Arsenal se quedó con un sabor amargo bajo la lluvia de Londres

Arsenal hizo un buen partido, en líneas generales, ante el difícil Leicester, pero la falta de efectividad, el firme arquero rival y una inédita expulsión costaron caro para un equipo que venía en crecimiento.

En los primeros minutos fue el visitante quien dominó la pelota y empujó al rival hacia su campo. Fue un inicio lento, donde Arsenal se vio amenazado por la tenencia de Leicester. Poco a poco el curso del partido cambió. El habitual 3-4-3 del equipo de Mikel Arteta desde el reinicio del campeonato ofrece juego abierto con los laterales Bellerín y Tierney, con control de la pelota desde el eje Ceballos-Xhaka, disposición que resulta fundamental para el avance hacia la delantera. En el duelo de hoy, además, la inclusión de Lacazette en el once permitió que el francés fuera un gran nexo con el frente de ataque y con su pivoteo liberaba espacios para Aubameyang y Saka, que se volcaban por los costados, así como conectaba hacia afuera con ellos. Un gran partido del ex delantero del Olympique Lyon, que volvió a mostrar su talento y lo que puede aportar al equipo.

Los Gunners crecieron con el correr de los minutos, y empezaron a tener llegadas concretas al arco rival. La primera alegría llegó a los 21 minutos: un pase preciso, bien leído, de Ceballos hacia Saka por la espalda de la defensa, lo dejó cerca del arco y el juvenil sirvió la pelota para Aubameyang, que aprovechó para poner en ventaja al local. Con ese tanto, el goleador gabonés alcanzó los 20 goles en la liga actual.

En los minutos siguientes Arsenal desplegó una gran función: volvió a aproximarse al área rival, tuvo chances para aumentar la diferencia pero se encontró con una gran tarde del firme arquero Schmeichel. Esas situaciones no convertidas mostraban el buen momento del equipo de Arteta pero que no era reflejado en el marcador, y cualquier llegada de Leicester sería un peligro. Así fue que hubo un susto a los 34′: desde la izquierda, Vardy conectó con Iheanacho que la mandó a la red, pero el alivio para el local (y frustración para los Foxes) llegó al instante cuando el gol fue invalidado por una falta previa del nigeriano sobre Kolasinac.

La parte de Schmeichel fue clave para mantener al Leicester en partido y evitar que se volviera cuesta arriba: pero también en la valla de enfrente la tarea del argentino Emiliano Martínez en Arsenal fue, una vez más, notable. El puesto quedó en sus manos desde la lesión de Bernd Leno ante Brighton, en el segundo partido del reinicio. Y en cada aparición a partir de ahí, “Dibu” mostró su capacidad en un equipo tan importante. Hoy lo volvió a hacer, con seguridad ante los intentos que iban a su arco como también estuvo preciso cuando salió a cortar peligro a medida que se aproximaban a su zona.

En la segunda parte bajó la intensidad Gunner, y Leicester creció con los cambios que dispuso Brendan Rodgers. Martínez volvió a dar presente ante cada intento, y en Arsenal se volvió a ver a un Lacazette acercándose al mediocampo, laterales que hacían un ida y vuelta y se sumaban a los extremos. David Luiz estuvo cerca de convertir el segundo: probó de tiro libre y con la técnica de hacer que la pelota pique antes de llegar al arquero, pero el danés volvió a detener el intento.

Mientras Leicester continuaba con la intención de empatar, Arsenal tampoco renunció a buscar sumar otro tanto. A los 67′ casi lo tuvo, cuando Lacazette convirtió pero por offside no fue válido.

Minutos después, a los 71′, Arteta decidió mandar al campo a los jóvenes Eddie Nketiah y Joe Willock, en lugar de Lacazette, que realizaba un gran partido, y Saka. Apenas dos minutos después, a los 73′, Nketiah cometió una insólita falta que le costó la roja y el panorama cambiaba para el Arsenal. Así, los locales cedieron más la pelota y se volcaron cerca de su propio campo, para proteger la victoria con un jugador menos que su rival.

Leicester tuvo una chance clara en una jugada que Vardy quedó frente a Martínez, lo gambeteó, pero remató de costado y la pelota pasó apenas fuera del arco. El DT del conjunto londinense sustituyó a Ceballos por Torreira para sumar un jugador de características más defensivas con el objetivo de cuidar la ventaja.

Y los Foxes inclinaron la cancha contra el rival: dominaban la pelota y tenían contra las cuerdas a los Gunners. No tardó en llegar el ansiado empate para el visitante: a los 84′, un centro raso llegó a los pies de Vardy que igualó el resultado y dejó con un sabor amargo a un equipo al que otra vez se les escaparon dos puntos importantes. El equipo de Arteta terminó sufriendo en una tarde que debió haber festejado.

En un partido en el que por momentos tuvo una buena exhibición, llegó al arco rival de manera clara y pudo estirar la ventaja, Arsenal se perdió un triunfo que parecía posible y que hubiera sido importante, ante un gran rival. Había recibido varias amenazas que detuvo Martínez, pero aún así el equipo de Londres se vio influido por la inesperada roja faltando casi veinte minutos por terminar. Esa expulsión frenó sus llegadas al arco visitante y lo ató a aferrarse al 1-0. No debe cargar todo en la espalda del novato Nketiah, sin embargo. Se equivocó en esa falta, pero por otro lado no es entendible la salida de Lacazette, sumado a que hubo otras llegadas rivales antes. Los Gunners no pudieron sostener la diferencia, y terminaron quedándose con un amargo 1-1 que cortó con su racha de victorias y puso paños fríos a su sueño por acercarse a un puesto de Champions League.

Martín O’Donnell

En una tarde repleta de emociones, Werder Bremen salvó la categoría en la promoción

Llegó el día. Todo lo que contamos el jueves pasado cuando se encontraron Werder Bremen y Heidenheim en el primer partido del repechaje a la Bundesliga 1, entre el 16º de esa división y el tercero de la Bundesliga 2, el viejo Heidenheim, todo eso que rodea a las promociones y que envolvió al fútbol argentino durante más de dos décadas, se volvió a sentir a flor de piel en el segundo partido en Alemania. El drama, la emoción, los nervios y el morbo de un posible cambio de categoría entre dos equipos. Y así se repitió, una vez más, en nuestro bendito fútbol.

De movida Werder Bremen fue a buscar el partido. Salió decidido a marcar diferencias, a llevarse la serie, ganar. Al minuto tuvo una chance cuando el sueco Augustinsson lanzó un centro desde la izquierda y la entrada de Sargent no prosperó por la intervención del arquero local, Kevin Müller. Después llegó la aperura del marcador, en el amanecer del partido. Iban 2’ de juego y el defensor local Norman Theuerkauf  quiso despejar un balón que llegaba a su área por el toque de los visitantes y no hizo más que clavarla en el ángulo superior derecho de su valla. 0-1 para Werder Bremen que hacía valer su jerarquía de equipo de primera división y el gol le daba la tranquilidad del valor de haber convertido de visitante, pues ahora, cualquier empate lo iba a favorecer por la regla de que en caso de igualdad en puntos y goles, quien haya convertido más de visita será el ganador.

El dominio se hizo más intenso a partir de allí. Heidenheim parecía atado por los nervios, por la presión y ese temor escénico que siempre nos sorprende cuando estamos por dar un paso adelante en la vida. se veían fallas técnicas incomprensibles, errores infantiles con la pelota, en el manejo y en los pases, ante el fastidio del excéntrico entrenador local Frank Schmidt. Y empezó el visitante a mostrar señales de superioridad.

A los 8′ Rashica sacó un fuerte tiro de lejos que el arquero local envió al corner de un manotazo. A los 9′, un cabezazo de muy cerca de Klaassen fue rechazdo por Müller. Wreder Bremen era más en el comienzo.

Recién a los 26′ llegó la primera aproximación del local, con un tiro cruzado de Marc Schnatterer  que pasó por adelante del arco pero nadie llegó a empujarla.

Y respondió la visita con un buen tiro del estadounidense Joshua Thomas Sargent que Müller controló muy bien.

Así se cerró el primer tiempo, con la holgura del visitante y la preocupación del local que tras haber hecho una gran campaña en la Bundesliga 2, veía que su sueño de alcanzar el primer nivel se alejaba como un barrilete.

El célebre Schmidt propuso dos cambios para el segundo tiempo. Dos delanteros para refrescar el ataque de Heidenheim, que si querías ascender debía levantar mucho el tono. Stefan Schimmer y David Otto a la cancha; afuera el volante Marc Schnatterer y el delantero Denis Thomalla. Y el local salió con todo. Schimmer sacó un tremedo tiro a los treinta segundos del complemento que Pavlenka mandó al corner; del tiro de esquina vino otra situación de peligro que capturó Schimmer otra vez y su remate se fue alto. El local tenía otra cara. se había sacado los nervios y relucía otra actitud.

A los 47′ un buen centro de Busch fue conectado de cabeza por Otto pero el balón salió pegado al palo izquierdo de Pavlenka. Era otro partido. De a poco el visitante empezó a salir otra vez. a hacer pesar una mayor jerarquía. A los 55′ Milos Veljkovic sacó un buen remate que el defensor local Busch salvó al tirarse al piso. Otra chance fue a los 57′ con el disparo del sueco Augustinsson que tapó Müller. A los 58′ Sargent hizo una gran jugada individual, con dos gambetas incluidas y su tiro final fue tapado por el arquero Müller que a esta altura ya era una de las figuras más destacadas del partido.

Luego llegaron más cambios. A los 67′ T. Mohr entró por R. Leipertz y K. Sessa por N. Dorsch en el dueño de casa; en tanto Werder Bremen dispuso las variantes de F. Bartels por Y. Osako y S. Langkamp por M. Veljkovic, lesionado en el gemelo de la pierna derecha. El partido se hizo más intenso, más luchado y con dos estilos definidos. El buen toque de la visita, el respeto por el balón, tal vez una mayor jerarquía y el espíritu de lucha del local, un Heidenheim combativo y corajudo. Así, el DT dispuso la salida del lateral Busch por un volante ofensivo como Multhapu a los 77′, en un intento por empujar más hacia el área visitante. En el Bremen, N. Fullkrug reemplazó a M. Rashica a los 79′ en una variante que a algunos sorprendió por el peso y la influencia de Rashica en el partido, pero Fullkrug entró muy bien y fue importante en la tenencia de la pelota para el equipo visitante.

Los diez minutos finales fueron una catarata de emociones. Parecía que Werder Bremen lo tenía controlado, más cuando se empezó a perder goles. Primero Klaassen con un tiro combado a los 81′; luego una llegada de Bartels. Pero el fútbol es una caja de sorpresas permanente y a los 84′ un tiro lejano de Mohr se estrelló en el travesaño y el balón le quedó a Tim Kleindienst quien se lo llevó por delante y señaló el 1 a 1. El partido estaba abierto, un gol de Heidenheim cambiaba el final y el drama y la emoción se metieron en el epílogo de la novela.

La visita optó por ordenarse atrás. Un defensor, Gross, por un delantero, Sargent, a los 87′. A aguantar y jugar de contra. Y la apuesta le salió bien porque tuvo una contra de Bartels a los 89′ que derivó en un tiro de Gros y otra brillante intervención de Müller, héroe a esta altura de la ilusión local.

Pero Bartels iba a realizar otra gran jugada individual a los 90+3′, cuando ganó un balón dividido a su marcador, se fue solo al área, esperó la salida del arquero y le sirvió el pase a Augustinsson que de zurda concretó el 1-2 que parecía sentenciar el resultado.

La explosión fue del arco visitante. Los hinchas locales, que había varios desde el comienzo del partido y con el correr de los minutos se agregaron más a la partida, sintieron el golpe. Y el dolor y la angustia. Ni siquiera fue atenuado con el dudoso penal que les dio el árbitro a los 90+7′ y la conversión de  Kleindienst para el 2 a 2 definitivo.

La tristeza los encontró caídos en el campo después de haber jugado con bravura y honor el segundo tiempo. Dejaron el alma en la cancha pero no pudieron con un Werder Bremen que fue superior, que mostró la diferencia de categoría y se abrazó a la última puerta de la salvación en una promoción llena de drama y emoción, con todo lo que esos sentimientos se juegan en cada competencia deportiva.


Hernán O’Donnell