Con dosis de buen fútbol, Atlanta sostiene su ilusión

La Primera Nacional entró en su etapa de definiciones y arde al calor de este Enero de 2021, que nos trae días de alta temperatura y de partidos calientes, en la búsqueda del segundo ascenso a la Liga Profesional. El primero ya lo conquistó Sarmiento (Junín), y por el segundo hay una lucha encarnizada, como la que protagonizaron Atlanta y Ferro Carril Oeste, en el Estadio de Platense. Dos equipos de larga tradición en nuestra Primera División. Dos equipos, Atlanta y Ferro, que eran caracterísiticos del fútbol grande en la década de los ’70 y también en los ’80, aunque el “Bohemio” tuvo allí sus primeros resbalones.

Pero el equipo de Villa Crespo contó con grandes futbolistas y buenos conjuntos en esos locos años ’70, que lo llevó a pelear el Campeonato Nacional 1973 en el cuadrangular final que ganó Rosario Central y del que formaron parte también San Lorenzo y River. El conjunto de Caballito fue un ejemplo como club, que coronó a su fútbol con los títulos de los Nacionales de 1982 y 1984. Los dos sueñan, desde hace tiempo, con el regreso a la máxima categoría. Y con esa ilusión, salieron a la cancha…

Ferro tuvo la primera llegada a los 5’, pero Rago salió rápido y tapó el remate de Bordacahar. Después el manejo del partido fue de Atlanta. El equipo de Villa Crespo copó la mitad de la cancha, se adueñó de la pelota y controló el partido. Una línea de cuatro, adelante Previtali, otra línea de cuatro ofensiva, con Julián Marcioni (un jugador de enorme futuro), Valdez Chamorro, Ochoa Giménez y el ex San Lorenzo, Fabricio Pedrozo, en tanto Milton Giménez se posicionaba como centro atacante, su lugar habitual. Co ese esquema y la disposición de todos le ganó el medio a Oeste, que no encontraba la fórmula. Tenía una línea de volantes con Asprea, Miranda y Gomez, en tanto Walter Busse intentaba ser el enlalce con Bordacahar y Toloza. Pero Ferro no conseguía el balón.

Hasta que llegó el gol a los 31’, tras una buena jugada colectiva, el centro de Valdez Chamorro y la aparición de Ochoa Giménezpara convertir y poner el partido 1-0. Era justo el resultado, porque Atlanta dominaba el juego. No había tenido, hasta entonces, llegadas con peligro, pero sí justificaba el marcador por su predisposición para jugar al ataque, para buscar el resultado, para intentar llegar. Tenía ganas de ganar y lo demostraba.

Ferro tuvo una oportunidad a los 38’, Grana surgió solo por derecha y cuando remató con todas las chances del mundo, otra vez la figura de “Pancho” Rago evitó la caída de su valla. Con muy poco le había alcanzado al conjunto de Caballito para asustar a su adversario. Sin demasiado juego ni vuelo, a los de Jorge Cordon les había resultado suficiente ser verticales y profundos para contar con dos situaciones a los largo del primer período.

En el segundo tiempo Atlanta golpeó de entrada. Tiro libre desde la derecha y la cabeza más alta de Nahuel Tecilla para ganarle a todos en el boca del área chica y clavar el frentazo que marcó el 2 a 0 para el conjunto que hizo las veces de local.

Ferro apeló a las modificaciones: a los 57′ ingresó un delantero más, Tomás Molina, en reemplazo de un volante que lucía errático, Gómez. Y, por una cuestión de lógica, se adelantó en el campo de juego.

A Atlanta se le hizo pesado el partido en la mitad. Ya no tenía tanto el balón y necesitaba equilibrar el medio juego, porque tenía todos hombres de características ofensivas y Previtali se debatía solo en la lucha, al margen del enorme esfuerzo de todos sus compañeros. Entonces tuvo un cambio necesario; a los 64′ ingresó un volante de marca, Agustín Bolívar en reemplazo de un creador, Joaquín Ochoa. y el esquema trocó a un 4-2-3-1. Dos contenciones, Marcioni, Valdez Chamorro y Pedrozo, y Giménez arriba.

Entonces el juego se volcó al campo local, porque Ferro también soltó amarras, lanzó a los laterales, Grana y Mazur, e intentó llegar al arco rival. Pero el “Bohemio” se acomodó y jugó el partido como lo pensó. Con cortes en tres cuartos y mucho espacio para meter contragolpes. Y varios de ellos fueron bien armados, con buena circulación de pelota, creatividad y belleza.

Ferro fue por dos variantes más. A los 77′ ingresaron L. Ferrari por R. Mazur y D. Chavez en lugar de F. Miranda; tenía que arriesgar porque la clasificación se le iba.., Atlanta también apeló al banco: a los 79′ Dramisino, volante de ida y vuelta, reemplazó a Valdez Chamorro.

Así tuvo otra chance; a los 82′ de un corner desde la derecha, Grana, en su afán de rechazar, despejó hacia su arco y el balón pasó por encima del travesaño, muy cerca. A los 83′ Diego Chavez sacó un buen remate de lejos que Rago supo controlar.

El partido se terminaba. Un último cambio en Atlanta disponía enfriar y cerrar el juego: Oyola por Marcioni, la figura de la cancha a los 90+2′. Y parecía todo dicho. Pero no, el fútbol tiene duendes, magos, sorpresas y fantasmas que aparecen en cualquier lado, momento y circunstancia. Ya iban 90+3′ cuando vino el centro de la izquierda de Ferro y Rago, de una jornada excelente, se pasó un poco, la quiso despejar, le pegó a su compañero Ramiro Fernández, le volvió a dar a él, y se le metió en el arco. Gol de Ferro cuando todo parecía concluir.

Atlanta se aferró al 2 a 1 en ese minuto que quedaba. Entre la firmeza de sus centrales, Pérez y Tecilla, la concentración de todos y el esfuerzo mancomunado, se apretó en un todo, y celebró con la gente que pudo acompañar con mucha alegría una victoria merecida.

Hernán O’Donnell