La búsqueda de la gloria perdida en el Milan no la detiene ni la propia Juventus

Partidazo. Tal como lo preveíamos en los papeles, antes de comenzar a jugarse. Porque la Juve es el mejor equipo de Italia, de eso no hay dudas, pero el crecimiento del Milan, el empuje del equipo y todo lo que demostró en la reanudación del certamen nos daba la pauta de que podíamos ver un encuentro con paridades, cosa que no es habitual en las presentaciones del puntero de la Serie “A”.

Dos dibujos tácticos diferentes; línes de cuatro en el Milan con Donnarumma al arco, Conti, Kjaer, Romagnoli y Hernández; Kessie y Bennacer adelante de ellos; Saelemaekers por fuera, Rebic en el medio se alternaba la posición de delantero central con Ibrahimovic y Paquetá por izquierda. Un planteo compacto, con el retroceso de los extremos para ayudar a los dos volantes medios y la concentración de todos.

Arrancó la visita con mayor presnecia en el campo. La solidez del polaco Szczesny en el arco, la salida clara permanente de Cuadrado, fijo Rugani, con más salida Bonucci y la proyección de Danilo; en el medio Bernardeschi tirado a la derecha con permiso para subir al ataque siempre, la fineza de Bentancur, el trajín de Pjanic y la dinámica de Rabiot. Y dos tanques adelante: Gonzalo Higuaín y Cristiano Ronaldo.

A los 9’ avisó la visita con un tiro libre de Bernardeschi que Bonucci no alcanzó a conectar cuando la pelota cruzó toda el área; a los 12′, un tiro tremendo de Ronaldo se fue apenas desviado. Juventus quería imponer su autoridad, pero enfrente estaba un equipo que crece fecha a fecha y le iba a dar pelea.

Apareció el Milan a los 22′ con un buen enganche de Zlatan y su tiro fue contenido por el polaco Szczesny. Volvió a tener una jugada parecida a los 24′ cuando Hernández habilitó al sueco y este sacó un buen tiro que rechazó el arquero visitante.

El primer tiempo se fue con emociones al final, porque lo tuvo muy claro Higauín con una excelente media vuelta y Donnarumma contuvo abajo, cerca de su palo derecho. Y de contra Ibrahimovic se fue al gol, pero un off side previo le interrumpió la maniobra.

En el complemento, Milan salió con un cambio y con la misma mentalidad. Ir a buscar el partico. El hábil Calhanoglu entró por Paquetá. que había sufrido a la hora de retroceder y marcar. Pero Juventus metió dos puñaladas fuertes, de esas que pueden hacer doler. Primero, a los 46′ Rabiot encaró una jugada individual desde su campo se fue a toda velocidad, se metió en diagonal tras un tunel a Hernández, Higuaín le arrastró la marca de Kjaer y sacó un terrible zurdazo para marcar el 0-1.

Después llegó el segundo gol. Fue un pelotazo largo desde la derecha que Romagnoli intentó cortar de cabeza, falló, Kjaer salió muy cerca de su compañero y el balón le quedó a Cristiano Ronaldo, quien no falló para definir ante la salida de Donnarumma. 0-2 a los 52′ de juego y una sensación de bronca recorrió al San Siro, porque el Milan no había hecho un mal partido hasta entonces. Al contrario, como lo preveíamos, había construído un encuentro parejo.

No se volvió loco el equipo de Stéfano Pioli y se aferró a sus convicciones. No se dio por vencido. Reaccionó. Metió un segundo cambio: a los 59′ R. Leão entró por A. Saelemaekers. Y descontó por un tiro penal de Zlatana Ibrahimovic a los 61′ para estar otra vez en partido.

Todo lo que contagia Zlatan se vio otra vez reflejado en el equipo.

Y fue más el Milan. Más entero, con la confianza por las nubes y una actitud muy positiva llegó al empate mediante una aparición de Kessie en el área rival para marcar el 2 a 2 a los 65′ de juego. Más sereno, a los 66′ G. Bonaventura reemplazó a. Ibrahimovic, que ya había cumplido su función de líder para enderzar la nave; y cuando Juventus comenzaba a preguntarse que pasaba, llegó el gol de Leao a los 76′ para dar vuelta la película y poner el resultado 3 a 2 para el local.

Maurizio Sarri intentó un volantazo, con tres cambios: B. Matuidi por A. Rabiot, Douglas Costa por G. Higuain y A. Ramsey por M. Pjanic a los 68′ de juego. Pero pareció inútil, casi un manotazo de ahogado cuando ya el partido, en lo futbolísitico y en lo espiritual estaba en manos de Kessie, Bennacer, Rebic, Calhanoglu, Kjaer, Romagnoli…

No mostraba rebeldía Juventus. Más bien lucía desconcertado después de los tres goles casi consecutivos que le marcó el local y sus jugadores eran como piezas desparramadas en la cancha, inconexas y sin brújula.

Recién tuvo una oportunidad a los 77′, tras un tiro de esquina que conectó Rugani de cabeza y tapó muy bien sobre la línea Donnarumma. Pero si alguna ilusión le quedaba, el Milan se la iba a hacer añicos. Un pase fallido de Alex Sandro, que había entrado por Cuadrado un minuto antes, en una salida por el lateral izquierdo, pretendió cruzar hacia la derecha pero el balón lo recibió Bonaventura dentro del área, y habilitó a Rebic quien no falló en su remate: 4 a 2 a los 79′ y partido revertido.

Quedaron las variantes finales que no alteraron el desarrollo. Iban 81′ cuando D. Calabria entró por A. Conti y R. Krunic por A. Rebic en el local. Milan ya había dado una muestra más de su gran recuperación en el juego desde la reanudación, el crecimiento en cada uno de los partidos, ese ascenso que mostramos y comentamos desde hace varias semanas en esta página y coronó una victoria amplia, contundente y merecida ante el mejor equipo de la Serie “A” en otro paso más a recuperar la gloria perdida.


Hernán O’Donnell