado para cualquier equipo y junto con su portero de salvadas milagrosas, conforman un equipo candidato al título. Sumado a el excelente y profundo plantel, hay que añadir el envión anímico del equipo tras dar vuelta una desventaja de 0-2 ante Colorado (el mejor equipo en la temporada regular) e imponerse 4-2.

Aforo completo en el T-Mobile Arena, un ambiente al que Montreal no fue expuesto en toda la temporada / @GoldenKnights

Las diferencias en el tratamiento de la pandemia en Estados Unidos y Canadá podría darle una nueva ventaja a Vegas, quienes juegan ante un estadio a máxima capacidad mientras que el Bell Centre (hogar de los Habs) solo permite el ingreso de 3,500 fanáticos. Las casas de apuesta tienen como gran favorito a los Caballeros Dorados (y no por el hecho de ser el equipo local de “Sin City”, la ciudad del pecado) por lo que Montreal adoptará el rol del “underdog”. Un rol que le sienta bien y con el que ya vencieron en sus dos instancias previas. ¿Será la tercera la vencida? O finalmente, llegará a su final la temporada de ensueño canadiense.

El equipo más antiguo de la liga, fundado incluso antes de que se organizara la NHL, contra el equipo mas reciente (sin contar a Seattle Kraken, que aún no ha jugado su primer partido) y en un mercado distinto al de los Habs. Solo resta sentarse y esperar por el desenlace de una serie que pocos esperaban pudiera darse en las semifinales de la Stanley Cup. Vegas vs Montreal, Fleury vs Price, lo viejo contra lo nuevo por un boleto a las puertas del trofeo mas anhelado.

Federico O´Donnell

Francia supo golpear y manejar el juego para derrotar a Alemania

A veces el fútbol se acerca a la perfección. Esta EURO 2020, que se juega en Junio y Julio de 2021, tiene varios ejemplos de esa afirmación. Hay equipos que juegan un fútbol de alto vuelo, de toque y circulación, de dinámica y velocidad, de jerarquía individual y colectiva. Con los valores de ayer, de hoy y de siempre. Del fútbol como lo conocimos y como será. Y cuando esos equipos se enfrentan, como sucedió en Inglaterra-Croacia, o en esta Francia vs Alemania que nos ocupa en esta crónica, el resultado es un partido vibrante, emotivo, delicioso.

Francia y Alemania en el Allianz Arena de Münich, y otra vez, por esos caprichos de los sorteos y la definición de la ubicación en la organización del fixture, Francia hizo de local en la casa de Alemania. Y se lo tomó tan a pecho que fue por el partido, con ese estilo cautivante donde el balón se respeta con sagrado optimismo, el manejo es tan dúctil en los zagueros centrales, Kimpembé o Varane, como en los creadores, Pogbá, Mbappé o Griezmann. Entonces el equipo fue salida permanente a través de Pavard o Hernández, giro y distribución con Kanté y Pogba, equilibrio con Rabiot y ataque directo con Mbappé y Benzema. Una maquina de tocar ante una Alemania que lo esperó. Con la línea de tres zagueros cerca de su área, con los cuatro medios muy próximos a ellos y con Havertz y Müller a la espera de tener el balón para armar el juego que asista a Gnabry.

Francia llegó a los 14′ con un desborde de Pavard tas una combinación colectiva, y el cierre de Rudiger sacó el balón al corner; de ese tiro de esquina, a los 15′, llegó el cabezazo de Pogba que se fue arriba del travesaño. Y pronto desequilibró en el marcador.

Iban 19′ cuando Pogba cruzó un pelotazo perfecto a Hernández, este llegó libre por izquierda y lanzó un centro preciso para Mbappé. Hummels quiso despejar, estaba apurado, y no hizo más que meter la pelota en su arco. 1 a 0 para Francia.

Alemania sintió el golpe y fue por la igualdad. Adelantó sus líneas, y fue a buscar su tanto. La más clara fue a los 37′, cuando Gnabry remató una jugada que vino por izquierda y el balón pasó cerca del palo izquierdo de Lloris.

No hubo cambios para comenzar el segundo tiempo; los dos siguieron con las mismas alineaciones, aunque el encuentro modificó su rumbo, porque Francia, de a poco, empezó a meterse atrás, a ofrecerle a su rival que tomara la pelota, arriesgara un poco en ataque y explotarlo a sus espaldas con la velocidad de Mbappé, Griezmann, y el oportunismo de Benzema.

Alemania posicionó a Gosens y Kimmich como extremos; abiertos pero bien adelantados. Ginter, Hummels y Rudiger casi en la mitad de la cancha, Kroos y Gundogan cerca de los creadores y Havertz y Müller pegados a Gnabry. Persión y ataque constante, con el riesgo asumido de lo que podía proponer Francia en cada contragolpe. y vaya si sufrió, porque a los 51′ Rabiot, tras una buena contra solo y con Griezmann que entraba por el medio, disparó al arco y su tiro pasó muy cerca.

Respondió el equipo de Joachim Low, a los 53′, con una jugada que derivó en Gnabry y su remate, de pique al suelo, se elevó apenas por encima del travesaño. Volvió a tener una chance a los 69′ a través de un cabezazo de Rüdiger que controló Lloris. Alemania dominaba el territorio, a sabiendas que Francia le ofrecía ese partido. Pero no tenía alternativas, debía ir por el tanto que le diera la igualdad.

A los 72′ llegaron los primeros cambios del partido. Timo Werner entró en lugar de S. Gnabry y Leroy Sane ocupó el lugar de Kai Havertz; pieza por pieza, para refrescar el ataque. Pero Francia amenzaba en cada posibilidad y de un pelotazo largo, que parecía controlado por Hummels, Mbappé picó rápido ganó la posición y cuando se iba al arco de Neuer, Hummels se recuperó y cortó su proyección en una notable recuperación.

Y también pudo anotar a los 84′, tras una definición de Benzema, pero la jugada estaba invalidad porque cuando Mbappé recibió el pasé de Pogba, estaba en posición fuera de juego.

Low fue por dos variantes más a los 86′ de juego: Emre Can entró por Ginter y Kevin Volland ingresó en lugar de Gosens. Un tiro libre a favor, a los 87′, fue desaprovechado por Sané, quien remató muy alto. Y luego vinieron los cambios de Francia, sobre el cierre del juego, más para cortar, enfriar y terminar el partido, restarle ritmo y continuidad que por el arreglo de laguna situación, más allá que a los 88′ Tolisso entró por Benzema y el equipo armó dos líneas de cuatro y Mbappé un poco más suelto con Griezmann, en tanto a los 90+3′ Dembelé reemplazó a Rabiot.

Francia ganó con inteligencia en un partido de alto vuelo, de grandes jugadores y enorme jerarquía. Un aperitivo que augura un futuro de EURO vibrante, para seguir a cada paso.

Hernán O’Donnell

Argentina no concretó sus oportunidades y otra vez se quedó en un empate

Argentina se enredó en su laberinto. No puede salir de esta serie de igualdades que empezó con la doble jornada de la Compeitición de la FIFA, en la que empató con Chile en Santiago del estero y con Colombia en Barranquilla, y que se prolongó ante Chile, esta vez en Río de Janeiro. Tres ciudades distintas, tres empates con diferentes matices. Y con muchas cosas para analizar. Porque el equipo que conduce Lionel Scaloni jugó un buen primer tiempo, fue agresivo en el juego, tuvo circuitos aceitados, maniobras colectivas profundas y alcanzó una diferencia que pudo ser un poco más amplia.

A los 7′ llegó por primera vez, con un pase cruzado de Montiel para la entrada por izquierda de Nicolás Tagliafico, este se la bajó de cabeza a Messi y Leo sacó un remate cruzado que se fue abierto. Enseguida llegó un disparo de Nicolás González que Bravo sacó al corner. Y poco más tarde otra posibilidad clara, con una excelente asistencia de Giovanni Lo Celso en cortada y diagonal para el pique sorpresivo de Nicolás González y el remate de este fue tapado por Claudio Bravo cuando iban 17′ de juego.

Argentina era más, porque se entendían bien Lo Celso y González, porque Messi giraba y encontraba socios, porque Paredes sostenía el empuje y porque todo el equipo jugaba adelantado. Faltaba la puntada final, la aparición de Lautaro Martínez.

Chile no tenía prejuicios en sostenerse con una línea de cuatro, cinco volantes que se armaban en línea cuando Argentina tomaba la pelota en su campo, y Eduardo Vargas adelantado, como centro atacante. Cuando recuperaba, Carlos Palacios y Meneses se abrían para ensanchar la cancha y Arturo Vidal y Charles Aránguiz se soltaban, para quedar Pulgar solo como volante central. Así llegaron a su primera oportunidad, con una maniobra de contragolpe, el balón cruzado en ataque y Meneses que apareció por derecha pero no pudo conectar, ya a los 26′ del primer tiempo.

Pero Argentina era más en ese primer tiempo, y a los 32′ abrió el score con un magnífico tiro libre de Leo Messi que se coló en el ángulo superior izquierdo de Claudio Bravo.

Y enseguida llegó otra chance para la “Albiceleste”, con una jugada por derecha, el centro peligroso y lautaro que falló en la definición, con un disparo abierto, muy desviado.

Así se cerró el primer período de juego, con una sensación positiva de la Argentina, aunque en el segundo tiempo el equipo se iba a desdibujar y se le escaparía la chance del triunfo.

El equipo de Reinaldo Rueda salió con otra actitud en el segundo tiempo. Más sueltos Vidal y Aranguiz, más adelantado Medel en el fondo, más comprometido en el ataque el trío de Palacios, Vargas y Meneses, Pulgar con mayor protagonismo. Y en ese ir a buscar, un error de Martínez Quarta generó un contragolpe de Chile, el balón que fue a Vargas, su remate solitario, la tapada brillante de Emiliano Martínez y cuando Vidal tomó el rebote, Tagliafico llegó tarde al despeje y golpeó en la entrepierna al volante del Inter. Penal a los 56′, Vidal lo ejecutó, Martínez lo tapó con su mano izquierda, el balón golpeó en el travesaño y el rebote le quedó a Vargas, quien de cabeza logró la igualdad: 1 a 1 y volver a empezar.

Y pudo aumentar Chile a los 62′, cuando Meneses lanzó un centro, surgió Arturo Vidal y Martínez evitó el tanto. Scaloni decidió meter mano en el equipo y a los 66′ efectuó dos modificaciones: Angel Di María entró por Lo Celso, y Exequiel Palacios reemplazó a Paredes. El equipo dejó el 4-3-3 inicial, para quedar con un 4-4-1-1: La línea de fondo del comienzo, el medio con Di María, Palacios, de Paul y González, Messi por delante de ellos y adelante Lautaro Martínez.

Y así se las arregló para tener dos chances claras; una habilitación de Messi a González, quien entró solo y libre por izquierda para rematar, pero optó por tirar un centro rasante que fue cortado. Vinieron dos cambios en Chile, a los 76′ de juego: B. Brereton reemplazó a Carlos Palacios y C. Pinares ingresó en lugar de Eduardo Vargas; después llegó la otra chance que generó Messi, con un pase de emboquillada para González, cuyo cabezazo se fue arriba del travesaño de Bravo, a los 79′.

A los 80′, otras dos variantes en la Argentina: Joaquín Correa ingresó por Nico González, y Sergio Agüero reemplazó a Lautaro Martínez. Rueda decidió también dos cambios en Chile; iban 83′ y Roco entró en la zaga por Gary Medel, mientras que Alarcón suplió a Arturo Vidal. Scaloni hizo su última variante a los  84′, con el ingreso de Nahuel Molinaen reemplazo de Gonzalo Montiel.

Argentina volvió a tener una nueva chance a los 90′ cuando Messi le bajó la pelota a Joaquín Correa y este no llegó a definir, mientras que Chile se aferró a su última modificación: a los 90+2′ Pablo Galdames reemplazó a Meneses.

Todo estaba definido. Argentina no pudo concretar lo que había generado y se le escaparon dos unidades porque Chile fue eficaz, atacó en la desventaja y desnudó fallas que se reiteran y le cuestan caro al equipo nacional. Argentina jugó bien, pero no logró definir y no pudo sostener la ventaja. Se metió solito en su laberinto y otra vez no encontró la salida.

Hernán O’Donnell

Inglaterra ganó un partido complicado y asoma como candidato

El Grupo “D” presentó, en su jornada inicial, el partido más atractivo, duro y competitivo del grupo. Inglaterra vs Croacia, en Wembley, ahí a pasos de Londres, donde el Fútbol mundial tiene su Catedral, el escenario más célebre, famoso y cautivante de todos los escenarios de este bendito deporte.

Inglaterra recibió a su rival con el antecedente fresco del enfrentamiento por semifinales de la Copa Mundial de la FIFA-Rusia 2018; en aquella oportunidad ganó Croacia, de la mano de varias figuras que en esta oportunidad no están ya en el equipo, como Mandzukic e Iván Rakitic, pero con estrellas que brillaron, y lo hacen desde hace un tiempo, en esa cita ecuménica: Luka Modric, Ivan Perisic, Domagoj Vida, Mateo Kovacic…pero Inglaterra sentía que debía ser su tarde, que debía ser su partido. Y lo jugó como tal.

Gareth Southgate decidió jugar como le gusta a su gente; con mucha presión arriba, dos laterales, Walker y Trippier de subida permanente, dos volantes centrales, Rice más posicionado en el centro y Phillips con mayores posibilidades de desengancharse hacia el ataque; tres medio atacantes, Foden, Mount y Sterling, y un centrodelantero, Harry Kane, de enorme sacrificio, para tapar la salida del volante cetral rival, Brozovic, participar del circuito de juego y tratar de llegar al área rival en cada ataque de su equipo.

Se lo llevó por delante a su adversario en los primeros minutos y así contó con un par de situaciones muy claras; a los 5′ un disparo de Foden que se estrelló en el palo derecho de Livakovic, y un remate de Phillips, preciso y fuerte, que detuvo bien el arquero visitante, a los 10′ de juego.

Croacia se acomodó a partir de los veinte minutos de ese primer período, tras pasar un rato largo dominado por el local; fue cuando Modric se hizo del balón, los otros volantes, Brozovic y Kovacic, compartieron el manejo, Perisic se mostró por toda la banda izquierda y los delanteros, Kramaric volcado a la derecha y Rebic por el medio, ofrecieron sacrificio para asociarse en cada maniobra.

Fue el momento en que apareció Mings para solucionar todos los problemas, en tanto Stones acompañó en el juego aéreo y Pickford no pasó mayores sobresaltos.

Croacia encaró el segundo tiempo con mayor determinación; había mejorado al final de la primera etapa a partir de la inteligencia de Modric y el espíritu colectivo de sus compañeros, pero en el complemento intentó apretar un poco más. Ser más ofensivo.

Pero en una distracción, pagó caro; de la derecha de Walker partió una habilitación profunda a Phillips, quien se proyectó sin pelota para romper líneas, cuando se encontró con el balón giró a su derecha, se sacó de encima la primera marca y puso el balón justo para Sterling, quien definió fuerte frente a la salida del arquero y a los 56′ Inglaterra se adelantó por 1 a 0.

Wembley fue un rugido de alegría y celebración; la victoria empezaba a tomar forma. Y el encuentro comenzó otro capítulo, con el correr de los minutos, los dibujos tácticos variaron. Inglaterra, con la tranquilidad del marcador a favor, empezó a encontrar espacios para generar ataques como el del que tuvo Kane, tras un centro de Sterling y Harry no llegó a concretar, cuando iban 61′ de juego, aunque dio su cuerpo contra un poste.

Croacia sacó a relucir su orgullo y fue para adelante; con dos variantes a los 70′ de juego: N. Vlasic entró en el medio por M. Brozovic y J. Brekalo al ataque por A. Kramaric. En el local, Rashford ingresó por Foden, a los 71′.

Inglaterra se retrasó, dejó que el rival manejara el balón y buscó explotar los contragolpes; era un tanto riesgoso, porque Croacia se adelantó en el terreno y se acercó a Pickford, pero el conjunto británico se sintió cómodo, mientras encontraba el balón, amenazaba de contra y cerraba los caminos de su área con una super población de futbolistas.

Y llegó la sucesión de variantes en esos minutos finales y de sentencia; a los 77′ B. Petkovic ingresó por el delantero de Milan, A. Rebic en Croacia. A los 81′ el joven Bellingham reemplazó a Harry Kane, agotado tras un enorme esfuerzo para colaborar en la marca de su equipo. Y pocos minutos después, a los 84′, Pasalic entró por Kovacic, para darle aire al medio campo de la visita.

Pero Croacia se repitió en la fórmula de abrir el balón y tirar pelotazos cruzados para que aprovechen sus delanteros; a veces tenían forma de centros, a veces como simples cambios de frente. Pero no pudo armar juego asociado, a pesar de los intentos del capitán Modric y cada oportunidad se diluía sin mayores peligros.

Cuando ya estábamos en los 90+1′ de juego, D. Calvert-Lewin reemplazó a R. Sterling. Y nada varió. Inglaterra se aferró a la diferencia, sostuvo sus argumentos y ganó en su debut ante el rival más complicado del grupo. Nada mal para empezar.

Hernán O’Donnell

Bélgica fue “local” en San Petersburgo y mostró sus credenciales

El primer tiempo de Bélgica fue contundente. Jugó bien, supo mover la pelota, trató de desbordar por los costados, contuvo a Rusia cuando se le vino encima, se defendió con criterio y golpeó en los momentos justos. Sacó una ventaja importante y marcó el ritmo del juego.

Sostenido por la velocidad de Mertens y Ferreira Carrasco por los costados, y la potencia imparable de Lukaku por el centro, Bélgica hizo de su ataque una herramienta de generación de oportunidades, acompañado por varios desacoples de la defensa “visitante” porque por sorteo y posicionamiento, Bélgica fue “local” en San Petersburgo, tal como Italia fue “visitante” ante Turquía en Roma…

Lo cierto es que Rusia había arrancado con la intención de hacer valer su conocimiento del terreno, pero a los 9′ llegó el gol de Lukaku, tras un centro que lo buscaba y estaba en fuera de juego, pero el defensor ruso pretendió jugar el balón, se le escapó atrás y recibió el delantero del Inter, quien quedó habilitado y de media vuelta sacó el disparo que abrió el partido: 1 a 0 para los “Diablos Rojos” de Europa.

Rusia lo fue a buscar porque sentía que estaba en partido y que el primer gol de su rival había sido apenas un desliz. Pero lo cierto es que tuvo una chance a los 13′ a través de un cabezazo del lateral brasileño nacionalizado ruso, Mario Fernandes, quien le dio buen dirección al corner recibido, pero ese golpe de cabeza fue bien controlado por Courtois. Respondió Bélgica, que de a poco se adueñó del control del juego, y Thorgan Hazard disparó tras una buena pared, que el pecho de Anton Shunin evitó que entrara en su arco, a los 21′ de juego.

Después, las primeras variantes. Un choque de cabezas obligó a Castagne a dejar el campo de juego a los 27′ y su lugar lo ocupó Meunier, en Bélgica. Lo mismo le ocurrió al ruso Kuzyaev, quien intentó continuar, pero debió dejar su espacio a Cheryshev,a los 29′ del encuentro.

Y el propio Meunier aumentó el marcador, a los 33′ cuando un centro desde la izquierda fue rechazado en forma defectuosa por el arquero ruso, el balón quedó en el medio del área y a merced de Meunier, quien con tranquilidad señaló el 2 a 0 para los belgas.

Rusia ya estaba confundido; poco había quedado de su inicio inquietante y muy pronto se vio dominado por el equipo belga, que se hizo amenazante en cada uno de los ataques de sus hombres, porque tanto Mertens como Ferreira Carrasco y Romelu Lukaku le imprimían velocidad a cada lanzamiento, condimentado por una cuota de habilidad difícil de controlar para los oponentes.

Para colmo, las lesiones seguían su camino y Rusia debió realizar otra modificación sobre el cierre. A los 42′ V. Karavaev reemplazó a Y. Zhirkov por lesión.

Y para comenzar el segundo tiempo, Rusia salió con otra variante, la tercera, pero con dos ventanas usadas y una más por delante para el segundo tiempo.  I. Diveev ingresó por D. Barinov y allí fue el equipo “visitante”; a buscar el descuento, a apretar al rival y a acelerar los tiempos. Pero chocó con la firmeza de Verthongen y Boyata en la defensa, amén de la sabiduría de Courtois en la valla.

Rusia comenzó a apagarse en el intento, y a los 62′ apeló a las dos últimas modificaciones en su estructura. M. Mukhin reemplazó a R. Zobnin y A. Miranchuk entró por D. Cheryshev, quien había ingresado a los 29′ del primer tiempo con lo cual solo jugó poco más de media hora del partido.

Bélgica retomó el control del juego y a los 71′ Eden Hazzard reemplazó a Mertens, en una jugada esperada, la de ver al volante del Real Madrid y su actualidad. Tuvo algunos chispazos, pero no sobresalió como otros compañeros. Y a los 75′ cerró la ventana de las modificaciones con el ingreso de Vermaelen por el lesionado Vertonghen y de Praet por Ferreira Carrasco.

Todo parecía concluir con el dominio de Bélgica, que se apropió de la pelota y la manejo a su antojo con autoridad y suficeincia. le dio sentido a la circulación e hizo que Rusia corriera tras el balón. Hasta que a los 87′ Meunier lanzó una asistencia brillante al pique de Lukaku y el delantero del Inter sacó un tiro fuerte e inatajable, que valió el 3 a 0 y el cierre de una gran actuación de los “Diablos Rojos”.

A Rusia le quedó una última oportunidad a los 89′ con un tiro libre de Miranchuk que se fue alto, arriba del travesaño. Nada hubiera modificado; Bélgica tuvo una actuación convincente, mostró sus cualidades y lanzó su candidatura.

Hernán O’Donnell

Gales y Suiza sellaron de cabeza el empate

Fue un partido más que interesante, con ritmo, buen trato del balón, intenciones ofensivas y u desarrollo que varió en algunos momentos del juego, pero que dejó una mejor imagen del equipo Suizo, donde mostró más tributos para llevarse el partido, pero en el momento clave, donde debió sellar la diferencia, se dejó estar permitió que el rival llegase a la igualdad y luego no lo pudo quebrar.

En el comienzo, Gales tuvo una llegada clara, con un cabezazo de Moore que el arquero Sommer pudo desviar al corner. Luego fue Suiza el que tomó el control del juego. Armó su circuito con las subidas de los laterales, Kevin Mbabu y Ricardo Rodríguez, mientras Xhaka distribuía en el medio, para que Shaquiri organizara el ataque, con el peligro permanente que denotaba Harris Seferovic.

Así empezó a acumular oportunidades; a los 19′ tuvo una clara, con un tiro de esquina, el tacazo de Schar, que le escapó a la marca de Mepham y el arquero galés, Danny Ward la pudo desviar con su pierna derecha. A los 26′ fue Seferovic quien enganchó en el área, giró en una media vuelta y sacó un remate que se fue apenas desviado.

Gales ya no se plantaba con el 4-3-3 inicial; más bien dejaba solo a Moore como punta de lanza, y el esquema ya era un 4-1-4-1, bien definido, con la línea de cuatro defensores, Joe Allen por delante de ellos, adelante otra línea de cuatro volantes con llegada, con los costados cubiertos por Bale y James, más los internos Morrell y Ramsey. Pero ese esquema estaba en su campo. El dominio era suizo y sobre el cierre de la primera etapa volvió a avisar con un remate claro de Seferovic que pasó arriba del travesaño, cuando iban 40′ de juego.

En el segundo tiempo, Suiza salió con la misma determinación, y muy pronto plasmó la ventaja en el marcador. A los 48′ se fue solo Embolo, metió un remate fuerte y Ward desvió al corner; de ese tiro de esquina, ejecutado por Shakiri, el propio Embolo cabeceó a la red, a pesar del esfuerzo de Ward y ante la marca descuidada de Connor Roberts. Iban 49′ y Suiza se adelantaba 0-1.

Ahí se quedó el equipo helvético. Como si se hubiera conformado o hubiera creído que podía manejar el partido de otra manera. De contragolpe, por ejemplo. Sin hacer lo que había hecho hasta entonces, atacar. Prefirió ceder campo y pelota. Y a pesar de que tuvo una chance a los 64′ con un tiro cruzado de Embolo que pasó cerca del palo izquierdo de Ward, el equipo se quedó. Hasta realizó una variante que le restó capacidad ofensiva, cuando a los 65′ Denis Zakaria ingresó por Shaquiri.

Y Gales se animó. Se adelantó en el terreno, progresó con el crecimiento de James y Ramsey, rápidos y dinámicos para encarar las maniobras de ataque, y de a poco recuperó la confianza en su juego.

Entonces llegó el empate. Tiro de esquina desde la derecha de su ataque, el balón jugado atrás para Joseff Morrell y el centro preciso para el cabezazo de Kieffer Moore, quien marcó el 1 a 1 cuando iban 73′ de juego.

Page, el DT galés, determinó entonces la salida de James, un tanto sorprendido, por Brooks, a los 74′ mientras que Suiza hizo su segunda variante a los 83′ cuando Mario Gavranovic ingresó por Seferovic. Y pareció que pudo ser el héroe de la jornada porque un minuto después marcó con un remate fuerte tras recibir la asistencia de Embolo, pero el VAR confirmó que estaba fuera de juego y la jugada careció de validez.

Suiza retomó su camino en ese tramo final, aunque era tarde para revertir el quedo que tuvo en un momento del complemento. Sin embargo, tuvo una oportunidad más para llevarse la victoria, a los 89′, cuando un corner de la derecha fue bien cabeceado por Embolo y otra vez Ward la sacó por arriba del travesaño.

Solo quedó un momento para que Ampadu ingresara por Ramsey a los 90+2′ del partido. Pero todo estaba ya resuelto. Gales y Suiza no pudieron sacarse ventajas y de cabeza sellaron el empate.

Hernán O’Donnell

Europa abrió su fiesta e Italia avisa que está de regreso

Una ceremonia impactante, emotiva, maravillosa. El histórico Estadio Olímpico de Roma, sus luces, su celebridad y la magia de la ciudad eterna que albergó el partido inaugural entre Turquía e Italia. Una fiesta acorde al deporte más maravilloso del mundo. De primera categoría, con la escenografía adecuada y los números artísticos sobrios y jerárquicos.

Y la música de Andrea Bocelli, su voz incomparable para darle paso a la banda irlandesa U2, que interpretó la canción de la EURO 2020. Emoción y ansiedad, una mezcla perfecta para vivir la ceremonia previa. Por la espectacularidad de la bienvenida y las ganas de gozar el fútbol. Con las mejores voces, el tenor Bocelli y la potencia rockera de Bono. Y la pelota que rueda de modo mágico en un estadio italiano…

Turquía, que por esos misterios de las organizaciones de los torneos ocupó el rol de local ante Italia en Roma, salió a llevarse por delante al rival. Con Calhanoglu como organizador, se paró bien cerca del medio campo, con mucha población allí a la búsqueda de ganar la batalla del centro del espacio. Y se mantuvo firme en defensa, sin soltarse ni asumir ningún tipo de riesgo.
Italia se acomodó a la propuesta y muy pronto se armó para jugar el partido. Barella como eje en el medio, Inmmobile e Insigne en ataque; Florenzi para abrir la cancha. Jorginho y Locatelli para la elaboración. Y, sin perder la paciencia, lo fue a buscar.
Soltó a Spinazzola por izquierda, adelantó a los zagueros, y ganó el balón en la mitad de la cancha. A los 23’ tuvo su primera chance, la más clara del primer periodo cuando Chiellini cabeceó tras un tiro de esquina y el vuelo del arquero “local” desvió el balón que tenía destina de red.
Y luego sumó una segunda oportunidad a los 42’ cuando Immobile se abrió del centro a la derecha y sacó un disparo preciso que contuvo el arquero de Turquía.

En el segundo tiempo, ambos presentaron algunas modificaciones en su estructura. C. Under ingresó por Y. Yazici en el equipo que hizo las veces de local; Di Lorenzo en lugar de Florenzi en el lateral derecho de la “Azurra”. Cada uno conocía su libreto, pero Italia mantuvo su compromiso con la victoria y a los 52’ llegó a la apertura del marcador a través de un centro desde la derecha que encontró el cierre apurado de Demiral y el defensor turco, en su afán de evitar el balón no pudo más que rebotarlo con la panza y enviarlo, sin intención, claro, al fondo de su valla. 0-1 para Italia y el partido que empezaba a mostrar su detino.

Con el resultado a favor, Italia se sintió más tranquilo. Podía manejar el partido sin la presión de convertir, aunque Turquía no salía. Entonces apeló a la circulación, a darle sentido y recorrido al balón, a través de la proyección de los laterales y del trabajo colectivo de los internos. Y a los 65’ llegó el segundo tanto. Un remate fuerte de Spinazzola, Cakir rechazó e Immobile capturó el rebote para marcar el 0-2.

Entonces Turquía fue por dos variantes en su formación; a los 64′ K. Ayhan reemplazó a O. Tufan y I. Kahveci ingresó en lugar de O. Yokuslu. También Mancini modificó a su equipo, a los 74′ decidió el ingreso de Bryan Cristante, volante de la Roma, por Locatelli. Más aire y piernas para la batalla del centro del campo. Y enseguida, en la lluvia de variantes,

Entonces Turquía fue por dos variantes en su formación; a los 64′ K. Ayhan reemplazó a O. Tufan y I. Kahveci ingresó en lugar de O. Yokuslu. También Mancini modificó a su equipo, a los 74′ decidió el ingreso de Bryan Cristante, volante de la Roma, por Locatelli. Más aire y piernas para la batalla del centro del campo. Y enseguida, en la lluvia de variantes,

Entonces Turquía fue por dos variantes en su formación; a los 64′ K. Ayhan reemplazó a O. Tufan y I. Kahveci ingresó en lugar de O. Yokuslu.

Ahí se le simplificó el partido. Turquía no encontró los caminos, porque se había organizado para contener y de pronto se vio abajo en el marcador en donde ya la distancia era un poco más amplia. También Mancini modificó a su equipo, a los 74′ decidió el ingreso de Bryan Cristante, volante de la Roma, por Locatelli. Más aire y piernas para la batalla del centro del campo. Y enseguida, en la lluvia de variantes, cuando iban 76′ I. Dervisoglu reemplazó a K. Karaman en el equipo rojo.
Para colmo, de una salida fallida del fondo llegó el tercer gol de Italia; fue a los 79’, con un estupendo disparo de Insigne, cruzado y al ángulo que marcó el 0-3.

Ahí se cerró el encuentro, aunque restaban diez minutos por jugarse más algunos de prórroga. Mancini, el entrenador italiano, aprovechó las dos ventanas que le quedaban y selló las variantes. Ya se jugaban 81’cuando Federico Chiesa reemplazó a L. Insigne; Andrea Belotti ingresó en la ubicación de Ciro Immobile y F. Bernardeschi entró por el lesionado D. Berardi.

Italia se abrazo a la victoria, festejó con alegría y celebró tres puntos de esperanza, que lo vuelven a ubicar en la escena de los grandes, luego de la tristeza por la ausencia en la Copa Mundial de la FIFA-Rusia 2018. Ahora es tiempo de mostrarle al mundo que el gigante está de regreso.

Hernán O’Donnell

Argentina arrancó como un Fórmula 1 y al final se quedó sin nafta

Iban apenas 2′ de juego y la Argentina abrió el marcador. Tiro libre desde la derecha en zona ofensiva, la pegada exacta de Rodrigo De Paul, cuando toda Colombia aguardaba la ejecución de Leo Messi, el balón que cayó en la puerta del área chica y el cabezazo perfecto de Cristian Romero marcó el 0-1 para la visita. No se habían aún acomodado en el campo de juego y ya el equipo de Scaloni había sacdo una luz de ventaja.

Pero eso no era todo en ese inicio frenético. A los 7′ Leandro Paredes capturó un balón en el área rival, en una jugada que pretendía ser colectiva pero en la que no se terminaba de ordenar, y elaboró una maniobra personal, desde el medio hacia la izquierda, para definir cruzado cuando le salía David Ospina y señalar el 0-2 para la Argentina.

Apenas amanecía el encuentro y ya la visita había obtenido una diferencia tranquilizadora. Incluso tuvo otra oportunidad con una volea de Acuña, que pegó en Medina y se fue al corner. Colombia salió después de los quince minutos del estado de shock; fue el momento en que Juan Cuadrado se hizo del balón y comenzó a darle velocidad y dinámica a su juego. Lo acompañó Zapata y Muriel ingresó por Lerma a los 29′ para sumar un hombre más en el ataque. La Argentina tuvo un respiro, lo aprovechó Colombia y exigió a Emiliano Martínez que siempre respondió, hasta que en una pelota áerea controlada, el saltó de Yerry Mina lo hizo caer mal y debió dejarle su lugar a Agustín Marchesín, a los 39′ de juego.

La Argentina se marchó tranquila al descanso, al margen de la lógica preocupación por Emi Martínez y Colombia regresó al complemento con tres variantes más en su alineación: Wilmar Barrios ingresó por G. Cuellar, Borja reemplazó a Duvan Zapata y Edwin Cardona ocupó el lugar de Luis Diaz.

Y mejoró Colombia. Fue con mayor decisión, y a los 50′ logró descontar a través de un penal, tras una falta cometida por Nicolás Otamendi. La ejecutó Luis Muriel y el encuentro quedó en un apretado 1-2.

Lionel Scaloni, Dt de Argentina, decidió una segunda variante: Exequiel Palacios ingresó en reemplazo de Giovanni Lo Celso, quien estaba con una molestia física. Pasado el susto, Argentina volvió a contar con varias situaciones como para ampliar el marcador. la más clara fue un tiro libre de Messi, un calco a los dos que había ejecutado ante Chile, y Ospina voló como Claudio Bravo lo había hecho en Santiago del Estero, para sacar el tiro a los 57′ de juego.

Con Borja y Muriel en el centro del ataque, Cardona para organizar, Cuadrado para atacar por derecha, Argentina modificó su estructura a los  63′. Germán Pezzella entró por el lesionado Cristian Romero y Juan Foyth ingreso en reemplazo de Nico Gonzalez; el equipo tenía tres centrales, Foyth, Otamendi y Pezzella para los dos hombres de punta locales, salida por los costados con Montiel y Acuña, en el medio Palacios, Paredes y De Paul, Messi libre y Lautaro Martínez arriba para aguantar y pelear. El equipo sintió el cansancio, la humedad y el calor. Y si bien generó chances, también sufrió porque a los 71′ Muriel se fue solo por izquierda y su disparo, peligroso, se fue por arriba del travesaño de Marchesín.

Reinaldo Rueda jugó su última carta: a los 74′ puso a Yairo Moreno en lugar del lateral derecho Stefan Medina, y Moreno se volcó sobre la izquierda, para terminar de abrir a la defensa visitante.

A pesar de las muestras de agotamiento físico, la Argentina contó con una chance más para ampliar la ventaja; a los 84′ recibió Martínez por el medio, abrió a la derecha para Palacios y este jugó corto para Leo Messi, que frotó la lámpara y en una maniobra repentina sacó un bombazo de primera que Ospina logró desviar. Fue otra chance para el equipo visitante.

Pero los partidos solo se terminan con el silbato final y muchas veces el fútbol se puebla de fantasmas que condicionan los resultados y los rendimientos. Cuando todo parecía concluir, llegó un centro final para el local, se elevó Miguel Borja y metió el frentazo que se le escurrió a Marchesín y significó el empate 2 a 2 cuando ya se jugaban 90+3′ del partido.

En la agonía se le escapó a la selección nacional. La Argentina comenzó con ritmo y contundencia, no pudo aprovechar sus chances y al final se agotó y se le escurrieron dos puntos, mientras Colombia celebró un empate que había visto muy lejano.

Hernán O’Donnell

Estados Unidos remontó el clásico y se adjudicó la primera edición de la Concacaf Nations League

Fue una final tremenda, intensa, disputada. Llena de emociones desde el primer minuto de juego hasta el último de los ciento veinte que se jugaron; aunque en realidad fueron más, porque se agregaron siete minutos en los noventa reglamentarios y más de cinco en la prórroga. Ese largo partido jugado en Denver, Colorado, definió la primera edición de la Concacaf Nations League que, a imagen y semejanza de la UEFA Nations League, es un torneo que reemplaza a los amistosos previstos en las fechas FIFA. Y esta edición, que comenzó a finales de 2018.

Y fue emotivo de principio a fin porque fue solo arrancar y qué México se pusiera adelante en el marcador. Un balón que parecía controlado por la defensa local, sin embargo Jesus Corona estuvo atento para interceptar el pase entre los centrales, se llevó la pelota por izquierda y con un remate seco puso el 0-1 cuando iba 1’ de juego.
A partir de allí se abrió un partido vibrante, con el local que fue a buscar la igualdad y el tricolor con los argumentos típicos de un equipo de Gerardo Martino.

México sintió que podía quebrarlo con el trabajo de Herrera, la jerarquía de Lozano y la velocidad de Corona. Pero chocó con un local entusiasta, que batalló en la media cancha y arriba peleó con Weston McKeenie, Reyna y Sargent. Respaldado por la solidez de Brooks en el fondo, A los 27’ llegó al empate por intermedio de Gio Reyna´, 1-1 tras una pelota detenida. El local asumió un riesgoso 3-4-3, con Sergiño Dest volcado como lateral volante más cerca de Pulisic que de la línea de tres. Para México el partido no era sencillo, a pesar de tener un roce mayor.

Estados Unidos se animó y cerró el primer tiempo con una mejor imagen.
En el complemento, los cambios le dieron una fisonomía diferente a las estructuras iniciales. A los 60′, el local tuvo una decisión importante: adentro Thimoty Weah, el delantero que heredó el brillo y la habilidad del célebre George, en reemplazo del lateral de Barcelona, Dest. Más espíritu ofensivo para la escuadra. México fue con dos variantes a los 66′ de juego; Luis Romo entró por Carlos Rodríguez en el medio campo y Henry Martin ingresó en el ataque por Jesús Corona. Enseguida, el local ofreció dos variantes. Una táctica; el delantero Jordan Siebatcheu por el centro atacante Josh Sargent, mientras que a los 69′ el arquero Zack Steffen se lesionó y fue reemplazado por Ethan Shea Horvath, quien se iba a transformar en una de las figuras de la noche. Pero áun no podía saberlo.

México proponía, pero sufría en cada pelota parada. Así se lo hizo sentir el local con dos llegadas muy claras, a los 70’ con un cabezazo que desvió Ochoa en forma brillante y una jugada similar a los 75’ que volvió a controlar el arquero de las águilas de América. A los 78′ también iba a haber un cambio que influyó en el partido, porque Diego Lainez, una promesa del fútbol mexicano, ingresó en lugar de Uriel Antuna y a los 79′, en el mejor momento del local, llegó el segundo tanto mexicano que parecía podía sentenciar el partido. Una pared exacta y la entrada de Lainez para disparar desde lejos y marcar el 1-2.

Pero poco iba a durar la alegría para el equipo del “Tata” Martino; a los 82′, en otra jugada de pelota parada, llegó el centro de tiro de esquina, e igual que en las dos jugadas narradas, se iba a imponer un cabeceador local por encima de la defensa visitante. Y Weston Mckennie marcó de cabeza el 2 a 2 que llevó el partido a la prórroga.

Sebastian Lletget entró por Reyna a los 83′, igual que Tyler Adams entró por Tim Ream. Dos jugadores de medio campo para darle más aire al equipo en un partido que ya se veía podía alargarse media hora más.

El alargue se jugó al mismo ritmo que lo habían hecho en el tiempo reglamentario. Al ataque y sin guardarse nada; a los 100′, Martino realizó dos modificaciones en su estructura. Carlos Salcedo entró por Héctor Moreno en la defensa, mientras que el experimentado Andrés Guardado reemplazó al volante de Atlético de Madrid, Héctor Herrera. Para Guardado también iba a haber un lugar en la historia de la noche. No de los más agradables, por cierto.

Reggie Canno entró por Yedlin en la defensa local, a los 105+1′, sobre el cierre del primer tiempo del suplementario.

Y en los quince minutos finales iba a haber tantas emociones como en el primer minuto de juego. Porque a los 107′ entre Salcedo y Gallardo chocaron a Pulisic, y el árbitro, tras las discusiones y el chequeo del VAR, sancionó el penal, que Pulsic ejecutó a los 113′ para marcar el 3 a 2 para el local.

Allí el partido, que ya había tenido unos cuantos roces, pierna fuerte y empujones, se convirtió en una batalla en la que cada pelota dividida se dirimía a los pechazos y manotazos. Cada infracción sancionada por el árbitro, era seguida de discusiones, entreveros y todo tipo de bravuconadas. Un clásico como los de antes. Y faltaba una emoción más, ya en el final, cuando se jugaba el tiempo de descuento de la prórroga. Y los protagonistas iban a ser dos jugadores que no habían comenzado en las alineaciones titulares.

Iban ya 118′ cuando llegó el centro que cabeceó Luis Romo y el balón pegó en el brazo derecho de Mark Mc Kenzie. Otra vez la consulta con el VAR y la decisión unos minutos más tarde, para que Guardado tomara la ejecución cuando ya iban 120+3′ de juego. Su remate fue esquinado, a la derecha de Ethan Horvath, quien se arrojó a esa esquina y desvió el remate.

El Empower Field at Mile High fue un solo grito. ¡USA, USA! Estados Unidos se abrazaba a la primera edición del torneo. Quedaban segundos por jugarse, o minutos, porque el reloj no parecía que se iba a detener y Pulisic tuvo la inteligencia de llevarlo cerca de una esquina de la valla de Ochoa para jugar ahí, en esa zona. Con más roces, golpes y amenazas. Allí se jugó el resto, que se prolongó hasta los 120+11′ del reloj!

Estados Unidos se consagró Campeón de la Primera Edición de la Concacaf Nations League. Con fútbol, sacrificio y una enorme voluntad, la selección demostró que su fútbol creció y no parece detenerse. Atrás quedaron los años en que la ingenuidad y el desconocimiento táctico dominaban su juego. Hoy es un equipo duro, combativo, prolijo y con una destacada dinámica, llevada a cabo por futbolistas que brillan en el primer mundo de este deporte: Christian Pulisic, Gio Reyna, Thimoty Weah, John Brooks, Sergiño Dest, Sargent, Cannon, entre otros.

Fue el mejor de una larga competencia y superó a un bravo rival. Remontó un clásico y hasta el último minuto soistuvo su fe en la victoria. Fue para celebrarlo como las luces de Denver lo marcaron una noche de Junio.

Hernán O’Donnell

Suecia fue convincente y llega a la EURO con la confianza de su fútbol

La Copa UEFA EURO 2020 comienza en unos días. Con una larga postergación a causa de la pandemia, el torneo más importante del viejo continente a nivel de selecciones, se presenta con la misma denominación prevista, el año que estaba planificado, aunque se juegue en el 2021.

Y la expectativa es grande, porque se anuncia un torneo grande, con muchas ciudades hermosas que serán sedes de encuentros trascendentes, con candidatos lógicos y con la esperanza de encontrar alguna sorpresa pero también novedades tácticas y estratégicas.

A diferencia de la tradición, donde el torneo se celebraba siempre en un país, o a lo sumo dos naciones, esta vez los grupos estarán desparramados en grandes urbes de Europa. Será un torneo más continental, con los ojos puestos en Amsterdam, Bakú, Budapest, Bucarest, Copenhague, Glasgow, Londres, Münich, Roma, San Petersbugo y Sevilla. Allí, en la ciudad andaluza en el magnífico Estadio de la Cartuja, España recibirá a Suecia el 14 de junio próximo en uno de los encuentro más atractivos de la primera fecha de la clasificación. Por eso ver a Suecia, en el amistoso ante Armenia resultó un ejercicio interesante para empezar a vivir la vieja y querida “Eurocopa”.

El “Friends Arena” de Estocolmo vio al local dominar el primer tiempo a voluntad. Armenia intentó darle pelea en la mitad de la cancha, pero no logró sacarle el balón y sufrió mucho e defensa. Suecia fue un equipo ordenado, prolijo y paciente. Jugó a un toque, rápido, con el traslado sostenido en pases permanentes, la habilidad de Forsberg en tres cuartos y la potencia en ataque de un referente como Kulusevski y un inteligente Isak. Ante un determinado poderío local, le costó a Armenia acomodarse al partido. Y sufrió.

A los 15′ Forsberg abrió la cuenta con un espléndido tiro libre, que parecía iba a ser controlado por el arquero visitante, David Yurchenko, pero se le escapó de las manos y Suecia se adelantó por 1 a 0.

Se adaptó bien al partido el equipo de Andersson y comenzó un dominio sostenido en el juego. A los 27′ Isak tuvo una buena posibilidad, con un doble enganche en el área, pero su remate se elevó y se fue arriba del travesaño. El conjunto escandinavo desplegó allí sus mejores atributos, característicos de su fútbol: pases directos, movilidad, mucho sacrificio y un gran despliegue físico, la base permanente de su característico juego.

A los 33′ aumentó el marcado; centro de tiro de esquina desde la derecha de su ataque ejecutado por Forsberg y Danielsson apareció en el corazón del área para marcar de cabeza, aunque el balón se desvió en un defensor visitante, y el partido quedó 2 a 0 para el local.

Y pudo haber más, pues a los 37′ llegó otra chance: mano de Calisir en el área cuando fue al piso a cortar un centro y el penal le abría una posibilidad más al equipo amarillo. Sin embargo, Sebastian Larsson eligió la izquierda del arquero, hacia allí fue David Yurchenko y desvió el remate al corner.

Y así se fue la primera parte. Con un control claro e inobjetable de Suecia, ante un rival que no lograba armar su medio juego y pasaba problemas en la defensa pues no era eficaz la contención.

Para comenzar el segundo tiempo, Joaquín Caparrós, entrenador español de la selección de Armenia, decidió cuatro variantes: A. Grigoryan reemplazó a E. Spertsyan; K. Bayramyan ingresó en lugar de W. Angulo, K. Muradyan entró por H. Hakobyan y T. Barseghyan ocupó el lugar de A. Miranyan. Propuso más orden y prolijidad en el juego; acoplarse mejor entre las líneas y acentuar la contención. Que el equipo fuera más fuerte en la faz defensiva para no sufrir tanto los ataque locales. Mientras, Suecia aflojó la dinámica del primer tiempo, al margen del cambio con que inició el complemento: V. Claesson reemplazó a Sebastian Larsson.

En ese lapso, cuando el encuentro se empezaba a hundir en una meseta, llegó el descuento armenio; un balón robado en la mitad de la cancha, la combinación de los delanteros y Bichakhchyan disparó al arco, aprovechó el rebote y de cabeza marcó el gol de la visita que achicó el marcador en 2-1 para Suecia.

Ahí fue Andersson el que reaccionó y determinó hacer también cuatro modificaciones para despertar a su equipo. Entonces, a los 71′ E. Krafth entró en lugar de M. Lustig, Quaison ingresó por D. Kulusevski, el delantero M. Berg ocupó la posición de A. Isak y M. Svanberg reemplazó a A. Ekdal. También Armenia realizó una variante; a los 73′ A. Khachumyan entró por A. Calisir.

Reaccionó Suecia. Se paró unos metros más adelante y a los 79′ avisó con un cabezazo de Danielsson que se fue un poco arriba del travesaño. La visita hizo una nueva modificación y a los 83′ Z. Shaghoyan entró en lugar de S. Adamyan mientras que en el equipo escandinavo, K. Sema reemplazó a E. Forsberg a los 84′ de juego.

Y a los 84′ liquidó el partido. Un balón que parecía controlar Bayramyan y sin embargo recuperó con astucia Kristoffer Olsson, habilitó al medio a Robin Quaison y este puso el pase exacto en profundidad para Berg, quien definió suave por encima de la salida del arquero visitante. Y el encuentro quedó 3 a 1 para Suecia.

Fue el final del partido. Le quedó un sabor dulce al conjunto de Suecia. Fue superior al rival, supo dominarlo y sacar ventaja, se perdió varios goles, un penal fallado, y dejó la sensación que el marcador pudo ser más amplio. Ahora llega el momento de la verdad. El UEFA EURO 2020, con todas sus ilusiones y promesas de emociones, Suecia quiere ser protagonista.

Hernán O’Donnell