Con un final apretado, Milan venció a Bologna y se mantiene puntero

Fue un triunfo merecido. Milan ganó bien, aunque sufrió al final y estuvo cerca de ver comprometida su victoria. Porque los diez minutos de cierre y los cuatro adicionales fueron complicados, un poco por errores propios y otro poco por el optimismo del equipo local, Donnarumma tuvo varios revolcones, algunos acertados y otros fallidos, en los cuales Bologna pudo haber llegado al empate. No hubiera sido lo más justo, por lo que ocurrió en los ochenta minutos previos, pero también hubieran significado un castigo para el equipo de Pioli, que en el segundo tiempo intentó congelar el partido después de adelantarse con dos goles de ventaja.

Milan extrañó a Calhanoglu. Se acomodó con el doble pivot de la media cancha, Kessie y Tonali, mientras Saelemaekers, Leao y Rebic se ubicaban detrás de Zlatan Ibrahimovic para asistir al goleador sueco.

Bologna le propuso un partido abierto, sobre todo en el primer tiempo. Intentó jugar de igual a igual; con las subidas del japonés Tomiyasu por el lateral derecho, el trabajo en el medio de Orsolini, Nicolás Domínguez y Soriano, más la presencia de Barrow en ataque, el local procuraba mostrar sus herramientas.

Hasta que a los 25′ llegó la apertura a la derecha para el ingreso de Leao, la falta del defensor Dijks y el penal para Milan, que ejecutó Ibrahimovic y en línea con la racha adversa que lo persigue, el arquero local Lukasz Skorupski se lo rechazó. Del rebote apareció Rebic y con un tiro cruzado marcó el 0-1 para la visita.

El Milan, cuando se pone en ventaja, se vuelve un equipo difícil de confrontar. Porque sabe mover el balón, esconderlo, manejarlo, darle circulación. Amén del trabajo de los volantes, de los hombres de ataque, tiene salida por la derecha con Calabria y por la izquierda con Theo Hernández, entonces para el rival es complicado sacarle la pelota y poder atacarlo.

Bologna intentó pelearle el partido, pero en el complemento se le hizo aún más complicado cuando Adama Soumaoro despejó el balón con la mano en un centro que recibía Ibrahimovic y el Milan tuvo otro penal a favor a los 55′ que Kessie se encargo de convertir en el 0-2 para la visita con un remate suave y al medio tras observar que el arquero se jugaba a su punta derecha. Cuando quiso volver, era tarde.

Después llegaron los múltiples cambios, que le quitaron un poco de ritmo al partido. Primero actuó Stéfano Pioli. Dos cambios en la visita; a los 61′ R. Krunic entró por A. Rebic y el volante I. Bennacer ingresó para ocupar la posición de S. Tonali; a los 66′ llegaron tres modificaciones en el local: E. Vignato entró en lugar de N. Sansone, M. Svanberg reemplazó al argentino Nicolás Dominguez y A.S. Olsen ingresó en lugar de R. Orsolini.

A los 72′ ingresó Mandzukic por Leao, y allí el Milan se plantó para tener el balón, dormir el partido y tratar de jugar con el reloj.

Pero el equipo perdió movilidad. Tanto Mandzukic como Ibrahimovic son jugadores de mayor tenencia y toque que de movilidad o velocidad, como puede tener el portugués Leao. Entonces la visita cambió dinámica por retención. Y de a poco se empezó a quedar hasta enredarse en un final que lo tuvo apretado.

Bologna buscó alternativas en la segunda ventana de cambios con las dos últimas modificaciones que le quedaban. Iban 78′ cuando el delantero argentino Rodrigo Palacio reemplazó al defensor M. Dijks y el ex Milan A. Poli entró por J. Schouten; y el local fue con la última esperanza.

A los 81′ una excursión ofensiva de Hernández concluyó con la pérdida del balón, el contragolpe final, el pase de Palacio a Olsen, el centro al medio y la llegada de Poli para clavar un golazo al ángulo superior izquierdo de Donnarumma. El partido quedaba 1-2 y con toda la emoción por delante.

Bologna tuvo una clara a los 83′, con un centro pasado del medio a la izquierda, el cabezazo bajo y potente de Soriano y el esfuerzo de Donnarumma para sacarla al corner.

Después llegaron los centros, los revolcones del arquero de Milan, las oportunidades que no pudo profundizar el local y el oficio de Milan para mostrar serenidad en un final que lo encontró con el partido comprometido. Pero se aferró al peso de la camiseta, a la jerarquía de sus jugadores y gritó tres puntos que lo mantienen en lo más alto de la tabla.

Hernán O’Donnell