La actualidad de Milan fue el último escollo para la ilusión de Atalanta

El sueño de Atalanta se detuvo en Milano. Ahora sí parece cuestión de tiempo, unas horas no más, la consagración de Juventus y el fin de la utopía, que por un momento alcanzó a ilusionar a la castigada Bérgamo. Atalanta debía ganar en el San Siro y esperar una mano de la Sampdoria. Le hubiera puesto emoción al final del torneo, siempre con la dependencia de otros resbalones de la Vecchia Signora, pero colocarse a tres puntos, con un partidos más es cierto, por lo menos, por unas horas hubieran cargado de emoción el desenlace de la Serie “A”. Pero la igualdad en un tanto frente al ascendente Milan casi congela la última esperanza.

El primer tiempo fue dinámico, cambiante y entretenido. El visitante salió con su estilo de siempre, desfachatado, ofensivo, audaz. Muy ra´pido mostró sus credenciales, con Alejandro Gómez y Malinovskyi en la conducción, Durvan Zapata como punta de lanza y De Roon en el apoyo. Este último tuvo, a los pocos minutos, un remate preciso que se fue muy cerca del palo izquierdo de Donnarumma. El local sentía el efecto de una defensa con muchos cambios, pues en el último partido se le lesionaron Conti y Romagnoli y llegó al límite de tarjetas Hernández. Calabria, Gabbia y Laxalt fueron sus reemplazantes.

Milan respondió a los 14′ con un espléndido tiro libre de Calhanoglu que se coló en el ángulo superior izquierdo del arquero visitante y el partido quedó 1 a 0. Milan mostraba también sus herramientas. La habilidad de Calhanoglu, la presencia de Kessie, la velocidad de Saelemaekers, la seguridad de Donnarumma y la enorme sabiduría de Ibrahimovic.

En ese ida y vuelta que se armó en la primera parte, Biglia le cometió penal a Malinovskyi, y la ejecución del ucraniano, a los 22′, fue detenida por Donnarumma. El partido se mantenía 1-0 pero Atalanta no se iba a derrumbar. Y encontró, por su actitud, el camino a la igualdad.

De una pelota que se llevaba Lucas Biglia con el pecho, Freuler la fue a buscar, la peleó y ganó el rebote, se fue al área y sacón, incómodo, un remate al arco, que se desvió en Gabbia y Duván Zapata logró el balón para convertir ante la salida de Donnarumma. 1-1 a los 33′.

Con mucha actitud y espíritu de juego de los dos, se cerró el primer tiempo. Todo quedaba abierto para el complemento.

El segundo tiempo tuvo la misma tónica. Dos equipos que buscaron sin especulaciones. Con el estilo atildado de Milan, la audacia de Atalanta y el brillo sobresaliente de Ibrahimovic como figura estelar.

La visita arrancó con una variante: B. Sutalo ingresó por R. Toloi, pero el esquema y la propuesta era la misma del inicio; con Malinovskyi como enlace, Papu Gómez tirado a la izquierda y Zapata en el duelo con Gabbia. Pero cada contra local era una pesadilla. Y tuvo varios sustos el visitante.

El Milan movió el banco con tres cambios importantes a los 60′, cuando Pioli dispuso que G. Bonaventura entrara por H. Calhanoglu, R. Krunic ingresara por Lucas Biglia y R. Leão lo hiciera por A. Rebic. Aire, frescura y vitaminas para la creación, la llegada y el acompañamiento al gran Zlatan.

Atalanta ya había metido a Muriel por Malinovskyi, que no tuvo una buena tarde. Y el equipo iba, auqneu le costaba mucho construir juego. Eran llegadas directas, como ese tiro de Zapata que se fue muy cerca del palo derecho del arco local, tras pegar en Kjaer, después de una buena jugada individual de Muriel, a los 71′.

La respuesta fue una contra que encabezó Ibrahimovic, continuó Leao con una gran corrida y el pase abierto para el remate de Bonaventura que entre Gollini y el palo evitaron la caída de la valla visitante cuando iban 73′ del partido.

No hubo lugar para más. Las emociones se diluyeron como la caída de la tarde. Milan conservó el invicto y la buena racha desde la reanudación del certamen, Atalanta empezó a decirle adiós a la utopía del zarpazo final, que ahora sí, parece cuestión de horas para que Juventus abrace la corona.


Hernán O’Donnell