Las manos de Vicentini aseguraron el ascenso de Sarmiento

Fue clave en el primer tiempo, muy importante en el segundo y decisivo en la definición por penales. Manuel Matías Vicentini, el arquero nacido en Sanford, Provincia de Santa Fe, que llegó a Boca tras pasar por la Academia Griffa, que debutó con todas las ilusiones en 2012 en una gria por Colombia y Venezuela, que desde hace unos seis años se estableció en Junín para defender el arco de Sarmiento, en una tarde-noche de la Ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz se puso el traje de héroe y en un deporte donde los pies son los principales protagonistas, las manos del arquero, entre atajadas clave y el último penal de la serie que pudo detener, fueron el arma decisiva para el ascenso de Sarmiento de Junín a la Liga profesional de Fútbol.

Estudiantes salió decidido, como siempre. A los 10″ tuvo una primera chance, apenas comenzó el partido. Abrieron a la izquierda para Suárez, este largó el pelotazo al área, cabeceó Sepúlveda y habiltió a Cainelli, quien superó la salida de Vicentini y cuando iba a convertir llegó Mancinelli para sacarla al corner.

Con esa forma de jugar característica, con sus laterales Benavídez y Lucas Suárez lanzados de modo permanente al taque, con Beraldi como estandarte de la lucha y el combate en la mitad de la cancha. Con Bottino adelantado, y Hesar y Sepúlveda en el frente de ataque, con movimientos inteligentes, fue más Estudiantes en el inicio, dejó una imagen superior, de equipo dominante y confiado en sus armas; Sarmiento estaba incómodo, sin poder encontrar el balón. Quiroga no hallaba socios y Vismara debía desdoblarse para luchar en el centro del campo. Pero era más el conjunto de Río Cuarto. Fue más por esa presión constante, porque jugó bien adelantado y porque convirtió a Vicentini, el arquero de Sarmiento, en figura de la cancha.

A los 21′ llegó el tanto de Estudiantes; una jugada en la que Hesar se fue por izquierda, cruzó el centro al medio y Sepúlveda tocó fuerte cuando entró por el medio para marcar el 1 a 0. Era justo, por lo que había hecho el equipo de Vázquez.

Sarmiento salió recién sobre el final, cuando pudo deshacerse del asedio de los cordobeses; y encontró el gol del empate a los 38′ cuando Pombo recibió en tres cuartos de cancha, amagó por el medio, giró, y sacó un remate fuerte y esquinado que venció a Ardente. 1 a 1, y enseguida llegó el final del primer tiempo.

Los dos comenzaron el segundo tiempo con una variante. El hábil y veloz Arismendi por Hesar en el conjunto de Río Cuarto. Fabio Vázquez por Albertengo en el equipo de Marito Sciaqua.

Y comenzó mejor el conjunto de Vazquez, en esos minutos iniciales, con la velocidad desequilibrante de Arismendi por izquierda. Hasta que Sarmiento se despertó. A los 58′ llegó un centro desde la derecha, cabeceó Jonathan Torres y Ardente sacó al corner con un vuelo espectacular.

Creció Sarmiento, tomó confianza y se paró mejor en el campo. Quiroga comenzó a tomar más peso en el partido. Vazquez movió el banco. Padilla ingresó por Beraldi a los 59′; a los 66′, Ferreira entró por Comba. Le costaba ahora sostener el ritmo a Estudiantes y Sarmiento lucía un poco mejor. Ya había pasado el largo sufrimiento. A los 73′ entró Borasi por Pombo en el equipo de Junín, y el partido ya estaba equilibrado. Iban golpe por golpe, no se guardaban nada y llegaron a los minutos finales con todas las emociones juntas.

A los 80′ fue expulsado el lateral Suárez, de Estudiantes, por doble amonestación. De ese tiro libre llegó el centro y el cabezazo de Jonathan Torres que se estrelló en el travesaño. Sarmiento parecía iluminado, contaba con un hombre más y demostraba que podía lastimar; pero salió el contragolpe de Estudiantes, la falta de Martín García y su consecuente expulsión por doble amarilla, a los 82′. En dos minutos, pasó de todo y todo quedaba equiparado.

Garnier entró en lugar de Sergio Quiroga a los 83′, a los 84′ Gabriel Graciani realizó una espléndida maniobra individual y sacó un tiro que se fue un poco alto, en una clara posibilidad. Vazquez fue por dos cambios más; a los 85′ Vester entró por Bottino, para que Benavidez pase al lateral izquierdo, y Néstor Ortigoza ingresó en lugar de Cainelli, en el equipo de Río Cuarto. Y tuvo tres chances más: a los 87′ Padilla, de tijera, sacó un remate que pasó cerca del palo derecho de Vicentini. A los 88′ ortigoza combinó con Padilla, este habilitó a Ferreira y su cabezazo se fue afuera. yb la última fue a los 90+3′, cuando Arisemndi sacó un remate fuerte y preciso que Vicentini contuvo en forma brillante.

Era el preludio de lo que iba a pasar. de la figura del arquero del equipo de Junín que iba a tener su noche consagratoria.

La tanda de penales comenzó con el remate alto de Torres, en una noche que lo encontró peleado con el arco. Ortigoza convirtió para Estudiantes con su notable jerarquía. Se imponía 1-0 el celeste.

Garnier y Ferreira convirtieron y el encuentro siguió 2-1 para Estudiantes.

Graciani hizo el gol necesario para Sarmiento en la tercera tanda, y el disparo de Luis Ardente pegó en el palo derecho de Vicentini, que había elegido el otro palo. El partido quedaba 2-2 con un penal errado por cada equipo.

Mancinelli metió un buen tiro y Vester convirtió con un remate alto. 3 a 3. Y a definir en la última tanda, o seguir…

Vismara no dudó. “Cerré los ojos y le pegué”, dijo después del partido. Fue gol. La responsabilidad le quedó a Sepúlveda, de gran partido y encomiable esfuerzo. Pateó a la derecha de Vicentini, que tenía predestinada la estrella de la noche. Hacia allí viajó, sacó el balón, y dejó el partido 4 a 3 para Sarmiento, en tanto los compañeros lo abrazaban lo apretujaban y desataban la locura.

Así es el fútbol. Estudiantes había sido más en los noventa minutos, había hecho méritos futbolísticos y acumulado situaciones. Pero Sarmiento se apoyó en su esfuerzo, en el sacrificio colectivo, en no resignarse nunca y en la actuación de su arquero Manuel Vicentini que tendrá, para toda la vida, una noche para recordar.

Hernán O’Donnell